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Historia, Patrimonio, Arte, Bibliografía, Hemeroteca, ... sobre nuestro pueblo: BURGUILLOS

lunes, 28 de octubre de 2019

Bibliografía: Capítulo XXXV "La milicia de Burguillos" del libro "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia" de Francisco Rodríguez Hernández, de 1999.

   Mostramos en Historia de Burguillos el capítulo XXXV del libro "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia", de Francisco Rodríguez Hernández, editado por el Ayuntamiento de Burguillos y la colaboración de la Diputación de Sevilla en 1999, y que trata sobre La milicia de Burguillos, ocupando las páginas 159 y 160 de dicha monografía y que pasamos a transcribir íntegramente:
Pág. 159 del libro "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia".
La milicia de Burguillos
   Durante el reinado de los Austrias, los actos de piraterías que se abatían sobre nuestras ciudades costeras, fueron, desgraciadamente, y en muchos casos, una sangrante realidad. Recuérdese por ejemplo, la acción inglesa de 1589 sobre La Coruña, aunque en este caso resultó fallida, ante la tenaz y valiente resistencia ofrecida por los españoles, entre los cuales destacó la intrépida María Pita, provocando la retirada de los atacantes, tras ocasionarles importantes bajas.
   También el intento de invasión de Portugal, so pretexto de ayudar al pretendiente don Antonio, que Drake y sus compinches pretendieron imponer, con resultado igualmente adverso para ellos.
   Y la posterior acción llevada a cabo contra Vigo, que sufrió saqueo y el incendio de sus barcos, surtos en la rada.
   Pero nada es comparable al terrible saqueo de Cádiz, llevado a cabo por los ingleses, en julio de 1596, con el incendio de la ciudad, de la que quedaron en pie sólo 290 casas, de las 1.203 con que contaba por esas fechas. El sufrido pueblo soportó esta estremecedora presencia durante 15 días, después de los cuales, se marcharon con un botín cuantioso en joyas, cuadros, oro, plata, etc., más importantes rehenes, por los que luego exigieron elevadas sumas en concepto de rescates. La proverbial desorganización española, hacía posible estos desmanes.
   Pero en las fronteras interiores, no nos iba mejor las cosas, pues a las diferencias con Francia, había que agregar las de Portugal, quién además de no aceptar en ningún momento, su unión con la corona de España, se hallaba siempre en una situación de franca resistencia, y no desperdiciaba ocasión de crear continuos problemas, que en parte tenían su origen en el incumplimiento por nuestra parte, de muchas de las promesas hechas por Felipe II, en 1581, generando con ello una situación de rechazo y odio, hacia todo lo español, aunque sin estos pretextos también era visible su falta de favorable disposición. A todo lo cual, el Conde Duque de Olivares, y su vacua y equivocada política, contribuía a incrementar. Todo ello terminó con el motín de Évora, en 1637, cuya violencia fue dominada por el rey.
   Por lo expuesto, las autoridades españolas consideraron de ineludible necesidad, establecer en lugares importantes de nuestras fronteras, una presencia lo mejor organizada posible, de hombres en disposición de lucha, para el caso de necesitarse su participación.
   Estas milicias la constituían, nobles arruinados y venidos a menos, voluntarios, y en casos especiales  se  recurría  a penados procedentes de los presidios, que iban principalmente, destinados a 
Pág. 160 del libro "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia".
galeras, de donde era más difícil escaparse. También se empleaba el procedimiento de las levas, que afectaba a los hombres en edades comprendidas entre los 15 y 60 años.
   Había también establecidos los llamados Caballeros quantiosos, que estaban en la obligación de tener caballo y armas, para acudir de inmediato, en momentos de necesidad o peligro de actos de piraterías.
   Vamos a ver de que manera afectaba, todo lo que vengo refiriendo, a la Villa de Burguillos.
   Tengo a la vista, una escritura que autoriza el escribano público don Gregorio Muñoz, a la que he modernizado la ortografía y es como sigue:

