Cada lunes una nueva entrada con una noticia sobre Historia, Arte, Geografía, Bibliografía, Patrimonio, Fotografía, Hemeroteca, ... de nuestro pueblo: BURGUILLOS

Historia, Patrimonio, Arte, Bibliografía, Hemeroteca, ... sobre nuestro pueblo: BURGUILLOS

lunes, 25 de julio de 2022

Geografía: El paraje "Cuarto de la Huerta"

Mostramos en Historia de Burguillos una pequeña reseña del paraje "Cuarto de la Huerta".

     El paraje Cuarto de la Huerta, lugar que toma su nombre, según mi opinión, de que en ese lugar existían Huertas, y la palabra que la antecede "Cuarto", proviene de una antigua unidad de medida de volumen equivalente a media fanega (unidad de medida de la metrología tradicional española, anterior al establecimiento y la implementación del sistema métrico decimal. En el marco de Castilla, la conversión es de 6459,6 metros cuadrados para la fanega de superficie. Se utilizaba para medir fincas agrícolas. Se divide en dos cuartos, cuatro cuartillas o doce celemines). La medida real cambia según regiones o incluso localidades. Hoy día dicho paraje lo ocupa el Polígono Industrial "Cuarto de la Huerta".


     Al paraje del Cuarto de la Huerta se llega tras salir del casco urbano de Burguillos, por la carretera de Villaverde, y a poco más de 200 m. encontramos una rotonda que nos lleva al Polígono Industrial "Cuarto de la Huerta", que ocupa casi en su totalidad el paraje Cuarto de la Huerta, delimitado al Norte, por la carretera que conduce a Villaverde del Río; al Este y al Sur, por el Canal del Viar; y, al Oeste, por el casco urbano de Burguillos y a una media de 60-65 m. de altitud. Señalar que todas las imágenes provienen del Instituto Geográfico Nacional.

lunes, 18 de julio de 2022

Callejero de Burguillos: la calle El Castaño

 Mostramos una pequeña reseña e imágenes de la calle El Castaño, en Burguillos.

     La calle (desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos) está dedicada a los árboles, como otras tantas de la zona, en este caso al Castaño.



     El castaño, de nombre científico Castanea sativa, es un árbol caducifolio corpulento, vigoroso, majestuoso y elegante que puede alcanzar hasta 35 m de altura.
     En la juventud su copa es cónica o piramidal y abierta, en la adultez se vuelve columnar, ancha, alta y redondeada, con ramas gruesas, rectas y relativamente cortas. El tronco del castaño es grueso, ramificado desde poca altura del suelo y corrientemente retorcido en espiral. Las ramas dispuestas en verticilos formando diferentes estratos de ramificaciones. La corteza presenta coloración gris plateada en la juventud, se va oscureciendo hasta ser gris marrón, con una grieta espiral bastante pronunciada. Los brotes del castaño son muy fuertes, gruesos, lisos, vellosos, pardo-rojizos y ovalados. Sistema radical potente, medianamente profundo, bastante extendido y robusto. Posee gran longevidad.

     Las hojas del castaño son simples y dispuestas alternamente, caedizas, coriáceas y ásperas, de 10 a 30 cm de longitud; pecíolo corto, limbo oblongo-lanceolado. Glabrescentes o pubescentes en el envés, junto a los nervios; la base en forma de cuña o acorazonada y ápice puntiagudo. Los bordes de las hojas del castaño con dientes aserrados; nervios pinnados destacados en el envés; los nervios laterales finalizan en un diente puntiagudo y firme, dirigidos hacia adelante. Nacen sobre pecíolos rojos o amarillentos de aproximadamente 2.5 cm de longitud. Haz verde oscuro abrillantado y envés verde más claro. En otoño las hojas del castaño se tornan color naranja.
     Las flores masculinas se agrupan discontinuamente, en glomérulos de 5 a 6 (o hasta 10), en amentos amarillos, erectos, que crecen en verano y con longitud entre 10 y 12 cm. Los amentos se ubican en los extremos de las ramas, a intervalos de distancia cortos los unos de los otros. Cada flor del castaño tiene de 10 a 12 estambres insertos en el fondo del periantio. Las flores femeninas están agrupadas en glomérulos, en la base de los amentos masculinos. Los glomérulos se forman en la axila de una escama que termina cayendo. Contienen 4 valvas y 3 flores femeninas, siendo una de ellas terminal y dos laterales secundarias. Cada flor posee un perianto con 6 lóbulos, desarrollándose de forma desigual cada uno de ellos. Consta de 7 estilos erguidos con el ápice levemente castaño. Las flores femeninas están revestidas por una cúpula exterior verde, que con el transcurrir el tiempo se transforma en una capa coriácea cubierta exteriormente de espinas, como un erizo; cuando se abren los erizos, se descubren entre 1 y 5 frutos, que son las castañas.

