Cada lunes una nueva entrada con una noticia sobre Historia, Arte, Geografía, Bibliografía, Patrimonio, Fotografía, Hemeroteca, ... de nuestro pueblo: BURGUILLOS

Historia, Patrimonio, Arte, Bibliografía, Hemeroteca, ... sobre nuestro pueblo: BURGUILLOS

lunes, 28 de abril de 2025

Hemeroteca: Las retribuciones para las Escuelas de Niñas de Burguillos, según las noticias aparecidas en las ediciones de las revistas "La Escuela Moderna", y "Gaceta de Instrucción Pública y Bellas Artes", de 17 y 20 de octubre de 1908

     Mostramos en "Historia de Burguillos" la noticia recogida en la "La Escuela Moderna", y "Gaceta de Instrucción Pública y Bellas Artes", revistas editada en Madrid, sobre las retribuciones concedidas a las escuelas de Burguillos, y publicados el 17 y 20 de octubre de 1908, y que se conservan en el archivo de la Biblioteca Nacional de España.

     "La Escuela Moderna"; Revista profesional fundada y dirigida en su primera etapa por el profesor cordobés Pedro de Alcántara García Navarro (1842-1906), considerado el paladín en España de las Escuelas Normales y de Magisterio, que dedicó su vida a la formación de los maestros, la educación de la mujer y la divulgación de los conocimientos pedagógicos. Fue también el introductor en España de las enseñanzas de Friedrich Fröbel y estuvo próximo a la Institución Libre de Enseñanza. Comenzó a publicarla en abril de 1891 y se convirtió en una de las revistas que destacaron por la difusión de la cultura pedagógica y las experiencias e innovaciones europeas en esta materia, estando imbuida de un amplio espíritu científico, tal como han señalado S. Montes Moreno y M. Beas Miranda.
     Con una periodicidad mensual, es editada en números de 80 páginas y compuesta a una columna, a los que se suman suplementos semanales, que aparecen cada lunes, de cuatro páginas. Mientras que la revista inserta artículos de una gran variedad y de un gran plantel de especialistas, algunos traducidos, así como bibliografía, el suplemento está dedicado específicamente a disposiciones oficiales, documentos parlamentarios, anuncios de oposiciones y concursos, movimiento de personal, etc.
     De esta publicación se ha escrito que es un “bello monumento levantado por el magisterio español” y  “una muestra elocuente de los grandes elementos de la cultura pedagógica que entre el profesorado germinaban” en nuestro país, formando sus colaboradores una larga nómina, entre los que se encontraron Urbano González Serrano, Francisco Coello, Leonor Canalejas y Fustegueras, Alejandro de Tudela, Gabriel Comas Rivas, Arturo Vega y Morales, Ángel Bueno o Rufino Carpena Montesinos, por citar sólo algunas de sus primeras firmas. Aunque se decía “extraña a todo interés de partido político, escuela filosófica  y comunión religiosa”, estuvo “abierta a todas las opiniones”.
     Tras la muerte de Pedro de Alcántara en 1906, la revista inicia su segunda etapa, subtitulándose ahora “revista pedagógica y administrativa de primera enseñanza”, tomando su dirección Eugenio Bartolomé y Mingo (1839-1920), otro renovador de la pedagogía española, también fröbeliano y krausista, actuando como redactor-jefe Juan C. Arroyo y García. En esta época, sus suplementos los edita miércoles y sábados, en números de 16 páginas, dedicados a insertar las vacantes, los nombramientos o jubilaciones, etc. Entre sus colaboradores estarán, entre otros muchos, Eduardo Navarro Salvador o Augusto Vidal Perera.
     El tercer director de la revista será Gerardo Rodríguez García, impulsor del asociacionismo del Magisterio, que la orientará a contenidos más pragmáticos. Entre sus colaboradores de esta época se encuentran María Sánchez Arbós, Mercedes D’Abbondio y Manuel Bartolomé Cossío.
     Los primeros editores de esta revista, una de las mejores de su clase en Europa, fueron Gras y Compañía y posteriormente se hicieron cargo de su edición e impresión los sucesores de la Casa Editorial Hernando. La colección, formada por dos tomos por año, incluye índices al principio de cada uno. La de la Biblioteca Nacional de España comienza en 1892, siendo incompleta y careciendo de los años 1895-1896. Tras una larga vida, su último número corresponde al uno de diciembre de 1934 y su último director, Rodríguez García, gallego nacido en 1873, sufrirá un expediente de depuración y sus libros pedagógicos prohibidos tras la guerra civil.
      Pues bien, en la página 1341 de la edición (Suplemento) del 17 de octubre de 1908, a una columna, en la que se publican diversas noticias relacionadas con la educación, aunque la que nos interesa fundamentalmente a los burguilleros, es la que aparece en la zona inferior, y que pasamos a transcribir íntegramente:


