Cada lunes una nueva entrada con una noticia sobre Historia, Arte, Geografía, Bibliografía, Patrimonio, Fotografía, Hemeroteca, ... de nuestro pueblo: BURGUILLOS

Historia, Patrimonio, Arte, Bibliografía, Hemeroteca, ... sobre nuestro pueblo: BURGUILLOS

lunes, 29 de agosto de 2022

Callejero de Burguillos: el Barrio de El Ejido, popularmente "El Lejío"

     Mostramos una pequeña reseña e imágenes de el Barrio de El Ejido, aunque en Burguillos, todos lo conocemos como "El Lejío".


     El Barrio, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida por bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. 


     Debe su nombre a que se ubica en lo que era el Ejido de Burguillos, es decir, el campo común del pueblo, lindante con él, que no se labra, y donde suelen reunirse los ganados o establecerse las eras.
     El Ejido es un barrio creado en torno a finales de la década de 1960, inicios de la década de 1970, siendo su núcleo fundacional del Barrio de El Ejido lo componían la manzana creada por las calles Gustavo Adolfo Bécquer y la avenida de las Espigas, a la espalda de la Iglesia parroquial San Cristóbal mártir, en la Era (Ejido) de Burguillos, añadiéndose a lo largo del tiempo el resto de vías. En un principio eran viviendas del Instituto Nacional de la Vivienda, todas iguales, de dos plantas que le daban un carácter unitario a la zona.
     Históricamente es la primera zona de expansión importante del núcleo urbano de Burguillos a lo largo de su dilatada historia.

lunes, 22 de agosto de 2022

Arte: La pintura "Coronación de la Virgen", de Manuel Lobato (reproducción del original de Velázquez), en el faldón delantero del paso procesional de la Virgen del Rosario

     Mostramos en Historia de Burguillos, el Faldón delantero del paso procesional de Nuestra Señora del Rosario, en el que se representa la "Coronación de María como Reina y Señora del todo lo creado", quinto de los misterios gloriosos, aprovechando que hoy, 22 de agosto, es la Memoria de la Bienaventurada Virgen María, Reina, que engendró al Hijo de Dios, Príncipe de la paz, cuyo reino no tendrá fin, y que es saludada por el pueblo cristiano como Reina del cielo y Madre de misericordia [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].

     El Faldón delantero del paso procesional (bendecido el 29 de septiembre de 2002, y estrenado el viernes 4 de octubre de ese mismo año) de Nuestra Señora del Rosario fue diseñado por José Manuel Azuaga Polo, quien trazara una original idea inspirada en los respiraderos del Paso de la Santísima Virgen, de estilo neobarroco y en la que una cenefa de roleos, flores y conchos rodea una cartela central.
     La ejecución de este lujoso faldón se contrató con Bordados Solteras, herederos del antiguo taller de la Hermandad de Vera Cruz de dicho pueblo y su realización se llevó o cabo en oro fino y mediante las técnicas más elaboradas como lo hojilla y la cartulina. 
     La cartela central bordada enmarca una pintura que representa uno de los misterios gloriosos del Santo Rosario, concretamente la Coronación de la Virgen. De esta parte se encargó el artista sevillano Manuel Lobato Ruiz que ha reproducido en tan pequeño espacio la pintura que sobre este tema pintara en 1640 el insigne maestro Diego Rodríguez de Silva y Velázquez v que se conserva actualmente en el Museo del Prado de Madrid. La técnica utilizada por el pincel de Lobato es el óleo sobre lienzo y sorprende y maravilla como ha resuelto el problema de introducir en tan limitado espacio las figuras del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo que glorifican a María con lo imposición de una corona de flores (Boletín "Patrona de Burguillos", nº 8, 2002. Burguillos).

