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Historia, Patrimonio, Arte, Bibliografía, Hemeroteca, ... sobre nuestro pueblo: BURGUILLOS

lunes, 29 de abril de 2019

Callejero de Burguillos: La calle Antonio Tápies.

 Mostramos imágenes (realizadas por Google Maps en septiembre de 2008) de la calle Antonio Tápies, en Burguillos.
Rótulo de la calle Antonio Tápies.
   La calle (desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos) está dedicada a Antonio Tápies (1923-2012), pintor.
Callejero oficial del Ayto. de Burguillos con situación de la c/ Antonio Tápies.
Mapa de Burguillos con situación de la c/ Antonio Tápies.
Fotografía aérea de la c/ Antonio Tápies.
   Antoni Tàpies i Puig, Marqués de Tàpies, nació en el seno de una familia ilustrada barcelonesa el 13 de diciembre de 1923. Su padre era abogado y su madre pertenecía a una familia de libreros y políticos catalanes muy enraizados en la ciudad. Aunque sus primeros estudios no estaban relacionados con las artes plásticas, con poco más de veinte años ya estaba vinculado a los primeros grupos artísticos de posguerra, con una primera inclinación hacia la figuración surrealista y definiendo, posteriormente, un estilo abstracto y matérico por el que se le ha reconocido como uno de los pintores españoles con más fuerza espiritual y proyección internacional.
   Estudió en diferentes colegios de su ciudad natal.
   En 1934 inició el bachillerato que continuó durante la Guerra Civil en el Liceo Práctico. Fue en esos años cuando empezó a dibujar de manera autodidacta.
   Una dolencia pulmonar entre 1942 y 1943 le obligó a permanecer internado en los sanatorios de Puig d’Olena, Puigcerdà y La Garriga. Fue durante este período cuando aumentó su interés por el arte, realizando copias de Van Gogh y Picasso, entre otros.
   Durante esta convalecencia, también se aficionó a la lectura y mostró inclinación por el romanticismo.
   En 1944 emprendió los estudios de Derecho en la Universidad de Barcelona, que no acabaría, a la vez que asistía a clases de Dibujo en la Academia Valls y experimentó tímidamente con sus primeros cuadros matéricos, el collage y el grattage. En 1947 conoció al poeta Joan Brossa, un encuentro que fue clave en su posterior evolución. El crítico Sebastià Gasch publicó un primer artículo sobre su incipiente obra en la revista Destino y expuso en el Salón de Octubre de Barcelona. Con Brossa, Joan Ponç, Modest Cuixart, Joan Josep Tharrats y Arnau Puig —posteriormente se adhirió el poeta Juan Eduardo Cirlot— y la inspiración del poeta y cónsul brasileño en Barcelona, João Cabral de Melo, fundó el grupo Dau al Set, nombre a su vez de una revista, que fue pieza clave para vincular el arte catalán y español en general con las corrientes de vanguardia procedentes de Europa, sobre todo con el surrealismo. El grupo desapareció en 1954. Su primera exposición en Madrid fue en el Salón de los Once de 1949, seleccionado por Eugenio d’Ors.
   Pero fue en 1950 cuando tuvo su primera muestra individual, en las Galerías Laietanes de Barcelona, de la mano de Joan Brossa, que publicó un artículo en Dau al Set con motivo de la exposición. Su pintura era todavía figurativa y muy vinculada con la tradición surrealista y referencias muy directas a Joan Miró —a quien conoció personalmente en 1948—, a Paul Klee y a Max Ernst, sobre todo por la creación de espacios cerrados, oscuros y misteriosos. Ya por entonces había mostrado interés por las culturas primitivas, tendencia que en otros lugares de España también tenía influencia a través de la Escuela de Altamira, creada en 1949, a la vez que seguía con atención los últimos hallazgos de la física y del terrorífico uso de la bomba atómica y sus efectos en la apreciación de la realidad.
Antoni Tàpies i Puig.
   Gracias a una beca del Gobierno francés, entre 1950 y 1951 se instaló en París, donde vivió de cerca los debates en torno a la figuración, la abstracción y el realismo social frente a un individualismo libre de todo compromiso jerárquico. En su obra también quedó constancia el interés que mostró por las texturas de los cuadros de artistas como Jean Fautrier y Jean Dubuffet, además de su descubrimiento de Brassaï, cuyas fotografías de graffitis callejeros y anónimos realizados en las paredes tendrían un evidente vínculo con su obra posterior. Esta etapa parisina sirvió también para tomar perspectiva sobre la situación política española y realizar algunas obras de tinte social. Aprovechando su estancia, visitó a Pablo Picasso en su estudio de Grands Augustins.
   En 1953 se casó con Teresa Barba, fecha en la que realizó un viaje a Nueva York que marcó su trayectoria y donde expuso con Martha Jackson, galería con la que se mantendrá vinculado hasta la muerte de ésta. Este viaje no sólo sirvió para presentar su obra en lo que se acabaría convirtiendo en el gran centro del arte internacional, sino que supuso conocer directamente a los expresionistas abstractos, la gran corriente de las décadas de 1950 y 1960. Aunque reconoce que, por edad, está más cercano a los poetas de la Beat Generation, Franz Kline y Mark Tobey, sobre todo, son los artistas que más le interesaban, a pesar de que ya conocía, gracias a Michel Tapié, las obras de Pollock y Clyfford Still. A través de Tobey, cuya obra descubrió en el Museo Whitney de Nueva York, confirmó su incipiente interés por la cultura Oriental, inclinación que compartía con Robert Motherwell, otro de los grandes nombres del expresionismo abstracto neoyorquino. Este aspecto ha sido capital en la pintura de Tàpies, cuya inclinación por la religión y lo sagrado es una constante en su obra. De hecho, en 1967 realizó los decorados para Semimaru, una pieza de teatro Nô, forma de escenificación tradicional japonesa del siglo XIV.
