Mostramos en "Historia de Burguillos" la noticia recogida en varios periódicos, en concreto "El Heraldo de Madrid", "El Liberal", y "El Siglo Futuro", editados en Madrid, sobre los incendios producidos en Burguillos, y publicados el 12 y 14 de agosto de 1893, y que se conservan en el archivo de la Biblioteca Nacional de España.
Comenzamos con "El Heraldo de Madrid"; fue una publicación vespertina o de la noche, que llegará a tirar diversas ediciones diarias, es fundada con una tendencia demócrata avanzada por Felipe Ducazcal (1845-1891), siendo sus primeros directores Augusto Suárez Figueroa (1852-1904) y José Gutiérrez Abascal (1852-1907). Seguidamente será propietario y director Eugenio González Sangrador y, ya en 1893, perderá el artículo de su título y será adquirido e inspirado por José Canalejas (1854-1916), convirtiéndose en órgano del Partido Liberal, manteniendo su tendencia demócrata y anticlerical, siendo partidario de la confrontación bélica de 1898. A partir de 1902 lo dirige José Francos Rodríguez (1862-1931). Entre sus redactores se encuentra el diputado Santiago Matáix (1871-1918) y tendrá a Luis Bonafoux (1855-1918) como corresponsal en París, entre 1902 y 1906.
Será un gran diario de información general, siendo durante el primer tercio del siglo veinte uno de los de mayor tirada y más populares con gran aceptación por parte de la clase obrera, que dará amplio despliegue a las noticias de sucesos, pero también a las de carácter social y político, así como especial relieve a la información de espectáculos y a la vida y la crítica teatral. Incluirá noticias económicas, de bolsa y telegramas del extranjero y de provincias, aunque será un periódico eminentemente madrileño.
En 1906 será adquirido por la Sociedad Editorial de España, el conocido Trust de la prensa del periodo, que compra también de El Imparcial (1867-1933) y El Liberal (1879-1939), y se hará partidario de Segismundo Moret (1838-1913), el otro gran líder del Partido Liberal. Lo dirigirá entonces Baldomero Argente (1877-1965) y, desde 1909 a 1926, José Rocamora (1869-1936).
José Echegaray y Luis Bello (1872-1932) estarán entre sus colaboradores y redactores, y en 1909 se incorporará Ramiro de Maeztu (1875-1936), que publicará artículos desde Londres. Otros redactores destacados serán el diputado republicano Luis Morote (1862-1913), de 1902 a 1909, y Adelardo Fernández Arias (1880-1951), e incorporará a la primera redactora de la prensa española, Carmen de Burgos (1878-1932).
Aliadófilo durante la primera guerra mundial, en 1917, contará con colaboradores de todas las tendencias y, un año después, pasará a ser propiedad de la Sociedad Editora Universal, de los hermanos Manuel y Juan Busquets, también propietarios del matutino El Liberal. Su actitud contra el golpe y la dictadura del general Primo de Rivera y su desafección a la monarquía, le harán recuperar la influencia que había perdido en años anteriores. En 1922 había sido fichado como redactor-jefe Manuel Marquina y entre sus redactores se encontraba Vicente Sánchez Ocaña (1895-1962).
En 1927 empezará a dirigirlo Manuel Fontdevila (1888-1957) y se declarará abiertamente republicano, criticando duramente al gobierno del general Berenguer, contribuyendo a la movilización antimonárquica y recobrando su gran prestigio anterior. En 1924 se había incorporado a su redacción César González Ruano (1903-1965). Manuel Chaves Nogales (1897-1944) será su redactor-jefe y entre sus redactores estará Manuel Bueno (1874-1936) y el crítico literario Miguel Pérez Ferrero (1905-1978).
Durante la II República será uno de los principales defensores de los partidos republicanos de izquierda y el rotativo vespertino de mayor tirada. Lo dirigirá Francisco Villanueva (1875-1946) y Juan Antonio Cabero (1890-1964) será su redactor cinematográfico en esta época. En 1934 llegará a ser suspendido por su ya marcada tendencia socialista. Al finalizar la guerra civil, varios de sus redactores serán encarcelados y condenados a muerte y de sus talleres incautados nacerá el diario Madrid (1939-1971).