Conozcamos mejor la obra original de Velázquez, "La Coronación de la Virgen";
     La coronación de la Virgen, es un óleo sobre lienzo, pintado en 1635-36, con unas medidas de 178,5 x 134,5 cm, y que se conserva en la sala 014, del Museo del Prado de Madrid.
     Velázquez pintó La Coronación de la Virgen con destino al nuevo oratorio de la reina Isabel de Borbón en el Alcázar de Madrid, donde debía completar la serie de nueve pinturas de Fiestas de Nuestra Señora de Alessandro Turchi enviada a Madrid desde Roma, en 1635 o antes, por el cardenal Gaspar de Borja y Velasco. Es su última pintura religiosa. El oratorio, situado en la primera planta del Alcázar, a la parte de la Galería del Cierzo, se decoró con pinturas murales de Angelo Nardi y un retablo construido por Martín Ferrer sobre trazas de Juan Gómez de Mora (perdido); y, probablemente en 1636, se colgaron en él cincuenta y cuatro pinturas, entre ellas el gran Cristo crucificado de Federico Barocci. La iconografía de La Coronación de la Virgen velazqueña es tradicional, y sigue modelos anteriores de Durero y El Greco. El angelote arqueado hacia atrás en el lado derecho parece cita de uno similar en un grabado de Schelte a Bolswert según la Asunción de la Virgen de Rubens. Las dimensiones del lienzo y el tamaño menor que el natural que presentan las figuras, un tanto extraño en Velázquez, se pueden explicar por referencia a la serie de pinturas ya existente y a la que el maestro debía adaptarse. Incluso el gesto con que María se lleva la mano al pecho podría estar pensado como un eco del de la mano izquierda de la Virgen en La Anunciación de Turchi.
     La Coronación se suele datar en la primera década de 1640, pero hay sólidas evidencias circunstanciales para pensar que estuviera pintada en 1636. Como antes se ha dicho, la serie de Turchi ya estaba en Madrid en 1635, y es probable que el propio oratorio quedara listo para su uso dentro del año 1636. Antonio Palomino, que suele ser preciso en la cronología, situó la ejecución de la pintura por la época de La rendición de Breda, que casi con seguridad estaba terminada en abril de 1635: En este tiempo pintó también un cuadro grande historiado de la toma de una plaza por el señor Don Ambrosio Espínola (...);como también otro de la Coronación de Nuestra Señora, que estaba en el oratorio del cuarto de la Reina en Palacio (Palomino, [1724] 1986, p. 171). Carmen Garrido, manejando sólo datos técnicos, ha argumentado de forma convincente que las características de la ejecución corresponden a la práctica de Velázquez en torno a 1635. Aunque Ceballos ha propuesto recientemente que fuera Borja quien encargase la obra a Velázquez para la reina después de su regreso a Madrid, también es posible que fuera un encargo de la propia reina, o del rey como regalo para decorar el oratorio de su esposa. Siempre ha sido reconocida la autoría de Velázquez, salvo un curioso lapsus en 1735, cuando se anotó entre las obras salvadas del incendio del Alcázar en diciembre de 1734 como original del Racionero Cano (Museo del Prado).

Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de la Coronación de la Virgen;
La Coronación de la Virgen
   Este motivo tan popular del arte cristiano es, al contrario de lo que podría creerse, completamente extraño a las Escrituras. Su fuente es un relato apócrifo atribuido a Méliton, obispo de Sardes, que fue popularizado en el siglo VI por Gregorio de Tours, y en el siglo XII por Santiago de Vorágine en la Leyenda Dorada.
   Antes de estudiar el origen y la evolución de este tema iconográfico, no resultará superfluo prevenir una confusión cometida con frecuencia, entre la Coronación y la Glorificación de la Virgen.
   En un mosaico bizantino del siglo VI, que se encuentra en la basílica de Parenzo en Istria, se ve la Mano de Dios sosteniendo una corona encima de la cabeza de la Virgen, que reina con el Niño Jesús sobre las rodillas. Por otra parte, un cuadro muy conocido del Museo de Colonia, pintado hacia 1460 por un maestro anónimo, llamado Maestro de la Glorificación de la Virgen (Meister der Verherrlichung Maria), presenta a la Virgen sentada sobre un trono, coronada por dos ángeles, entre Dios Padre y la paloma del Espíritu Santo, mientras que encima de ella, aparece Cristo simbolizado por el Cordero que vierte su sangre en un cáliz.
   A pesar de las apariencias, estas representaciones no forman parte de la iconografía de la Coronación; porque la Virgen tiene al Niño Jesús sobre las rodillas, lo cual nunca hace en la escena de la Coronación, donde Cristo, que es quien la entroniza en el cielo, siempre está representado adulto.
Origen francés del tema de la Coronación
   Este punto merecía ser esclarecido, puesto que es justamente el mosaico de Parenzo lo que ciertos iconógrafos alegaron como prueba del origen bizantino de la Coronación. No comprendieron que se trataba de una glorificación simbólica, intemporal, de la Madre de Dios, representada como Virgen de Majestad, y no de la escena de la Coronación, que es un acontecimiento de la vida celestial de la Virgen, que sigue inmediatamente a su Asunción.
   En realidad, si la Dormición lleva la marca de Bizancio, y la Asunción la impron­ta italiana, la Coronación de la Virgen parece una creación del arte francés del siglo XII, y tal vez, más precisamente, una creación de Suger, como lo conjeturara Émile Mâle. Sea como fuere, este es un motivo propio del arte de Occidente que no debe nada a los modelos bizantinos: se trata de un caso bastante excepcional, que por ello merece señalarse. Y sin ninguna duda fue en la escultura francesa de la Edad Media, en los tímpanos de Senlis y de Notre Dame de París, más tarde en la puerta del castillo de La Ferté Milon, donde alcanzó su completo desarrollo.
   El simbolismo prefigurativo asocia la Coronación de la Virgen con dos prefiguraciones del Antiguo Testamento:
1. Betsabé invitada por su hijo Salomón a sentarse sobre un trono a su derecha.
2. Ester elevada a la dignidad de reina por Asuero.
   Pero la mujer coronada de estrellas del Apocalipsis también ha servido de prototipo de la reina de los cielos.
Evolución del tema
   La muy interesante evolución de este tema iconográfico puede resumirse o esquematizarse de la siguiente manera:
l. La Virgen, ya coronada, está sentada a la derecha de Cristo que la bendice. 
   Es la fórmula empleada en el arte del siglo XII (Senlis).
2. La Virgen es coronada por un ángel.
   El ejemplo más conocido de este segundo tipo adoptado en el primer tercio del siglo XIII, es el tímpano de Notre Dame de París.
3. La Virgen es coronada por Cristo.
   Aquí es necesario diferenciar tres variantes. En los siglos XIII y XIV, la Virgen está sentada (Reims); a principios del siglo XV está arrodillada ante su Hijo (La Ferté Milon). Por una singularidad iconográfica única en la escultura de la Edad Media, está representada de pie en el tímpano de la portada pintada de la catedral de Lausana.
4. La Virgen es coronada por Dios Padre.
   Esta fórmula se ve especialmente en la pintura italiana del siglo XV (Filippo Lippi, Botticelli).
5. La Virgen es coronada por la Trinidad.
   Este tipo, que aparece en España, Italia y Francia desde principios del siglo XV (Pedro Nicolau, 1410; Antonio Vivarini, 1444; Enguerrand Quarton, 1453), predominó en todo el arte europeo hasta el siglo XVII.
   La Santísima Trinidad está representada mediante tres personas semejantes o diferentes. El Espíritu Santo generalmente tiene forma de paloma.
   A veces Cristo está solo, pero designado como representante de la Santísima Trinidad por las tres coronas que los querubines de alas doradas mantienen encima de su cabeza.
   Así, en cada etapa, asciende la dignidad de la Virgen: en principio es coronada por un ángel, luego por Cristo, por Dios Padre y finalmente por la Santísima Trinidad completa, que se moviliza para admitirla en su seno. Este crescendo iconográfico es una confirmación impresionante del progreso de la mariolatría.
   A los personajes esenciales e indispensables se suman, para destacar aún más la solemnidad de la Coronación, asistentes que forman parte de la corte celestial, ángeles, serafines y querubines, y hasta santos, introducidos a pesar del anacronismo que ello comporta, a causa de su devoción por la Virgen particularmente adiente. Son, casi siempre, San Bernardo, San Francisco de Asís y San Antonio de Padua. Fra Angelico les agrega los apóstoles y los evangelistas, y, naturalmente, los santos de su orden: Santo Domingo, San Pedro Mártir y Santo Tomás de Aquino.
   La Asunción y la Coronación con frecuencia están superpuestas y hasta fundidas en el mismo retablo o en la misma tela: los dos temas están estrechamente conectados. En el grabado de Durero se confunden en uno solo (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).

Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de la Solemnidad de la Realeza de la Virgen María
     Aunque ya en los congresos marianos de Lyon de 1900, de Friburgo en 1902 y de Einsiedeln de 1906 se había solicitado la instauración de una fiesta de la realeza universal de María como colofón del mes de mayo mariano,  su creación fue paralela a la de Cristo Rey, instaurada por Pío XI Ratti en 1925. En 1933 María Desideri fundó en Roma el movimiento internacional Pro regalitate Mariae con ese fin, y se recogieron innumerables peticiones, entre ellas de obispos y personalidades católicas, que se presentaron en doce volúmenes al Venerable Pío XII Pacelli. Finalmente este papa, tras publicar la Encíclica Ad coeli Reginam del once de octubre de 1954, instituyó la fiesta el uno de noviembre de dicho año, con motivo del I centenario de la definición dogmática de la Inmaculada, para el treinta y uno de mayo, como culminación del Mes de María.
    En la reforma del calendario de 1969 fue transferida del treinta y uno de mayo a la Octava de la Asunción. El Papa Pablo VI Montini justifica perfectamente el cambio de fecha: “la solemnidad de la Asunción se prolonga jubilosamente en la celebración de la fiesta de la Realeza de María, que tiene lugar ocho días después, y en la que se contempla a aquélla que sentada junto al Rey de los siglos, resplandece como Reina e intercede como Madre" (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).     

lunes, 15 de agosto de 2022

Las Fiestas de la Asunción (perdidas), que celebraba la Hermandad de la Virgen del Rosario