   Tàpies siempre defendió que su pintura es un medio para la meditación. La cruz es un elemento pictórico que aparece en pinturas de 1954, un signo que le produce alegría cuanto lo pinta en el lienzo, según su propia expresión. “El interés por la filosofía oriental nació de mi deseo de conocer el mundo científico. La vía científica, aunque parezca una paradoja, me despertó las inquietudes del orden espiritual muy paralelas a las filosofías del Extremo Oriente”, confesó en una larga entrevista con Manuel Borja-Villel. La utilización de la “X” tiene el doble significado de la afirmación, del misterio y la incógnita, sabedor además de que, aún siendo un signo muy sencillo y gestual, confiere al cuadro una gran fuerza. De otra parte, Tàpies ha aceptado su interés por el arte románico por su carácter mágico y comunicativo y por su capacidad, según encontró en las pequeñas capillas románicas, para invitar a la trascendencia a quien las contempla, tendencia que comparte con el Grupo de Taüll, que funda junto a Cuixart, Jaume Muixart y Josep Guinovart, entre otros.
   Salvando su exposición individual en la Galería Biosca de Madrid, en el año 1953, momento en el que además conoce al poeta Vicente Aleixandre, su carrera está centrada sobre todo en ámbito internacional.
   Ese mismo año es premiado en la II Bienal de São Paulo y, en 1954, participa en la XXVII Bienal de Venecia y es elegido para la exposición Reality and Fantasy celebrada en el Walker Art Center de Mineapolis. En 1955, durante un viaje a París, conoce al poeta y crítico Édouard Jaguer, que lo incluye en la exposición Phases de l’art contemporain en la Galerie R. Creuze, pero sobre todo toma contacto con el crítico Michel Tapié, con el que mantiene una fructífera relación. En 1951, Tapié publicó un manifiesto muy radical contra las formas academicistas aparecidas en el París de posguerra y propuso desvincular el arte de cualquier sumisión política, algo que a Tàpies interesó mucho por su afirmación de la individualidad y por preconizar un artista nuevo que se busca un territorio desconocido, y que expresó en su libro Un Art Autre. Con este mismo título, Tapié promueve, en 1957, una exposición en la Galería Gaspar de Barcelona en la que se da a conocer en España la obra de Pollock, Kline, Dubuffet, Fautrier y Fontana, artistas con los que Tàpies ya había coincidido, un año antes, en la muestra Recent Abstract Painting en la Whitworth Art Gallery de Manchester.
"Cruz y Tierra" una de las obras más conocidas de Antonio Tápies.
   Pero, además, con Tapié le unía otro hecho capital: la figura de Antoni Gaudí, por la que el teórico francés sentía pasión, la misma que el Tàpies de la década de 1950, precisamente por su afán de trascendencia y mística que, bajo su punto de vista, aportaba el arquitecto, además de un aspecto más “material”, como era el uso de elementos de desecho en sus construcciones, desde el empleo de maya de un somier a su célebre “trencadís” (o racholas rotas) para revestir superficies con mosaicos irregulares.
   Tapié publicará, en 1954, Antoni Tàpies et l’ouvre complète. Este momento coincide con su primera exposición individual en París, en la Galerie Stadler, donde presenta las pinturas matéricas que dominan todo este periodo y que definirán su lenguaje posterior y un distanciamiento de lo que él denominaba “arte comercial”.
   Para entonces, la obra de un Antoni Tàpies con los treinta y cinco años recién cumplidos había interesado a reconocidos especialistas y poetas, como fue el caso de Roland Penrose, Jacques Dupin o Juan Eduardo Cirlot, a la vez que las autoridades culturales españolas, todavía reacias a abrir el arte nacional a las nuevas corrientes internacionales, reconocen la indiscutible aceptación de la obra de Tàpies en los grandes centros mundiales del arte. En ese contexto, es elegido para participar en la XXIX Bienal de Venecia, de 1958, y es galardonado por el Premio de la UNESCO, además de conocer a Luigi Nono, Emilio Vedova, Alberto Burri o a Marcel Duchamp, que era el presidente del jurado del certamen. A la vez que su trayectoria internacional prosigue con una exposición en la Galería Martha Jackson de Nueva York; conoce a pintores como Franz Kline, Willem de Koonig, o Robert Motherwell; es seleccionado para la II Documenta de Kassel (1959) y Michel Tapié le dedica la edición de una monografía, y en España Cirlot publica a su vez Tàpies, y Papeles de Son Armadans, revista que funda y dirige Camilo José Cela, le dedica, en 1960, un número, con textos de Giulio Carlo Argan, Pierre Restany o el propio Dupin, entre otros. Es un momento, en el que se debate sobre la irrupción del informalismo en la tradición pictórica española, incluso en el contexto de la Guerra Fría, al considerarse la aceptación de la obra de Tàpies como un triunfo de la influencia del expresionismo abstracto norteamericano, como sostenía la prestigiosa Dore Ashton, crítica de arte del The New York Times.
   La década de 1960 supone el afianzamiento de Tàpies como uno de los artistas de referencia internacional, de un lado; de otra parte, estos años suponen la formalización y la depuración, si cabe, de su lenguaje pictórico. Él mismo reflexionará sobre su proceso creativo con la publicación, en 1970, de La práctica de l’art, una recopilación de sus textos y reflexiones.
   En sus pinturas utiliza elementos no “nobles”, como un zapato, pelos, un pie o esas partes de cuerpo que el hombre rechaza. Se produce aquí una aceptación del lado sagrado, aquel que no puede ser entendido sólo en un sentido material y productivo.
   A finales de la década de 1960, a la vez que su obra adquiere un carácter muy introspectivo, Antonio Tàpies muestra su preocupación por el compromiso cívico del artista y realiza obra de denuncia política, numerosos carteles y escribe muchos artículos sobre las obligaciones del arte en España. Es reclamado para participar en foros en defensa de la democracia en España, a la vez que su actividad expositiva es constante en Europa y Estados Unidos. Desde 1967 trabaja con la Galería Maeght, relación que se prolongará durante muchos años. Obtiene el Premio Rubens en 1972, en la ciudad alemana de Siegen, y el del British Arts Council en 1974 con motivo de la Exposición Internacional del Grabado. En 1976, se inaugura una retrospectiva en la sede la Fundación Maeght de Saint- Paul-de-Vence.