          En la Villa de Burguillos, en jueves primero de junio, de este año de mil seiscientos treinta y cuatro, el sargento mayor, Juan Merino Pacheco, que lo es del partido de Alcalá del Río, en que se incluye esta Villa, vino a ella con comisión del señor Asistente de la ciudad de Sevilla, a hacer lista y memoria de todas las personas, vecinos, estantes y habitantes que hay en esta Villa, capaces para tomar armas, y qué armas hay, aderezos y pertrechos de guerra; su fecha en Sevilla, en veinticuatro de mayo pasado de este año. Y para poner en ejecución lo contenido en su comisión, el dicho sargento mayor, juntó en la plaza pública de esta Villa, a Bartolomé Márquez de la Barrera, alcalde mayor, Benito Gómez, alguacil mayor, Gregorio Muñoz, el viejo, regidor y sargento de la milicia de esta dicha Villa, y Francisco Pérez, soldado; todos oficiales y soldados de la milicia de esta dicha Villa; y estando juntos hicieron la dicha memoria y lista en la manera siguiente: (hay una larga relación de nombres, que no hace falta incluir. También se refiere a las calle Real y Borbollón) y sigue:
          Por manera que suma y monta, todas las personas alistadas en esta memoria, que declararon ser capaces, para tomar armas, setenta y siete: veinticuatro los de la milicia, y los demás, vecinos, estantes y ausentes, y asimismo declararon, que todos los soldados de la milicia, están prevenidos con sus armas, con que hacen alarde en sus ocasiones, y los demás vecinos, lo más de ellos han de estar prevenidos de escopetas, piezas, arcabuces, espadas y dagas, porque habrá ocho años, poco más o menos, que siendo asistente el señor don Fernando Fariña, fijó que todos los vecinos de esta Villa comprasen, como compraron, las dichas armas, y como en esta Villa, no hay casas de posada de armas, ni munición, ni dichos pertrechos de guerra, y de esta Villa a la de Alcalá del Río, hacia Sevilla, hay una legua, y a la ciudad de Sanlúcar, que es el puerto más cercano de la mar, hay dieciocho leguas; y en esta conformidad acabó de hacer la dicha diligencia, en este dicho día, primero de junio de este año de mil seiscientos treinta y cuatro, y los que supieron firmaron en el Registro.- Firman: Benito Gómez, Bartolomé Márquez y Gregorio Muñoz, escribano público.- (Arch. de Protocolos.- Sevilla, legajo 3249 PB).

   Dado el contenido de esta escritura, se deduce fácilmente que más de un vecino de la Villa, participaría activamente en algunas de las frecuentes escaramuzas bélicas, que por aquellos tiempos, asolaban a España, unas veces por instigación externa, y otras provocadas por ella misma, que de todo hubo en la viña del Señor.

