Cada lunes una nueva entrada con una noticia sobre Historia, Arte, Geografía, Bibliografía, Patrimonio, Fotografía, Hemeroteca, ... de nuestro pueblo: BURGUILLOS

Historia, Patrimonio, Arte, Bibliografía, Hemeroteca, ... sobre nuestro pueblo: BURGUILLOS

lunes, 29 de julio de 2024

Bibliografía: Burguillos en el libro "Catálogo de los Papeles del Mayordomazgo del siglo XV. Tomo VII 1489-1504", de Deborah Kirschberg Schenck, y coordinado por Marcos Fernández Gómez, editado por el Archivo Municipal de Sevilla, en 2014

     Mostramos en Historia de Burguillos las reseñas que se hacen de nuestro pueblo en el libro "Catálogo de los Papeles del Mayordomazgo del siglo XV. Tomo VII 1489-1504", de Deborah Kirschberg Schenck, y coordinado por Marcos Fernández Gómez, editado por el Archivo Municipal de Sevilla, en 2014, uno de cuyos ejemplares podemos leer en el Archivo Municipal de Sevilla.


     Dicho libro es un recorrido por los fondos emanados de la actuación del mayordomo del cabildo hispalense, cuyas funciones definen y especifican las ordenanzas de Sevilla desde los tiempos de Alfonso XI. Los mayordomos eran dos, uno hijodalgo y otro ciudadano. El mayordomo hijodalgo, aunque ello  no pueda deducirse del contexto de las ordenanzas, parece un oficial puramente honorífico, ya que en ellas sólo se le atribuye como misión específica la de "requerir los castillos", es decir, cuidar de que se hallasen con la debida eficacia defensiva. La verdadera función administrativa correspondía, aunque no podemos afirmar que exclusivamente, al mayordomo ciudadano, designado conjuntamente con el hijodalgo anualmente por el Cabildo, aunque en ocasiones se prorrogase por dos o más años su gestión, entando en función el 1º de julio para terminar el 30 de junio del año siguiente. Por sus manos pasaba todo lo referente a la gestión de los bienes del Concejo en una doble vertiente: cobratoria y libratoria; es decir, la percepción de las rentas de sus propios y su inversión en las atenciones a que estaban afectos y a los gastos de todo orden que de la actuación municipal se originaban. Para la debida ejecución del primero de los aspectos de su función, la percepción de las rentas, el mayordomo debía tener a su disposición, aparte de documentales tales como su propia designación por el Cabildo y la confirmación de ésta por el Rey, en su caso, la fianza o fiadores exigidos por sus Ordenanzas para el desempeño del oficio, las condiciones con que el Cabildo acordaba anualmente el arrendamiento de las rentas de sus propios y la relación del remate de cada una de ellas por los arrendadores, las diligencias por el incumplimiento de aquellas condiciones por éstos con la sentencia recaída en cada caso y, en fin, la relación especificada de lo que rindieron las diferentes rentas. El estudio comparativo de estas relaciones anuales es de sumo interés, como es obvio, para trazar la curva de los ingresos del Concejo de Sevilla en casi los dos siglos que comprende la documentación conservada.