Pues bien, en la página 3 de la edición del sábado 12 de agosto de 1893, a seis columnas, en la que se publican noticias diversas, aunque la que nos interesa fundamentalmente a los burguilleros, es la que bajo el titular NOTICIAS GENERALES, que encabeza la tercera columna, es la catorceava, y que pasamos a transcribir íntegramente:
Incendios en Sevilla:
A los mencionados en días anteriores, tenemos que añadir uno en la dehesa des Alconocal (Villamanrique), otro en la dehesa de Calamonte (Osuna), otro en el olivar Pocerde, del mismo término, otros en las dehesas Yeguas y Coto (Burguillos), y varios en distintas fincas del término de Pedroso"
La misma noticia aunque más desarrollada la encontramos también en "El Liberal"; Este diario matutino comienza a publicarse el sábado 31 de mayo de 1879 y dejará de hacerlo el 28 de marzo de 1939, al ser incautado por el “nuevo” Estado dictatorial del general Franco. Durante sus sesenta años de vida tuvo una orientación liberal republicana moderada y en la segunda década del siglo veinte alcanzó una de las mayores tiradas de la prensa española, siendo el prototipo de los grandes periódicos populares y el más leído entre las capas obreras, “por su lenguaje claro y contundente, su preocupación por los problemas de los trabajadores, sus informaciones rigurosas y exhaustivas y un cierto sensacionalismo”, tal como ha expresado María Dolores Sáiz.
Nace de la disidencia encabezada en el seno de El imparcial (1867-1933) por quien Eduardo Gasset y Artime (1832-1884) había cesado anteriormente como su director y mano derecha, Mariano Araús Pérez (1836-1901), e Isidoro Fernández Flórez (1840-1902), ya conocido como Fernanflor, quien había proyectado y dirigido durante los últimos cinco años el suplemento Los lunes de El imparcial, a los que se unieron los antiguos socios de Gasset, Mariano Milego y el crítico taurino Eduardo de la Loma, además de otros redactores y trabajadores. El motivo del cisma fue la mudanza ideológica de El imparcial al aceptar al régimen monárquico alfonsino y la política personal de Gasset que chocó contra las convicciones de sus redactores.
El liberal nació así como un diario absolutamente independiente con fuertes raíces democráticas, al amparo de la nueva ley de prensa del siete de enero de 1879 a través de la cual empieza a “levantar cabeza” la prensa republicana, a la vez que la poderosa izquierda dinástica fragua en el fusionismo y el liberalismo sagastino.
Araús será su primer director y a su redacción se sumarán otros periodistas que habían abandonado el diario de Gasset el 19 de mayo de 1879, como Julio Vargas Machuca, Francisco de Asís Pacheco, José María Anchorena, José Fernández Bremón o Manuel María González, todos ellos de ideología republicana.
Nace en pugna con El imparcial, con el que entablará una enconada rivalidad, y su pronto éxito será debido a un exquisito equilibrio entre información y opinión y al tono literario de sus editoriales, infrecuente en la prensa de la época, junto al carácter popular de algunas de sus informaciones, que rozarán cierto sensacionalismo, y que tendrán su mayor exponente con el crimen de la calle Fuencarral y el caso Mussó.
Peñaflor, que será su mayor accionista fundador, intentará, ya el dos de junio de 1879, emular al suplemento de su adversario creando y dirigiendo Los lunes de El liberal, que al año siguiente se transformará en el suplemento Entre páginas, que aparecerá jueves y domingos, en donde ya empezará a sobresalir la pluma de Miguel Moya Ojanguren (1856-1920), quien asumirá la dirección del diario a partir de 1890.
Será un periódico de gran formato, compuesto a cuatro columnas al principio y que después irá aumentando en número, insertando en su primera página los editoriales y artículos de fondo, y con secciones para las crónicas parlamentarias, las noticias de provincias, los telegramas del extranjero de la agencia Fabra, disposiciones oficiales, las crónicas locales, las cotizaciones de bolsa, la de espectáculos, cultos, libros y notas meteorológicas. Columnas como “A vuela pluma” y “Plato del día” tendrán la firma de Mariano de Cavia (1855-1920), que a la vez hará crítica taurina bajo el seudónimo de Sobaquillo a partir de su ingreso en la redacción en 1881. Será asimismo el periódico que introducirá y afianzará los anuncios por palabras, insertará necrológicas sin el símbolo de la cruz, adoptando el diario a la vez un anticlericalismo crítico, y prolongará el folletón típico francés. A partir del nueve de julio de 1889 aparecerá junto a su cabecera la leyenda de ser “el periódico de mayor circulación de España”.