   En 1978 publica el libro autobiográfico Memoria personal y prosigue su colaboración con poetas en la edición de libros de bibliófilo, con Pere Gimferrer (Antoni Tàpies y el espíritu catalán, 1974), Edmond Jabès (Ça suit son cours, 1975), Shuzo Takiguchi (Llambrec material, 1975), Rafael Alberti (Retornos de lo vivo lejanos, 1977), Octavio Paz (Petrificada petrificante, 1978), José-Miguel Ullán (Anular, 1981), Jean Daive (Tàpies, répliquer, 1978), Jorge Guillén (Repertorio de junio, 1980), J. V. Foix (L’Estació, 1984), José Ángel Valente (El péndulo inmóvil, 1982), publica el largo proyecto Llull-Tàpies (1985) iniciado en 1973 y realiza tres aguafuertes para el libro El árbol de la vida.
   La sierpe (1989) con textos de María Zambrano. Su vinculación con los libros quedó recogida en la exposición Tàpies. Escritura material. Libros, celebrada en La Casa Encendida en 2003.
   La década de 1970 supone un reconocimiento de su obra. Especialistas e historiadores del arte le dedican estudios monográficos, como los de Alexandre Cirici, Sebastià Gasch, Vera Linhartova, Mariuccia Galfetti, Pere Gimferrer, Werner Schmalenbach, Georges Raillard o Roland Penrose a los que se sumarán más tarde los de Victoria Combalía, Barbara Catoir, Anna Agustí o Démosthènes Davvetas.
   A mediados de ese decenio, Antoni Tàpies intensifica una actividad comprometida con la situación política española, que inicia su transición hacia la democracia.
   En 1974 presenta en la Galería Maegh de París una serie de monotipos motivados por la ejecución del joven anarquista Salvador Puig Antich, un año más tarde realiza un cartel con el que se promueve una campaña en demanda de la abolición de la pena de muerte y colaboró con numerosas asociaciones cívicas, como el Comité de Artistas del Mundo contra el Apartheid (1983) o el cartel “Solidaridad con Bosnia” (1995). A partir de este momento, empezaron a realizarse las primeras retrospectivas de su obra. En la Fundació Maeght de Sait-Paul-de-Vence y en el Seibu Museum of Art de Tokio, ambas en 1976; una itinerante por todo Estados Unidos (1977), hasta que diez años después el Guggenheim de Nueva York le dedicó una gran muestra. La última de ellas, tuvieron lugar en el Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid, en el año 2000, y el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, en 2004.
   En la década de 1980 inicia la realización de esculturas públicas, algunas de las cuales fueran especialmente impactantes, como la pieza monumental en homenaje a Picasso instalada en Barcelona. En 1992, su escultura basada en un calcetín, de 18 metros, para el Salón Oval del Museo Nacional de Arte de Cataluña levantó una gran polémica, tras la cual el proyecto fue retirado. En 1990 coronó la sede de la Fundación Tàpies con la pieza Núvol i cadira. Fue precisamente con la creación de esta Fundación en el un edificio modernista de Domenech i Montaner con lo que Tàpies culminó la idea de crear un centro dedicado al estudio de su obra y del arte del siglo xx en general. Recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, que coincide con el momento en que empiezan a realizarse exposiciones de tesis sobre su obra, que arrojan nuevas lecturas más allá de las visiones cronológicas. Es el caso de las muestras Tàpies. Celebració de la mel, producida por la su propia Fundación, Comunicació sobre el mur y Tàpies.
   Tatuatge i el cos.
   Su interés por reflexionar por los límites de la espiritualidad y el dolor quedó plasmado en dos obras. La primera es Rinzen, pieza que presentó en el Pabellón Español de la XlV Bienal de Venecia, en 1993, y con la que ganó el León de Oro. La segunda es una “sala de reflexión” realizada en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, en 1996. En 1989 fue elegido Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, ingresando en la misma en 1990.
   En 2003 fue nombrado comendador de la Orden Nacional de la Legión de Honor por decreto del presidente de la República Francesa y recibe el Premio Velázquez de Artes Plásticas. En 2010 el S. M. el Rey le concedió el título de marqués de Tàpies. Falleció el 6 de febrero de 2012 en su casa de Barcelona.
   Obras de Antonio Tapies: Porta metàl·lica i violí, 1956; L’esprit catalán, 1971; Assemblage amb graffitti, 1972; Creu I R, 1975 Núvol i cadira, Fundación Tàpies (Barcelona), 1990; Muro, 1881; Rinzen, 1993; Sala de reflexión, Universidad Pompeu Fabra (Barcelona), 1996.
   Escritos de Antonio Tapies: La práctica de l’art, Barcelona, Ariel, 1970; El arte contra la estética, Barcelona, Ariel, 1978; La realitat com a art, Barcelona, Laertes, 1982; Per un art modern i progresista, Barcelona, Empuries, 1985; “Cultura y modernitat”, en Revista de Catalunya, n.º 2, (1986), págs. 3-8; Art i espiritualitat. Barcelona, Universidad, 1988; La realidad como arte: por un arte moderno y progresista, Murcia, Comisión de Cultura del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos, 1989; Tàpies, Valencia, Rayuela D.L., 1992; Memòria personal, fragmento para una autobiografía, Barcelona, Empúries/Fundación Tàpies, 1993; Valor de l’art, Barcelona, Empuries, 1993; “Recordando a Guillén”, en Revista de Occidente, n.º 144 (1993), pág. 100; L’experiencia de l’art, Barcelona, Edicions 62, 1996; El arte y sus lugares, Madrid, Siruela, 1999 [Manuel Calderón Romero en Biografías de la Real Academia de la Historia].
Inicio de la c/ Antonio Tápies, desde la c/ Van Gogh.
Final de la c/ Antonio Tápies, con la c/ Velázquez.
La c/ Antonio Tápies, desde la c/ Velázquez.
   La calle Antonio Tápies está situada en la barriada El Señorío de Burguillos. Va de la calle Van Gogh a la calle Velázquez y tiene una longitud de 90 metros aproximadamente, siendo bidireccional desde el punto de vista del tráfico rodado, asfaltada y alumbrada por farolas funcionales. Está conformada por viviendas unifamiliares de una promoción inmobiliaria de dos plantas en altura, formando parte de una zona residencial, en su acera derecha, mientras que la izquierda es aún un enorme solar sin construir.
   La calle Antonio Tápies es, históricamente, una vía moderna el callejero burguillero, puesto que fue creada a comienzos del siglo XXI con el boom inmobiliarioa que se produjo en nuestro pueblo, de ahí su estilo impersonal, muy característico de todas las urbanizaciones contemporánea no sólo de nuestro pueblo, sino de todo el urbanismo actual.