     La floración del castaño es de mayo a junio en la zona mediterránea y de junio a julio en el norte peninsular. El color de las flores es amarillento dorado y esto genera un aspecto muy llamativo del árbol cuando se encuentra florido por completo.
     La madera del castaño es de valioso interés, siendo una de las que poseen mayor versatilidad. Tiene color blanco uniforme y una marcada veta que le proporciona un aspecto superficial agradable. Posee elevada durabilidad natural del duramen y buena resistencia mecánica. En estado seco resulta apropiada para ser utilizada en carpintería para fabricación de muebles, puertas, ventanas, escaleras y pisos; además se puede emplear para obtención de chapas, revestimientos interiores, postes y vallas.
     La madera del castaño se puede tornear, cilindrar, taladrar, cepillar y lijar sin dificultad.

     El cultivo del castaño se realiza en climas templados, húmedos y de inviernos suaves, en suelos medianamente profundos, esponjosos, arcillosos, ácidos con pH entre 5 y 6.5, frescos, fértiles, bien drenados y, en ocasiones, con elevado contenido de calcio. Suelos excesivamente húmedos conllevan a la podredumbre de la raíz, ocasionando la muerte del árbol. Se recomienda evitar cultivarlo en zonas demasiado calurosas para incrementar la producción de flores femeninas.
     En climas subtropicales no produce buenas cosechas. No debe cultivarse en zonas costeras pues no se desarrolla de forma correcta. Las temperaturas inferiores a -6º C producen muerte de los árboles jóvenes; requiere entre 450 y 650 horas de frío para que no haya reducción en la producción de flores.
     Para el cultivo del castaño se necesita adecuada humedad, de esa manera se optimiza su desarrollo y producción; es necesario aplicar, al inicio de la primavera y entre mediados de verano, un abono contentivo de nitrógeno, potasio y magnesio, en cantidad adecuada; se poda durante el primer año para eliminar todas las ramas cruzadas.

     El fruto del castaño, las castañas, es tipo nuez o aquenio, cubierto por un involucro primero verde y después amarillento, con espinas largas (como erizo), ramosas y revestidas por una pubescencia clara. El involucro contiene al fruto en grupos de 1 a 3 y en su madurez se abre por dehiscencia en dos a cuatro valvas, dejando caer las castañas.
     El contenido interior del involucro es blanco, blando y aterciopelado, mientras que la castaña, semilla comestible, es ovoidea a sub-globosa, ancha, de color marrón en su exterior y castaño en su interior, presenta pericarpio duro y brillante. Las castañas miden de 2 a 3 cm, tienen una cicatriz de inserción en la base, alargada, clara y acabada en punta.
     Las castañas tienen un 12% de vitamina C, cantidad considerable, así como elevados niveles de cobre, magnesio y potasio; posee entre 5% y 7% de proteínas, contenido considerado bajo, pero siendo proteínas de buena calidad, durante el proceso digestivo son absorbidas fácilmente. Las castañas contienen elevados niveles de ácido fólico, tiamina y vitamina B6. Posee mayor cantidad de agua, más carbohidratos y menor cantidad de aceite (1%) que otros frutos secos. Es bastante baja en sodio y no tiene sustancias que influyan sobre el colesterol.


     Las castañas es considerado un alimento de bajo contenido energético y uno de los frutos secos más saludables, con composición semejante a la de los cereales. Los hidratos de carbono complejos presentes en las castañas son absorbidos con lentitud por el organismo contribuyendo a mantener equilibrados los niveles de azúcares, además de disminuir la sensación de hambre por mayor tiempo.
     El consumo de castañas ayuda a mejorar la actividad intestinal por la fibra que contiene. Estimula el funcionamiento del sistema nervioso, contribuye al mantenimiento del sistema óseo; es una opción saludable para celíacos pues no contiene gluten; además, las castañas poseen efectos cardio-protector.