     Provincia de Sevilla.- Escuelas de niñas: Burguillos y Lora de Estepa, con 625 pesetas. (La primera tiene 37,50 pesetas al año por retribuciones concertadas y la segunda 250.) - Auxiliarías de niñas: Cazalla, Cantilla­na, Fuentes de Andalucía, Herrera, Lora del Río (dos), Pruna, Puebla de Cazalla, Estepa, Peñaflor y Paradas, con 615 pesetas anuales.- Escuelas de niños: Lora de Estepa y Tomares, con 625 pesetas anuales. (La primera tiene 150 pesetas de retribuciones concertadas; la segunda tiene las retribuciones directas.) - Auxiliarías de niños: Alcalá del Río, Coria del Río, Fuentes de Andalucía, Herrera, Lora del Río, Mairena del Alcor, Pilas, Los Palacios, Viso del Alcor, Arahal y Dos Hermanas, con 625 pesetas, y Castillo de la Guardas, Umbrete, Brenes y Gerena, con 500 pesetas anuales.


     La misma noticia aparece en la "Gaceta de Instrucción Pública"; Periódico de carácter profesional en cuyo número prospecto, de uno de febrero de 1889, señala que será esencialmente práctico, “alejado de toda idea de partido o de sistema” y, por tanto, se eximirá de incluir artículos doctrinales. Insertará numerosas disposiciones y anuncios oficiales sobre la materia, referentes a la primera y segunda enseñanzas y a la superior universitaria, además de las resoluciones emitidas por cátedras, escuelas especiales (como la de archivos, bibliotecas y museos), junto a las referidas a oposiciones, concursos, nombramientos, etc. También tendrá secciones de noticias, bibliografía y material científico, consultas administrativas, correspondencia particular y anuncios comerciales, todas ellas referidas al mundo de la enseñanza. Se publica en números de ocho páginas, primero con una periodicidad decenal (los días 5, 15 y 25 de cada mes), que irá variando en el tiempo.
     Su propietaria y directora es María Encarnación de La Rigada Ramón (1863-1930), que empieza a publicar la revista al tiempo que inicia su carrera profesional como profesora de la Escuela Central de Maestras de Madrid. Más tarde se verá auxiliada en la edición del periódico por Andrés P. de la Mota, como redactor jefe; Luis de Góngora y Andux, como secretario de redacción, y Mercedes Tella y Francisco Carrillo Guerrero, como redactores.
     De La Rigada, de sólida formación y bien situada en los medios burgueses de la época, como señala en sus estudios Carmen Colmenar Orzaes, participó en diferentes congresos pedagógicos y llegó a desempeñar cargos públicos relacionados con su profesión. A pesar de que su periódico era estrictamente de carácter informativo, en los últimos años llega a incluir artículos doctrinales, en los que aparecen las posiciones reivindicativas de su directora en la defensa de los derechos profesionales y, en concreto, en lo referente a la discriminación salarial de maestras y profesoras.
     Junto a la cabecera de la revista se llegará a indicar que es el “periódico profesional de mayor información de España”, y con este título se publicará hasta el 30 de diciembre de 1907. A partir del cinco de enero de 1908 lo amplía a: Gaceta de instrucción pública y bellas artes, hasta su desaparición definitiva el 26 de septiembre de 1917.
      Pues bien, en la página 1253 de la edición del 20 de octubre de 1908, a dos columnas, en la que se publican diversas noticias relacionadas con la educación, aunque la que nos interesa fundamentalmente a los burguilleros, es la que aparece en la parte inferior de la primera columna, y que pasamos a transcribir íntegramente:


SEVILLA
     Dentro de breves días se publicará en el Boletín Oficial la relación de las vacantes que existen en esta provincia y que han de proveerse por concurso único.
     Son las siguientes:
     Escuelas de niñas: Burguillos y Lora de Estepa, con 625 pesetas. (La primera tiene 37,50 pesetas al año por retribuciones concertadas y la segunda 250.) 
     Auxiliarías de niñas: Cazalla, Cantilla­na, Fuentes de Andalucía, Herrera, Lora del Río (dos), Pruna, Puebla de Cazalla, Estepa, Peñaflor y Paradas, con 615 pesetas anuales.
     Escuelas de niños: Lora de Estepa y Tomares, con 625 pesetas anuales. (La primera tiene 150 pesetas de retribuciones concertadas; la segunda tiene las retribuciones directas.) 
     Auxiliarías de niños: Alcalá del Río, Coria del Río, Fuentes de Andalucía, Herrera, Lora del Río, Mairena del Alcor, Pilas, Los Palacios, Viso del Alcor, Arahal y Dos Hermanas, con 625 pesetas, y Castillo de la Guardas, Umbrete, Brenes y Gerena, con 500 pesetas anuales.
     