lunes, 22 de abril de 2019

Hemeroteca: Burguillos en la "Guía de Sevilla, su provincia" de 1874.

Mostramos en Historia de Burguillos los datos recogidos en la "Guía de Sevilla. Su provincia, etc. para 1874.", editado en 1874 por D. Manuel Gómez Zarzuela, adicionada con un anuario de administración provincial, Año X, y cuyo original se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid.
   Esta publicación en forma de anuario, estuvo publicándose durante 32 años, primero por el periodista Manuel Gómez Zarzuela, y desde el fallecimiento de éste, en 1887, por Vicente Gómez Zarzuela. Incluye noticias e información de utilidad sobre las instituciones (arzobispado, capitanía general, tercio naval, audiencia territorial, universidad, ayuntamiento, diputación, aduanas, etc.), entidades (sociedades y colegios profesionales, escuelas, bibliotecas, hospitales, comercios, industrias, etc.), edificios y monumentos, transportes y servicios públicos, la agricultura, así como de los integrantes de dichas instituciones, corporaciones y sociedades y de la vida social y cultural sevillanas. Da cuenta de un indicador general del comercio, la industria y profesional, e incluso una guía del vecindario hispalense con trascendencia social y económica.
Portada de la "Guía de Sevilla, su provincia" de 1874.
   Cada tomo, de entre 400 y 700 páginas, comienza con un índice alfabético de materias, así como un almanaque y está dividido en secciones. Incluye también publicidad y al final un plano de la ciudad. Con una amplísima información, estaba dirigido no sólo a los sevillanos sino a los viajeros, por contener información también de carácter turístico. También se tituló Guía oficial de Sevilla y su provincia.
   Pues bien en su página 89 encontramos la primera mención a nuestro pueblo. En concreto al hablar de los Cosarios (oficio ya en desuso) y  hacer relación de ellos, y que pasamos a transcribir literalmente:
Página 89 de la "Guía de Sevilla, su provincia" de 1874.
 "COSARIOS.
Hé aquí los mesones, paradores y posadas donde se hospedan los cosarios que vienen periódicamente á Sevilla de los pueblos que se expresan á continuación:
...
Burguillos.- Parador del Ancora. Ancora 37."
   Señalar que la calle Ancora es la actual calle Antonia Díaz, en el barrio del Arenal, que va de la calle Adriano al Paseo de Colón, junto a la plaza de Toros de la Real Maestranza.

   En la página 95 encontramos la siguiente mención a nuestro pueblo y por partida doble. En concreto en el final del segundo y tercer párrafos en los que se mencionan los pueblos agregados al Juzgado nº 3 de San Vicente, de Sevilla, y que pasamos a transcribir literalmente:
Página 95 de la "Guía de Sevilla, su provincia" de 1874.
 "Pueblos agregados: Algaba, Burguillos, Garrobo, Guillena y Santiponce."
   "Pueblos agregados: Algaba, Burguillos, Garrobo, Guillena y Santiponce."

   En la página 100 encontramos la siguiente mención a nuestro pueblo. En concreto en el cuadro donde se expresa la población y riqueza imponible de cada uno de los ayuntamientos de la provincia, y que pasamos a transcribir literalmente:
Página 100 de la "Guía de Sevilla, su provincia" de 1874.
"Ayuntamientos                                   Burguillos

Poblacion.                                          466

RIQUEZA TOTAL. Pesetas.              44,564

   La siguiente mención a nuestro pueblo aparece en la página 104 y hace referencia a la distancia en leguas y kilómetros que separa la capital de cada uno de sus pueblos, que aparecen en la parte inferior de la misma, y que pasamos a transcribir literalmente:
Página 104 de la "Guía de Sevilla, su provincia" de 1874.
"DISTANCIAS DE SEVILLA Á LOS PUEBLOS DE LA PROVINCIA.
   ...
   á Burguillos 3 (16,655), ..."

   La siguiente mención a Burguillos aparece en la página 105 que hace referencia a la:
Página 105 de la "Guía de Sevilla, su provincia" de 1874.
"Division de la provincia de Sevilla para la eleccion de diputados á cortes.
   Elige cada distrito un diputado y la capital 4. Total 12.
   Distrito judicial de san Vicente.- 3º- Comprende toda la parte de Sevilla que corresponde á este distrito (veáse la página 95) y los pueblos de la Algaba, Burguillos, Garrobo, Guillena, Santiponce, Villanueva del Rio y Villaverde del Rio."

   Otra mención a nuestro pueblo aparece en la parte inferior de la página 110 referente a la división judicial provincial y que transcribimos íntegramente:
Página 110 de la "Guía de Sevilla, su provincia" de 1874.
   "Además de la division que precede, comprende el partido judicial de Sevilla los tres siguientes distritos correspondiendo á cada uno elegir un diputado, segun lo dispuesto en el artículo 29 de la ley provincial de 20 de agosto de 1870.
   14º distrito.- Alcalá del Rio.- Comprende los pueblos de Alcalá del Río, Castilblanco, Burguillos, Brenes, Guillena, Garrobo y Gerena."

   Ya en la página 273 se menciona a Burguillos al relacionar las:
Página 273 de la "Guía de Sevilla, su provincia" de 1874.
   "Huertas de naranjales.
   Tercera agrupacion - Pueblos que están á mas de dos leguas de la capital.
   ... Burguillos ...

   Finalmente la última mención a nuestro pueblo aparece en la página 362 en la que se menciona al juez municipal de aquel entonces, y que pasamos a transcribir literalmente:
Página 362 de la "Guía de Sevilla, su provincia" de 1874.
JUECES MUNICIPALES DE LOS PUEBLOS AGREGADOS Á LOS CUATRO DISTRITOS DE LA CAPITAL.
   Pueblos agregados al distrito de San Vicente.- Garrobo, don Antonio Maria Gallego Garcia. - Algaba, don Luis Garcia Gonzalez. - Guillena, don Alonso Lopez Puntas. - Burguillos, don Angel Alvarez Andrés. - Santiponce, don Antonio Garcia Gonzalez.

   Aunque escasos, siguen siendo datos interesantes para seguir conociendo nuestro pueblo.

lunes, 15 de abril de 2019

Bibliografía: Capítulo XXVIII "El Colegio de San Hermenegildo" del libro "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia", de Francisco Rodríguez Hernández, de 1999.