En 1901, El liberal lleva a cabo una etapa de expansión, creando una cadena de periódicos con el mismo título en Barcelona, Bilbao, Murcia y Sevilla y, en 1906, Moya junto al gerente del diario, Antonio Sacristán, como herederos de Fernanflor, crearán, la Sociedad Editorial de España, el gran Trust de la prensa empresarial española del periodo, al que quedan adscritos El imparcial y Heraldo de Madrid (1890-1939), junto a otras cabeceras, y de la que serán máximos accionistas, siendo Moya el presidente de su consejo de administración. A partir de 1907 su nuevo director será Alfredo Vicenti (1850-1916), uno de los mejores editorialistas de la época, que había ingresado en su redacción en 1896. A su muerte le sustituirá en la dirección Enrique Gómez Carrillo, redactor desde 1893 y redactor jefe desde 1907, y entre 1917-1923, Antonio Moya Gastón. Los diarios del Trust serán los de mayor circulación de la época, alcanzando una tirada conjunta de más de 435 mil ejemplares.
El liberal seguirá siendo el representante de la gran prensa republicana moderada más a la izquierda y no partidario, de ideología democrática y socializante, tal como lo describe Maria Cruz Seoane. Aún así, llegará a ser portavoz del Partido Reformista de Melquíades Álvarez, hará oposición al ministerio de Antonio Maura y ofrecerá una opinión favorable al Partido Liberal, al principio en la persona de Segismundo Moret, después en la de José Canalejas y, por último en la del conde de Romanones (Álvaro Figueroa y Torres). Durante la primera guerra mundial se caracterizará por su francofilia, llegando a estar subvencionado por el Comité de Prensa francés, aunque al final de ella observará una “estricta neutralidad” que resultaría chocante.
Según las estadísticas oficiales, durante la segunda década del siglo veinte alcanzará los 120.000 ejemplares diarios, una de las más altas tiradas de la prensa de la época, de los que prácticamente la mitad serán suscripciones, considerándose más un periódico de difusión madrileña, firme defensor de la libertad de expresión, que leen las capas populares de la pequeña burguesía y las clases trabajadoras, lo que origina una rivalidad de la prensa estrictamente obrera contra el.
Un nutrido grupo de redactores protagonizarán un cisma más a la izquierda en el seno de su redacción, y el 13 de diciembre de 1919 fundarán La libertad, que será dirigida por Luis Oteyza y de la que Antonio de Lezama será su redactor jefe. Entre los que se pasan a la nueva redacción se encuentran también Luis de Zulueta, Pedro de Répide, Augusto Barcia, Manuel Machado, Alejandro Pérez Lugín, Ezequiel Endériz, Antonio Zozaya y el fotógrafo Alfonso.
En 1923 El Liberal será vendido a los hermanos Manuel y Juan Busquets, empresarios catalanes y máximos acreedores del Trust, que crearán la Sociedad Editora Universal. Será nombrado director Eduardo Rosón, al que pronto le sustituirá Francisco Villanueva, hasta 1927, siendo incorporado como redactor jefe Rafael Morayta y, como confeccionador, Manuel Font. Intensificará su línea izquierdista adoptando una de las posiciones más radicales a la dictadura primoriverista, de la que sufre persecución.
En el primer tercio del siglo veinte, uno de sus más distinguidos colaboradores fue Miguel de Unamuno, y entre otros fueron sus redactores o colaboradores, además de los ya citados y que fundaron La libertad, Luis Morón, corresponsal en la guerra cubana; Mariano Martín Fernández, que llegó a ser su redactor jefe en 1907; Luis Araquistáin y Ramón Pérez de Ayala, que fueron corresponsales en Londres durante la guerra mundial; Joaquín Dicenta y Adolfo Marsillach, corresponsales en Barcelona; Arturo Mori, Jaime Torrubiano, Rafael Torres Endrina, Leopoldo Bejarano, Artemio Precioso, José Venegas, Francisco Vera, Manuel Delgado Bareto, Antonio Rodríguez Lázaro, Carlos del Río y Julián Settier.
El liberal pertenecerá al grupo destacado de la prensa española que contribuirá al advenimiento de la II República. Durante el primer bienio apoyará al gobierno de Manuel Azaña, y situándose en un republicanismo de izquierda moderado, seguirá siendo uno de los diarios más leídos, ahora con formato más reducido y un número de páginas que alcanza las dieciséis.