     La calle El Castaño está situada en la barriada Altos de Burguillos, y va de la calle La Encina, a la calle Los Palmeros, siendo el inicio de la calle, ya en su parte final, y a la derecha, de la calle Zarzagorda, con una longitud de 200 m. aproximadamente. Es una calle recta, siendo unidireccional desde el punto de vista del tráfico rodado, asfaltada y alumbrada por farolas funcionales. Está conformada por viviendas unifamiliares realizadas por promociones inmobiliarias creada a finales del siglo XX y comienzos del XXI, y que tiene como centro neurálgico un gran edificio en su parte final, de uso hotelero, actualmente en desuso.
   La calle El Castaño es, históricamente, una vía moderna en nuestro pueblo, creada a finales del siglo XX, en la barriada Altos de Burguillos, y que tiene en común con el resto de las calles de la barriada que reciben el nombre de árboles y enclaves geográficos del término municipal de Burguillos, que en este caso se dan la mano, puesto que en nuestro pueblo, existe el paraje Cuesta del Castaño, lugar de la carretera hacia Alcalá del Río, a poco menos de 1 km. del casco urbano de Burguillos.

lunes, 11 de julio de 2022

Arte: La pintura de San Benito Abad, de Pedro Ciaurriz, en la Iglesia de Burguillos

     Mostramos en Historia de Burguillos una reseña de la pintura de San Benito, obra de Pedro Ciaurriz, y que se encuentra en el muro del Evangelio de la Capilla Mayor de la Iglesia de Burguillos, puesto que hoy, 11 de julio, es la Fiesta de San Benito, abad, patrono principal de Europa, que, nacido en Norcia, en la región de Umbria, pero educado en Roma, abrazó luego la vida eremítica en la región de Subiaco, donde pronto se vio rodeado de muchos discípulos. Pasado un tiempo, se trasladó a Casino, donde fundó el célebre monasterio  escribió una Regla, que se propagó de tal modo por todas partes que por ella ha merecido ser llamado "Patriarca de los monjes de Occidente". Murió, según la tradición, el veintiuno de marzo (547) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].



     Es una pintura al óleo sobre lienzo con unas medidas de 1'80 x 1'30 m, y se trata de una pintura contemporánea que representa a San Benito Abad, obra de Pedro Ciaurriz (1899-1983), hacia 1958-59. Fue donado por don Joaquín Velázquez Caballar. El marco de madera dorada es contemporáneo, aunque imita a los del siglo XVIII, siendo su estado de conservación bueno (Inventario parroquial de Burguillos).
     Siendo párroco D. Antonio María Riejos García se percató de la devoción a San Benito, en nuestro pueblo. Hablando con D. Joaquín Velázquez Carballar, que fue alcalde durante muchos años y había nacido en Castilblanco, supo de su intención de regalar un San Benito para nuestra Pa­rroquia. Y así fue como D. Pedro Ciaurriz, pintor de Sevilla cuya mujer era de Castilblan­co, realizó una pintura  al óleo de San Benito como la que pin­ tara dos años antes para el altar de la parroquia de Castilblan­co. Fue entronizado en nuestra parroquia en 1958 o 1959, con gran solemnidad  después de recorrer algunas calles de nuestro pueblo. Acudió la Junta de Gobierno de la Hermandad Matriz de San Benito de Castilblanco, cuyo Mayordomo era D. José Fernández Rodríguez, Secretario D. Eduardo Velázquez Álvarez y Tesorero D. Francisco Vargas Brenes.
     Como testimonio de aquel día tenemos una de las fotografías que acompaña este artículo en la que figuran de izquierda a derecha y en prime­ra fila: D. Fernando Velázquez Chamorro, de la Hermandad Matriz, D. Miguel Pérez Jiménez (Miguel de la Viña), D. Joaquín Velázquez Carballar, D. Manuel Guerra D. Baldomero López Hernández, de la Hermandad Matriz. Detrás se ven, a la iz­quierda a D. Joaquín Velázquez Olmedo y a la derecha a D. Rafael Barrientos Guerra. Las varas que portan los de Burguillos son las antiguas de nuestra Hermandad y que actualmente se utilizan el día de la Romería (Manuel Guerra Pérez).




     La pintura del Patrón de Castilblanco que encontramos en la parroquia del Divino Salvador de Castilbanco de los Arroyos, fue realizada por el pintor D. Pedro Ciaurriz Benítez (1899-1983) en el año 1950 como consta en la firma del autor en la misma pintura. Pedro Ciaurriz vivía en Gelves en la Hacienda Simón Verde de su propiedad, pero en Castilblanco también era el dueño de la Finca El Cortijo y de una casa en la calle Real, actual avenida España. Dicha casa fue construida en la década de los 40 del pasado siglo por el maestro alarife local Rafael Amorín Lazo. Pedro Ciaurriz era un pintor autodidacta y, aunque se presentó y gano algunos premios, nunca quiso comercializar sus cuadros. Además de este cuadro para Castilblanco también realizo otro de San Benito para la vecina localidad de Burguillos. Fue nombrado Hermano Mayor Honorario de la Hermandad Matriz como aparece en un boletín editado en agosto de 1955 y actualmente una avenida de la localidad de Gelves lleva su nombre (Cronista de Castilblanco).


Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Benito, abad;
HISTORIA Y LEYENDA
   Los diálogos de San Gregorio Magno son la fuente principal y casi única de su biografía.
   Nacido hacia 480 en la provincia de Norcia (también, aunque de empleo menos frecuente, “Nursia”, ciudad de la provincia de Perusa), en Umbría, era hermano gemelo de Santa Escolástica.
   Hacia el año 500 se retiró a una gruta llamada Sacro Speco, cerca del lago de Subiaco, para llevar una vida de ermitaño.
   En 528, a mitad de camino entre Roma y Nápoles, fundó el monasterio del monte Cassino (Montecassino), sobre una antigua acrópolis consagrada en la antigüedad al culto de Júpiter. Allí compuso la regla de la orden de los benedictinos, y allí murió en 547.
   Sobre esta trama histórica el ingenio de los monjes y la imaginación popular bordaron adornos que Santiago de Vorágine recogió cuidadosamente en su Leyenda Dorada, de la que tomaron sus temas los artistas.
   En principio fue el milagro del tamiz partido. Cuando a su nodriza se le cayó un tamiz, él tomó las dos mitades y las volvió a unir sin que quedara huella alguna de su fractura.
   Cuando vestía hábito monástico, se retiró a la caverna del Sacro Speco donde era aprovisionado por el monje Romano, que le bajaba el pan en un cesto atado a una cuerda, y le avisaba con el sonido de una campanilla. Satán rompió la campanilla.
   Como no consiguió rendirlo por hambre, el diablo desató contra él las tentaciones carnales. Hizo aparecer una mujer que encendió su concupiscencia. San Benito rodó desnudo entre las zarzas espinosas que rodeaban la gruta, expulsó la codicia sensual mediante las llagas de su carne, y así se impuso al pecado.
   Elegido abad del monasterio de Vicovaro, por su rigor se atrajo el odio de los monjes que envenenaron su comida. Pero escapó a la tentativa de envenenamiento haciendo la señal de la cruz sobre el vaso que se quebró de inmediato en pequeños fragmentos, como si lo hubiese golpeado una piedra, mientras un cuervo se llevaba el pan envenenado en el pico.
   Salvó al monje Plácido, su discípulo, cuando estaba a punto de ahogarse, enviando en su auxilio a San Mauro, quien sostenido por su bendición, lo salvó de la muerte caminando sobre el agua.
   En el monasterio sólo quedaban cinco panes, pero al día siguiente, ante la puerta de la celda de San Benito se encontraron cien moyos (medida antigua de capacidad que equivale a ocho cántaros o ciento veintinueve litros) de harina.
   Totila (rey de los ostrogodos de Italia, que se confunde con frecuencia con Atila, rey de los hunos), rey de los godos, intentó engañarlo sin éxito, cuando delegó a uno de sus oficiales disfrazado de rey.
   Su hermana Santa Escolástica, a punto de morir, le impidió partir desencadenando una tormenta y haciendo caer una lluvia torrencial. El santo vio el alma de su hermana ascender al cielo en forma de paloma.
   Cuando murió su alma también ascendió al cielo en un chorro de luz. Como el profeta Elías en su carro de fuego.
CULTO
   Patrón de la orden de los benedictinos, de los conventos de Subiaco y del monte Cassino, San Benito es un santo más monástico que popular.
   Sus reliquias, transportadas en 672 desde Montecassino a la abadía de Fleury, en Francia, que adoptó el nombre de Saint Benoît sur Loire, nunca atrajeron tantos peregrinos como las de San Martín de Tours o las de Santiago de Compostela.
   En verdad, su autenticidad siempre ha sido cuestionada por los italianos quienes creen haber encontrado los auténticos huesos de San Benito y de su hermana Escolástica en Montecassino, en 1950.
   Se lo invocaba contra el veneno, la erisipela y sobre todo contra los cálculos de los que habría curado al emperador de Alemania, Enrique II. También se recurría a su intercesión para obtener la gracia de una buena muerte.



