Mostramos en Historia de Burguillos el capítulo XXVIII del libro "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia", de Francisco Rodríguez Hernández, editado por el Ayuntamiento de Burguillos y la colaboración de la Diputación de Sevilla en 1999, y que trata sobre El Colegio de San Hermenegildo, ocupando las páginas 129 a 132 de dicha monografía y que pasamos a transcribir íntegramente:
Pág. 129 de "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia". |
El Colegio de San Hermenegildo
Difícilmente podría encontrarse una organización, que haya logrado acumular un patrimonio tan cuantioso, como el que poseían los jesuitas, cuando se produjo su expulsión de España, bajo el reinado de Carlos III. Y esto no era solo a nivel peninsular, sino que se extendía a los territorios de ultramar, donde el comercio que desarrollaban les situaban en primerísima línea. Era proverbial sus riquezas, y la actitud que frente a esta situación, han adoptado las numerosas personalidades que se han ocupado del tema, va, desde la política de abierta persecución puesta en práctica por Campoamanes, con la acusación de "falta de legalidad en la adquisición de propiedades, puesto que los reglamentos y estatutos prohiben tajantes a la Compañía poseer bienes, a la dura acusación de Macanaz, de violentar la voluntad de los testamentarios, para apropiarse de sus haciendas".
Es asimismo legítimo, recoger aquí una valoración no negativa para la Compañía, que sostiene que la adversión a los "jesuitas era producto de la propaganda masónica y volteriana, y los motivos que forjaron este odio, incluso dentro de la misma iglesia católica, nación de que los jesuitas no tenían largas horas de rezos, ni imponían pesadas mortificaciones y propagaban una religiosidad de nuevo estilo, mientras las demás órdenes seguían apegadas a lo antiguo. Sus enseñanzas, lo mismo en el aspecto pedagógico como en el humanístico, era superior al habitual". (Enrique de la Vega Viguera, Carlos III y los Jesuitas, pag. 22). La bibliografía al respecto es inmensa y hay opiniones para todos los gustos.
Pero no voy a participar en esta controversia, por no ser ese el propósito de este trabajo, sino que voy a referirme solo y exclusivamente, a los vínculos existentes entre la Compañía de Jesús, a través de su colegio de San Hermenegildo y la Villa de Burguillos, en cuyo término poseían importantes propiedades, como iremos viendo en la información que facilito a continuación.
Es del todo cierto, que los reglamentos y estatutos de la Compañía, tenían establecido el voto de pobreza, y por ello, no podían poseer riqueza alguna. La solución a este importante inconveniente, fue la creación de tantos colegios y residencias como hicieran falta, para escriturar a nombre de los mismos, la propiedad de su importante patrimonio.
El Colegio de San Hermenegildo de Sevilla, que da nombre a este capítulo y que era propiedad de la Compañía de Jesús, tenía en la Villa de Burguillos, una presencia importante, con fincas en propiedad, extensas y valiosas, entre las cuales descacaba el cortijo de San Agustín, de 801 fanegas de extensión.
Este cortijo fue adquirido por el citado colegio mediante compra el día 19 de nero de 1596, y el precio que se pagó fue de 5.160 ducados, principal de censo redimido, según la relación que facilita R. Mata Olmo, Pequeña y gran empresa en la depresión del Guadalquivir.
Es asimismo legítimo, recoger aquí una valoración no negativa para la Compañía, que sostiene que la adversión a los "jesuitas era producto de la propaganda masónica y volteriana, y los motivos que forjaron este odio, incluso dentro de la misma iglesia católica, nación de que los jesuitas no tenían largas horas de rezos, ni imponían pesadas mortificaciones y propagaban una religiosidad de nuevo estilo, mientras las demás órdenes seguían apegadas a lo antiguo. Sus enseñanzas, lo mismo en el aspecto pedagógico como en el humanístico, era superior al habitual". (Enrique de la Vega Viguera, Carlos III y los Jesuitas, pag. 22). La bibliografía al respecto es inmensa y hay opiniones para todos los gustos.