     En cuanto a la otra vertiente de la gestión del mayordomo, es decir, la libratoria, abarcaba una extraordinaria variedad de pagos para las múltiples atenciones que tenía a su cargo el Cabildo, unas de carácter fijo y anual, como la nómina de sus oficiales y otros cargos del mismo: alcaides de sus fortalezas, oficiales y obreros municipales con remuneración fija; pagos aleatorios o circunstanciales, como las obras públicas en la Ciudad o en su Tierra; gastos de carácter militar, como el reparo y abastecimiento de los castillos del sistema defensivo de su alfoz y la recluta y abastecimiento de las milicias del Concejo; gastos de carácter civil, como los referentes a las obras públicas, el sostenimiento de la traída de aguas para el abasto de la ciudad y el descarte de las residuales, previsión y reparación de daños catastróficos, especialmente los de las frecuentes avenidas, abastecimiento de pan de la Ciudad en épocas de carestía, reparos de los caminos y puentes y mantenimiento de un equipo de "troteros" para sostener un servicio eficaz de correos oficiales; el pago de profesionales de todo orden, escribanos, procuradores, médicos, cirujanos, maestros de primeras letras, artífices, ministriles, que cumplían las diferentes misiones que, regular y esporádicamente, les confiaba Sevilla. Esta enumeración, que está muy lejos de ser exhaustiva, pone bien de manifiesto el conjunto de datos que esta inapreciable colección de los Papeles del Mayordomazgo proporciona para penetrar en la historia interna de nuestra Ciudad en uno de los periodos más trascendentales y todavía más inexplorados de ella, porque el mayordomo acompaña siempre, como justificante de los pagos que realiza, la copia del libramiento del Cabildo en que le ordena realizarlo, en el que figura una razonada y detallada motivación del gasto, que con frecuencia se obtienen pormenores interesantes. Y como el mayordomo, normalmente, y con arreglo a las Ordenanzas, era elegido por un año y tenía que dar cuenta de su gestión al final de este plazo, esto lo hacía mediante la presentación a los contadores del Cabildo del "Libro del Mayordomazgo", en el que se relacionaban y justificaban documentalmente los ingresos y pagos del año, libros de los que se conservan los correspondientes a casi dos siglos, desde el último tercio del siglo XIV hasta mediados del XVI, a partir de cuya fecha se innova el sistema de la rendición de cuentas del mayordomo.
     Pues bien, en este caso, las primeras referencias a Burguillos, las encontramos en los documentos nº 8083 y 8084, en la página 118, que pasamos a transcribir literalmente:


8083
1495, enero, 4. [Sevilla]
     Mandamiento del Cabildo a los Concejos de La Rinconada, Salteras, Guillena, Burguillos y Coria del Río ordenándoles repartir 9.500 mrs. más para la contribución a la Hermandad, ya que el Concejo de Alcalá del Río se quejó de que se le había atribuido una cantidad demasiado alta en el repartimiento, sobre todo comparándola con las asignadas a sus Concejos, por lo que Lope de Ágreda, veinticuatro, y el licenciado Romero, jurado, decidieron que de los 40.500 mrs. que se impusieron a Alcalá del Río, se le quitaran 9.500 mrs. que ahora deberán pagar ellos, quedando sus aportaciones en las cantidades que aquí se les señalan.
     Obs.: El doc. presenta el mismo contenido que el nº 8084.
     Sec. XV, Pap. May. 1495, caja 80, nº 29, fols. 86r.-87r. (r. 693, fots. 165r.-166v.)

8084
Obs.: El doc. presenta el mismo contenido que el nº 8083, pero con un resumen distinto.
     Sec. XV, Pap. May. 1495, caja 80, nº 30, fols. 88r.-89r. (r. 693, fots. 167r.-168v.).

     La siguiente y última referencia a nuestro pueblo la encontramos en el documento nº 8718, en la página 260, que pasamos a transcribir literalmente:


8718
1501, septiembre, 10. [Sevilla]
     Libramiento del Cabildo a Nicolás Martínez de Durango, mayordomo, para que pague al Concejo de La Algaba 2.676 mrs., que corresponden a la cuarta parte de los 10.705 mrs. a los que Sevilla y sus villas de Alcalá del Río, Burguillos y Guillena fueron condenados en el pleito que mantuvieron con La Algaba por cuestiones de términos ante el presidente y oidores de la Audiencia y Chancillería de Ciudad Real. El resto lo deberán pagar los Concejos citados para lo que tendrán que repartir la cantidad entre sus vecinos.
     Sec. XV, Pap. May. 1501, caja 87, nº 56, fol. 121r. (r. 759, fot. 171r.).

     Una serie de documentos que aporta más datos interesantísimos para conocer la historia de nuestro pueblo.

lunes, 22 de julio de 2024

Geografía: El paraje "Las Escribanas", en Burguillos

     Mostramos en Historia de Burguillos una pequeña reseña del paraje de Las Escribanas.