     Otro dato, en este caso sobre la Educación, para ampliar los conocimientos sobre la Historia de Burguillos, la Historia de nuestro pueblo.

lunes, 21 de abril de 2025

Callejero de Burguillos: El paseo del Resucitado

     Mostramos en Historia de Burguillos una reseña e imágenes del paseo del Resucitado, aprovechando que ayer, 20 de abril, fue Domingo de Resurrección. Este es el día en que actuó el Señor, la solemnidad de las solemnidades y nuestra Pascua: La Resurrección de nuestro Salvador Jesucristo según la carne.


     En este día Dios nos ha abierto las puertas de la eternidad por medio de su Unigénito, vencedor de la muerte, y pedimos ser renovados por el Espíritu Santo para resucitar a la luz de la vida (cf. 1.ª orac.). Hoy es el día en que actuó el Señor. La piedra que desecharon los arquitectos —Cristo en su pasión— es ahora la piedra angular una vez que ha resucitado (cf. sal. resp.). Y creemos en este misterio gracias al testimonio de los apóstoles que comieron y bebieron con él después de su resurrección (1 lect.) y vieron el sepulcro vacío (Ev.). A partir de ahí, una vez que por el bautismo hemos resucitado con Cristo, busquemos los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios (2 lec.) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II]. 
     El Paseo es un espacio público con predominio de la linealidad que invita a la confusión, al menos actualmente, cuando muchos de ellos han perdido la funcionalidad que les dio nombre. El origen de esta denominación genérica se encuentra en su función como espacio de relación y esparcimiento. Tal sería el caso del Paseo del Resucitado
     El Paseo del Resucitado está situado en el barrio Lejos. Va de la calle Blas Infante al Cementerio Municipal Nuestra Señora del Rosario Coronada, y tiene una longitud de 500 metros aproximadamente, siendo bidireccional desde el punto de vista del tráfico rodado, enlosada y alumbrada por farolas funcionales. Está conformada por alcorques plantados de moreras y bancos todo su recorrido, siendo la vía de conexión entre el Cementerio y el casco urbano de Burguillos.
   El paseo del Resucitado es, históricamente, una vía moderna, y se halla ubicado en el extrarradio de la Villa, en el camino del Coto, de acceso al Cementerio, cuyo primer enterramiento se produjo el 16 de mayo de 1967, en que fue inhumado, el vecino Enrique Jiménez Acuña, como señala Francisco Rodríguez Hemández, en su libro "El Señorío de Burguillos (Sevilla), una aproximación a su historia", en su capítulo "Enterramientos" (páginas 37 a 40), en el que se detalla las distintas ubicaciones de los cementerios de nuestro pueblo, y que ya publicamos en su día en otra entrada, cuyo enlace es el siguiente: http://historiadeburguillos.blogspot.com/2017/10/bibliografia-capitulo-viii.html., lo que ya nos indica la fecha de construcción de dicha vía, remodelada varias veces, aunque el nombre actual es muy reciente, puesto que anteriormente era una vía sin denominación.


Conozcamos mejor las Tradiciones evangélicas canónicas y apócrifas, explicaciones racionalistas, y la Iconografía de la Fiesta de La Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo;
      La Resurrección de Cristo, que garantiza la de los muertos gracias a la ecuación Christianus alter Christus, es el dogma esencial de la religión cristiana. Según san Agustín, si se retira la fe en la resurrección, toda la doctrina cristiana se derrumba. Pero la fe en un dios que muere y resucita no es en absoluto exclusiva y específicamente cristiana. Se trata de una creencia universal que se encuentra en la mayoría de las religiones antiguas: entre los egipcios, en el culto de Osiris; entre los sirios, en el de Adonis. Ha sido inspirada por la alternancia de las estaciones, el renacimiento de la vegetación después de la muerte aparente del invierno. Debe señalarse que, efectivamente, las fiestas de la Resurrección divina: las de Adonis, y la Pascua cristiana, por ejemplo, coinciden con el despertar de la primavera.
Tradiciones evangélicas y explicaciones racionalistas
    Ninguno de los discípulos de Cristo pretende haber presenciado su Resurrección, que ocurrió sin testigos. Los Evangelios narran simplemente que cuando, tres días después de la Crucifixión en el Gólgota, las Santas Mujeres fueron al sepulcro a llevar perfumes, lo encontraron vacío. Un ángel estaba sentado sobre la piedra de la puerta de la tumba, corrida, y les anunció que Cristo había resucitado.
     La primera descripción detallada del milagro se encuentra en los escritos de Efrén el Sirio. De acuerdo con dicho autor, Cristo salió de la tumba para ascender al cielo inmediatamente.
     Para explicar la misteriosa desaparición del cuerpo del Crucificado, los judíos insinuaron que se trataba de una impostura de sus discípulos que habían sacado el cuerpo de su maestro de noche, en secreto, para dar crédito a la Resurrección. Los cristianos habrían inventado la leyenda de la tapa sellada y de la guardia apostada en el Santo Sepulcro.
     Los críticos racionalistas no descartan del todo la acusación judía de fraude, pero además proponen otras dos hipótesis. 