     Mostramos en Historia de Burguillos, una pequeña reseña de lo que fueron las Fiestas de la Asunción, lamentablemente perdidas, que celebraba la Hermandad de la Virgen del Rosario, aprovechando que hoy es 15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María, Madre de Nuestro Dios y Señor Jesucristo, que, consumado el curso de su vida en la tierra, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria de los cielos. Esta verdad de fe, recibida de la tradición de la Iglesia, fue definida solemnemente por el papa Pío XII (1950) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     En los siglos XVIII y XIX, según podemos comprobar en el archivo documental de la Hermandad de la Virgen del Rosario, ésta celebraba tres festividades litúrgicas marianas: Purificación de María (las Candelarias) el 2 de febrero, la Asunción el 15 de agosto, y las de Nuestra Señora del Rosario el 7 de octubre, en la que no faltaban los cohetes, fuegos artificiales, procesiones y predicadores de prestigio.
     Centrándonos en las Fiestas de la Asunción que celebraba la Hermandad de la Virgen del Rosario, podemos poner como ejemplo las del año 1767, en la que los gastos originados fueron los siguientes:
     - El primer gasto conocido en fuegos artificiales, apareciendo una parte destinada a "dos ruedas para dispararlas al tiempo de Alzar, 4 reales".
     - "al Padre Cura, Sacristán, Monaguillo, y llevar la Cruz, 26 reales".
     - el sermón predicado por un monje franciscano tercero del Convento de Ntra. Sra. de Consolación de Sevilla [Iglesia de los Terceros, sede de la Hermandad de la Cena], 30 reales, más la manutención y la bestia para ir y venir de Sevilla, 46 reales.
     Otro ejemplo, son las Fiestas del año 1770, del que adjuntamos la fotografía correspondiente del Libro de Cuentas de la Hermandad de la Virgen del Rosario, y que pasamos a transcribir literalmente:
Gastos de la Fiesta y Proseción
del día 15 de Agostto día de la
Assump.º de ntra. señoría en este
año de 1770
Primeramte. de tres libras y mª de sera
a ocho rrs. y mº, veinteynueve rrs. y tres
quartillos Consta del Recivo firmdo.
de dº Franco. de Ortega.................... do. 29. 26.
Ytt. Veinte y quatro rrs. de sinco doce
nas de roetillos u ciete ruedas para la 
prosecion y Víspera de la Fiesta........ do. 24.
Ytt. al S. Cura diez y seis rrs. ........... do. 16.
Y al Sacristan pr la Fiesta diez los ocho
pr. si y los dos pr. el que lleva la Cruz.. do. 10.
Y de la función pª. la Yglesia dos rrs.... do. 02.
al P. Predicador treinta y quatro rrs....... do. 34

Gastos de la Fiesta y Prosepcion ......... do. 88 - 24.

     A todo ello hay que añadirle la procesión correspondiente, pues no hay que olvidar la importancia de esta festividad litúrgica en la Iglesia Católica, refrendada en 1950 cuando el papa Pío XII lo proclamó como dogma de la misma.
      Una verdadera pena que la Hermandad de la Virgen del Rosario haya perdido esta festividad, que bueno sería recuperar en buena medida, al menos que no pase desapercibida en el calendario anual de la corporación.
     Habría que investigar el hecho del por qué la Hermandad de la Virgen del Rosario celebraba dicha festividad, y en mi opinión, es muy sencillo: la propia iconografía de la Virgen del Rosario que se presenta derivada por un lado del Libro del Apocalipsis ("Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Está embarazada y grita por los dolores del parto, por el sufrimiento de dar a luz. Luego apareció otro signo en el cielo: un gran Dragón Rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y con una corona en cada una de sus cabezas. Con la cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las lanza sobre la tierra"), y de la propia Asunción de la Virgen María, ya  que la imagen de la Virgen del Rosario de Burguillos, aparece sobre una peana en forma de nube, es decir ya se encuentra en los cielos, aunque lamentablemente en la 2ª 1/2 del siglo XIX perdió, en un robo que sufrió la parroquia, la ráfaga que completaría su iconografía.

Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María;
La creencia y el dogma
   Hacia finales del siglo XIII desapareció el tema de la Resurrección de la Virgen, que fue reemplazado por la Asunción.
   En el Evangelio no se habla de la Asunción de la Virgen. Se trata de una leyenda tardía, copiada en el siglo VI del Arrebatamiento del profeta Elías y de la Ascensión de Cristo. En el siglo VIII, la Iglesia de Roma todavía consideraba la Asunción cor­poral de la Virgen una opinión piadosa y no un dogma. Los bizantinos se niegan a admitirlo y prefieren  atenerse a la Dormición (Koimesis).
   Fue en ocasión del Año santo de 1950, cuando el papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción.
La evolución del tema
   La expresión Asunción es significativa: se opone a la Ascensión, como lo pasivo a lo activo. Es decir, la Virgen no asciende al cielo por sus propios medios, como Cristo, sino que es elevada al Paraíso sobre las alas de los ángeles.
1. Desde la Asunción del alma a la del cuerpo
   El arte bizantino representa la Asunción del alma de la Virgen, recogida por Cristo en su lecho de muerte; y el arte de Occidente, su Asunción corporal fuera de la tumba donde los apóstoles la habían sepultado.
   Por lo tanto debe distinguirse en iconografía la Asunción del alma de la Virgen en forma de niña y la Asunción de su cuerpo glorioso. Es lo que se denomina Assumptio animae (Seelenaufnahme) y Assumptio corporis (Himmelfahrt des wiederbeseelten Leibes).
   Cristo regresó trayendo su alma que se unió nuevamente con su cuerpo. La Virgen, en actitud de orante, eleva las manos unidas, en una mandorla llevada por ángeles, encima de la tumba abierta alrededor de la cual están reunidos los apóstoles. La tumba está, ya vacía, ya llena, como un macetero fúnebre, de lirios y rosas blancas que, según San Juan Damasceno, exhalaban un delicioso perfume.

   Ciertas fórmulas usuales en el siglo XII son particularmente originales. En una miniatura de un manuscrito de Glasgow, se ve a la Virgen subir al cielo en forma de momia envuelta en fajas, como un vapor blanco asciende por una chimenea cuyas paredes fuesen ángeles.
   Un bajorrelieve de Autun representa a la Virgen agujereando la bóveda del arca fúnebre igual que Cristo atraviesa la puerta del sepulcro sellado sin romper los sellos.
   Para estar protegida de eventuales ataques de demonios durante el trayecto, a veces la Virgen resucitada está escoltada por los arcángeles Miguel y Gabriel, que la protegen contra los poderes del Infierno.
   De manera excepcional, María está sentada en un bajorrelieve esculpido por Donatello para la tumba del cardenal Brancacci, en Nápoles.
   Aunque la Asunción representa la Subida de la Virgen al cielo y la Inmaculada Concepción su Descenso hacia la tierra, era inevitable que se produjese una contaminación entre ambos temas. Por la influencia de las Letanías de Loreto, la Virgen de la Asunción generalmente está representada de pie, sobre un creciente de la luna, con la frente ceñida por doce estrellas, como la mujer del Apocalipsis. De esa manera la Assunta tiende a confundirse con la Immaculata.
   El Speculum Humanae Salvationis explica detalladamente esta representación de la Virgen copiada de la mujer del Apocalipsis, con los pies sobre un creciente de la luna y la cabeza coronada de estrellas.
   La Mujer apocalíptica que escapa al dragón es la imagen de la Virgen elevada al cielo. La luna que ella pisa es el símbolo de las cosas cambiantes del bajo mundo terrenal. Las doce estrellas que iluminan su cabeza recuerdan a los doce apóstoles reunidos en torno a su lecho, en el momento de su muerte.
2. Transformación de la Asunción en Ascensión