   Mostramos en Historia de Burguillos el capítulo XXVIII del libro "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia", de Francisco Rodríguez Hernández, editado por el Ayuntamiento de Burguillos y la colaboración de la Diputación de Sevilla en 1999, y que trata sobre El Colegio de San Hermenegildo, ocupando las páginas 129 a 132 de dicha monografía y que pasamos a transcribir íntegramente:
Pág. 129 de "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia".
El Colegio de San Hermenegildo
   Difícilmente podría encontrarse una organización, que haya logrado acumular un patrimonio tan cuantioso, como el que poseían los jesuitas, cuando se produjo su expulsión de España, bajo el reinado de Carlos III. Y esto no era solo a nivel peninsular, sino que se extendía a los territorios de ultramar, donde el comercio que desarrollaban les situaban en primerísima línea. Era proverbial sus riquezas, y la actitud que frente a esta situación, han adoptado las numerosas personalidades que se han ocupado del tema, va, desde la política de abierta persecución puesta en práctica por Campoamanes, con la acusación de "falta de legalidad en la adquisición de propiedades, puesto que los reglamentos y estatutos prohiben tajantes a la Compañía poseer bienes, a la dura acusación de Macanaz, de violentar la voluntad de los testamentarios, para apropiarse de sus haciendas".
   Es asimismo legítimo, recoger aquí una valoración no negativa para la Compañía, que sostiene que la adversión a los "jesuitas era producto de la propaganda masónica y volteriana, y los motivos que forjaron este odio, incluso dentro de la misma iglesia católica, nación de que los jesuitas no tenían largas horas de rezos, ni imponían pesadas mortificaciones y propagaban una religiosidad de nuevo estilo, mientras las demás órdenes seguían apegadas a lo antiguo. Sus enseñanzas, lo mismo en el aspecto pedagógico como en el humanístico, era superior al habitual". (Enrique de la Vega Viguera, Carlos III y los Jesuitas, pag. 22). La bibliografía al respecto es inmensa y hay opiniones para todos los gustos.
   Pero no voy a participar en esta controversia, por no ser ese el propósito de este trabajo, sino que voy a referirme solo y exclusivamente, a los vínculos existentes entre la Compañía de Jesús, a través de su colegio de San Hermenegildo y la Villa de Burguillos, en cuyo término poseían importantes propiedades, como iremos viendo en la información que facilito a continuación.
   Es del todo cierto, que los reglamentos y estatutos de la Compañía, tenían establecido el voto de pobreza, y por ello, no podían poseer riqueza alguna. La solución a este importante inconveniente, fue la creación de tantos colegios y residencias como hicieran falta, para escriturar a nombre de los mismos, la propiedad de su importante patrimonio.
   El Colegio de San Hermenegildo de Sevilla, que da nombre a este capítulo y que era propiedad de la Compañía de Jesús, tenía en la Villa de Burguillos, una presencia importante, con fincas en propiedad, extensas y valiosas, entre las cuales descacaba el cortijo de San Agustín, de 801 fanegas de extensión.
Pág. 130 de "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia".
   Este cortijo fue adquirido por el citado colegio mediante compra el día 19 de nero de 1596, y el precio que se pagó fue de 5.160 ducados, principal de censo redimido, según la relación que facilita R. Mata Olmo, Pequeña y gran empresa en la depresión del Guadalquivir.
   Como una curiosidad histórica vamos a conocer, el contenido de un contrato de arriendo de dicho cortijo, extendido por don José de Silva y Andrade, escribano de Su Majestad y público, y asimismo del cabildo de la Villa de Villaverde del Río. Está fechado en Burguillos el día 7 de marzo de 1711, y el original se encuentra en el archivo de protocolos de Sevilla, legajo 3255-PB.
   Los otorgantes son los vecinos de Burguillos, Francisco Ortega, Francisco Sánchez, Bartolomé Camacho, Pedro Sánchez, Francisco José Solís y Francisco de Urdapilleta y Elola. Este último era mi sexto abuelo materno que a la sazón ejercía de notario público y escribano del cabildo de la Villa, pero por ser parte en la transacción comercial, intervino otro escribano.
   En la citada escritura se dice:

          [...] otorgamos y conocemos por esta presente carta, y decimos que por cuanto don Pedro Daza, vecino de la ciudad de Sevilla, y arrendador que es del cortijo y tierras, que en el término de esta dicha Villa [de Burguillos] tiene el Colegio del Señor San Hermenegildo, de la dicha ciudad, que se compone de ochocientas fanegas, poco más o menos [son 801], y en ellas, sesenta fanegas de barbecho de un hierro, el cual dicho cortijo y tierras, nos ha traspasado para que podamos sembrarlo en el año que viene, de mil setecientos doce, y usar de él, a nuestra voluntad, y nos obligamos a la paga y satisfacción, de cinco mil reales de vellón, [...] (omito párrafos farragosos que no son esenciales).

   Se añade:

          [...] los pagos se harán en dos veces: el primero por el día del Señor Santiago del año que vendrá, de mil setecientos doce, y la mitad restante, por el día de Navidad de dicho año, y asimismo, cuatrocientos ochenta reales de vellón, que importan las sesenta fanegas de barbecho, que están en dichas tierras, para el día del Señor Santiago, veinticinco de julio de este año de la fecha [...].

   También se dice:

          [...] y cumplidos que sean dichos pasos y cada uno de ellos, no pagando enteramente, consentimos se nos ejecute con solo esta escritura, y el juramento del dicho don Pedro Daza [...].

   Hay un largo insistir en dar seguridades para el pago acordado, en frases y términos legales, que son de ritual en este tipo de escritura. Finalmente firman los otorgantes y unos testigos, juntamente con el escribano.
   Peno es esta, la única escritura de arriendo total o parcial, que he visto, en relación con estas tierras, pues, por  ejemplo; un  Francisco  Martínez, clérigo, en  septiembre  de  1604 (un  año  antes  de  que
Pág. 131 de "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia".
Cervantes publicara la primera parte del Quijote) "arrienda 29 fanegas de barbecho del cortijo de San Agustín, propiedad de la Compañía de Jesús". Archivo de Protocolos de Sevilla.
   Esto por lo que respecta a la finca de este nombre, pero vean a continuación una relación de propiedades en Burguillos, pertenecientes al citado colegio. Es del año 1763 y se conserva en el archivo Catedral. Es como sigue:

          - Una suerte de tierra nombrada Bacia Alforjas, con ciento veinticinco aranzadas de pan                       sembrar, de primera calidad.
           - Otra en dicho sitio, con sesenta y dos aranzadas de tierra de pan sembrar, de segunda                          calidad.
           - Otra pieza llamada la Horca, en el sitio de los Barros, con cinco aranzadas de tercera                          calidad.
           - Otra en dicho sitio nombrada las Eneas, con treinta y siete aranzadas y media, de segunda                  calidad.
            - Otra en dicho sitio llamada el Moral, con cuarenta y dos aranzadas y media de primera                       calidad.
             - Otra llamada el Enredadero, con setenta y cinco aranzadas de primera calidad.
           - Otra pieza en dicho sitio llamada el Cuarto del Álamo, con sesenta y dos aranzadas y                          media, de tierra de primera calidad y setenta y cinco de tercera.
            - Otra llamada la Torre, con setenta y cinco aranzadas de tierra para pan sembrar, de                             primera calidad.
            - Otra llamada las Rapadas, en dicho sitio, con cuarenta y dos aranzadas y media: veinte de                 primera calidad y las veintidós y media restantes de tercera.
             - Otra haza llamada el Zepillar, con diez aranzadas para pan sembrar, de primera calidad.
             - Otra haza al sitio de los Palmares, con quince aranzadas de tercera calidad.
             - Otra llamada las Candonguillas, con doce aranzadas y media de tercera calidad.
Pág. 132 de "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia".
          - Otra en dicho sitio llamada las Barrancas, con siete aranzadas y media de tercera calidad.
          - Otra llamada el Tomillar, con quince aranzadas de tierra de tercera calidad.
          - Otra llamada el Zarzalejo, con quince aranzadas de tierra de segunda calidad.
          - Otra llamada las Erillas, con veinticinco aranzadas de tierra de tercera calidad.
          - Otra nombrada la Carrajola, con diez aranzadas de tierra de sembradura de tercera calidad.
          - Otra nombrada el Rosal, con dos aranzadas y media de tercera calidad.
          - Otra que llaman el Hinojal, con veintiséis aranzadas y cuarta de tercera calidad.
          - Otra nombrada el Rodeo, con siete aranzadas y media de tercera calidad.
          - Otra nombrada Benacaballo, con diez aranzadas de tierra de tercera calidad.
          - Otra llamada el Rubial, con setenta y cinco aranzadas de tercera calidad.
          - Otra nombrada la Cañería, con siete aranzadas y media de tercera calidad.
          - Otra nombrada el Barrero, con quince aranzadas de tierra de primera calidad.
          - Otra nombrada la Carrasca, con cien aranzadas de tierra: veinticinco de segunda calidad y               las setenta y cinco restantes de tercera.