   lª. La muerte de Jesús sólo habría sido, como la de Lázaro, muerte aparente (Scheintod). En la cruz sólo habría perdido el conocimiento después de la lanzada, y lo habría recuperado en la gruta del sepulcro.
     2ª. Las Apariciones invocadas en apoyo del milagro, serían un fenómeno de autosugestión colectiva. Al no poder resignarse a la muerte de su maestro, los discípulos habrían creído verlo con los ojos, cuando en verdad él sólo habitaba en sus corazones.
     ¿Por qué la Resurrección ocurrió el tercer día después de la muerte? Ese triduum mortis se explica por la prefiguración bíblica de Jonás, que pasó el mismo tiempo en el vientre de la ballena, y también por la creencia popular que aseguraba que el alma y el cuerpo del difunto sólo se separaban definitivamente tres días después de la defunción.
El desacuerdo entre los evangelios canónicos y apócrifos
     Los Evangelios no concuerdan acerca del número de Santas Mujeres portadoras de perfumes, o Marías, cuyos testimonios constituyen, sin embargo, el fundamento de la creencia en la Resurrección.
     En el Evangelio de Juan (20: 1), sólo se habla de una Santa Mujer: María de Magdala. Mateo (28: 1 - 7), nombrados: María Magdalena y María Cleofás; Marcos (16: 1) cuenta tres: María Magdalena, María, madre de Santiago, es decir, María Cleofás, y María Salomé. Finalmente Lucas (24: 10), suma a las dos Marías un número indeterminado de Santas Mujeres («Juana y las demás que estaban con ellas»).
     Existen las mismas divergencias acerca del número de ángeles anunciadores. Juan no menciona ninguno, Mateo y Marcos hablan de un solo ángel sentado sobre la piedra del sepulcro. Lucas cree saber, por el contrario, que las Santas Mujeres se encontraron en presencia de «dos hombres vestidos de vestiduras deslumbran­tes».
   A pesar de estas diferencias de detalle, los cuatro evangelistas coinciden en un punto: para ellos, la Resurrección de Cristo es un retorno momentáneo de Jesús a la vida terrestre, porque hizo numerosas apariciones en Judea y en Galilea antes de Ascender al cielo cuarenta días más tarde. En los Evangelios apócrifos, por el contrario, la Resurrección se confunde con la Ascensión. Cristo resucita para ascender al reino de los cielos de inmediato.


Iconografía
     Esas diferencias en los textos evangélicos y en la tradición explican la falta de fijeza de la iconografía.
     En la evolución de este tema pueden distinguirse tres fases:
   1. La Resurrección simbólica .
   2. La Visita de las Santas Mujeres al Sepulcro.
   3. Cristo saliendo del sarcófago.
   4. Cristo planeando encima de su tumba.
1. La Resurrección simbólica
     La Resurrección comenzó por ser representada simbólicamente, igual que la Crucifixión, mediante una cruz desnuda (crux nuda), rematada en el monograma de Cristo. En el sarcófago de la Pasión del Museo de Letrán, el crisma está inscrito en una corona que picotean dos pájaros posados sobre el travesaño de la cruz. Abajo de ésta hay dos guardianes sentados, uno despierto y otro dormido; lo cual prueba muy bien que se trata de un símbolo de la Resurrección y no, como se ha pretendido, de la  Crucifixión.
     Más tarde, el arte prefigurativo inspirado por los teólogos recurrirá a tipos tomados del Antiguo Testamento o de los Bestiarios.
     La Biblia moralizada no enumera menos de cinco prefiguraciones de la Resurrección:
     l. José liberado de la prisión es invitado a comparecer ante el faraón, como Jesús salido de la tumba ante Dios Padre.
     2. Sansón mata mil filisteos con una quijada de asno, así como Cristo resucitado pone en fuga a sus enemigos.
     3. David huye de la casa de Saúl con la complicidad de su mujer, Micol que pone un maniquí en su cama; los soldados sólo encuentran un simulacro. Los guardianes del Santo Sepulcro ven la tumba vacía.