ICONOGRAFÍA
   Se lo representa ya imberbe, ya barbudo. Vestido con una cogulla negra de benedictino. No obstante, en los cuadros encargados por los benedictinos reformados, cistercienses, camaldulenses y olivetanos, aparece con una túnica blanca. 
   Sus atributos son un tamiz partido, varas con las que habría corregido a un monje, una copa de la que escapa una serpiente venenosa, alusión a la tentativa de envenenamiento de los monjes  de Vicovaro (comparte este atributo con San Juan Evangelista) y finalmente un cuervo que se lleva el pan envenenado en el pico. Se observará que a diferencia del cuervo proveedor de San Pablo ermitaño, que le lleva el pan cotidiano, el de San Benito retira un pan envenenado.
   Para diferenciar su copa envenenada de la de San Juan, los escultores alemanes del siglo XVIII hacen salir de ella dos pequeños serpientes (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).

lunes, 4 de julio de 2022

Arte: La imagen "San Cristóbal", atribuible a Juan Cano Zamorano, en el Retablo Mayor de la Iglesia de Burguillos

     Mostramos en Historia de Burguillos una reseña de la imagen de San Cristóbal, atribuible a Juan Cano Zamorano, y que preside el Retablo Mayor, en la Iglesia de Burguillos, aprovechando que ayer, 3 de julio (primer domingo del mes de julio), se celebró la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, promovida por la Conferencia Episcopal Española, conmemorando a San Cristóbal, celebrado hasta febrero de 1969 como patrón de los conductores, cuando fue retirado del Martirologio Romano por Pablo VI.

     San Cristóbal, titular de la iglesia parroquial y por tanto, de su retablo mayor, es una escultura de bulto redondo, de 1,62 m. de altura, coetánea del retablo, es decir de 1754-56, y por lo tanto atribuible a la gubia de Juan Cano Zamorano, autor de dicho retablo. Es una buena imagen, aunque muy repintada a lo largo de sus varias restauraciones, quedando constancia de una de ellas en la anterior peana que le servía de base en la que se leía: "Lo renovó D. Diego Delgado. Año 1839.", siendo la última de Juan Manuel Miñarro a mediados de los '90 del siglo pasado. Se da la circunstancia de que es una de las pocas imágenes que porta al Divino Infante en su hombro derecho, al igual que otra escultura sita sobre una reja en el crucero de la Catedral de Burgos. Su iconografía es muy clara, puesto que todas las imágenes que representan al Santo lo hacen como a un gigante portando al Niño Jesús sobre sus hombros y apoyado en un bastón convertido en un tronco de árbol sin ramas que en la mayoría de los casos es una palmera.

Conozcamos mejor la Leyenda, Culto e Iconografía de San Cristóbal, imagen reseñada en esta entrada
LEYENDA
   Santo fabuloso cuya leyenda no se remonta más allá del siglo XI y es sólo el desarrollo de su nombre Cristóforo, que en griego significa «Porta Cristo". Originalmente, esa expresión se comprendía de manera espiritual: aquel que lleva a Cristo en su corazón. Luego se lo tomó en sentido material.
   Su nombre verdadero habría sido Auferus (bandolero), o Reprobus (maldito, réprobo). Fue en ocasión de su conversión que habría sido bautizado Cristóforo.
   Los Hechos gnósticos de San Bartolomé, compuestos en el siglo VI, hablan de un cierto Christianus cynocephalus et anthropophagus que habría sido convertido por el apóstol. Por ello, a veces le ponen una cabeza de perro.

   Según la tradición popularizada en el siglo XIII por la Leyenda Dorada, el hombre que había llevado a Cristo sobre los hombros sólo podía ser un gigante. Orgulloso de su fuerza, sólo accedió a servir al rey más poderoso del universo. Se puso al servicio de un monarca, pero al advertir que éste tenía miedo al diablo, lo abandonó para servir a Satán. Decepcionado una vez más, puesto que la vista de una cruz en un cruce de caminos bastó para derrotar al diablo; y aconsejado por un ermitaño, se comprometió a servir a Cristo, y para complacer a éste, se dedicó a ayudar a viajeros y peregrinos en el paso de un río peligroso.

   Una tarde se oyó llamar por un niño, quien le pidió que lo cargase sobre lo hombros; pero su carga se volvía cada vez más pesada, tanto, que el gigante debió apoyarse sobre el tronco de un árbol que estuvo a punto de romperse. Llegó con dificultad a la orilla opuesta, donde un ermitaño lo guió con una linterna. Entonces el niño misterioso se dio a conocer como Cristo, soberano del cielo y de la tierra. Para probárselo, le dijo a Cristóbal que plantara su cayado en la tierra, que enseguida se convirtió en una palmera datilera cargada de frutos.
   En el Niño Jesús el gigante reconoció a su amo.