lunes, 21 de octubre de 2019

Geografía: El arroyo del Chorrito, en Burguillos

   Mostramos en Historia de Burguillos una pequeña reseña del Arroyo del Chorrito, de Burguillos. Señalar que toda la información aquí mostrada proviene del Instituto Geográfico Nacional, Geoenciclopedia y de Google Maps.
Mapa del término municipal de Burguillos en el que aparece el Arroyo del Chorrito.
  Los arroyos son flujos de agua casi continuos, pero a diferencia de los ríos, su longitud es menor así como su caudal, entendiendo este como el volumen de agua que contiene. Seguramente has escuchado que un río es muy caudaloso; esto alude al hecho de poseer “mucha agua”, lo que no sucede con los arroyos. Los arroyos son pequeños y de escasa profundidad, con márgenes casi verticales compuestos de suelo y sedimento en vez de roca. Su caudal puede variar en las distintas épocas del año, por lo que durante algún tiempo el flujo de agua de algún arroyo se ve interrumpido y se seca. Esto es más común en épocas de sequía o de falta de lluvias en verano o invierno.
Mapa de parte del término municipal de Burguillos en el que aparece el Arroyo del Chorrito desde su nacimiento hasta llegar a la altura del enclave de los Bodegones.
   Al igual que otros cuerpos de agua, pueden desembocar en el mar o en grandes cuerpos de agua dulce. Poseen un lecho rocoso y muchos son fácilmente vadeables, es decir, pueden cruzarse a pie, sin necesidad de una embarcación. La navegación en los arroyos es normalmente posible solo para embarcaciones muy pequeñas y únicamente cuando el caudal lo permite, puesto que sería imposible para un barco navegar por tan pequeño cuerpo de agua.
Mapa de parte del término municipal de Burguillos en el que aparece el Arroyo del Chorrito desde su paso por el enclave de Los Bodegones hasta llegar al casco urbano de Burguillos.
   Pese a sus reducidas dimensiones, los arroyos constituyen una gran parte de las aguas de una región o un país, ya que se originan con relativa facilidad. Por ejemplo, un pequeño chorro de agua que cae de un glaciar o una depresión en el suelo cuya agua proveniente de las lluvias se desborda tierra abajo pueden originar un curso de agua pequeño que llega a tomar las características de un arroyo. Con frecuencia su existencia depende del agua de las lluvias.
Mapa de parte del término municipal de Burguillos en el que aparece el Arroyo del Chorrito desde el enclave del Chorrito hasta su desembocadura en el Arroyo Paso de la Villa, justo antes de pasar éste último bajo el puente sobre la ctra. A-460.
   Algunos arroyos ostentan un nombre con el que lo conocen los pobladores de una región, pero muchos, debido a que tienden a secarse, carecen de un nombre fijo y ni siquiera figuran en los mapas. A menudo son considerados poco importantes ya que no llevan agua durante todo el año como los ríos, pero conforman un valioso recurso para los seres vivos e incluso para los ríos, cuyas aguas pueden ser alimentadas por las de los arroyos.
Fotografía aérea de parte del término municipal de Burguillos en el que aparece el Arroyo del Chorrito desde su nacimiento hasta llegar a la altura del enclave de los Bodegones.
   Sí, es posible diferenciar algunos tipos de arroyos por sus características particulares. Por ejemplo, los llamados arroyos de cabecera son las secciones donde comienzan los ríos y por ende, son las partes más altas de estos. Una clasificación de corrientes las separa según su relación con el tiempo. Así, los arroyos son perennes si sus aguas fluyen durante todo el año, son intermitentes si solo fluyen durante ciertas épocas del año y efímeros cuando sus aguas fluyen únicamente después de llover.
Fotografía aérea de parte del término municipal de Burguillos en el que aparece el Arroyo del Chorrito desde su paso por el enclave de Los Bodegones hasta llegar al casco urbano de Burguillos.
   No importa su tamaño; los arroyos son una fuente de agua para cualquier ser vivo que la necesite. Los arroyos, por más pequeños que sean, son una fuente de agua para cualquier ser vivo que la necesite. Los más grandes y los perennes conforman todo un hábitat para muchas especies de peces y anfibios y proporcionan agua tanto a estos como a animales más grandes. Peces como las percas, las mojarras, y los bagres; aves como patos y garzas; mamíferos como las nutrias, los puercoespines, las ardillas, las zarigüeyas y los murciélagos; anfibios como los sapos y las ranas: todos estos y más animales pueblan arroyos de distintas partes del mundo. A lo largo de crecen hierbas, plantas cortas y árboles adaptados a la presencia de agua, así como musgos.
Fotografía aérea de parte del término municipal de Burguillos en el que aparece el Arroyo del Chorrito desde el enclave del Chorrito hasta su desembocadura en el Arroyo Paso de la Villa, justo antes de pasar éste último bajo el puente sobre la ctra. A-460.
   La contaminación, la explotación de sus recursos, el uso de su suelo como terrenos de cultivo y en general la urbanización son amenazas vigentes que ponen en peligro o terminan con los arroyos, lo que a su vez afecta a los seres vivos incluidos los humanos.
Vista del Arroyo del Chorrito aguas arriba del puente sobre la carretera A-8013
   Los arroyos permiten la recarga de agua de humedales, ríos, lagos y otros cuerpos de agua. Brindan un hogar, alimento y refugio a cientos de especies animales y vegetales, contribuyen a mitigar los daños de las inundaciones y filtran contaminantes. Estas bondades son posibles solo si los arroyos mantienen su estado natural óptimo.
Vista del Arroyo del Chorrito aguas abajo del puente sobre la carretera A-8013
   El Arroyo del Chorrito (que transcurre íntegramente por el término municipal de Burguillos), es un afluente del Arroyo Paso de la Villa, que a su vez lo es del Arroyo de la Huerta Abajo, y entonces toma el nombre de Arroyo de Gabino (ya en el término municipal de Alcalá del Río), siendo un afluente del río Guadalquivir, por su margen derecha. El origen del Arroyo del Chorrito es un afloramiento al sur del Cerro del Moro a unos 295 m. de altitud, a 4,77 km en línea recta del ayuntamiento de Burguillos. Sus aguas se vierten en el arroyo Paso de la Villa, justo antes de cruzar éste último bajo el puente de la carretera A-460 (de Guillena a Villaverde del Río).
Vista del Arroyo del Chorrito aguas arriba sobre el vado del Camino de Los Molinos.
   Tras su nacimiento al sur del Cerro del Moro, el Arroyo del Chorrito se dirigen al sur por el paraje de Los Cardonas, junto a la Casa de los Cardonas, tomándo por su izquierda dos pequeñas escorrentías, para llegar al enclave de Los Bodegones e inmediatamente llegar a El Chorrito, para cruzar posteriormente bajo un puente de la carretera A-8013 (de Alcalá del Río a Castilblanco de los Arroyos), y discurrir tangencialmente al casco urbano de Burguillos junto a las nuevas urbanizaciones del Señorío de Burguillos, y el paraje del Rubial Chico, para tras recibir las aguas de otra escorrentía, cruzar el camino de Los Molinos, pasar junto al paraje de La Estacada y desembocar en el Arroyo Paso de la Villa metros antes de que éste pase bajo el puente de la carretera A-460 (de Guillena a Villaverde del Río).
Vista del Arroyo del Chorrito aguas abajo sobre el vado del Camino de Los Molinos.
   Nuestro Arroyo del Chorrito no lleva agua durante todo el año, dependiendo enormemente de las lluvias que alimentan los afloramientos que lo surten, y por otra parte es destacable porque en los inicios de la Romería a Nuestra Señora del Rosario (años '40 del siglo XX), ésta transcurría en sus inmediaciones, junto al paraje conocido como El Chorrito. 
Vista del Arroyo del Chorrito (a la derecha) poco antes de desembocar en el Arroyo Paso de la Villa, justo antes de pasar bajo el puente sobre la ctra. A-460.
   La denominación del Arroyo del Chorrito es inequívoca puesto que el poco caudal es sintomático de este arroyo, de ahí el origen etimológico de nuestro Arroyo del Chorrito.