     El paraje de Las Escribanas, lugar que toma su nombre, de la propia etimología de su nombre, de ahí su denominación. Según mi teoría, de quien sería propietario de esta finca en un primer momento histórico, desempeñara ese cargo público, que hoy asimilamos al de notario, ya que escribano es "la persona que por oficio público está autorizada para dar fe de las escrituras y demás actos que pasan ante él".
     El oficio de la Escribanía fue en el Antiguo Régimen determinante como vamos a comprobar.



     Hoy, cuando la amplia difusión de los Mass Media y la progresiva implantación de Internet en nuestro quehacer diario son ya una realidad, quizás no seamos conscientes de la identificación Información = Poder y de que en el pasado esta ecuación tuvo, si cabe, una mayor fuerza, pues a la menor difusión de la información se unía el elevado número de analfabetos que había entre la población. En el Antiguo Régimen, hasta bien entrado el siglo XIX, la inmensa mayoría de la población era iletrada, por lo que debía recurrir a la minoría letrada si quería expresar o dejar constancia de algo por escrito, circunstancia que benefició a una figura poco estudiada en relación a su importancia y a la constante presencia que tuvo en la vida cotidiana de la época: nos referimos al escribano, un funcionario que gozaba de una situación de privilegio motivada por el acceso a la información que el desarrollo de su profesión le proporcionaba.
     El protagonismo de este grupo profesional fue tal que llegaron a estar estrechamente relacionados con las élites sociales, actuando como una especie de “intermediarios del poder” entre la mayoría iletrada y una minoría poderosa constituida por la nobleza y el clero, para la que trabajaban tanto desde el ámbito público (concejo municipal, cabildo catedralicio, funcionarios de otros organismos públicos) como a nivel privado y particular. De esta forma, se convirtieron en el eslabón entre los gobernantes y los gobernados, y ahí radica su particular importancia.
     Sí podemos señalar, para valorar debidamente el gran peso que tuvieron en la sociedad, que, primero, sus competencias eran mucho mayores que las de los actuales notarios porque la fé pública abarcaba un campo más vasto que en nuestros días, y que, en segundo lugar, había una enorme variedad tipológica de escribanos, como se desprende de la bibliografía y las fuentes consultadas: escribanos del rey, escribanos del número, escribanos del cabildo municipal, notarios eclesiásticos, secretarios, etc.; incluso muchos de ellos compaginaban sus funciones públicas con otras de ámbito privado, ejerciendo de administradores de rentas —una especie de contables— o como encargados del archivo particular de algún noble, por citar tan sólo dos casos.
     Lamentablemente a día de hoy no sabemos quien fue ese escribano que poseyó esta finca, y que legó su oficio a este paraje; sería un interesante estudio el que habría que hacer para intentar resolver este enigma.



     Al paraje de Las Escribanas se llega tras salir del casco urbano de Burguillos por la calle Real, tomar el camino de Castilblanco de los Arroyos (el que lleva a, entre otros lugares, a La Madroña) y poco antes de llegar a la altura del paraje de la Fuente de la Galvana, sale un camino a la izquierda, que lleva directamente a la Casa de las Escribanas, centro geográfico del paraje "Las Escribanas", delimitada al norte por los parajes de "La Madroña", y "Piedras Gordas"; al Este por el camino de Castilblanco de los Arroyos; al Sur, por el paraje "Zarzagorda"; y, al Oeste, por el arroyo del Estanquillo, encontrándose a unos 3'5 km. de nuestro pueblo y a una media de 150 m. de altitud. Señalar que todas las imágenes provienen del Instituto Geográfico Nacional.

lunes, 15 de julio de 2024

Hemeroteca: La mención a Burguillos en el "Anuario Militar de España", editado por el Ministerio del Ejército, de 1906

