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lunes, 23 de noviembre de 2020

Callejero de Burguillos: La calle Cisne

   Mostramos imágenes (realizadas por Google Maps en junio de 2011) de la calle Cisne, en Burguillos.

   La calle (desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos) está dedicada al Cisne, ave de la orden de las Anseriformes; y de la familia de las Anatidae.
   Ave inconfundible por su enorme tamaño, su blanco plumaje y su larguísimo cuello, el cisne vulgar es un visitante ocasional de las zonas costeras del norte peninsular. Además de estos escasos viajeros, procedentes del centro y norte de Europa, en nuestro país existen algunos pequeños núcleos reproductores de aves semisalvajes procedentes de las numerosas introducciones de la especie que se han llevado a cabo en parques y jardines.
   Al Cisne común se le identifica por su gran tamaño —el mayor de los cisnes europeos (con una longitud de entre 145-160 cms., y una envergadura de entre 208-238 cms.)—, de largo cuello y plumaje completamente blanco, posee unas cortas y fuertes patas de color negro, así como un pico anaranjado con los bordes negros y una gran protuberancia, también negra, en la base de la mandíbula superior. Los jóvenes, pardo-grisáceos y con el pico de color gris, adquieren el plumaje definitivo del adulto al segundo invierno de vida. El voluminoso cuerpo del cisne vulgar, unido a la escasa longitud de sus patas, hace que sus movimientos resulten bastante torpes en el suelo; no así sobre el agua, por donde se desplaza majestuosamente, o al ejecutar su potente vuelo, durante el cual adopta una postura muy característica, con el largo cuello estirado, que lo hace fácilmente reconocible.


   Emite diferentes reclamos, de los cuales el más frecuente es un wiarrjj muy vibrante y metálico. También produce algunos siseos o bufidos cuando se muestra agresivo.
   Se distribuye de forma originaria por el norte de Europa, gran parte de Rusia y diferentes regiones de Asia central. Esta especie, sin embargo, se ha venido introduciendo en buena parte del continente europeo desde el siglo XVI a partir de las poblaciones norteñas, de tal manera que en la actualidad existen numerosos núcleos reproductores dispersos por toda Europa central y occidental en los que resulta difícil separar las poblaciones salvajes de las semisalvajes. Ha sido introducido también en Norteamérica, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. No presenta subespecies.
   Durante el invierno, sobre todo en años particularmente fríos, algunos ejemplares de cisne vulgar —siempre en escaso número— procedentes del centro y norte de Europa, así como de Francia, llegan al norte peninsular, donde se instalan fundamentalmente en las zonas costeras. Nuestro país cuenta, además, con algunos núcleos semisalvajes reproductores en Cataluña, Cantabria y Almería, procedentes de las numerosas introducciones llevadas a cabo con fines ornamentales.
   Las poblaciones europeas más norteñas de cisne vulgar muestran un carácter marcadamente migratorio, que las lleva a invernar en Países Bajos, Francia o las islas Británicas, en tanto que los nidificantes en Rusia migran hasta las costas de los mares Negro y Caspio, así como a Turquía, Grecia o la India. Los demás núcleos reproductores europeos —incluidos los españoles— son sedentarios, si bien pueden efectuar desplazamientos de poca distancia hacia costas más abrigadas cuando las condiciones meteorológicas resultan particularmente adversas.

   La población europea de cisne vulgar se estima en 86.000- 120.000 parejas reproductoras. En España se cuenta con unos pocos individuos reproductores y con un escaso número de invernantes.
   En sus áreas de cría, el cisne vulgar ocupa, preferentemente, lagos apartados, marismas y, en general, humedales con abundante vegetación emergida. Para la invernada, por el contrario, suele preferir emplazamientos costeros.
   Se alimenta de una gran variedad de plantas acuáticas y palustres, que obtiene sumergiendo completamente la cabeza en el agua.
   No es infrecuente, sin embargo, que incluya en su dieta alimento de origen animal, como insectos acuáticos, moluscos y algún pequeño vertebrado.
   Es un ave bastante sociable tanto en migración como durante la invernada; en la época de cría, por el contrario, muestra un carácter más arisco y territorial. Los nidos se sitúan relativamente cerca del agua, sobre islotes de vegetación acuática, y consisten en toscas y voluminosas plataformas que pueden llegar a alcanzar 2 metros de diámetro por 4 metros de altura. En estas enormes estructuras, la hembra deposita, entre marzo y abril, de cinco a ocho huevos de gran tamaño —los mayores de la avifauna europea—, de textura rugosa y de coloración muy pálida y variable (de verdosa a azulada). La incubación dura entre 35 y 41 días, transcurridos los cuales eclosionan los huevos. Los pollos son nidífugos y, al poco de nacer, ya nadan junto a sus padres —a veces sobre ellos— en busca de alimento. Tras un largo desarrollo de 120-150 días, los jóvenes cisnes son capaces de realizar sus primeros vuelos, aunque el grupo familiar se mantiene unido hasta la llegada del invierno; en ese momento, los adultos expulsan a los juveniles, que se unen a otros individuos de su misma edad para formar pequeños grupos que se desplazan erráticamente durante toda la estación fría.
   La principal amenaza que sufre la especie es la alteración de los medios acuáticos. El cisne vulgar se encuentra incluido en el Libro Rojo de las aves de España en la categoría de “Casi amenazado”.


   La calle Cisne está situada en el barrio de El Ejido. Es una calle que parte de la calle Garza, finalizando en la calle Manuel Medina, siendo final de las calles Pelícano, Marifé de Triana, y una sin denominación. Tiene una longitud de 75 metros aproximadamente, siendo peatonal en su totalidad, con unos escalones a lo largo de su recorrido para salvar el pequeño desnivel existente, enlosada y alumbrada por farolas funcionales. Está conformada por viviendas V.P.O. en su acera izquierda, mientras que la derecha la conforman los laterales de otras viviendas V.P.O. de una y dos plantas en altura, formando parte de una zona residencial. Señalar también que unos naranjos dispuestos en el centro de la calle ornamentan esta vía.
   La calle Cisne es, históricamente, una vía moderna, puesto que fue creada con las primeras expansiones del Burguillos moderno, aprovechando parte del antiguo recinto ferial a finales del siglo XX, de ahí su sencillo comentario.  

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