Pero no voy a participar en esta controversia, por no ser ese el propósito de este trabajo, sino que voy a referirme solo y exclusivamente, a los vínculos existentes entre la Compañía de Jesús, a través de su colegio de San Hermenegildo y la Villa de Burguillos, en cuyo término poseían importantes propiedades, como iremos viendo en la información que facilito a continuación.
Es del todo cierto, que los reglamentos y estatutos de la Compañía, tenían establecido el voto de pobreza, y por ello, no podían poseer riqueza alguna. La solución a este importante inconveniente, fue la creación de tantos colegios y residencias como hicieran falta, para escriturar a nombre de los mismos, la propiedad de su importante patrimonio.
El Colegio de San Hermenegildo de Sevilla, que da nombre a este capítulo y que era propiedad de la Compañía de Jesús, tenía en la Villa de Burguillos, una presencia importante, con fincas en propiedad, extensas y valiosas, entre las cuales descacaba el cortijo de San Agustín, de 801 fanegas de extensión.
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Como una curiosidad histórica vamos a conocer, el contenido de un contrato de arriendo de dicho cortijo, extendido por don José de Silva y Andrade, escribano de Su Majestad y público, y asimismo del cabildo de la Villa de Villaverde del Río. Está fechado en Burguillos el día 7 de marzo de 1711, y el original se encuentra en el archivo de protocolos de Sevilla, legajo 3255-PB.
Los otorgantes son los vecinos de Burguillos, Francisco Ortega, Francisco Sánchez, Bartolomé Camacho, Pedro Sánchez, Francisco José Solís y Francisco de Urdapilleta y Elola. Este último era mi sexto abuelo materno que a la sazón ejercía de notario público y escribano del cabildo de la Villa, pero por ser parte en la transacción comercial, intervino otro escribano.
En la citada escritura se dice:
[...] otorgamos y conocemos por esta presente carta, y decimos que por cuanto don Pedro Daza, vecino de la ciudad de Sevilla, y arrendador que es del cortijo y tierras, que en el término de esta dicha Villa [de Burguillos] tiene el Colegio del Señor San Hermenegildo, de la dicha ciudad, que se compone de ochocientas fanegas, poco más o menos [son 801], y en ellas, sesenta fanegas de barbecho de un hierro, el cual dicho cortijo y tierras, nos ha traspasado para que podamos sembrarlo en el año que viene, de mil setecientos doce, y usar de él, a nuestra voluntad, y nos obligamos a la paga y satisfacción, de cinco mil reales de vellón, [...] (omito párrafos farragosos que no son esenciales).
Se añade:
[...] los pagos se harán en dos veces: el primero por el día del Señor Santiago del año que vendrá, de mil setecientos doce, y la mitad restante, por el día de Navidad de dicho año, y asimismo, cuatrocientos ochenta reales de vellón, que importan las sesenta fanegas de barbecho, que están en dichas tierras, para el día del Señor Santiago, veinticinco de julio de este año de la fecha [...].
También se dice:
[...] y cumplidos que sean dichos pasos y cada uno de ellos, no pagando enteramente, consentimos se nos ejecute con solo esta escritura, y el juramento del dicho don Pedro Daza [...].
Hay un largo insistir en dar seguridades para el pago acordado, en frases y términos legales, que son de ritual en este tipo de escritura. Finalmente firman los otorgantes y unos testigos, juntamente con el escribano.
Peno es esta, la única escritura de arriendo total o parcial, que he visto, en relación con estas tierras, pues, por ejemplo; un Francisco Martínez, clérigo, en septiembre de 1604 (un año antes de que
Cervantes publicara la primera parte del Quijote) "arrienda 29 fanegas de barbecho del cortijo de San Agustín, propiedad de la Compañía de Jesús". Archivo de Protocolos de Sevilla.