     Mostramos en "Historia de Burguillos" los datos recogidos en el "Anuario Militar de España", editado en 1906 por el Ministerio de la Guerra (así denominado por entonces), y que se encuentra en la Biblioteca Nacional de España.
     Se considera continuación de Estado militar de España, que había estado publicándose desde 1768 a 1863, con algunas variaciones en el título (entre 1821-1823 y 1840-1860), que también forma parte de la colección de la Biblioteca Nacional de España. Por su parte, este Anuario militar de España estará apareciendo entre 1891 y 1936, y a partir de 1958 comenzará a hacerlo el Anuario estadístico militar. Estas tres publicaciones forman parte de las fuentes de información básicas sobre los efectivos de las fuerzas armadas españolas a lo largo de su historia, considerándose a la Administración Militar como una de las primeras grandes burocracias en desarrollarse y en establecer numerosos sistemas internos de información estadística, según los editores de Estadísticas históricas de España: siglos XIX-XX (2005).
     En este caso, el Anuario militar de España empezará a ser editado para el año 1891 por el denominado entonces Depósito de Guerra, en cuya imprenta y litografía se estampará, de acuerdo a una real orden de seis de septiembre de 1890, y con arreglo a los datos facilitados por las Inspecciones generales y demás dependencias militares. Sus entregas anuales formarán tomos entre el medio millar y el millar de páginas, compuestas a una columna, y sin ilustración alguna, aunque en las dos primeras décadas del siglo veinte, serán incluidas sendas láminas con las fotografías de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, de Kaulak, Calvache o Walqem, fotógrafos oficiales de la Casa Real.
     Cada tomo cuenta, en sus últimas páginas, con el correspondiente índice general, a través de cual se pueden observar las estructuras básicas del ejército español a lo largo de estos años. Comienza dando cuenta de los integrantes de la Familia Real, para seguir con los de la Administración Central (Ministerio de Guerra); de las Academias, escuelas y colegios militares y su correspondiente instrucción; de la división militar en distritos y provincias (incluidas Ceuta, Cuba, Puerto Rico y Filipinas), con indicación de su personal y tropas; del reclutamiento y movilización de ejército; de los escalafones de los generales, jefes, oficiales y asimilados, clasificados en sus armas y cuerpos; y de los escalafones del personal tanto del ejército activo como de reserva. También incluye un índice onomástico, al final.
     Cada año, el Ministerio de la Guerra dictará la correspondiente orden para la publicación del anuario. Y en sus tomos anuales seguirá insertando las nomenclaturas de las estructuras militares españolas, incluyendo las correspondientes tanto al ejército de la península como a las islas adyacentes y posesiones de África, así como de los cuerpos de la Guardia Civil y de Carabineros, o de los miqueletes de Guipúzcoa y Vizcaya o de los somatenes de Cataluña, las escuadras de Barcelona o de los Guardias Alabarderos.
     También incluirá la información correspondiente a la industria militar e incorporará a los efectivos aeronáuticos. En sus últimos años, los datos procederán tanto de los publicados por el Diario oficial como por los facilitados por el propio Ministerio de la Guerra y las correspondientes dependencias militares. A partir del anuario de 1932, comenzarán los tomos con los datos del personal del Cuarto Militar del presidente de la República. También dará cuenta de una cronología de los ministros de la Guerra, así como de la reorganización del ejército con arreglo al decreto del 25 de mayo de 1931 o del personal condecorado con grandes cruces, entre otras informaciones.
     Durante la República será redactado en su parte orgánica por la Sección de Organización y Movilización del Estado Mayor Central (órgano este encargado de su edición), y por la Sección de Personal del Ministerio de la Guerra.
     El ejemplar de 1891 procede de donativo (Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España).
     Pues bien, en su página 166, encontramos en un gráfico la referencia dedicada a nuestro pueblo, dentro del capítulo VI dedicado al Reclutamiento y movilización del Ejército, que pasamos a transcribir literalmente:


Región: II

ZONAS
    Número de Orden: 10
    CAPITALES: Sevilla

CIRCUNSCRIPCIONES:
    Número de Orden: 18
    Residencia de las Cajas de Recluta y P.M. de los batallones de segunda reserva: Sevilla
    TERRITORIO QUE COMPRENDEN
            Partidos Judiciales: San Vicente (Sevilla)
            Ayuntamientos y distritos municipales: La Algaba, Almensilla, Brenes, BURGUILLOS.

