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Historia, Patrimonio, Arte, Bibliografía, Hemeroteca, ... sobre nuestro pueblo: BURGUILLOS

lunes, 26 de abril de 2021

Callejero de Burguillos: La calle Cruz Roja.

Mostramos una reseña e imágenes (realizadas por Google Maps en septiembre de 2008 y agosto de 2016) de la calle Cruz Roja, en Burguillos.

   La calle (desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos) está dedicada a la Cruz Roja, nombre coloquial con el que se conoce el organismo Comité Internacional de la Cruz Roja.

   Desde su fundación en 1863, el objetivo único del CICR es prestar protección y asistencia a las víctimas de los conflictos y enfrentamientos armados, mediante la realización de actividades en todo el mundo, el fomento del DIH y la promoción del respeto de esta rama del derecho por parte de los Gobiernos y de los portadores de armas. Su historia trata del desarrollo de la acción humanitaria, de los Convenios de Ginebra y del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

   La Cruz Roja nació por iniciativa de un hombre llamado Henry Dunant, quien socorrió a los soldados heridos en la batalla de Solferino, en 1859. Luego hizo gestiones ante líderes políticos en pos de más medidas de protección en favor de las víctimas de la guerra. Sus dos ideas principales eran la formulación de un tratado que obligase a los ejércitos a prestar asistencia a todos los soldados heridos y la fundación de Sociedades Nacionales que ayudasen a los servicios sanitarios de los ejércitos.
   En agosto de 1914 (Primera Guerra Mundial), el mundo está convulsionado por la locura de la guerra y el CICR está a punto de vivir su bautismo de fuego. La pequeña institución se transformará en una verdadera organización internacional, no sólo por su tamaño sino también por su campo de acción.

   La masacre que se perpetró entre 1914 y 1918 debería haber significado el fin de los conflictos armados. Los pueblos se horrorizaron por la cantidad de sangre derramada, y parecía que no habría más lugar para la guerra. Sin embargo, la realidad rápidamente dio por tierra con el idealismo. Lejos de desaparecer, la violencia de la guerra daría un giro aún más brutal. El CICR debió fortalecerse en un entorno cada vez menos afín a los principios humanitarios.

   La invasión de Polonia por parte del ejército alemán el 2 de septiembre de 1939 anticipó lo que estaba por venir. La guerra de trincheras sería reemplazada por el combate mecanizado, precedido por ataques aéreos masivos dirigidos contra la población civil. Los civiles serían las principales víctimas de brutales políticas de ocupación; primero, las del Tercer Reich y sus aliados y, cuando la suerte cambió de bando, las de los Estados vencedores.
   La nueva guerra mundial planteó nuevos desafíos al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). En primer lugar, el Comité debió organizar sus actividades humanitarias en cinco continentes al mismo tiempo, lo cual requería ingentes cantidades de recursos humanos y económicos. Durante el conflicto bélico, el CICR tuvo más de 50 delegaciones activas.  

   Para el CICR, la guerra significó también la diversificación de las tareas. Además de desempeñar las actividades tradicionales relacionadas con los prisioneros de guerra —visita a campos de detención o establecimiento de una agencia central de información sobre prisioneros, como en la Primera Guerra Mundial, entre otras—, el CICR no cejó en sus esfuerzos por ayudar a los civiles a convivir con la desorganización que traía consigo la situación militar. Entre las acciones emprendidas entonces se encuentra la lucha contra el hambruna en Grecia y las islas del Canal de la Mancha.   
   Si bien esas operaciones de asistencia tuvieron los resultados esperados, no puede afirmarse lo mismo de otras, pues en su afán de tener acceso a la mayoría de los prisioneros de guerra, el CICR se topó con obstáculos tales como el simple y llano rechazo de los Estados que custodiaban a los detenidos. Por ese motivo, la Institución no pudo ayudar a los prisioneros de guerra alemanes ni soviéticos en manos del enemigo, mientras que en el Lejano Oriente, los intentos por llegar a los soldados del Ejército Aliado capturados por los japoneses se vieron frustrados por la falta de cooperación de las autoridades de Tokio.

   Infructuosos esfuerzos por evitar las persecuciones
   El fracaso más evidente del CICR fue el intento frustrado de ejercer el derecho a llevar a cabo acciones humanitarias en favor de los civiles que habitaban las áreas ocupadas o los deportados a campos de exterminio. Los actos heroicos de algunos de sus delegados, que trataron de ayudar a los condenados a muerte, no alcanzaron a mitigar el fracaso del Comité como institución en su lucha contra la persecución nazi. La inacción del CICR durante el Holocausto es y seguirá siendo un recuerdo trágico en la historia de la Institución.
   Tras el lanzamiento de las bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, la Segunda Guerra llegó a su fin. Se inició entonces una nueva era en el ámbito de las relaciones internacionales, dominada por la amenaza nuclear. El mundo se dividió en dos bloques antagónicos, y esa división influyó en los métodos de trabajo del CICR durante varias décadas.

   Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el CICR inició un proceso de revisión y ampliación de los Convenios de Ginebra para evitar que se repitieran los horrores de aquel conflicto. Ante los nuevos retos y crecientes necesidades, se convirtió en una "gran" organización humanitaria con presencia permanente en todos los continentes. Ha tenido que aprender a lidiar con graves riesgos de seguridad y el peligro de que las actividades humanitarias sean utilizadas cada vez más con fines políticos.
   La calle Cruz Roja está situada en el denominado en nuestro pueblo el "Barrio Lejos". Va de la calle Real, a la calle Virgen de la Fuentecilla, siendo final de la calle Sol. Tiene una longitud de 75 metros aproximadamente, siendo bidireccional desde el punto de vista del tráfico rodado, asfaltada y alumbrada por farolas funcionales. Está conformada por un bloque de viviendas de tres plantas en altura, en la acera de los pares, mientras que la acera de la izquierda, está protagonizada por un solar, en su parte inicial hasta el final de la calle Sol, mientras que el resto son almacenes y viviendas de autoconstrucción, formando parte de una zona residencial.

   La calle Cruz Roja es, históricamente, una vía antigua en nuestro pueblo, aunque urbanizada como tal en el último cuarto del siglo XX. Antiguamente el enorme bloque construido en el cambio de siglo, estaba ocupado por una nave ganadera, construida en la segunda mitad del siglo XX, y que a finales de siglo la ocupaba un bar-restaurante.

lunes, 19 de abril de 2021

Hemeroteca: El Burguillos de 1888 en el "Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración..." editado en Madrid por Carlos Bailly-Baillière.

   Mostramos en "Historia de Burguillos" los datos recogidos en el "Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración, ó Directorio de las 400,000 señas de España, Ultramar, Estados Hispano-Americanos y Portugal", editado en 1888 por Carlos Bailly-Bailliere, y que se encuentra en la Biblioteca Nacional de España. Es una publicación anual que comienza a editar en 1879 Carlos Bailly-Baillière, entonces librero de la Universidad Central, de Madrid, del Congreso de los Diputados y de la Academia de Jurisprudencia y Legislación, en el que se ofrece en torno -según señala- a 400.000 señas de las personas que integran la instituciones de las Administraciones Públicas (Casa Real y sus empleados, Cortes, ministerios, cuerpo diplomático, etc.) y de cualesquiera que tuviera un oficio o profesión (abogados, arquitectos, notarios, médicos, marmolistas, boteros, libreros, impresores, fotógrafos, carpinteros, etc.) o fuera propietario de un comercio, industria o fábrica, o ejerciera un servicio público, tanto de Madrid y resto de provincias, como de las posesiones españolas de Ultramar y de los Estados hispano-americanos.
   Estructurado por provincias, partidos judiciales y localidades (en el caso de España, comienza por Madrid, y ofrece el listado por calles), colonias o estados, al comienzo de cada epígrafe ofrece una breve información general (número de habitantes, listado de sus parlamentarios, etc.). También da cuenta de centros culturales, casinos, periódicos o colegios.
   Es una publicación al estilo de otras que se publican en Europa y, según su editor, sigue el mismo plan del francés Annuaire-almanach, de Diderot-Bottin. Llega a superar las dos mil páginas, incluye al principio un calendario y ofrece diversos índices alfabéticos por nombre de personas y de lugares (nomenclátor) y por profesiones, además del de los numerosos anunciantes (profesionales, industrias, comercios), cuya publicidad va inserta al final de cada volumen y está acompañada, en muchas ocasiones, de grabados de productos, maquinaria, objetos de consumo o de edificios de las empresas y fábricas. También da información de las tarifas arancelarias aduaneras o las de los transportes.
   Para su confección cuenta con corresponsales en las capitales de provincia y en los diferentes países, y el editor compila también los extensísimos datos que le llegan por otras fuentes, como son las consulares, las de las autoridades de las propias Administraciones (secretarios de ayuntamientos) y los que les remiten los propios profesionales, comerciantes e industriales. A partir de 1881, la publicación pierde la palabra "almanaque" y sigue publicándose hasta 1911, bajo la cabecera Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración.
   Pues bien, en su página 1647, encontramos a cuatro columnas la referencia dedicada a nuestro pueblo, dentro del capítulo dedicado a Sevilla y su provincia, entre los pueblos, ayuntamientos y agregados del partido judicial de Sevilla, concretamente en la primera columna en la parte superior, que pasamos a transcribir literalmente, completando entre corchetes la explicación de las abreviaturas:

BURGUILLOS. - V. [Villa] con Ayunt. [Ayuntamiento] de 575 hab. [habitantes], sit. [situada] á 20 kilóm. [kilómetros] de Sevilla. - Produce cereales, aceite y naranjas, y se crían ganados de todas clases. - Carretera á la Capital. 
Alcalde. -Medina (Francisco).
Secretario. - Benjumea (Miguel).
Juez municipal. - Pérez (Manuel).
Fiscal. - Gadea (Antonio).
Secretario. - Benjumea (Miguel).
Párroco. - Sánchez (José).
Instrucción pública. - Profesor, FRANCO Barrera (José). - Profesora, Álvarez (Ángela).
Abacerías. - Antón (Benito). - Brenes (Antonio). - Marcos (José). - Martín (Manuel).
Médico. - Patraña (Antonio).
Posadero. - Benito (Eusebio).
Restaurant. - Olmedo (Antonio).
Tejidos. - Medina (Francisco). - Rosa (Manuel).
Zapateros. - Cruz (Manuel). - Vargas (Francisco).
   En este año de 1888, El Anuario repite prácticamente los mismos datos de los dos años precedentes (1887), salvo que corrige la distancia a la capital (ya indica 20 kms.) y omite el día festivo local, y al estanquero, que en los años precedentes lo ocupaba don Pablo Pérez) lo que implica una continuidad y normalidad en la vida cotidiana de nuestro pueblo.