   No se menciona para nada, en la relación que antecede, el cortijo de San Agustín. Ignoramos por lo tanto, si las tierras de esta relación formaban parte de dicho cortijo, o si constituyen un patrimonio aparte.
   También poseían casas en la calle Real de la Villa. Y en la tributación de diezmos, solo quedaban obligados al pago del 50%, que quedaba en beneficio de la parroquia de San Miguel de Sevilla.
   Pero como nada tiene una posición fija e inalterable, en el discurrir de los siglos, después de un periodo de prosperidad, al colegio se le presenta una situación de quiebra, que se inicia en 1645, que aun mantiene en 1769. (Antonio L. López Martínez. Arch. Hispalense, nº 217, año 1988). Tenía un descubierto de 450.000 ducados, perteneciente a 277 acreedores.
   Cuando finalmente comienza la acción desamortizadora de las propiedades de la Compañía, tras su expulsión por Carlos III, sus cuantiosos bienes son adquiridos principalmente por personas pertenecientes a las clases dominantes, a tenor del disfrute de una amplia cobertura económica: nobleza, ricos comerciantes, profesiones liberales. Sabemos que a la cabeza de los compradores de tierras propiedad de la Compañía, estaba la Casa de Alba.
   No voy a insistir en exponer los pormenores y las circunstancias en que fueron adquiridas, mediante compra, permuta o donación de tanta diversidad de fincas como llegaron a reunir en un patrimonio único la Compañía de Jesús, escrituradas a nombre de sus Colegios y Residencias.
   Por mi parte, y como solo me proponía recoger información de interés, en relación con la Villa de Burguillos, cerraré este capítulo dando cuenta del final que tuvo el cortijo de San Agustín, cuando salió de las manos de la Compañía.
   El día 4 de mayo de 1770, fue adquirido en 222.849 Rs/v. por Pedro Lince Berastegui, del comercio de Sevilla, que era asimismo, Síndico Personero del Común de la misma.

lunes, 8 de abril de 2019

Geografía: El Arroyo de la Huerta de Abajo, en Burguillos.