   A causa de otra confusión iconográfica, la Asunción pierde su carácter original para convertirse en Ascensión. En vez de ser elevada al cielo por ángeles, la Virgen vuela sola, con los brazos extendidos, ante el asombro de los apóstoles; los ángeles que la rodean se limitan a formarle cortejo.
   A veces hasta aparece provista de grandes alas de águila, como las que el Apocalipsis atribuye a la mujer perseguida por el dragón. 
   Esta transformación se consumó en el arte italiano del siglo XVI. El ejemplo más célebre de esta Ascensión de la Virgen, que ya no justifica el nombre de Asunción, es el gran cuadro de altar pintado por Tiziano en 1518 para la iglesia de los Frari de Venecia.
   Sin embargo, esta nueva fórmula no eliminó completamente a la antigua. En el siglo XVII, Guido Reni y Poussin hacen elevar a la Virgen mediante grandes ángeles.
Temas anexos
El milagro de las flores en la tumba vacía
   Los apóstoles comprueban que el sarcófago que usaron para sepultar a la Virgen está vacío y lleno de flores. 
 Este episodio se inventó para formar pareja con la visita de las Santas Mujeres al Sepulcro, que encuentran vacía la tumba de Cristo, y sobre la tapa volcada del sarcófago, un ángel que les anuncia que Cristo ha resucitado.
El sacro cinturón
   Otra innovación del arte italiano es la añadidura al tema de la Asunción de la leyenda que cuenta que Tomás, el apóstol incrédulo, habría recibido el cinturón de la Virgen, que ésta dejó caer para convencerle de la realización del milagro. Pero al tiempo que la transformación de la Asunción en Ascensión se difundió en todo el arte cristiano, la iconografía de El Sacro Cinturón de la Virgen se mantuvo casi exclusivamente toscana.
   Esta devoción estaba localizada en Prato, cerca de Florencia, donde se venera­ba la Sacra Cintola desde el siglo XII. Eso explica que se trate de un motivo tan frecuente en la escuela florentina: es por ese signo que se reconocen las Asunciones toscanas.
   La fuente de esta leyenda, inventada para formar pareja con la Aparición de Cristo resucitado al apóstol Tomás, es el Arrebatamiento del profeta Elías, quien, desde lo alto de su carro de fuego, lanza su manto mágico a su discípulo Eliseo. Se ha supuesto, ingeniosamente, que el estrecho cinturón con forma de cordón cogido por Tomás, materializado por la imaginación popular, era el vínculo místico que unía a la Virgen con los apóstoles; pero el origen bíblico es más verosímil que un despropósito iconográfico.
   Según la versión más difundida, el apóstol Tomás, que se encontraba solo en el monte de los Olivos, vio ángeles que elevaban al cielo el cuerpo de la Virgen. Suplicó a ésta que le dejase una señal, y la Virgen dejó caer su cinturón. Después, se reunió con los apóstoles y les aseguró que el cadáver de la Virgen ya no estaba en su tumba. La abrieron, y así era: estaba vacía. Tomás contó entonces que vio a la Virgen elevarse al cielo, y mostró como prueba el cinturón que tenía en las manos.
   De acuerdo con otra tradición, Santo Tomás llegó retrasado una vez más, aunque regresaba de La India, lo cual constituye una circunstancia atenuante. Para contemplar de nuevo el rostro de la Madre del Redentor, hizo abrir la tumba. El cuerpo había desaparecido, y en el sarcófago sólo quedaba la mortaja que exhalaba un perfume celestial. Los apóstoles concluyeron que la Virgen había resucitado; pero Tomás permanecía escéptico. Fue entonces cuando la Virgen, para convencerlo, dejó caer su cinturón desde lo alto del cielo.
   De manera que en el primer caso, Tomás recibe el cinturón sin testigos, y en el segundo, en presencia de los apóstoles.
   La Madonna della Cintola se diferencia de la Assunta porque la primera mira hacia abajo donde se encuentra Santo Tomás, en vez de dirigir la mirada al cielo (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).