   La leyenda del vado no bastó a los hagiógrafos quienes, además, copiaron del repertorio de anécdotas usuales: el gigante fue encerrado con dos bellas cortesanas, Nicea y Aquilina, encargadas de hacerlo volver al culto de los ídolos. Pero ocurrió lo contrario, las seductoras se dejaron seducir y derribaron la estatua de Júpiter, y ambas fueron conducidas al martirio. Después de haber encajado un casco calentado al rojo, Cristóbal fue atado a un árbol ante cuatrocientos arqueros cuyas flechas se debilitaron al llegar al blanco (sine ictu), o invirtieron milagrosamente su trayectoria, contra los verdugos que las dispararan. Una de ellas dio en el ojo del emperador que presidía el suplicio.
   En estas pueriles invenciones se reconoce fácilmente una copia del martirio de San Sebastián y de los santos médicos Cosme y Damián.

CULTO
   Probado desde 450 por una inscripción griega de Asia Menor, en el siglo V el culto de San Cristóbal se difundió en Constantinopla y en Sicilia.
   La popularidad de este Hércules cristiano tiene los mismos fundamentos que el [de] santa Bárbara: se lo creía protector contra una de las desgracias más temidas de la Edad Media, la muerte súbita sin confesión, que se llamaba mala muerte. Según la creencia popular, bastaba con mirar la imagen de San Cristóbal para estar durante todo el día a salvo de ese peligro.

   Esta superstición está probada por muchos refranes en latín y en francés:
          Christophorum videas 
          Postea tutus eas.
   Y, además:
          Christophori sancti speciem quicumque tuetur 
          Ista nempe die non morte mala morietur.
          Cristofori faciem die quacumque tueris.
          Ila nempe die morte mala non morieris. 
          Vigilate quia nescitis diem neque horam.
   Y para aquellos que no comprendían el latín: Regarde Saint Christophe, puis va-t-en rassuré. (Observa  a San Cristóbal, luego vete seguro.)
   Esta recomendación tenía forma de dístico mnemotécnico:
          Quand du grand Saint Christophe on a vu le portrait, 
          De la mort, ce jour là, on ne craint plus le trait.
          (Si del gran San Cristobal hemos visto el retrato 
          Ese día  la muerte no ha de darnos mal rato.)
   O bien:
          Glorieux Saint Christohpe, au matin te voyant, 
          Sans crainte d 'aucun mal, on se couche en riant. 
          (Glorioso San Cristóbal viéndote a la mañana
          Sin mal, riendo, a la noche nos vamos a la cama.)

   Ello explica el prodigioso número de imágenes gigantescas de San Cristóbal, pintadas o esculpidas, puestas en las fachadas y entradas de las iglesias, o, como en Berna, sobre las puertas de las ciudades. Era necesario que estuviesen a la vista tanto como fuese posible, y que en consecuencia, fueran de grandes dimensiones para que los fieles no perdieran tiempo buscándola en una capilla oscura. Esas imágenes preventivas o apotropaicas, resultarían innumerables si no hubiesen sido sistemáticamente destruidas después de la Reforma y del concilio de Trento.

   En Saint Junien, Limousin, hay un fresco románico que representa al santo en el brazo norte del transepto, a la entrada de la escalera que conduce a la Linterna de los muertos.
   Como San Cristóbal protegía de la muerte súbita, se lo invocaba también contra la peste. Se contaba entre los santos antipestosos, junto a San Sebastián, San Antonio y San Roque.
   Por eso en Alemania cuenta en la cohorte de los Catorce Intercesores.
   Se recurría a él contra el mal de ojo, porque una de las flechas disparadas en su contra se volvió contra el ojo del rey que lo condenara a muerte.
   También curaba las enfermedades más benignas: dolor de muelas y el panadizo.
   Hacía encontrar tesoros ocultos a quienes lo invocaban.

   Numerosas corporaciones o profesiones vindicaban su patronazgo por diversos motivos.
   1. Todos los oficios que exponían a quienes los practicaban al riesgo de la muerte súbita: en la Edad Media, los arcabuceros, en la actualidad los montañeros, automovilistas y aviadores.
   2. A causa de su gigantesca talla y de su fuerza hercúlea, Cristóbal es el patrón de los atletas, de los mozos de cuerda (facchini), de los cargadores de mercado, de los cargadores de trigo.
   3. Y por su oficio, es patrón de los pasadores, y también de los viajeros y de los peregrinos que en la Edad Media, a falta de puentes, solían vadear los ríos.
   4. En conmemoración del tronco de árbol vivo sobre el que se apoyó, es patrón de los jardineros y de los encargados de viveros y se lo invoca para la protección de los árboles frutales.
   Pese a tan numerosos patronazgos. hay pocas iglesias puestas bajo su advocación.