     4. Tobías captura el pez del Tigris que se disponía a devorarlo.
     5. Jeremías es extraído de la cisterna donde había sido sepultado.
     Las dos prefiguraciones bíblicas más usuales son Jonás saliendo tres días después de ser tragado del vientre de la ballena y Sansón arrancando las puertas de Gaza con sus hombros. Esos dos símbolos son los que más armonizan con la Bajada al Infierno de los justos, que en la Iglesia griega es la imagen de la Resurrección propiamente dicha, puesto que el monstruo que vomita a Jonás es asimilado a Leviatán, y las puertas de la ciudad de Gaza prefiguran las puertas del Infierno derribadas por Cristo. El Speculum Humanae Salvationis suma a Sansón y a Jonás numerosos símbolos tomados de los Bestiarios. Los más populares son el león que resucita a sus cachorros mediante su rugido, el fénix que renace de sus cenizas, el pelícano que reanima a sus polluelos con la sangre de su pecho abierto. Pero también allí la asimilación deja mucho que desear, puesto que no es el león o el pelícano quienes se pueden comparar con Cristo resucitado, sino los hijos de éstos.
     Los ejemplos más bellos son el púlpito recubierto de esmaltes champlevé de Klosterneuburg, ejecutado en 1181 por Nicola de Verdun, y una vidriera prefigurativa de la catedral de Bourges.
     Estas representaciones prefigurativas, popularizadas por la Biblia moralizada, la Biblia Pauperum (de los Pobres) y el Speculum Humanae Salvationis, persistieron hasta finales de la Edad Media.
2. Las tres Marías en el Santo Sepulcro
     Hasta el siglo XIII el arte cristiano de Occidente evocó la Resurrección de Cristo en la forma indirecta de Las Santas Mujeres en el Sepulcro. Por otra parte, esta es la única representación que está de acuerdo con el relato de los Evangelios.
     Pero en ciertos ciclos, antes de Las Santas Mujeres en el Sepulcro se sitúa una escena pictórica popularizada por el teatro de los autos sacramentales: La compra de los perfumes.


     1. Las santas mujeres y los vendedores de perfumes
     Antes de dirigirse hacia el Sepulcro, las Santas Mujeres compran perfumes para embalsamar el cuerpo de Jesús y preservarlo de «la mordedura del gusano» .
     La idea de embalsamar un cadáver sepultado dos días antes resulta poco verosímil, pero se necesitaba un motivo que condujese a las mujeres a la tumba. Así se explica la leyenda de las Santas Mujeres.
     Este episodio fue popularizado por los Misterios de Pascua, en los cuales la escena del comerciante de perfumes (unguentarius, apothecarius, mercator) fue desarrollado con complacencia e inspiración cómica. Las compradoras se dirigen sucesivamente a dos comerciantes, uno joven y otro viejo, para quedarse con la mejor oferta, de pie frente al mostrador, las Santas Mujeres hacen pesar los perfumes en una balanza.
     Esta escena mercantil, que divertía a los espectadores del teatro de los Misterios, parece haber sido especialmente  popular en Provenza a causa del culto de la Magdalena del Santo Bálsamo (Madeleine a la Sainte-Baume) y del culto de las Santas Marías en Camargue. En cualquier caso, es allí donde la escultura románica nos ofrece los ejemplos más antiguos y numerosos. Ese tema pasó desde Provenza al norte de Italia, a Cataluña y al sur de Alemania.
     2. La visita de las santas mujeres al sepulcro
     En el arte bizantino, el Santo Sepulcro tiene forma de «tugurium», es decir, de capilla sepulcral con apariencia de cabaña, edificada en la rotonda de la iglesia de la Resurrección de Jerusalén. Los artistas  de Occidente, menos familiarizados con los monumentos de Tierra Santa, la reemplazan con un sarcófago.
     Las Santas Mujeres son ya tres, ya dos, según los artistas se inspiren en el Evangelio de Marcos o en el de Mateo. La primera balancea un incensario.
     Sobre la piedra retirada del sarcófago está sentado «el joven vestido de una túnica blanca», asimilado a un ángel alado. Señala con el dedo la tumba vacía o a veces, como en Orvieto, el cielo a donde ha ascendido Cristo.