     Aunque parezca un simple dato, siempre es enriquecedor conocer datos más que interesantes sobre la historia de nuestro pueblo.

lunes, 8 de julio de 2024

Callejero de Burguillos: La calle San Cristóbal

     Mostramos en Historia de Burguillos una reseña e imágenes de la calle San Cristóbal, aprovechando que ayer, 7 de julio (primer domingo del mes de julio), se celebró la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, promovida por la Conferencia Episcopal Española, conmemorando a San Cristóbal, celebrado hasta febrero de 1969 como patrón de los conductores, cuando fue retirado del Martirologio Romano por Pablo VI, así que hoy es el mejor día para explicarte la calle San Cristóbal, de Burguillos, dando un paseo por ella.    


     La calle (desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos).
     En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo al centro geográfico de la localidad, o del Ayuntamiento, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.




     La calle San Cristóbal es, en el Callejero Burguillero, una vía que se encuentra en el "Barrio",  y va desde la avenida de Andalucía, hasta el cauce del Arroyo Paso de la Villa. Tiene una longitud de 250 metros aproximadamente, perpendicular en su mayor parte a la avenida de Andalucía, aunque parta de ella formando un ángulo, teniendo forma de casi una "L", y en pendiente hacia el cauce del arroyo, siendo bidireccional desde el punto de vista del tráfico rodado, y alumbrada por farolas funcionales. 
     La calle San Cristóbal, tiene una historia dilatadísima en el tiempo, ya que es como un apéndice de la avenida de Andalucía (que forma parte indisoluble de la carretera A-8013 y que cruz la población de Sur a Norte, proveniente de Alcalá del Río y con destino a Castilblanco de los Arroyos), y aunque históricamente apenas tocaba tangencialmente al núcleo urbano con algunas viviendas en su parte inicial, y podría incluso considerarse una continuación de la calle Virgen del Rosario, por lo que también la podemos considerar parte integrante del Casco histórico de Burguillos..
     Es una vía residencial de viviendas de una y dos plantas de autoconstrucción, y recientemente ha incorporado una nueva rotulación con un azulejo cerámico de San Cristóbal, en 2005. Por último y como no podía ser de otra manera, hay que reseñar que la calle San Cristóbal es parte del recorrido procesional de la imagen de San Cristóbal, en la noche del sábado posterior al primer domingo del mes de julio.




Conozcamos mejor la Leyenda, Culto e Iconografía de San Cristóbal, a quien está dedicada la vía reseñada en esta entrada
LEYENDA
   Santo fabuloso cuya leyenda no se remonta más allá del siglo XI y es sólo el desarrollo de su nombre Cristóforo, que en griego significa «Porta Cristo". Originalmente, esa expresión se comprendía de manera espiritual: aquel que lleva a Cristo en su corazón. Luego se lo tomó en sentido material.
   Su nombre verdadero habría sido Auferus (bandolero), o Reprobus (maldito, réprobo). Fue en ocasión de su conversión que habría sido bautizado Cristóforo.
   Los Hechos gnósticos de San Bartolomé, compuestos en el siglo VI, hablan de un cierto Christianus cynocephalus et anthropophagus que habría sido convertido por el apóstol. Por ello, a veces le ponen una cabeza de perro.
   Según la tradición popularizada en el siglo XIII por la Leyenda Dorada, el hombre que había llevado a Cristo sobre los hombros sólo podía ser un gigante. Orgulloso de su fuerza, sólo accedió a servir al rey más poderoso del universo. Se puso al servicio de un monarca, pero al advertir que éste tenía miedo al diablo, lo abandonó para servir a Satán. Decepcionado una vez más, puesto que la vista de una cruz en un cruce de caminos bastó para derrotar al diablo; y aconsejado por un ermitaño, se comprometió a servir a Cristo, y para complacer a éste, se dedicó a ayudar a viajeros y peregrinos en el paso de un río peligroso.
   Una tarde se oyó llamar por un niño, quien le pidió que lo cargase sobre lo hombros; pero su carga se volvía cada vez más pesada, tanto, que el gigante debió apoyarse sobre el tronco de un árbol que estuvo a punto de romperse. Llegó con dificultad a la orilla opuesta, donde un ermitaño lo guió con una linterna. Entonces el niño misterioso se dio a conocer como Cristo, soberano del cielo y de la tierra. Para probárselo, le dijo a Cristóbal que plantara su cayado en la tierra, que enseguida se convirtió en una palmera datilera cargada de frutos.
   En el Niño Jesús el gigante reconoció a su amo.
   La leyenda del vado no bastó a los hagiógrafos quienes, además, copiaron del repertorio de anécdotas usuales: el gigante fue encerrado con dos bellas cortesanas, Nicea y Aquilina, encargadas de hacerlo volver al culto de los ídolos. Pero ocurrió lo contrario, las seductoras se dejaron seducir y derribaron la estatua de Júpiter, y ambas fueron conducidas al martirio. Después de haber encajado un casco calentado al rojo, Cristóbal fue atado a un árbol ante cuatrocientos arqueros cuyas flechas se debilitaron al llegar al blanco (sine ictu), o invirtieron milagrosamente su trayectoria, contra los verdugos que las dispararan. Una de ellas dio en el ojo del emperador que presidía el suplicio.
   En estas pueriles invenciones se reconoce fácilmente una copia del martirio de San Sebastián y de los santos médicos Cosme y Damián.