lunes, 14 de octubre de 2019

Documentación: La aprobación de las carreteras de Burguillos, en el Real Decreto de 14 de febrero de 1879.en la Gaceta de Madrid del 16 de febrero de 1879.

   Mostramos en "Historia de Burguillos" la noticia recogida en "La Gaceta de Madrid", editado en la capital del reino, sobre el Real Decreto del Ministerio de Fomento para la aprobar el plan de carreteras de la provincia de Sevilla, y en el que aparece nuestro pueblo, y publicado el 16 de febrero de 1879, y que se conserva en el archivo de la Biblioteca Nacional de España.
   "La Gaceta de Madrid"; fue una publicación periódica oficial editada en Madrid desde 1697 hasta 1936 en la que fue sustituida en la práctica por el denominado Boletín Oficial del Estado. La Gaceta, en el momento de su nacimiento, estaba dirigida y administrada desde la iniciativa privada. Esta circunstancia varía por completo durante el reinado de Carlos III, quien, en 1762, decide otorgar a la Corona el privilegio de imprimir La Gaceta. De esta forma, la publicación pasa a convertirse en un medio de información oficial que refleja los criterios y decisiones del Gobierno.
   Posteriormente, por la Real Orden circular del Gobierno dirigida á todas las autoridades del reino de 22 de septiembre de 1836, se establece que los decretos, órdenes e instrucciones que dicte el Gobierno se considerarán de obligación desde el momento en que sean publicados en La Gaceta. De este modo, La Gaceta pasaba a convertirse en un órgano de expresión legislativa y reglamentaria, característica que conservará hasta la actualidad.
   En cuanto a la estructura de La Gaceta, es en 1886 cuando se establece que la publicación sólo contendrá documentos de interés general (leyes, decretos, sentencias de tribunales, contratos de la Administración Pública, anuncios oficiales, entre otros); asimismo se establece un orden de preferencia en la publicación de las disposiciones que atiende a criterios de urgencia y un orden de prioridad de la inserción de documentos: Leyes, Reales Decretos, Reales Órdenes. Por último, se prescribe que, dentro de cada sección, el orden de publicación ha de ser el de antigüedad de los Ministerios, siempre tras la Presidencia del Consejo de Ministros. Toda esta estructura será perfilada por una Real Orden de 6 de junio de 1909.
   Por lo que se refiere a la denominación, previamente había recibido nombres como Gazeta nueva de los sucesos políticos y militares (1661-1662), Gaceta ordinaria de Madrid (1667-1680) o Nuevas ordinarias de los sucesos del Norte (1683-1697). En 1697 empezó a publicarse como Gaceta de Madrid, nombre que mantendría, con transitorios cambios de denominación, hasta entrado el siglo XX. Es importante resaltar que en determinados momentos históricos convivieron, al mismo tiempo, varios diarios oficiales con denominaciones distintas.
   En 1936, tras el estallido de la guerra civil, adoptó el título Gaceta de la República: Diario Oficial en noviembre de dicho año. Esta publicación sería sustituida tras el fin del conflicto por el Boletín Oficial del Estado, que se había empezado a publicar el 2 de octubre en la zona sublevada tras una etapa previa bajo el título Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional.   
   