     Con frecuencia las Santas Mujeres son acogidas en la entrada del Sepulcro por dos ángeles luminosos.
     Sobre una cara de un capitel de Módena se representa una escena procedente del teatro litúrgico que no se encuentra en otros sitios: María Magdalena se desmaya sobre la tumba de Cristo al tiempo que María «la de Santiago» y María Salomé intentan levantarla.
     A veces el tema de la visita de las Santas Mujeres y el de la Resurrección están asociados en una misma composición. En la arquivolta de la portada de Trogir (Trau), en Dalmacia, que data del siglo XIII, se ve a Cristo de pie ante su sarcófago, que acoge por sí mismo a las Santas Mujeres. En la pintura del siglo XIV pueden citarse numerosos ejemplos de esta amalgama en la escuela de Giotto (Taddeo Gaddi), en la escuela de Bohemia (Maestro de Hohenfurt, miniatura de L. de Klettau (Biblioteca Municipal de Zittau) y en el arte alemán (Miniatura del Perikopenbuch del arzobispo Kuno von Falkenstein (1380, Biblioteca de Tréveris). Las tres Santas Mujeres ya no son advertidas por el ángel, pero se prosternan ante Cristo resucitado que se les aparece in corpore.
3. Cristo saliendo de la tumba
     Fue a partir del siglo XI cuando se vio la Resurrección representada ya no bajo el velo del símbolo, sino como un hecho. El punto de partida sería una miniatura del Evangeliario de Munich procedente del scriptorium de Reichenau.
     Esta representación no se apoya en texto evangélico alguno, pero respondía a una necesidad de la fe popular.
     Se comenzó por representar a Cristo saliendo del sarcófago; fue en el siglo XIV cuando, a consecuencia de una contaminación con el tema de la Ascensión, se lo representó planeando encima de su tumba.
El origen del tema
     Cómo explicar este cambio, de fundamental importancia en la iconografía de la Resurrección, de la representación simbólica por la representación real; es decir, de Las Santas Mujeres en el Sepulcro por la Resurrección.
     Se han invocado influencias de la puesta en escena de los autos sacramentales de la Pasión. Pero en el Auto de Pascua, donde las Santas Mujeres estaban representadas por tres diáconos, sólo se anuncia la Resurrección. Entre los ángeles y las tres Marías se establece un diálogo:
          Quem quaeritis in sepulchro, christicolae? 
          Jesum Nazarenum crucifixum, o coelicolae. 
          Non est hic; surrexit, sicut praedixerat.
          Ite, nuntiate quia surrexit de sepulchre.
     De manera que Cristo resucitado no aparece personalmente en la escena. Por ello no puede atribuirse a la influencia de los autos sacramentales la idea de representar a Cristo saliendo de la tumba.
     Según Efrén el Sirio, que asimila la Resurrección con un segundo Nacimiento de Cristo, éste habría salido sin fractura de su tumba sellada (sepulcro clauso),  de la misma manera que en su nacimiento había salido del vientre intacto (utero clauso) de la Virgen, sin romper el sello de su virginidad.
     Desde el punto de vista iconográfico es muy interesante ver la variedad de soluciones que el arte de la Edad Media ha dado a un problema particularmente difícil de resolver.
     No existen menos de cinco, sin contar las variantes secundarias.
     1. Cristo se incorpora en su sarcófago (Christus in sepulcro).
     2. Apoya un pie sobre el borde.
     3. Pasa la pierna fuera del sarcófago (Christus uno pede extra sepulcrum).
     4. Está de pie ante el sarcófago (Christus extra sepulcrum).
     5. Se mantiene de pie sobre la tapa (Christus supra sepulcrum).
     Sea cual fuere el partido adoptado, Cristo resucitado siempre está caracterizado por una cruz estandarte que es el símbolo de su victoria sobre la muerte.
     A pesar de este emblema, la mayoría de estas actitudes nada tienen de triunfal. El arte de finales de la Edad Media con frecuencia resulta indecoroso, y por amor a lo pictórico, cae en la trivialidad. Así es como un artista primitivo alemán de la escuela hanseática, el Maestro Francke, en un retablo de 1424 (Museo Hamburgo), en lugar de representar a Cristo pasando la pierna por el borde del sarcófago de frente, lo muestra esquivándolo por detrás, como un ladrón furtivo que temiese despertar a los guardianes dormidos. Esta evasión clandestina, de la cual pueden encontrarse otros ejemplos en las miniaturas alemanas, tiene algo que resulta chocante. Con el mismo espíritu, el arte germánico representa a Cristo poniendo cuidadosamente en su sitio la tapa de su sarcófago, para hacer creer que ha salido de él milagrosamente. 
   Otra particularidad del arte alemán consiste en representar a Cristo resucitado saliendo de un sarcófago sellado, sin romper y ni siquiera levantar la tapa. (Das Durchsteigen des geschlossenen Sargs, Der Aufstieg aus dem geschlossenen Grabe).
     Puede imaginarse con facilidad que esta manera un tanto familiar de reprsentar el misterio de la Resurrección no debía contar con universal aprobación. El pie sacado de la tumba no duró mucho en Alemania. En Italia y Francia se prefirió mostrar a Cristo apoyando el pie sobre el borde de su sarcófago, como un vencedor que holla la cerviz de su enemigo; y también erguido sobre la tapa como sobre un pedestal (vidriera de Bourges, miniatura de Jean Colombe en las Muy Ricas Horas de Chantilly, Perugino, Bissolo).
     El Cristo resucitado, sentado sobre su tumba en la actitud de un juez, que se ve en una miniatura alemana del siglo XV, es sólo una curiosidad iconográfica.
4. Cristo planeando encima de su tumba
     Con Cristo de pie sobre la tapa de su sarcófago como sobre un trampolín que lo impulsará hasta el cielo, la iconografía se encamina hacia una cuarta fórmula de la Resurrección: Cristo transfigurado flotando en una mandorla. Esta Resurrección ascensional se confunde con la Transfiguración y la Ascensión.
     Aparece en el arte italiano a principios del siglo XIV. El honor de esta innovación corresponde a Giotto y a su escuela. En la capilla de los Españoles, Andrea da Firenza hace planear a Cristo resucitado encima de tres Santas Mujeres. Con Fra Angélico y Perugino, este tema se independiza de sus vínculos con el motivo arcaico de las Santas Mujeres en la gruta sepulcral, y elimina las otras fórmulas.
     Alcanza su apogeo en la Resurrección pintada en 1580 por Tintoretto, para la Escuela de San Rocco. Unos ángeles hercúleos derriban la piedra que tapa la entrada de la tumba, y Cristo sale de allí como un cohete vivo. Ya no planea, sale literalmente disparado, como un proyectil. Es la más dinámica de todas las Resurrecciones.