   Mostramos en Historia de Burguillos una pequeña reseña del Arroyo de la Huerta de Abajo, de Burguillos. Señalar que toda la información aquí mostrada proviene del Instituto Geográfico Nacional, Geoenciclopedia y de Google Maps.
Mapa del término municipal de Burguillos en el que aparece el Arroyo de la Huerta de Abajo.
  Los arroyos son flujos de agua casi continuos, pero a diferencia de los ríos, su longitud es menor así como su caudal, entendiendo este como el volumen de agua que contiene. Seguramente has escuchado que un río es muy caudaloso; esto alude al hecho de poseer “mucha agua”, lo que no sucede con los arroyos. Los arroyos son pequeños y de escasa profundidad, con márgenes casi verticales compuestos de suelo y sedimento en vez de roca. Su caudal puede variar en las distintas épocas del año, por lo que durante algún tiempo el flujo de agua de algún arroyo se ve interrumpido y se seca. Esto es más común en épocas de sequía o de falta de lluvias en verano o invierno.
   Al igual que otros cuerpos de agua, pueden desembocar en el mar o en grandes cuerpos de agua dulce. Poseen un lecho rocoso y muchos son fácilmente vadeables, es decir, pueden cruzarse a pie, sin necesidad de una embarcación. La navegación en los arroyos es normalmente posible solo para embarcaciones muy pequeñas y únicamente cuando el caudal lo permite, puesto que sería imposible para un barco navegar por tan pequeño cuerpo de agua.
Mapa de parte del término municipal de Burguillos en el que aparece el Arroyo de la Huerta de Abajo desde su nacimiento hasta pasar bajo el Canal del Viar.
   Pese a sus reducidas dimensiones, los arroyos constituyen una gran parte de las aguas de una región o un país, ya que se originan con relativa facilidad. Por ejemplo, un pequeño chorro de agua que cae de un glaciar o una depresión en el suelo cuya agua proveniente de las lluvias se desborda tierra abajo pueden originar un curso de agua pequeño que llega a tomar las características de un arroyo. Con frecuencia su existencia depende del agua de las lluvias.
   Algunos arroyos ostentan un nombre con el que lo conocen los pobladores de una región, pero muchos, debido a que tienden a secarse, carecen de un nombre fijo y ni siquiera figuran en los mapas. A menudo son considerados poco importantes ya que no llevan agua durante todo el año como los ríos, pero conforman un valioso recurso para los seres vivos e incluso para los ríos, cuyas aguas pueden ser alimentadas por las de los arroyos.
Mapa de parte del término municipal de Burguillos en el que aparece el Arroyo de la Huerta de Abajo desde su paso bajo el Canal del Viar hasta pasar por el paraje del Regajo de los Hurones.
   Sí, es posible diferenciar algunos tipos de arroyos por sus características particulares. Por ejemplo, los llamados arroyos de cabecera son las secciones donde comienzan los ríos y por ende, son las partes más altas de estos. Una clasificación de corrientes las separa según su relación con el tiempo. Así, los arroyos son perennes si sus aguas fluyen durante todo el año, son intermitentes si solo fluyen durante ciertas épocas del año y efímeros cuando sus aguas fluyen únicamente después de llover.
   No importa su tamaño; los arroyos son una fuente de agua para cualquier ser vivo que la necesite. Los arroyos, por más pequeños que sean, son una fuente de agua para cualquier ser vivo que la necesite. Los más grandes y los perennes conforman todo un hábitat para muchas especies de peces y anfibios y proporcionan agua tanto a estos como a animales más grandes. Peces como las percas, las mojarras, y los bagres; aves como patos y garzas; mamíferos como las nutrias, los puercoespines, las ardillas, las zarigüeyas y los murciélagos; anfibios como los sapos y las ranas: todos estos y más animales pueblan arroyos de distintas partes del mundo. A lo largo de crecen hierbas, plantas cortas y árboles adaptados a la presencia de agua, así como musgos.
Mapa de parte de los términos municipales de Burguillos y Alcalá del Río en el que aparece el Arroyo de la Huerta de Abajo desde poco antes de pasar por el Regajo de los Hurones hasta adentrarse en el término municipal de Alcalá del Río.
   La contaminación, la explotación de sus recursos, el uso de su suelo como terrenos de cultivo y en general la urbanización son amenazas vigentes que ponen en peligro o terminan con los arroyos, lo que a su vez afecta a los seres vivos incluidos los humanos.
Fotografía aérea de parte del término municipal de Burguillos en el que aparece el Arroyo de la Huerta de Abajo desde su nacimiento hasta pasar bajo el Canal del Viar.
   Los arroyos permiten la recarga de agua de humedales, ríos, lagos y otros cuerpos de agua. Brindan un hogar, alimento y refugio a cientos de especies animales y vegetales, contribuyen a mitigar los daños de las inundaciones y filtran contaminantes. Estas bondades son posibles solo si los arroyos mantienen su estado natural óptimo.
Fotografía aérea de parte del término municipal de Burguillos en el que aparece el Arroyo de la Huerta de Abajo desde su paso bajo el Canal del Viar hasta pasar por el paraje del Regajo de los Hurones.
   El Arroyo de la Huerta de Abajo, que tras recibir las aguas del Arroyo Paso de la Villa, toma el nombre de Arroyo de Gabino (ya en el término municipal de Alcalá del Río), es un afluente del río Guadalquivir, por su margen derecha.
Fotografía aérea de parte de los términos municipales de Burguillos y Alcalá del Río en el que aparece el Arroyo de la Huerta de Abajo desde poco antes de pasar por el Regajo de los Hurones hasta adentrarse en el término municipal de Alcalá del Río.
   El origen del Arroyo de la Huerta de Abajo es un manantial en la zona de la Cruz Chiquita a unos 135 m. de altitud, a 3,3 km en línea recta del ayuntamiento de Burguillos. Sus aguas se vierten (ya con el nombre de Arroyo de Gabino) en el embalse de Alcalá del Río a la altura del paraje de Las Salinillas, en las inmediaciones del casco urbano de Alcalá del Río, ya en el río Guadalquivir, 20 m. de altitud, tras recorrer en dirección norte sur aproximadamente unos 20 kms, de los cuales los 10 primeros los hace con la denominación de Arroyo de la Huerta de Abajo, y los 10 siguientes con la denominación de Arroyo de Gabino. El Arroyo de la Huerta de Abajo, recibe las aguas de sus afluentes el Arroyo de los Carrizos y del Pilar de la Dehesa y del Arroyo Paso de la Villa, ambos en su margen derecha.
Vista del puente de la ctra. A-460 (sobrepuesta a la Cañada Real de Córdoba a Huelva) sobre el Arroyo de la Huerta de Abajo.
   Tras su nacimiento en la Cruz Chiquita, el Arroyo de la Huerta de Abajo pasa por el paraje de la Casa de las Vacas (a su derecha), entre los parajes de la Pasada Vieja (a su derecha) y La Dehesa (a su izquierda), para pasar bajo una importante línea de alta tensión, justo antes de dejar a su derecha los parajes de las Majadillas y el Acebuchal, para pasar bajo la Colada de San Francisco, y continuar junto a un camino que lo "acompaña" hasta llegar a la altura del Canal del Viar, bajo el que pasa para continuar hasta la zona denominada de la Huerta de Abajo (de donde toma su nombre) junto a la antigua Cañada Real de Córdoba a Huelva (a la que hoy se sobrepone la carretera A-460) que salva a nuestro Arroyo de la Huerta de Abajo mediante un sencillo y funcional puente. El Arroyo continúa en dirección Sur, donde a la altura del Cuarto de la Huerta recibe las aguas del Arroyo de los Carrizos y del Pilar de la Dehesa, atravesar posteriormente el Regajo de los Hurones, pasar junto al paraje de la Manda del Fraile y abandonar el término municipal de Burguillos y adentrarse en el de Alcalá del Río junto al paraje de las Vegas del Guadalquivir donde además recibe las aguas del Arroyo Paso de la Villa, y continuar hasta su desembocadura en el río Guadalquivir en el Embalse de Alcalá del Río, junto al paraje de Las Salinillas, en las inmediaciones del casco urbano de Alcalá del Río.
Vista del Arroyo de la Huerta de Abajo, aguas arriba del puente de la ctra. A-460 (sobrepuesta a la Cañada Real de Córdoba a Huelva).
   Nuestro Arroyo de la Huerta de Abajo no lleva agua durante todo el año, dependiendo enormemente de las lluvias que alimentan los manantiales que lo surten, y por otra parte ha sido importantísimo en la historia de nuestro pueblo puesto que en las inmediaciones de su cauce se han ubicado a lo largo de la historia los asentamientos más antiguos de nuestro término municipal destacando los de época romana, pero que debido a los continuos desbordamientos hizo que el asentamiento definitivo se alejara un tanto de este arroyo para ubicarse en época medieval en la zona actual.
Vista del Arroyo de la Huerta de Abajo, aguas abajo del puente de la ctra. A-460 (sobrepuesta a la Cañada Real de Córdoba a Huelva).

lunes, 1 de abril de 2019

Callejero de Burguillos: La calle Antonio Mairena.