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Esto por lo que respecta a la finca de este nombre, pero vean a continuación una relación de propiedades en Burguillos, pertenecientes al citado colegio. Es del año 1763 y se conserva en el archivo Catedral. Es como sigue:
- Una suerte de tierra nombrada Bacia Alforjas, con ciento veinticinco aranzadas de pan sembrar, de primera calidad.
- Otra en dicho sitio, con sesenta y dos aranzadas de tierra de pan sembrar, de segunda calidad.
- Otra pieza llamada la Horca, en el sitio de los Barros, con cinco aranzadas de tercera calidad.
- Otra en dicho sitio nombrada las Eneas, con treinta y siete aranzadas y media, de segunda calidad.
- Otra en dicho sitio llamada el Moral, con cuarenta y dos aranzadas y media de primera calidad.
- Otra llamada el Enredadero, con setenta y cinco aranzadas de primera calidad.
- Otra pieza en dicho sitio llamada el Cuarto del Álamo, con sesenta y dos aranzadas y media, de tierra de primera calidad y setenta y cinco de tercera.
- Otra llamada la Torre, con setenta y cinco aranzadas de tierra para pan sembrar, de primera calidad.
- Otra llamada las Rapadas, en dicho sitio, con cuarenta y dos aranzadas y media: veinte de primera calidad y las veintidós y media restantes de tercera.
- Otra haza llamada el Zepillar, con diez aranzadas para pan sembrar, de primera calidad.
- Otra haza al sitio de los Palmares, con quince aranzadas de tercera calidad.
- Otra llamada las Candonguillas, con doce aranzadas y media de tercera calidad.
Pág. 132 de "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia". |
- Otra en dicho sitio llamada las Barrancas, con siete aranzadas y media de tercera calidad.
- Otra llamada el Tomillar, con quince aranzadas de tierra de tercera calidad.
- Otra llamada el Zarzalejo, con quince aranzadas de tierra de segunda calidad.
- Otra llamada las Erillas, con veinticinco aranzadas de tierra de tercera calidad.
- Otra nombrada la Carrajola, con diez aranzadas de tierra de sembradura de tercera calidad.
- Otra nombrada el Rosal, con dos aranzadas y media de tercera calidad.
- Otra que llaman el Hinojal, con veintiséis aranzadas y cuarta de tercera calidad.
- Otra nombrada el Rodeo, con siete aranzadas y media de tercera calidad.
- Otra nombrada Benacaballo, con diez aranzadas de tierra de tercera calidad.
- Otra llamada el Rubial, con setenta y cinco aranzadas de tercera calidad.
- Otra nombrada la Cañería, con siete aranzadas y media de tercera calidad.
- Otra nombrada el Barrero, con quince aranzadas de tierra de primera calidad.
- Otra nombrada la Carrasca, con cien aranzadas de tierra: veinticinco de segunda calidad y las setenta y cinco restantes de tercera.
No se menciona para nada, en la relación que antecede, el cortijo de San Agustín. Ignoramos por lo tanto, si las tierras de esta relación formaban parte de dicho cortijo, o si constituyen un patrimonio aparte.
También poseían casas en la calle Real de la Villa. Y en la tributación de diezmos, solo quedaban obligados al pago del 50%, que quedaba en beneficio de la parroquia de San Miguel de Sevilla.
Pero como nada tiene una posición fija e inalterable, en el discurrir de los siglos, después de un periodo de prosperidad, al colegio se le presenta una situación de quiebra, que se inicia en 1645, que aun mantiene en 1769. (Antonio L. López Martínez. Arch. Hispalense, nº 217, año 1988). Tenía un descubierto de 450.000 ducados, perteneciente a 277 acreedores.
Cuando finalmente comienza la acción desamortizadora de las propiedades de la Compañía, tras su expulsión por Carlos III, sus cuantiosos bienes son adquiridos principalmente por personas pertenecientes a las clases dominantes, a tenor del disfrute de una amplia cobertura económica: nobleza, ricos comerciantes, profesiones liberales. Sabemos que a la cabeza de los compradores de tierras propiedad de la Compañía, estaba la Casa de Alba.