CULTO
   Probado desde 450 por una inscripción griega de Asia Menor, en el siglo V el culto de San Cristóbal se difundió en Constantinopla y en Sicilia.
   La popularidad de este Hércules cristiano tiene los mismos fundamentos que el [de] santa Bárbara: se lo creía protector contra una de las desgracias más temidas de la Edad Media, la muerte súbita sin confesión, que se llamaba mala muerte. Según la creencia popular, bastaba con mirar la imagen de San Cristóbal para estar durante todo el día a salvo de ese peligro.
   Esta superstición está probada por muchos refranes en latín y en francés:
          Christophorum videas 
          Postea tutus eas.
   Y, además:
          Christophori sancti speciem quicumque tuetur 
          Ista nempe die non morte mala morietur.
          Cristofori faciem die quacumque tueris.
          Ila nempe die morte mala non morieris. 
          Vigilate quia nescitis diem neque horam.
   Y para aquellos que no comprendían el latín: Regarde Saint Christophe, puis va-t-en rassuré. (Observa  a San Cristóbal, luego vete seguro.)
   Esta recomendación tenía forma de dístico mnemotécnico:
          Quand du grand Saint Christophe on a vu le portrait, 
          De la mort, ce jour là, on ne craint plus le trait.
          (Si del gran San Cristobal hemos visto el retrato 
          Ese día  la muerte no ha de darnos mal rato.)
   O bien:
          Glorieux Saint Christohpe, au matin te voyant, 
          Sans crainte d 'aucun mal, on se couche en riant. 
          (Glorioso San Cristóbal viéndote a la mañana
          Sin mal, riendo, a la noche nos vamos a la cama.)
   Ello explica el prodigioso número de imágenes gigantescas de San Cristóbal, pintadas o esculpidas, puestas en las fachadas y entradas de las iglesias, o, como en Berna, sobre las puertas de las ciudades. Era necesario que estuviesen a la vista tanto como fuese posible, y que en consecuencia, fueran de grandes dimensiones para que los fieles no perdieran tiempo buscándola en una capilla oscura. Esas imágenes preventivas o apotropaicas, resultarían innumerables si no hubiesen sido sistemáticamente destruidas después de la Reforma y del concilio de Trento.
   En Saint Junien, Limousin, hay un fresco románico que representa al santo en el brazo norte del transepto, a la entrada de la escalera que conduce a la Linterna de los muertos.
   Como San Cristóbal protegía de la muerte súbita, se lo invocaba también contra la peste. Se contaba entre los santos antipestosos, junto a San Sebastián, San Antonio y San Roque.
   Por eso en Alemania cuenta en la cohorte de los Catorce Intercesores.
   Se recurría a él contra el mal de ojo, porque una de las flechas disparadas en su contra se volvió contra el ojo del rey que lo condenara a muerte.
   También curaba las enfermedades más benignas: dolor de muelas y el panadizo.
   Hacía encontrar tesoros ocultos a quienes lo invocaban.
   Numerosas corporaciones o profesiones vindicaban su patronazgo por diversos motivos.
   1. Todos los oficios que exponían a quienes los practicaban al riesgo de la muerte súbita: en la Edad Media, los arcabuceros, en la actualidad los montañeros, automovilistas y aviadores.
   2. A causa de su gigantesca talla y de su fuerza hercúlea, Cristóbal es el patrón de los atletas, de los mozos de cuerda (facchini), de los cargadores de mercado, de los cargadores de trigo.
   3. Y por su oficio, es patrón de los pasadores, y también de los viajeros y de los peregrinos que en la Edad Media, a falta de puentes, solían vadear los ríos.
   4. En conmemoración del tronco de árbol vivo sobre el que se apoyó, es patrón de los jardineros y de los encargados de viveros y se lo invoca para la protección de los árboles frutales.
   Pese a tan numerosos patronazgos. hay pocas iglesias puestas bajo su advocación.
   Su popularidad decayó rápidamente a partir del siglo XV. Erasmo tomó partido en su contra en Enchiridon militis christiani y en su Encomium Moriae (Erasmo se burla de la ingenuidad de los tontos que se creen a cubierto de todo accidente durante la jornada, cuando se han persignado devotamente ante una imagen pintada o tallada de ese Polifemo cristiano. Para los humanistas, la devoción a San Cristóbal pertenece a la categoría de superstitiosus imaginum cultus). Ha sido víctima de la Reforma y de la Contrarreforma al mismo tiempo. El gran San Cristóbal de la puerta de Berna fue disfrazado de Goliat por los protestantes. El clero católico de los siglos XVII y XVIII, que encontraba al buen gigante comprometedor y un poco ridículo, lo hizo desaparecer de las iglesias. El muy reciente patronazgo de los automovilistas, de quienes se ha convertido en la mascota, le ha procurado un renuevo de popularidad. Uno de los principales centros de su culto es Saint Christophe le Jajolais (Sarthe). En el barrio parisino de Javel, donde se encuentra la fábrica de automóviles Citroën, hay una iglesia puesta bajo su advocación.