Conozcamos mejor la Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María, Madre de Nuestro Dios y Señor Jesucristo;
   En Oriente, donde surge, se la denomina Dormición o Tránsito de María. Se la cree fiesta de origen jerosolimitano, surgida como memoria de la dedicación de la iglesia que hizo construir la Emperatriz Eudoxia (+404) en el lugar de la Tumba de la Virgen en Getsemaní3, que se debió extender progresivamente, dedicada, con el apoyo de los apócrifos asuncionistas, a la glorificación de María.  No olvidemos que esta fiesta corresponde al dies natalis de otro santo pero con una completa glorificación por la radicalidad de su redención, pues es inmaculada, y su íntima unión a su Hijo en la Obra de la Redención, por su maternidad divina y su corredención. Se celebraba ya en el siglo V en Palestina, en Siria y en sus áreas de influencia. Hacia la mitad del siglo VI estaba difundida con la dedicación a este misterio de la Asunción por todo Oriente, al asumir tal carácter la fiesta mariana del siglo IV, hasta convertirse en una fiesta muy popular y de precepto.  El Emperador Mauricio (+602) la extendió a todo el Imperio Bizantino en la fecha del quince de agosto. Juan de Tesalónica, a principios del siglo VII, en su sermón sobre la dormición de la Virgen, afirma que se celebraba en casi todas las Iglesias orientales.  Fue introducida en Occidente en el siglo VII, seguramente por la influencia de los monjes orientales, pero en enero. El día uno en Roma y el dieciocho en otras partes, como consta en el Martirologio Jeronimiano, en el Calendario de Luca, en el de Corbia y en otros. De la Galia conservamos la más antigua mención a esta fecha, quizá importada de Antioquía, donde se celebraba la Memoria de la Santa Madre de Dios, por obra de Casiano y los monjes lirinenses, como lo atestigua ya San Gregorio de Tours (+594). Fue ratificada por el Papa Sergio I (687-701), de origen sirio, que, como ya hemos comentado, prescribió en esta fiesta una procesión como en las de la Anunciación, la Purificación y la Natividad de la Virgen, que se estuvo celebrando hasta 1566, y fue quien la dotó seguro de solemne vigilia con ayuno.  Inglaterra la adoptó de manera oficial en el Concilio de Cloverhoe del 747, presidido por Cutberto, Arzobispo de Canterbury, y en Francia, en el Concilio de Maguncia del 813, en su canon 36, la declara de precepto. Hacia fines del siglo VIII se cambió en Occidente el título de Dormición por el de Asunción, como consta en el sacramentario que el Papa Adriano I (+795) envió a Carlomagno. León IV en el 847 revigorizó su solemne vigilia y le añadió octava. En Francia, aunque se adoptó la fiesta, hubo cierta oposición a la entonces creencia de la asunción corporal de María, que no fue suficientemente fuerte para rechazar el término Asunción.  De su introducción en la Península Ibérica no hay nada seguro antes del siglo VII, en que dan testimonio de ella San Isidoro de Sevilla y, más claramente, San Ildefonso de Toledo. Durante el periodo carolingio la fiesta sufre un cierto eclipse en Occidente por la difusión de un tratado en contra de la creencia asuncionista escrito por Pascasio Radberto bajo el pseudónimo de San Jerónimo. Un segundo tratado anónimo de finales del siglo IX, atribuido a San Agustín, que aceptaba las críticas de los apócrifos y se basaba en bases teológicas sólidas, relanza de nuevo el tema. Consumada la separación de las Iglesias orientales, la fiesta siguió tomando auge en ellas. El Emperador Manuel Commeno prescribió para ella el descanso festivo en 1166. Más tarde, en el siglo XIV, el Emperador Andrónico II emitió un decreto por el que consagraba a la Asunción el mes de agosto. En la Baja Edad Media se fue perfilando con precisión el contenido de fe de la fiesta y se fue popularizando. En el Breviario de San Pío V Ghislieri se suprimieron las dudas o imprecisiones de los textos de la fiesta.  
   Finalmente, en 1950, con motivo de la proclamación dogmática de este misterio, se redactaron unos nuevos formularios en que se exponía más claramente la verdad dogmática, recogidos en la Misa Signum magnum publicada al año siguiente. En el Misal actual del uso ordinario se han enriquecido de nuevo los textos y se le añadido una misa de vigilia. En el área alemana se practica en esta fiesta la bendición de hierbas, que no está originariamente vinculada a ella. Se remonta a orígenes paganos, y se ubica en esta fecha por ser verano avanzado, en que aquéllas esparcen su más fuerte aroma. Las hierbas que se bendicen varían según las comarcas, para la que encontramos un Ordo en el siglo X. Se guardan estas plantas como protección contra el fuego y contra el rayo. Posteriormente estas plantas se vinculan simbólicamente a María, flor de las flores. 
   En la Iglesia Bizantina es la fiesta mariana por excelencia y se prolonga por todo el mes de agosto, que es en Oriente, por eso, el mes de María: catorce días de preparación (cuaresma de la Virgen) y octava. Así el año litúrgico oriental adquiere un marcado carácter mariano, pues desarrollándose entre el uno de septiembre y el treinta y uno de agosto, comienza con la fiesta de la Natividad de María y termina con la de su Asunción (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
     Todos esta reseña es un extracto de los datos que podemos encontrar al visionar tanto el archivo parroquial, como el de la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario.
     Una verdadera pena, vuelvo a insistir que se hayan perdido estas fiestas, como otras muchas, así como la ráfaga de la Virgen del Rosario, que hace que su iconografía, a día de hoy, esté incompleta.