lunes, 12 de abril de 2021

Bibliografía: El yacimiento arqueológico nº 94 (Burguillos Este), de Burguillos en el libro "Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir", de Michel Ponsich, editado por el CSIC, en Madrid, en 1974.

Mostramos en Historia de Burguillos los datos del yacimiento arqueológico nº 94 (Burguillos Este) de Burguillos, que aparece en la principal monografía dedicada al estudio de la arqueología romana del término municipal de nuestro pueblo. Se trata de "Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir" [Antiguo asentamiento rural en el Bajo Guadalquivir], obra de Michel Ponsich, editado por el Laboratorio de Arqueología de la Casa de Velázquez (CSIC), en Madrid, en 1974.
   Es una obra imprescindible para conocer la historia de nuestro pueblo en época romana, y por supuesto de toda nuestra comarca, y en definitiva el Bajo Guadalquivir. Fundamental para nuestro pueblo porque en él se detallan, nada más y nada menos, que 25 yacimientos arqueológicos enclavados en el término municipal de Burguillos, siendo el aquí descrito el nº 94 (Burguillos Este), que aparece en la página 89, y que pasamos a transcribir literalmente:

94‎‎ ‎‎- BURGUILLOS (Este)‎
                    ‎Coordenadas: 398,2 / 334,3.‎
                    Término:     Burguillos
‎   En la antigua Vereda de Carne, hacia Guillena, paso de un antiguo camino (lámina XX), en un montículo. Los movimientos de tierra de las carreteras han descubierto numerosos restos antiguos (lámina XXI), paredes, cuencas de aceite, fragmentos de baldosas, ladrillos, ánforas de aceite piriformes, fragmentos de cerámica sigilata (Drag. 37), (fig. 21/3) despejado A y D, mosaicos, ladrillos térmicos. Villa y su fábrica de aceite. ‎
‎Ocupación romana desde finales del siglo I hasta el IV d.C.‎


Lámina XX. Vía antigua en dirección a Burguillos, que se aprecia en el horizonte.


Lámina XXI. Burguillos Este. Restos de una villa romana (muros indicados por las flechas).


Figura 21. Perfiles de cuellos de ánfora y de cerámica sigilata encontradas en la superficie en los yacimientos nº 57/1, 86, 94, 101.

lunes, 5 de abril de 2021

Geografía: El paraje "Casa Nueva de la Viña", en Burguillos

Mostramos en Historia de Burguillos una pequeña reseña del paraje "Casa Nueva de la Viña".

      El paraje de la Casa Nueva de la Viña, lugar que toma su nombre como su propio nombre indica, de la propia etimología de su nombre, ya que es una vivienda  que hay que entenderla como casa de campo, para utilidad de las faenas, en este caso predominando las agrícolas. El nombre de este paraje debe de provenir de una nueva edificación en una zona dedicada al cultivo de la vid (y de ahí el nombre de Viña), probablemente dependiente del cercano Convento de Sancti Spiritus del Monte, de la Orden Tercera Franciscana que se encontraba en las inmediaciones.
   El cultivo de la Vid en nuestro término municipal, hoy desaparecido, debió ser en tiempos pasados importante, puesto que llevó a que hoy se conozcan dos parajes con ese nombre ("La Viña", y "La Casa Nueva de la Viña"), y que incluso a una familia burguillera, propietaria de parte de estas fincas, se las conozca con sobrenombre de "de La Viña".



      Al paraje de la Casa Nueva de la Viña se llega tras salir del casco urbano de Burguillos, bien por la calle Real, o bien por la calle Blas Infante, tomar la Vereda de los Rodeos (la que pasa junto al Cementerio Municipal "Nuestra Señora del Rosario Coronada"), y tras pasar bajo la segunda línea de alta tensión que nos encontremos, justo en un amplio cruce de caminos (en el paraje de la Cruz Chiquita), surge un camino al Noroeste que en unos pocos metros nos lleva directamente al paraje de la Casa Nueva de la Viña, delimitada al Norte, por el paraje "Convento de Sancti Spiritus"; al Este, por la Vereda de los Rodeos; al Sur, por la misma Vereda de los Rodeos y el paraje "Cruz Chiquita"; y, al Oeste, por el paraje "La Viña", encontrándose a unos 3,5 km. de nuestro pueblo y a una media de 150-160 m. de altitud. Señalar que todas las imágenes provienen del Instituto Geográfico Nacional, y de Google.