   Pues bien, en la página 444 de la edición del 16 de febrero de 1879 (número 47), a tres columnas, en la que se publican diversos Reales Decretos emanados desde el Ministerio de Fomento, aunque el que nos interesa fundamentalmente a los burguilleros, es el que aparece él último al final de la tercera columna sobre la aprobación del plan de carreteras de la provincia de Sevilla, y que pasamos a transcribir íntegramente:
Pág. 444 de la "Gaceta de Madrid" (núm. 47) del 16 de febrero de 1879.
EXPOSICION.
SEÑOR: Instruido en el Gobierno de la provincia de Sevilla el expediente que previenen los artículos 26 de la ley de carreteras de 4 de Mayo de 1877 y 29 del reglamento para su ejecución de 10 de Agosto siguiente para proponer el plan de las provinciales; y resultando aprobable en opinión de la Dirección general de Obras públicas, Comer­cio y Minas, conforme con el dictamen de la Junta consul­tiva de Caminos, Canales y Puertos, el Ministro que suscribe tiene la honra de someter á la aprobación de V. M. el adjunto proyecto de decreto.
Madrid, 14 de Febrero de 1879.
SEÑOR:
A L. R. P. de V. M.,
V. El Conde de Toreno.
REAL DECRETO.
   De conformidad con lo propuesto por el Ministro de Fomento, 
   Vengo en decretar lo siguiente:
Artículo único.  Se aprueba el adjunto plan de carre­teras provinciales para la de Sevilla.
   Dado en Palacio á catorce de Febrero de mil ochocientos setenta y nueve.
 ALFONSO
El Ministro de Fomento,
C. Francisco Queipo de Llano.

Plan de carreteras provinciales de Sevilla.
Número de orden              Denominación de las carreteras
 1                              De Sevilla á Castilblanco por Rinconada, Alcalá del Rio y Burguillos. .
...
5                                 De Constantina á Aznalcollar por Pedroso, Castilblanco, Guillena y Gerena.

Madrid, 14 de Febrero de 1879.= Aprobado por S. M.=
C. TORENO.

   Hemos omitido las carreteras que no nos interesan, y vemos como es en febrero de 1879, cuando el estado se acuerda de nuestro pueblo para realizar la carretera que hoy nos lleva por un lado hasta Sevilla, y por el otro nos lleva hasta Castilblanco y Guillena.
   Sin duda, datos interesantes para la historia de nuestro pueblo.