     Otra originalidad de la escuela italiana es, a veces, el reemplazo de los vigilantes que montan guardia alrededor de la gruta sepulcral por apóstoles o santos. Por eso, en un grabado de Mantegna, Cristo resucitado está acompañado por san Andrés y san Longinos, patrones de Mantua. El cuadro del Museo de Berlín, atribuido a Leonardo da Vinci, muestra a los pies de Cristo que toma impulso, a san Leonardo, patrón de los presos, y a santa Lucía, que presenta sus ojos sobre una bandeja: esos dos santos en adoración simbolizan el desapego a la vida terrenal.
     Por un singular fenómeno de retraso, el motivo de Cristo planeando fue exclusivamente italiano desde comienzos del siglo XIV hasta finales del siglo XV. A principios del siglo XVI fue adoptado por las escuelas alemanas: por Durero, en un xilografía de la Pasión Grande, y por Mathis Nithart, en un postigo del retablo de Isenheim. Pero este tipo de Resurrección triunfal nunca se adaptó bien al norte de Europa, y contradice el espíritu de la Reforma. En su cuadro de la Pinacoteca de Munich (1639), Rembrandt retorna a una concepción completamente diferente. Un ángel levanta la piedra de la tumba y Cristo, aún envuelto en fajas, se pone de pie penosamente, como un nuevo Lázaro. Es exactamente lo contrario del Cristo bólido de Tintoretto, lanzado hacia el cielo como un proyectil.
Correcciones de la iglesia católica después de la Contrarreforma
     Los teólogos de la Contrarreforma sometieron a severas críticas la iconografía de la Crucifixión, que en 1730 formuló Juan de Ayala en su Pictor Christus eruditus. Según dicho autor, es un grosero error representar a Cristo saliendo de la tumba abierta, con un pie fuera del sarcófago (uno pecte extra sepulcrum, altero autem cum crure jamjam prodeunte). Tampoco aprueba la representación de Cristo planeando (sublevatus in aere), que se parece demasiado a una Ascensión. Lo mejor es representarlo ante o sobre la tumba cerrada (extra vel supra sepulcrum). Su cuerpo resplandeciente, inmaterial (sine mole et pondere), revestido con un lienzo rojo, debe mostrar las llagas.
     Juan de Ayala considera que al representar a los soldados dormidos se injuria la disciplina del ejército romano (sic). Y cree imposible que todo el cuerpo de guardia se haya dormido; por lo menos uno de los guardianes debe permanecer despierto.
     En cuanto a la asistencia, deben ser eliminados todos sin excepción, puesto que según los Evangelios, ninguna criatura mortal asistió al milagro de la Resurrección (a nullo prorsus mortalium visum). La Virgen tampoco debe estar presente. En la escena no caben ni soldados precipitándose sobre sus armas ni un perro que ladre.
Los guardianes
     Como ya hemos señalado, la presencia de guardianes alrededor del Sepulcro es completamente ignorada por Marcos, Lucas y Juan. Fueron introducidos posteriormente en la leyenda y en la iconografía por razones apologéticas, con el objeto de refutar la acusación de los judíos, que insinuaban que el cadáver de Cristo había sido retirado clandestinamente por sus discípulos.
     Acuclillados alrededor de la tumba, parecen dormir, a veces hasta roncan con la boca abierta, pero es sólo falsa apariencia o al menos no todos duermen. El sueño de los guardianes habría provisto argumentos a los judíos y habría parecido dar la razón a sus insinuaciones. Por ello es cierto que la intención de los artistas, y la de los teólogos que los guiaban, era representar a los guardianes no dormidos sino deslumbrados, paralizados y «como muertos», según la expresión de san Mateo (28: 4), al ver al divino resucitado.
     El número de guardianes es variable: a veces son tres o cuatro, pero en ciertas ocasiones se cuentan en tan gran número que rodean el sepulcro por todas partes como para hacer imposible toda tentativa de retirar el cuerpo, o de evasión (Jean Colombe, Muy Ricas Horas).
     En el teatro de los Misterios, Pilato los sitúa en los cuatro ángulos del Santo Sepulcro. Pero su agrupación presentaba grandes dificultades en los capiteles historiados. En Mozat, parecen dormir de pie, con la cabeza inclinada. En un capitel de Issoire, los tres guardianes están superpuestos.
     Lo más habitual es que estén acostados al pie de la tumba, pero a veces observan como vigías en lo alto de la torre sepulcral, detrás de las almenas (Libro de Perícopes de Salzburgo, Biblioteca Munich).
     Su indumentaria y armas son anacrónicos. No están vestidos como legionarios romanos sino como militares del tiempo de las cruzadas, con la cota de malla y el casco cónico provisto de nasal; llevan los escudos sujetos en la coronilla, como si estuvieran al pie de la muralla de un castillo. Sus ropas varían de acuerdo con la moda: en el Renacimiento usan los farsetos de los lansquenetes.
     Sus reacciones son muy expresivas, y a veces, hasta caricaturescas. Deslumbrados por la aparición, intentan taparse los ojos con una mano o el escudo. Los más valientes desenvainan la espada para partir al espectro; los otros consideran más prudente darse a la fuga. A veces uno de ellos se arrodilla en actitud de adoración: Longinos, el lancero, cuyos ojos se habían abierto a causa del milagro (Predela de Mantegna en el Museo de Tours).
     A veces Cristo apoya el pie sobre la cabeza o el pecho de uno de los guardianes que no parece advertirlo.
     No hay más espectadores que los guardianes. Los apóstoles están ausentes, la Virgen también. Sólo en la escuela catalana del siglo XV puede encontrarse excepcionalmente -simples curiosidades iconográficas- a la Virgen asistiendo a la Resurrección de su Hijo (Jaume Serra, Retablo de Huesca, Museo Barcelona). 
   Para explicar la ausencia de la Virgen, algunos comentaristas ingeniosos supusieron que ella pudo asistir al milagro, pero que los evangelistas juzgaron preferible no hacerla intervenir porque el testimonio de una madre habría resultado sospechoso y sin valor probatorio.
Los príncipes de los sacerdotes corrompen a los guardianes
Mateo, 28: 11 - 15.
     Para desacreditar los testimonios de los judíos que pretendían que el cadáver de Jesús había sido robado durante la noche por los discípulos, Mateo agrega que los guardianes informaron a los «príncipes de los sacerdotes" acerca de la desaparición de su prisionero, y que éstos, después de deliberar, les dieron «bastante dinero» a condición de decir que los discípulos de Jesús habían aprovechado que ellos dormían para hacer desaparecer el cuerpo.
     A pesar de su carácter apologético, este episodio ha sido escasamente ilustrado por el arte cristiano (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).