Entre sus periodistas del periodo republicano se encuentran Emiliano M. Aguilera, José Manuel de Armiñán, Roberto Castrovido, Marcelino Domingo, Edmundo González Blanco, Gabriel Greiner, José Rocamora, Pedro Massa y F. Valera, como editorialista. Entre 1937 y 1938, su director fue Emilio Ayeusa y, en 1939, Manuel Rosón Ayuso. Tras entrar las tropas franquistas en Madrid y ser incautado, de sus talleres empezó a salir el diario Madrid. Los herederos de los Busquets iniciaron en la década de los cincuenta un proceso, que aún en 2011 continuaba, para que el Estado les indemnice por los bienes incautados de la Sociedad Editora Universal.
Pues bien, en la página 1 de la edición del sábado 12 de agosto de 1893, a seis columnas, en la que se publican noticias diversas, aunque la que nos interesa fundamentalmente a los burguilleros, es la que bajo el titular INCENDIOS EN SEVILLA, a mitad de la tercera columna, y que pasamos a transcribir íntegramente:
INCENDIOS EN SEVILLA
(Por telégrafo)
Sevilla 11 (6-20 t.)
Hoy han comunicado la existencia de siete incendios en los campos de Sevilla.
El primero en la dehesa de "Alcornocal", término de Villamanrique, propiedad de D. Juan Vázquez. Se han quemado 32 fanegas de monte bajo. El incendio ha sido sofocado por la servidumbre del palacio de los señores condes de París. Se cree que fue intencional, pues los guardias civiles encontraron una mecha en los lindes del campo incendiado.
El segundo en la dehesa llamada ""Cadismonte", término de Osuna, del marqués de Campoverde, ocasionado, al parecer, por disparos de los cazadores.
El tercero en el olivar de "Pacorda", término también de Osuna, donde se han quemado más de quinientos olivos de varios propietarios.
El cuarto en la dehesa "La Yegua", término de Burguillos, propiedad de la señora viuda de D. Ignacio Vázquez. Se propagó a la finca "Coto", arrendada por don Lázaro Rivas, comprensiva de cincuenta fanegas de monte bajo, con porción considerable de encinas, alcornoques y acebuchales.
El quinto, en las dehesas "Jardilla", "Cardón", y "Cotos" (Castillo de las Guardas), que ardieron casi por completo. Todo el pueblo fue a apagar este incendio.
El sexto en las dehesas "Navahonda", "Azuleque", y "Pedroso", de D. Félix Zacalza, y D. José Hernández, 170 fanegas de monte.
El séptimo, ocurrido en la dehesa "Lomas Pilas" (Pruna), fue ocasionada por quemar las rastrojeras. Los guardias civiles prendieron a seis individuos.- R.
La misma noticia, y redactada exactamente igual, también aparece en "El Siglo Futuro", publicación fundada por Cándido Nocedal (1821-1885), aparece el 19 de marzo de 1875 con el subtítulo “diario católico”, cuando la tercera guerra carlista (1872-1876) está en un momento enconado, pero no defenderá claramente esta causa hasta 1879, manteniendo una exacerbada polémica en el seno del carlismo con La Fe (1876-1891), de Antonio Juan de Vildósola (1829-1893) y Vicente de la Hoz y Liniers (1841-1886), y el “colaboracionista” El Fénix (1879-1884), de Alejandro Pidal y Mon (1846-1913), que acabará años después en el cisma entre sus filas. Nocedal fue en este tiempo jefe de prensa y representante en Madrid del pretendiente Carlos María de Borbón (1848-1909) –Carlos VII–, pero el órgano oficial del carlismo lo ostentaba el diario El Correo catalán, que a partir de 1876 había fundado Luis María Llauder (1837-1902).
El Siglo futuro no aparecerá los días festivos, tendrá una larga vida que alcanza los 61 años, será de gran formato, que variará en el tiempo, así como las imprentas en la que será estampado, y pasará de ser compuesto de cuatro a cinco columnas. Con editoriales y artículos doctrinales, políticos y religiosos y noticias nacionales y extranjeras, muchas de ellas recogidas de otros periódicos, como especie de revista de prensa, y otras procedentes de telegramas de la agencia Fabra. Contaba también con una sección oficial, otra religiosa, gacetillas y mientras duró la guerra carlista una propia sobre noticias de la misma. Al principio publicará un folletín de carácter religioso y moralista. Visualmente se caracterizará por circunscribir su primera plana con una gran orla negra, y el espacio para los anuncios comerciales, que habían sido escasos al principio, irá aumentando con los años, incluyendo las esquelas.
Entre sus primeros y principales redactores y colaboradores estuvieron Leandro Ángel Herrero, Gabino Tejado, Francisco Navarro Villoslada, Manuel Tamayo y Baus, Francisco Mateos Gago, Juan Manuel Ortí y Lara, Zacarías Metola y José Fernández Montaña.