lunes, 7 de octubre de 2019

Arte: Nuestra Señora del Santo Rosario en la Iglesia de Burguillos

   Mostramos en Historia de Burguillos la imagen de Nuestra Señora del Santo Rosario que preside el retablo de la capilla sacramental de la iglesia parroquial de San Cristóbal mártir de nuestro pueblo, aprovechando que hoy es 7 de octubre, Memoria de la Santísima Virgen María del Rosario. En este día se pide la ayuda de la Santa Madre de Dios por medio del Rosario o corona mariana, meditando los misterios de Cristo bajo la guía de aquella que estuvo especialmente unida a la Encarnación, Pasión y Resurrección del Hijo de Dios [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Nuestra Señora del Santo Rosario, tras la Coronación Canónica del 16 de mayo de 2009.
   La devoción de la Virgen del Rosario, esencialmente de los dominicos, está muy vinculada con el culto de la Virgen de Misericordia del cual, en ciertos aspectos, no es más que una prolongación.
   El rosario (rosarium) etimológicamente designa una corona de rosas: es una variedad de sarta de cuentas, chapel o chapelet en francés arcaico, usual hasta el siglo XVI, con el mismo sentido. Las cuentas estaban representadas como rosas blancas y rojas que luego se reemplazaron por bolas de dos clases, las más grandes para los Pater que comienzan cada decena, y las más pequeñas para los Ave. El gran rosario se compone de ciento cincuenta Ave María que se llamaba Patenostre Damedie (en francés arcaico, Patenôtre es una corrupción de Patrenostre -Pater Noster-), al tiempo que el pequeño rosario, que es un tercio de grande, sólo tiene cincuenta.
Nuestra Señora del Santo Rosario, hacia 1900.
   En suma, es un instrumento para contar, un ábaco, como aquéllos que empleaban los comerciantes y que usan los musulmanes, aunque en este caso sirvan para contar plegarias y no dinero.
   Los dominicos hacían remontar el origen de esta devoción al fundador de la orden, en consecuencia, al siglo XIII. Alrededor de 1210 la Virgen se habría aparecido a Santo Domingo y le habría entregado un rosario que éste llamó corona de rosas de Nuestra Señora, y fue gracias a ese talismán que habría triunfado contra la herejía albigense.
   En realidad, como lo demostraron los bolandistas, el rosario no es una intervención de Santo Domingo sino de un santo bretón de su orden, personaje poco edificante, y hasta de una lujuria desvergonzada, que se llamaba Alain de la Roche (Alanus de Rupe) que vivió a finales del siglo XV. Hacia 1470 escribió una obra titulada De Utilitate Psalterii Mariae, que fue traducido a todas las lenguas.
Nuestra Señora del Santo Rosario, hacia 1920.
   En 1475, Sprenger, el prior de los dominicos de Colonia, especie de Torquemada alemán, autor del famoso Malleus Maleficarum (Martillo de las brujas), instituyó en esta ciudad la primera cofradía del Rosario, que fue aprobada por una bula pontificia. La Virgen del Rosario no apareció sobre ningún documento figurativo anterior al último cuarto del siglo XV (no obstante, en algunos pequeños bajorrelieves ingleses de alabastro, que normalmente datan del siglo XIV, se ve aparecer, junto al arcángel San Miguel que pesa las almas en la balanza, a la Virgen que intenta engañar, como Satán, pero en sentido opuesto, esforzándose en inclinar la balanza en favor de un alma en peligro, colocando un rosario sobre el extremo del astil). Se trata entonces de una devoción tardía, más o menos contemporánea del culto de la Virgen de los Siete Dolores o de las Siete Espadas, y muy posterior a las Vírgenes de la Piedad y de Misericordia.
   Gracias a la propaganda de los dominicos que patrocinaron cofradías del Rosario en todas partes, esta nueva devoción se difundió con asombrosa rapidez. El papa le atribuyó en 1571 el mérito de la victoria de Lepanto sobre la flota turca.
Iconografía
   Para representar a la Virgen del Rosario, los dominicos tomaron en principio el tipo de la Virgen de Misericordia. En un tríptico de la iglesia de San Andrés de Colonia, fechado en 1474, que es la primera representación conocida del tema, la Virgen sólo se distingue de la Schutzmantelmadonna porque su manto está estirado como una cortina por dos santos dominicos, Santo Domingo y San Pedro Mártir, y porque dos ángeles sostienen una triple corona de rosas sobre su cabeza.
Nuestra Señora del Santo Rosario, hacia 1940.
   Una segunda fórmula, que no tardó en sustituir a esta imitación, no fue mucho más original: esta vez los dominicos tomaron el modelo de la Virgen de los Siete Gozos o de los Siete Dolores, rodeada por una aureola de tondos. La Virgen del Rosario se inscribe en una sarta en forma de mandorla, compuesta por grandes rosas historiadas que se intercalan entre cada decena. La Salutación Angélica de Veit Stoss, suspendida de la cúpula de la iglesia de San Lorenzo de Nuremberg, es uno de los ejemplos más conocidos de este tipo: el grupo mariano se inscribe en un rosario de cincuenta pequeñas rosas separadas por tondos.
   Por último, se vio aparecer un tercer tipo iconográfico que excluye definitivamente estas contaminaciones. La Virgen se representó sentada, con el Niño Jesús sobre las rodillas, y es ella o el Niño quienes presentan el rosario a Santo Domingo.