ICONOGRAFÍA
   A pesar de todo, la iconografía de San Cristóbal sigue siendo muy rica. Es mucho más tardía que su culto, y comienza en el siglo X.
   Su tipo iconográfico no es fijo y uniforme como el de la mayoría de los santos, y comporta tres variantes:
1. El tipo barbudo
   Igual que Cristo, Cristóbal está representado ya barbudo, ya imberbe. El tipo barbudo es el más frecuente.
2. El tipo imberbe
   No obstante a veces el santo está rejuvenecido y aparece con los rasgos de un joven imberbe. Pueden citarse ejemplos tanto en el arte italiano (Cesare da Sesto, Bueno da Ferrara) como en el germánico (retablo de Käfermakt).
3. El tipo cinocéfalo
   Un tipo más infrecuente en Occidente es San Cristóbal con cabeza de perro, cuya nariz se alarga en hocico, y tiene orejas puntiagudas y lengua colgante. Se han propuesto numerosas explicaciones para esta singularidad. Los comparatistas sostuvieron que esa cabeza de perro se había copiado de las representaciones del dios egipcio Anubis. San Cristóbal sería Anubis cristianizado.
   Según otra hipótesis, el origen de ese tema debe buscarse en las leyendas asiáticas popularizadas por el Fisiólogo y los Bestiarios, acerca de una raza fabulosa de cinocéfalos que se situaba en los confines del mundo habitado. En las Pentecostés armenias, un personaje con cabeza de perro simboliza a los pueblos que acuden desde los confines del mundo para oír la palabra del Evangelio. En el tímpano de Vézelay se encuentra un eco de esta tradición. La tercera explicación es que en los martirologios antiguos, san Cristóbal se consideraba salido de una familia cananea (genere cananeo), que los copistas transformaron por el cambio de «a» en «i», en canineo (genere canineo). No hacía falta más para difundir la creencia en un gigante con cabeza de perro. No obstante, esta hipótesis sostenida por Künstle choca contra una objeción que al menos debió discutir, y es que casi todas las representaciones de San Cristóbal cinocéfalo pertenecen al arte cristiano de Oriente, es decir, al mundo griego, y que la confusión entre cananeo y canineo sólo pudo producirse en Occidente, donde la lengua litúrgica era el latín. 
   Debe observarse que la cananea que ruega a Cristo la curación de su hija, también tiene un perro como atributo o armas parlantes.
   Por último, los evangelistas, quienes suelen ser representados en los manuscritos con las cabezas de los animales que son sus símbolos -águila, león, buey- han podido servir de modelos.
   En el arte oriental, el cinocéfalo suele estar representado con coraza y lanza empuñada. En Occidente, lo que ante todo lo caracteriza, además de su estatura de gigante, es la actitud de Cristóforo: lleva al Niño Jesús sentado o a horcajadas de sus hombros robustos. Aquí se ha sospechado la adaptación cristiana de un tema pagano: Atlas sosteniendo el mundo, o más posiblemente, Heracles llevando al niño Eros. Para los antiguos, la famosa estatua de Lisipo, popularizada por las gemas talladas y camafeos, evocaba la idea de la sumisión al Amor de los hombres más fuertes: Omnia vincit Amor. Los cristianos se habrían apropiado el tema limitándose a cambiar su significado, reemplazando al niño Eros por el Niño Jesús, y la maza de Hércules por un árbol que verdece.