Nocedal entablará una batalla doctrinal no sólo con los periódicos ya citados de su mismo carácter ideológico sino con los propios obispos españoles a los que tachará de veleidades liberales, y mientras que Pidal y Mon y su nuevo partido Unión Católica (1879) terminará engrosando las filas del canovista Partido Conservador, ocupando su ala más a la derecha, La Fe será desautorizada en 1881 por el pretendiente don Carlos.
A la muerte de Nocedal y después de un breve “directorio” carlista integrado por varios generales, Francisco Navarro Villoslada será nombrado jefe de Comunión Tradicionalista y su jefe de prensa, a la vez que el hijo de don Cándido –Ramón Nocedal Romea (1842-1907)– tomará las riendas del diario y lejos de ir hacia un encuentro con sus correligionarios, radicalizará su ideología antiliberal llegando al enfrentamiento directo y personal con Carlos VII, y junto a otros 23 periódicos de la misma naturaleza publicará el Manifiesto de la Prensa Tradicionalista, siendo acusado por el mismo pretendiente de “rebelde y excitador de la rebeldía” a su causa, decretando su expulsión del Partido Tradicionalista. Fruto de esta escisión, en 1889, nace el Partido Integrista, del que El Siglo futuro será su órgano central de prensa.
El diario integrista ocupará pues, a través de su furibundo antiliberalismo neocatólico, la extrema derecha política española y seguirá atacando a sus irreconciliables periódicos enemigos dentro de las propias filas ultramontanas y a los mismos prelados españoles de la Restauración, a través de su máxima de que el liberalismo era “pecado”.
Tras el fallecimiento de Ramón Nocedal, en 1907, y el del pretendiente Carlos VII, en 1909, asume la jefatura del Partido Integrista Juan de Olozábal Ramery (1863-1937), a quien se le transfiere la propiedad de El Siglo futuro, que había iniciado una segunda época y numeración dos años antes y que seguidamente estampará junto a su cabecera un estampa del Sagrado Corazón de Jesús. Será nombrado director del diario Manuel Senante Martínez (1873-1959), y entre sus principales redactores y colaboradores de entre siglos destacaron Cristóbal Botella, Manuel Sánchez Asensio, Manuel Sánchez Cuesta (con el seudónimo Mirabal), Antonio María Sanz Cerrada (Fray Junípero), Juan Marín del Campo (Chafarote) y como editorialista, Emilio Ruiz Muñoz. Jenaro Fernández Yáñez será su redactor-jefe, siendo sustituido después por Jaime Maestro.
Si durante la primera guerra mundial se había declarado germanófilo, la proclamación de la II República Española, en abril de 1931, será obviada en su primera plana. Desde su militancia ultracatólica, su credo siguió siendo de un furibundo fundamentalismo antiliberal, el más reaccionario, fanático e intransigente del neocatolicismo, siendo tildado de “cavernícola”. Con una tirada escasa, en torno a los 5.000 ejemplares, y una circulación por suscripción, según Seoane, fue el clásico diario de los curas rurales mesetarios.
Coincidiendo con la muerte del heredero Jaime de Borbón (1870-1931) y la asunción de la jefatura de la causa legitimista por parte de su tío Alfonso Carlos (1849-1936), de carácter más integrista, a finales de 1931 se producirá la reconciliación entre Comunión Tradicionalista Carlista y el Partido Integrista, pasando El Siglo futuro a ser órgano oficial del movimiento tras la reunificación, momento en el que su director –Juan de Olózabal– forma también parte activa en la fundación de Acción Nacional.
En mayo de 1933, Olózabal entrega gratuitamente la propiedad del periódico a Sociedad Editorial Tradicionalista, de la que es presidente el conde de Rodezno, Tomás Domínguez Arévalo (1882-1952). El cuatro de noviembre de ese año cambia su subtítulo “diario católico tradicionalista” por el lema: “Dios, patria, rey”, coincidiendo con un número dedicado al “centenario” carlista, y formalizando una alianza política con Renovación Española (TYRE). Un año después el integrista Manuel Fal Conde (1894-1975), quien ya había participado en la sanjurjada de 1932 y después participará en los preparativos del golpe de julio de 1936, toma la jefatura del movimiento carlista y sellará una alianza con Falange y las JAP, estableciendo relaciones con el fascismo italiano.