   A la Virgen dominica del Rosario, los carmelitas opusieron la Virgen del Escapulario. Nuestra Señora del Carmelo se habría aparecido al general de la orden San Simón Stock, y le habría entregado un escapulario, prometiéndole que quienquiera lo llevase estaría al abrigo de las penas del Infierno e incluso de las del Purgatorio (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
   Y que mejor día que hoy para analizar dicha imagen de Nuestra Señora del Santo Rosario.
   Para el análisis histórico-artístico de la imagen de Nuestra Señora del Rosario transcribimos el informe presentado por mi amigo Antonio Joaquín Santos Márquez para el expediente presentado por la Hermandad de la Virgen del Rosario para su Coronación Canónica, y publicado en el boletín extraordinario editado por la propia hermandad en mayo de 2009 (pág. 16 y 17), y que es el siguiente:
   "La imagen de Nuestra Señora del Rosario, patrona inmemorial de la población sevillana de Burguillos y venerada en la parroquia de San Cristóbal Mártir de dicha localidad, ha centrado durante toda su historia, y lo sigue haciendo en la actualidad, la devoción mariana de sus habitantes. El cuidado que todos ellos han tenido a lo largo de los siglos de Santo Icono y de sus  enseres, ha hecho que el pueblo y su hermandad homónima, cuenten hoy con uno de los emblemas iconográficos más representativos del culto católico en Burguillos, y que a su vez se convierte en uno de los referentes esenciales del patrimonio histórico-artístico de la propia villa.
Nuestra Señora del Santo Rosario, hacia 1960.
   A la hora de abordar la calidad artística de la mencionada obra, debemos detenernos en un primer momento, en un análisis formal y estilístico de esta imagen mariana, para continuar con la apoyatura histórica que nos permita comprender su entidad patrimonial.
   Se trata de una imagen de candelero, que mide 1,51 m. de altura, realizada en madera conífera, con mascarilla de pasta policromada y encarnada, y con postizos como son los ojos de cristal, las pestañas naturales y una negra cabellera ondulada realizada en pasta de madera igualmente policromada. Su rostro, con unos rasgos faciales muy delicados y finos, es soportado por un potente y rotundo cuello que de forma recta hace inclinar el óvalo craneal hacia delante en una clara posición hierática. De su faz destacan sus ojos almendrados de mirada espiritual, perdida y amorosa, los cuales están perfilados por unas alargadas pestañas y enmarcados por unas arqueadas cejas que refuerzan la dulce mirada de Nuestra Señora. Se completa el icono con una nariz recta y alargada de aletas contenidas y una peregrina sonrisa que dulcifica más si cabe su belleza. Esta mascarilla se ve complementada por una policromía donde dominan los tonos blanquecinos y rosáceos, centrándose estos últimos en los carrillos y párpados, algo común en las encarnaduras dieciochescas.
   En su estilizado y erguido candelero, de moderna factura y, como es habitual en este tipo de imágenes, sin interés alguno ya que su función primordial es la de recibir las mejores prendas para ataviar a la Madre de Dios, se engarzan además las manos con las que porta el cetro de Reina y su Hijo. La del brazo derecho muestra sus dígitos totalmente flexionados, haciendo el simulacro de tomar el cetro argénteo, mientras que con la izquierda, y una posición totalmente abierta, toma al Divino Infante. El modelado de ambas es correcto, no siendo las originarias que eran mucho más elegantes y gesticulantes, las cuales aún pueden contemplarse en algunas fotografías antiguas.
Nuestra Señora del Santo Rosario, hacia 1980.
   Con respecto al Niño Jesús, habría que decir que se trata de una escultura de bulto redondo, de unos 50 cm. de altura y realizada igualmente en madera tallada y policromada, la cual presenta idénticos postizos que su Santa Madre. De agitada e inestable postura, se muestra sentado en el trono materno, con sus piernas flexionadas y dispuestas en posición diagonal, mientra que sus brazos se adelantan, para con la mano derecha bendecir de forma trinitaria, y con la izquierda mostrar el orbe de plata que en la actualidad no posee. Lo más destacado si cabe es su rostro que representa una clara cercanía con la belleza delicada de su Madre, en la que los ojos postizos y cristalinos ligeramente entornados, su pequeña nariz y su carnosa boca entreabierta recuerdan mucho a los rasgos faciales maternos. Su rizado cabello negro que enmarca su rostro y deja ver en parte las orejas, contrasta con la blanquecina policromía, la cual reproduce los mismos detalles rosáceos en carrillos y párpados, contrastado con la del resto del cuerpo que está tan conseguida, posiblemente debido a que su función no era la de ser vista sino la de recibir los atuendos bordados con los que aún hoy día viste tanto en su altar como en su salida procesional.