lunes, 8 de agosto de 2022

Hemeroteca: La subasta para la adjudicación de la construcción de la carretera de Burguillos a Castilblanco de los Arroyos, en el periódico "La Dinastía", el 9 de diciembre de 1894.

     Mostramos en "Historia de Burguillos" la noticia recogida en el periódico "La Dinastía", editado en Barcelona, sobre la subasta para la adjudicación de la construcción de la carretera de Burguillos a Castilblanco, publicadas el 9 de diciembre de 1894, y que se conserva en el archivo de la Biblioteca Nacional de España.
   El periódico "La Dinastía"; fue un diario que aparece el 14 de octubre de 1883 en el estadio de la prensa barcelonesa para luchar por la vuelta al poder del Partido Conservador liderado por Antonio Cánovas del Castillo, que en ese momento se encuentra en la oposición. Ya su título refleja su posicionamiento claramente favorable al sistema político de la Restauración monárquica, y a lo largo de sus veintidós años de vida se mostrará rabiosamente antirrepublicano y antianarquista, como portavoz del partido canovista en Cataluña.
     Su propietario y primer director será Pere de Roselló, prohombre de los conservadores catalanes, que tras su fallecimiento, en 1890, será adquirido por el Círculo Liberal Conservador, que pondrá al frente del diario a Josep Elias de Molins.
     En su primera etapa resalta su composición a una columna, así como la inclusión de sus abundantes anuncios comerciales tanto en la primera plana como en las últimas. Esto último lo seguirá haciendo cuando a partir del uno de abril de 1887 cambie su diseño y pase a ser compuesto a varias columnas (de tres hasta cinco a lo largo de su vida). Asimismo, su paginación variada en sus primeros años, pasa a ser de cuatro planas.
     También editó hasta finales de 1888 dos ediciones, una matutina y otra vespertina, para introducir en esta las últimas noticias y las cotizaciones de bolsa.
     Las variaciones que le dio al subtítulo no son muy relevantes, empezando por la primera: “diario político, literario y mercantil”. Le dio importancia también al santoral, bajo su cabecera, y a la sección religiosa, y publicaba vistosas esquelas. Redactado íntegramente en castellano, incluye las secciones típicas de la prensa diaria de la época: artículos doctrinales y políticos, crónicas de actualidad, correspondencias particulares (Madrid, Roma, Paris…), secciones comercial, financiera y de espectáculos, noticias locales y judiciales, revistas de prensa y despachos telegráficos de Prensa Asociada. A partir de 1890 también publica las noticias que le proporciona la agencia Mencheta y dará cuenta de las actividades de los distintos centros conservadores catalanes.
     De 1892 a 1899 fue dirigido por Marcial Morano; de 1900 a 1902, por Juan González Forter, y de 1902 a 1904, por Juan Luis Pascual de Zulueta. Entre sus redactores y colaboradores estuvieron, entre otros, Luis Alfonso, que era su redactor jefe en 1888, Joaquim Bohigas, Pere Armengol Cornet, Josep Alemany, Federico Asquerino y Xavier Godo.
     A partir de 1900 aumentará su reaccionarismo, a la vez que la influencia del Partido Conservador en Cataluña se verá refrenada por la Liga Regionalista y el lerrouxismo. El diario dejará de publicarse el 30 de junio de 1904, coincidiendo con la dimisión y retirada de su líder político en Cataluña, Josep Maria Planes i Casals, a la vez que los centros del partido conservador irán también cerrando y desapareciendo.
     Pues bien, en una de sus páginas de la edición del 9 de diciembre de 1894, a cuatro columnas, en la que se publican noticias diversas, aunque la que nos interesa fundamentalmente a los burguilleros, es la que bajo el titular SUBASTAS, en la mitad de la segunda columna, es la catorceava, y que pasamos a transcribir íntegramente:


SUBASTAS
     He aquí una relación de las próximas a verificarse según el extracto semanal que de las anunciadas oficialmente hace la revista Industria e Invenciones.
...
     Sevilla.- Diputación Provincial.- 15 de Diciembre.- Adjudicación de la explanación y obras de fábrica del trozo segundo de la sección tercera de la carretera provincial de Sevilla a Castilblanco, o sea de Burguillos a Castilblanco.- Depósito provisional, 1.956 pesetas.- (B.O. Sevilla 13 de Noviembre).

     Ya podemos fechar la construcción de la carretera de Burguillos a Castilblanco...

lunes, 1 de agosto de 2022

Bibliografía: El yacimiento arqueológico nº 108 (Cortijo de Mudapelos), de Burguillos en el libro "Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir", de Michel Ponsich, editado por el CSIC, en Madrid, en 1974.

     Mostramos en Historia de Burguillos los datos del yacimiento arqueológico nº 108 (Cortijo de Mudapelos) de Burguillos, que aparece en la principal monografía dedicada al estudio de la arqueología romana del término municipal de nuestro pueblo. Se trata de "Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir" [Antiguo asentamiento rural en el Bajo Guadalquivir], obra de Michel Ponsich, editado por el Laboratorio de Arqueología de la Casa de Velázquez (CSIC), en Madrid, en 1974.
     Es una obra imprescindible para conocer la historia de nuestro pueblo en época romana, y por supuesto de toda nuestra comarca, y en definitiva el Bajo Guadalquivir. Fundamental para nuestro pueblo porque en él se detallan, nada más y nada menos, que 25 yacimientos arqueológicos enclavados en el término municipal de Burguillos, siendo el aquí descrito el nº 108 (Cortijo de Mudapelos), que aparece en la página 92, y que pasamos a transcribir literalmente:

108 - MUDAPELOS (Cortijo de)
                    Coordenadas :     402,3 / 335,7.
                    Término      :      Burguillos.
‎     Zona arqueológica importante: restos de la época ibérica, paredes en grandes muros ciclópeos, construcciones de mampostería, piedras talladas, bajo la cara norte de la finca, cimientos antiguos, base de columna de mármol, ladrillos, azulejos romanos y ánforas, cerámica sigillata hispana (Drag. 15/17), sigillata clara A y D (fig. 23/3 a 8).‎
‎     Ocupación romana hasta el siglo IV d.C.‎ 




Figura 23. Perfiles de cerámica sigilata encontradas en la superficie en los yacimientos nº 104, 108, 119, 132, 140.