El diario había pasado a ser compuesto a siete columnas y había aumentado hasta las seis páginas. Durante varios años había llegado a editar un almanaque y a sacar diferentes ediciones. Había introducido en sus paginas la información sobre las cotizaciones de la bolsa y los deportes, la crítica teatral y la literaria, y ya en la década de 1920 había empezado a incluir la fotografía y las viñetas de actualidad, aunque al principio modestamente, y coincidiendo con un número especial, el 22 de abril 1935 comenzará a insertarlas profusamente, empezando con una de gran formato en su primera página, al tiempo que cambia radicalmente su diseño, haciéndolo más gráfico y atractivo, y aumentando sus páginas hasta las 32.
Ya a partir de los años veinte se había hecho evidente también su obsesión apocalíptica de que los males de España eran fruto de la alianza entre la masonería, el judaísmo y el comunismo internacionales, así que aplaudirá la política antisemítica del nazismo, aunque no estuviera de acuerdo con la teoría de la superioridad de la raza aria en Europa. Editó su último número el 18 de julio de 1936, y con la sublevación militar sus talleres fueron confiscados por la CNT, de los que saldrá el periódico Castilla libre.
Pues bien, en una de las páginas de la edición del sábado 12 de agosto de 1893, a cinco columnas, en la que se publican noticias diversas, aunque la que nos interesa fundamentalmente a los burguilleros, es la que bajo el titular NOTICIAS VARIAS, que se inicia a mitad de la tercera columna, pero para nosotros la interesante se encuentra a final de la quinta, y que pasamos a transcribir íntegramente:
Ayer comunicaron la existencia de siete fuegos en los campos de Sevilla.
El primero en la dehesa de "Alcornocal", término de Villamanrique, propiedad de D. Juan Vázquez. Se han quemado 32 fanegas de monte bajo. El incendio ha sido sofocado por la servidumbre del palacio de los señores condes de París. Se cree que fue intencional, pues los guardias civiles encontraron una mecha en los lindes del campo incendiado.
El segundo en la dehesa llamada ""Cadismonte", término de Osuna, del marqués de Campoverde, ocasionado, al parecer, por disparos de los cazadores.
El tercero en el olivar de "Pacorda", término también de Osuna, donde se han quemado más de quinientos olivos de varios propietarios.
El cuarto en la dehesa "La Yegua", término de Burguillos, propiedad de la señora viuda de D. Ignacio Vázquez. Se propagó a la finca "Coto", arrendada por don Lázaro Rivas, comprensiva de cincuenta fanegas de monte bajo, con porción considerable de encinas, alcornoques y acebuchales.
El quinto, en las dehesas "Jardilla", "Cardón", y "Cotos" (Castillo de las Guardas), que ardieron casi por completo. Todo el pueblo fue a apagar este incendio.
El sexto en las dehesas "Navahonda", "Azuleque", y "Pedroso", de D. Félix Zacalza, y D. José Hernández, 170 fanegas de monte.
El séptimo, ocurrido en la dehesa "Lomas Pilas" (Pruna), fue ocasionada por quemar las rastrojeras. Los guardias civiles prendieron a seis individuos.
Y finalmente, pero redactado de manera más reducida, en el mismo periódico "El Siglo Futuro", en una de las páginas de la edición del lunes 14 de agosto de 1893, a cinco columnas, en la que se publican noticias diversas, aunque la que nos interesa fundamentalmente a los burguilleros, es la que bajo el titular Incendio en Sevilla, que se inicia al final de la tercera columna, y que pasamos a transcribir íntegramente:
Incendio en Sevilla.
Siguen a la orden del día en aquella provincia los incendios en los campos.
Los más importantes, ocurridos últimamente, son los siguientes:
El primero se declaró en la dehesa llamada Alconocal, situada en el término de Villamanrique.
Lo sofocó la servidumbre del palacio de condes de París.
Se cree que fue intencional, por haberse encontrado una mecha de trapo en el sitio por donde empezó el fuego.
El segundo incendio ocurrió en la dehesa de Calamonte, término de Osuna. Créese que fue ocasionado por los disparos de algunos cazadores.
En el mismo término se incendió el olivar de Pacorda, quemándose 45 olivos y chamuscándose 450.
En las dehesas Yegua y Coto, en el término de Burguillos, se quemaron terrenos de pastos y porción de encinas.
También hubo otros incendios en varias fincas del término de Pedroso.
Unas noticias nada agradables para la historia de nuestro pueblo, que lamentablemente fueron de alcance a nivel nacional.
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