lunes, 14 de abril de 2025

Documentación: Plano de designación del escorial plomizo titulado San Dionisio, sito en el paraje nombrado de Burguillos, en Bailén (Jaén), de 1864

     Mostramos en Historia de Burguillos el plano de designación del escorial plomizo titulado San Dionisio, sito en el paraje nombrado de Burguillos, en Bailén (Jaén), realizado en 1864 por Juan Rücker, Ingeniero de 2ª clase, del Cuerpo Nacional de Ingenieros de Minas, y cuyo título está redactado a partir del contenido del documento.


     Orientado con el norte magnético hacia arriba, representa la superficie con dibujos de olivos, aparece tramo del arroyo de Levante, recoge tramos de caminos sin nombres, delimita el perímetro del escorial con línea continua en negro, señala estacas y trianguliza su superficie par calcularla, no recoge concesiones mineras colindantes, señala edificio arruinado, está firmado por sus autores, en un manuscrito en papel impreso del Cuerpo Nacional de Ingenieros de Minas.
     Se conserva en buen estado, y cuyo original podemos contemplar en el Archivo Histórico Provincial de Jaén. Legajo 34116

lunes, 7 de abril de 2025

Geografía: El paraje "Olivejo"

     Mostramos en Historia de Burguillos una pequeña reseña del paraje Olivejo.


     El paraje Olivejo, lugar que toma su nombre, según mi teoría, de la propia etimología de su nombre, ya que Olivejo, debe hacer referencia a la unión de dos nombres "Olivar" y "Viejo", y que seguramente tendría que ver con la antigüedad de los olivares que hubo de haber en esa zona, hoy lamentablemente perdidos en gran parte.



     Al paraje Olivejo se llega tras salir del casco urbano de Burguillos por la calle de Los Molinos, tomar el propio camino que continúa la propia calle, y al final de éste, antes de llegar a la Casa del Molinillo, todo el paraje que queda al norte del camino que nos llevaría hasta el Cortijo de Aranjuez, ese es el paraje Olivejo, delimitado al norte y al este por el paraje Rubial Chico; al sur por el camino que va hacia la Casa del Molinillo; y al oeste lo delimita el camino que lo rodea, encontrándose a un kilómetro escaso de nuestro pueblo y a una media de 100 y 90 m. de altitud. Señalar que todas las imágenes provienen del Instituto Geográfico Nacional.