No voy a insistir en exponer los pormenores y las circunstancias en que fueron adquiridas, mediante compra, permuta o donación de tanta diversidad de fincas como llegaron a reunir en un patrimonio único la Compañía de Jesús, escrituradas a nombre de sus Colegios y Residencias.
Por mi parte, y como solo me proponía recoger información de interés, en relación con la Villa de Burguillos, cerraré este capítulo dando cuenta del final que tuvo el cortijo de San Agustín, cuando salió de las manos de la Compañía.
El día 4 de mayo de 1770, fue adquirido en 222.849 Rs/v. por Pedro Lince Berastegui, del comercio de Sevilla, que era asimismo, Síndico Personero del Común de la misma.
- Otra llamada el Tomillar, con quince aranzadas de tierra de tercera calidad.
- Otra llamada el Zarzalejo, con quince aranzadas de tierra de segunda calidad.
- Otra llamada las Erillas, con veinticinco aranzadas de tierra de tercera calidad.
- Otra nombrada la Carrajola, con diez aranzadas de tierra de sembradura de tercera calidad.
- Otra nombrada el Rosal, con dos aranzadas y media de tercera calidad.
- Otra que llaman el Hinojal, con veintiséis aranzadas y cuarta de tercera calidad.
- Otra nombrada el Rodeo, con siete aranzadas y media de tercera calidad.
- Otra nombrada Benacaballo, con diez aranzadas de tierra de tercera calidad.
- Otra llamada el Rubial, con setenta y cinco aranzadas de tercera calidad.
- Otra nombrada la Cañería, con siete aranzadas y media de tercera calidad.
- Otra nombrada el Barrero, con quince aranzadas de tierra de primera calidad.
- Otra nombrada la Carrasca, con cien aranzadas de tierra: veinticinco de segunda calidad y las setenta y cinco restantes de tercera.
No se menciona para nada, en la relación que antecede, el cortijo de San Agustín. Ignoramos por lo tanto, si las tierras de esta relación formaban parte de dicho cortijo, o si constituyen un patrimonio aparte.
También poseían casas en la calle Real de la Villa. Y en la tributación de diezmos, solo quedaban obligados al pago del 50%, que quedaba en beneficio de la parroquia de San Miguel de Sevilla.
Pero como nada tiene una posición fija e inalterable, en el discurrir de los siglos, después de un periodo de prosperidad, al colegio se le presenta una situación de quiebra, que se inicia en 1645, que aun mantiene en 1769. (Antonio L. López Martínez. Arch. Hispalense, nº 217, año 1988). Tenía un descubierto de 450.000 ducados, perteneciente a 277 acreedores.
Cuando finalmente comienza la acción desamortizadora de las propiedades de la Compañía, tras su expulsión por Carlos III, sus cuantiosos bienes son adquiridos principalmente por personas pertenecientes a las clases dominantes, a tenor del disfrute de una amplia cobertura económica: nobleza, ricos comerciantes, profesiones liberales. Sabemos que a la cabeza de los compradores de tierras propiedad de la Compañía, estaba la Casa de Alba.
No voy a insistir en exponer los pormenores y las circunstancias en que fueron adquiridas, mediante compra, permuta o donación de tanta diversidad de fincas como llegaron a reunir en un patrimonio único la Compañía de Jesús, escrituradas a nombre de sus Colegios y Residencias.
Por mi parte, y como solo me proponía recoger información de interés, en relación con la Villa de Burguillos, cerraré este capítulo dando cuenta del final que tuvo el cortijo de San Agustín, cuando salió de las manos de la Compañía.
El día 4 de mayo de 1770, fue adquirido en 222.849 Rs/v. por Pedro Lince Berastegui, del comercio de Sevilla, que era asimismo, Síndico Personero del Común de la misma.
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