   Su popularidad decayó rápidamente a partir del siglo XV. Erasmo tomó partido en su contra en Enchiridon militis christiani y en su Encomium Moriae (Erasmo se burla de la ingenuidad de los tontos que se creen a cubierto de todo accidente durante la jornada, cuando se han persignado devotamente ante una imagen pintada o tallada de ese Polifemo cristiano. Para los humanistas, la devoción a San Cristóbal pertenece a la categoría de superstitiosus imaginum cultus). Ha sido víctima de la Reforma y de la Contrarreforma al mismo tiempo. El gran San Cristóbal de la puerta de Berna fue disfrazado de Goliat por los protestantes. El clero católico de los siglos XVII y XVIII, que encontraba al buen gigante comprometedor y un poco ridículo, lo hizo desaparecer de las iglesias. El muy reciente patronazgo de los automovilistas, de quienes se ha convertido en la mascota, le ha procurado un renuevo de popularidad. Uno de los principales centros de su culto es Saint Christophe le Jajolais (Sarthe). En el barrio parisino de Javel, donde se encuentra la fábrica de automóviles Citroën, hay una iglesia puesta bajo su advocación.

ICONOGRAFÍA
   A pesar de todo, la iconografía de San Cristóbal sigue siendo muy rica. Es mucho más tardía que su culto, y comienza en el siglo X.
   Su tipo iconográfico no es fijo y uniforme como el de la mayoría de los santos, y comporta tres variantes:
1. El tipo barbudo
   Igual que Cristo, Cristóbal está representado ya barbudo, ya imberbe. El tipo barbudo es el más frecuente.
2. El tipo imberbe
   No obstante a veces el santo está rejuvenecido y aparece con los rasgos de un joven imberbe. Pueden citarse ejemplos tanto en el arte italiano (Cesare da Sesto, Bueno da Ferrara) como en el germánico (retablo de Käfermakt).
3. El tipo cinocéfalo
   Un tipo más infrecuente en Occidente es San Cristóbal con cabeza de perro, cuya nariz se alarga en hocico, y tiene orejas puntiagudas y lengua colgante. Se han propuesto numerosas explicaciones para esta singularidad. Los comparatistas sostuvieron que esa cabeza de perro se había copiado de las representaciones del dios egipcio Anubis. San Cristóbal sería Anubis cristianizado.

   Según otra hipótesis, el origen de ese tema debe buscarse en las leyendas asiáticas popularizadas por el Fisiólogo y los Bestiarios, acerca de una raza fabulosa de cinocéfalos que se situaba en los confines del mundo habitado. En las Pentecostés armenias, un personaje con cabeza de perro simboliza a los pueblos que acuden desde los confines del mundo para oír la palabra del Evangelio. En el tímpano de Vézelay se encuentra un eco de esta tradición. La tercera explicación es que en los martirologios antiguos, san Cristóbal se consideraba salido de una familia cananea (genere cananeo), que los copistas transformaron por el cambio de «a» en «i», en canineo (genere canineo). No hacía falta más para difundir la creencia en un gigante con cabeza de perro. No obstante, esta hipótesis sostenida por Künstle choca contra una objeción que al menos debió discutir, y es que casi todas las representaciones de San Cristóbal cinocéfalo pertenecen al arte cristiano de Oriente, es decir, al mundo griego, y que la confusión entre cananeo y canineo sólo pudo producirse en Occidente, donde la lengua litúrgica era el latín. 
   Debe observarse que la cananea que ruega a Cristo la curación de su hija, también tiene un perro como atributo o armas parlantes.

   Por último, los evangelistas, quienes suelen ser representados en los manuscritos con las cabezas de los animales que son sus símbolos -águila, león, buey- han podido servir de modelos.
   En el arte oriental, el cinocéfalo suele estar representado con coraza y lanza empuñada. En Occidente, lo que ante todo lo caracteriza, además de su estatura de gigante, es la actitud de Cristóforo: lleva al Niño Jesús sentado o a horcajadas de sus hombros robustos. Aquí se ha sospechado la adaptación cristiana de un tema pagano: Atlas sosteniendo el mundo, o más posiblemente, Heracles llevando al niño Eros. Para los antiguos, la famosa estatua de Lisipo, popularizada por las gemas talladas y camafeos, evocaba la idea de la sumisión al Amor de los hombres más fuertes: Omnia vincit Amor. Los cristianos se habrían apropiado el tema limitándose a cambiar su significado, reemplazando al niño Eros por el Niño Jesús, y la maza de Hércules por un árbol que verdece.
   Ese bastón foliado es el atributo usual de san Cristóbal.