   Finalmente, no podemos olvidar para concluir con el análisis de la Virgen, la peana de nubes y querubes donde se erige el candelero que a pesar de no ser de la misma calidad técnica y estética que presenta la imagen, se convierte en un referente básico en la consecución del Simulacro Mariano. Asimismo, las preseas argentíferas con las que se adornan a las imágenes, el santo rosario que cuelga tanto de las manos de la Virgen y del Niño, así como el referido cetro, son elementos esenciales en la plasmación de la iconografía de su advocación, que se ve apoyada a su vez por el manto rojo y la saya blanca, ambos bordados, que luce los días de su festividad y que son sus colores litúrgicos.
   Sin embargo, todo este aspecto formal e iconográfico que acabamos de analizar y que presenta en la actualidad la Virgen, es el resultado de numerosas intervenciones desde que aquel anónimo escultor efigiaza esta Santa y Sagrada Imagen. Los datos históricos tenidos tanto de la hermandad como de la escultura así lo ratifican, por lo que seguidamente expondremos los mismos para concluir nuestra exposición con las hipótesis sobre la antigüedad de la imagen y las restauraciones y añadidos que ha sufrido a lo largo de su larga historia.
   Los referentes documentales tenidos hasta el día de hoy certifican lo vetusta de una devoción y de una escultura que sin lugar a dudas es una de las piezas más antiguas que guarda la parroquia. Estos datos históricos van indisolublemente unidos a los avatares históricos de su cofradía, cuyos orígenes inciertos actuales investigaciones los remontan al siglo XVI, momento en el que ya un grupo de hermanos daba culto a Santa María, la cual a partir del siglo XVII tomaría la advocación del Santo Rosario. De este periodo serán los primeros datos que alertan de una imagen de candelero venerada en la parroquial y que poseía un importante ajuar de bordados y plata. Esta antigüedad parece corroborarse si tenemos en cuenta que durante el siglo XVIII la hermandad mantiene la misma escultura como centro de su devoción, ya que en su libro de cuentas, que abarca de los años 1710 a 1850, nada se dice de una suplantación de la escultura, sino de una serie de remodelaciones y restauraciones que le dieron la apariencia dieciochesca que a primera vista presenta. Postizos, nueva policromía y posiblemente un Niño Jesús nuevo, fueron los elementos que se le añadieron a la antigua talla. Adaptaciones a las modas temporales se continuaron imponiendo en la misma, destacando algunas de las que se tiene constancia documental como las que se ejecutaron entre los años 1838 y 1839, posiblemente por aquel mismo escultor sevillano que había hecho lo propio con el titular del templo, Diego Delgado. Ya en el siglo XX, habría que añadir también la ejecución de la peana de nubes a principio de esta centuria y la remodelación que en 1976 realizó el escultor Manuel Domínguez, el cual transformó considerablemente la fisonomía que durante los siglos XVIII y XIX se le había dado a la Virgen, añadiéndose ahora nuevas manos que sustituyeron a las originarias, en la actualidad en paradero desconocido. No obstante, gracias a la magistral intervención del profesor y restaurador D. Juan Manuel Miñarro efectuada en el año 1993, se configuró devolver a la Sagrada Efigie gran parte del aspecto que tuvo durante la centuria dieciochesca, dando a conocer además unos rasgos formales y técnicos vitales y esenciales para el propio conocimiento de los orígenes y devenir histórico de la misma.
Nuestra Señora del Santo Rosario, hacia el año 2000.
   Así pues, podemos concluir nuestro análisis histórico-artístico, afirmando la importancia, envergadura y calidad de una imagen que posiblemente hunde sus raíces en los talleres de imaginería del siglo XVI. De esta época tan sólo conserva la cabeza de rasgos de fuerte sabor clásico, a lo que habría que añadir el referido grosor del cuello que la soporta, los cuales recuerdan fórmulas propias de la escuela escultórica sevillana de la segunda mitad de esta centuria, dentro de la corriente estética manierista. No obstante, bien es cierto que posiblemente por el fuerte deterioro de la imagen, por darle un aspecto más barroquizante, o por otra causa que se nos escapa, en los años centrales del siglo XVIII sufrió una fuerte remodelación, siendo en este momento cuando también se le añadió la cabellera al originario icono, se le colocaran los ojos de cristal y los restantes postizos antes aludidos, además de una nueva policromía que borrará cualquier huella de la anterior y que es la que actualmente presenta. Sin embargo, el elemento esencial e innovador que ahora se le añade, será el Niño Jesús, obra de escultor igualmente anónimo que, siguiendo las pautas marcadas por el rostro de su madre, supo darle con gran maestría ese parecido lógico de su vínculo materno-filial. Por ello, no es de extrañar que siempre se haya catalogado la imagen como propia de los talleres sevillanos dieciochescos, sin que se apreciara la verdadera antigüedad de la Madre y Señora de Burguillos.
   Por lo tanto, y ante lo aquí expuesto, tan sólo nos quedaría añadir, que además de la aludida y reconocida calidad artística de la pieza, la fuerte devoción que despierta entre los burguilleros y el amor tan arrollador que éstos tienen a su Madre, bastarían para que fuese considerada la más bella creación que se conserva y venera en este pueblo sevillano."