   Mostramos imágenes (realizadas por Google Maps en septiembre de 2008 y junio de 2011) de la calle Antonio Mairena, en Burguillos.
Rótulo de la calle Antonio Mairena.
   La calle (desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos) está dedicada a Antonio Mairena (1909-1983), cantaor de flamenco. 
Callejero oficial del Ayto. de Burguillos con situación de la c/ Antonio Mairena.
Mapa de Burguillos con situación de la c/ Antonio Mairena.
Fotografía aérea de la c/ Antonio Mairena, de Burguillos.
  Antonio Cruz García, Antonio Mairena, nació en Mairena del Alcor (Sevilla), el 7 de septiembre de 1909, falleciendo en Sevilla, el 5 de noviembre de 1983.
   Criado en el ambiente de la fragua gitana de su padre, Rafael Cruz Vargas, al que hubo de ayudar renunciando a la escuela, fue conocido en principio como Niño de Rafael. Participó en fiestas y concursos, y cuando por fin decidió hacerse artista, se apodó el Niño de Mairena, hasta que más tarde unió su nombre al de su pueblo natal y ha pasado a la historia como Antonio Mairena, sobrenombre con el que recorrió los más importantes escenarios del mundo, como primera figura de cante de la compañía del célebre bailarín Antonio Ruiz Soler, Antonio.
   En 1924 consiguió un premio en un concurso flamenco celebrado en Alcalá de Guadaira (Sevilla). Perdió a su madre, Aurora García Heredia, en 1928, y al contraer nuevas nupcias su padre unos meses más tarde, marchó a Carmona (Sevilla) a ganarse la vida.
   Después de algunos años en los cuartos de las ventas y en los colmaos, pasó a principios de la década de 1930 a la capital andaluza, donde debutó en el café Gran Kursaal Internacional, acompañado a la guitarra por el jerezano Javier Molina. Tras el servicio militar, frecuentó las reuniones de los colmaos sevillanos de la Alameda de Hércules y del Pasaje del Duque. En 1933 cantó la canción “María de la O” en la película del mismo nombre, protagonizada por Carmen Amaya. Fue su primera grabación de 1941, y en los años siguientes actuó en las compañías de Juanita Reina y de Pilar López. En 1945 cantó en la venta madrileña La Capitana, de Pastora Imperio; pasó luego al colmao Villa Rosa y al cabaret Samba, y participó en un espectáculo de Carmen Amaya, en el Teatro Fuencarral de Madrid, a finales de los años cuarenta. En 1950 realizó una larga gira por toda Europa y parte de África, con el ballet de Teresa y Luisillo. Ingresó más tarde en el ballet de Antonio, con el que recorrió cuatro continentes, y al final de dicha década abandonó el cante para acompañar el baile y, consecuentemente, dejó la compañía del bailarín sevillano.
   En 1959 la cátedra de Flamencología de Jerez le nombró director honorario de la institución, y, en 1962, ganó en Córdoba la tercera Llave de Oro del Cante, máximo trofeo simbólico de la historia del cante flamenco, que le encumbró a la más alta cúspide de la fama. Ratificó este premio la cátedra jerezana, al rendirle un homenaje nacional y entregarle una placa de oro, en un festival en el que intervinieron, además de grandes artistas flamencos, los poetas Ricardo Molina, Antonio Murciano y Manuel Ríos Ruiz, que declamaron en su honor una corona poética.
   Posteriormente escribió con el poeta Ricardo Molina el libro Mundo y formas del Cante Flamenco (1963). Tres años más tarde, la citada cátedra le concedió el Premio Nacional del Disco y, en 1971, el Nacional de Cante. En 1976 la Universidad de Sevilla publicó Las confesiones de Antonio Mairena, en edición preparada por el poeta y profesor Alberto García Ulecia, una especie de testamento artístico del maestro del cante.
Antonio Cruz García, "Antonio Mairena".
   Tras haber ganado la Llave de Oro del Cante, Mairena dedicó su vida a dignificar el cante y la figura del cantaor, así como a recuperar y recrear viejos estilos perdidos. Acudió como primera figura a todos los festivales de flamenco y recibió numerosos homenajes, además del título de hijo adoptivo de Sevilla, la Medalla del Trabajo y la Medalla de Oro de las Bellas Artes. Su última grabación discográfica —dejó numerosas muestras fonográficas de su cante— fue a beneficio de los artistas flamencos de la tercera edad. Enfermo del corazón en sus últimos años, falleció de un infarto en Sevilla, donde vivía, el 5 de septiembre de 1983, y fue enterrado en su tierra natal, Mairena del Alcor. La Junta de Andalucía le otorgó, a título póstumo, el nombramiento de hijo predilecto de Andalucía, “por su trabajo, que ha marcado un hito fundamental en la historia de la cultura andaluza”.
   Obras de Antonio Mairena: Discografía: La fragua de los Mairena, Madrid, RCA, 1972; Noches de la alameda, Madrid, Hispavox, 1972; Cantes gitanos de Jerez, Madrid, Círculo de Lectores, 1972; Cantes de Cádiz y los puertos, Madrid, Fonogram, 1973; Triana, raíz del cante, Madrid, Fonogram, 1973; Antonio Mairena, Madrid, Hispavox, 1977; El arte de Antonio Mairena, Madrid, Discos Columbia, 1983; La llave de oro del cante flamenco, Madrid, Hispavox, 1983; Un cantaor para la historia, Madrid, Polygram Ibérica, 1989; Antonio Mairena, Madrid, Polygram Ibérica, 1994; Antonio Mairena, Madrid, Orbis, 1994; Niño de Mairena: 1909-1983, Madrid, Producciones AR, 1996; 100 años de cante gitano, Madrid, EMI-Odeón, 2001; Antonio Mairena, Sevilla, Calé Records, 2004; Mundo y formas del cante flamenco, Sevilla, Efen Records, 2004.
   Escritos de Antonio Mairena: con R. Molina, Mundo y formas del Cante Flamenco, Madrid, Revista de Occidente, 1963; Las confesiones de Antonio Mairena, ed. de A. García Ulecia, Sevilla, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1976 [Juan de la Plata en Biografías de la Real Academia de la Historia].
Inicio de la c/ Antonio Mairena, desde la c/ Virgen del Rosario.

c/ Antonio Mairena, con el final de la plaza de la Libertad, a la derecha.
c/ Antonio Mairena, con el final de la c/ Gaviota, a la derecha.
c/ Antonio Mairena en el cruce con la c/ Manuel Medina.
Final de la c/ Antonio Mairena en la c/ Cañada Real.
Vista de la c/ Antonio Mairena, desde la c/ Cañada Real.
    La calle Antonio Mairena está situada en el barrio de El Ejido. Es una calle que parte de la calle Virgen del Rosario, finalizando en la calle Cañada Real, siendo final de la Plaza de la Libertad y de la calle Gaviota, y cruzada por la calle Manuel Medina. Tiene una longitud de 90 metros aproximadamente, siendo bidireccional desde el punto de vista del tráfico rodado, asfaltada y alumbrada por farolas funcionales. Está conformada por pocas viviendas unifamiliares de autoconstrucción de una y dos plantas en altura, formando parte de una zona residencial. 
   La calle Antonio Mairena es, históricamente, una vía relativamente moderna en el callejero burguillero, puesto que fue creada en la primera mitad de la década de los años '90 del siglo XX, al urbanizarse la zona sur del Barrio de El Ejido, en el mandato de dº José Cuesta Godoy como alcalde de Burguillos, por otra parte gran aficionado al flamenco.