4. Evolución del tipo
   El tipo de San Cristóbal no ha permanecido inmutable.
   En las realizaciones más antiguas, el Porta Cristo está representado inmóvil, en posición frontal. El Cristo a quien sirve de soporte no es un niño sino un adulto, barbudo, en Majestad.
   A partir del siglo XIV, por el contrario, el hieratismo primitivo cedió cada vez más al gusto por lo pictórico. El santo está representado en marcha, avanzando penosamente en el agua del río que le llega a la mitad de las piernas, y curvado bajo la carga. Está vestido como un simple pasador, con las piernas desnudas y un turbante o cinta en la cabeza. En cuanto a Cristo, ya no es más un hombre, sino un niño pequeño vestido con una camiseta o completamente desnudo, ya sentado sobre el hombro del gigante, ya a horcajadas sobre su nuca.
   El bastón donde se apoya  el gigantesco mozo de cuerda se convierte en el tronco de un árbol sin ramas, la mayoría de las veces, una palmera, tal vez en alusión a la palma del martirio.
   El lecho del torrente está poblado de peces o sirenas, aunque esas encantadoras, antes marítimas que fluviales, no suelan remontar los cursos de los ríos en compañía de los salmones, sábalos y lampreas.

Escenas
Los tres vasallajes de San Cristóbal
San Cristóbal con el Niño Jesús en los hombros
   A diferencia de otros santos pasadores, por ejemplo San Julián, Cristóbal lleva los viajeros de una orilla a otra, sin emplear barcaza ni barca .
   El tema del Christusträger, creado a mediados del siglo XII, comporta numerosas variantes.
   En la xilografía en camafeo de Lucas Cranach (1506), el gigante cruza el río, reducido al ancho de un hilo de agua, de un paso. Esta imagen ingenua es frecuente en el arte popular.
   Una xilografía de Albrecht Altdorfer (1521), representa a san Cristóbal sentado al pie de un árbol, a orillas del río, interpelado por un niño que le pide que lo haga pasar y se dispone a trepar a su espalda.
   Pero casi siempre el gigante se yergue de pie en medio del río, con el Niño Jesús pesándole sobre los hombros. Pero se mantiene erguido a pesar de la carga sobrehumana.
   Más tarde, los artistas se esforzaron para volver visible el peso sobrenatural del Niño Jesús, representando a Cristóbal agobiado, con la espalda inclinada, como el Atlas antiguo, apoyándose con todas sus fuerzas sobre el tronco de un árbol que se dobla o quiebra. Tiene las venas hinchadas por el esfuerzo que lo agota. A veces se apoya con las dos manos sobre el árbol vivo que le sirve de bastón.
   En un dibujo de Altdorfer, el gigante llega a perder el equilibrio y cae de espaldas al río antes de alcanzar la orilla.
   Observemos, a título de curiosidades, una xilografía (Schrotblatt) señalada en el Manual de Schreiber, donde San Cristóbal pasa el vado a caballo, y una vidriera inglesa del siglo XV donde el Niño Jesús bautiza a su portador echando agua sobre su cabeza con un cántaro.
   En un fresco románico de la catedral de Bonn, Jesús, a quien San Cristóbal lleva sobre los hombros, tiene la estatura de un niño pero el rostro de un adulto barbudo.
   El tronco del árbol que sirve de apoyo al gigante está ya podado, ya con ramas y hojas. En el lecho del río nadan peces, cisnes, y hasta delfines y náyades. Sobre la orilla opuesta, junto a una capilla, siempre se ve a un ermitaño que tiene una antorcha o una linterna encendida para iluminar al pasador. Es el medio habitual que emplean los artistas primitivos para indicar que la escena ocurre durante la noche.

El martirio de San Cristóbal
   Esta serie de escenas triviales fueron tratadas con mucha menos frecuencia que el Paso del vado. El tema de las flechas que invierten su vuelo y revientan el ojo del juez o del verdugo, está copiada de las leyendas de los santos Cosme y Damián; la del cadáver arrastrado por las calles de la ciudad, de las leyendas de San Jorge y de san Marcos.
     El cadáver de San Cristóbal arrastrado por las calles (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).