   Ese bastón foliado es el atributo usual de san Cristóbal.
4. Evolución del tipo
   El tipo de San Cristóbal no ha permanecido inmutable.
   En las realizaciones más antiguas, el Porta Cristo está representado inmóvil, en posición frontal. El Cristo a quien sirve de soporte no es un niño sino un adulto, barbudo, en Majestad.
   A partir del siglo XIV, por el contrario, el hieratismo primitivo cedió cada vez más al gusto por lo pictórico. El santo está representado en marcha, avanzando penosamente en el agua del río que le llega a la mitad de las piernas, y curvado bajo la carga. Está vestido como un simple pasador, con las piernas desnudas y un turbante o cinta en la cabeza. En cuanto a Cristo, ya no es más un hombre, sino un niño pequeño vestido con una camiseta o completamente desnudo, ya sentado sobre el hombro del gigante, ya a horcajadas sobre su nuca.
   El bastón donde se apoya  el gigantesco mozo de cuerda se convierte en el tronco de un árbol sin ramas, la mayoría de las veces, una palmera, tal vez en alusión a la palma del martirio.
   El lecho del torrente está poblado de peces o sirenas, aunque esas encantadoras, antes marítimas que fluviales, no suelan remontar los cursos de los ríos en compañía de los salmones, sábalos y lampreas.
Escenas
Los tres vasallajes de San Cristóbal
San Cristóbal con el Niño Jesús en los hombros
   A diferencia de otros santos pasadores, por ejemplo San Julián, Cristóbal lleva los viajeros de una orilla a otra, sin emplear barcaza ni barca .
   El tema del Christusträger, creado a mediados del siglo XII, comporta numerosas variantes.
   En la xilografía en camafeo de Lucas Cranach (1506), el gigante cruza el río, reducido al ancho de un hilo de agua, de un paso. Esta imagen ingenua es frecuente en el arte popular.
   Una xilografía de Albrecht Altdorfer (1521), representa a san Cristóbal sentado al pie de un árbol, a orillas del río, interpelado por un niño que le pide que lo haga pasar y se dispone a trepar a su espalda.
   Pero casi siempre el gigante se yergue de pie en medio del río, con el Niño Jesús pesándole sobre los hombros. Pero se mantiene erguido a pesar de la carga sobrehumana.
   Más tarde, los artistas se esforzaron para volver visible el peso sobrenatural del Niño Jesús, representando a Cristóbal agobiado, con la espalda inclinada, como el Atlas antiguo, apoyándose con todas sus fuerzas sobre el tronco de un árbol que se dobla o quiebra. Tiene las venas hinchadas por el esfuerzo que lo agota. A veces se apoya con las dos manos sobre el árbol vivo que le sirve de bastón.
   En un dibujo de Altdorfer, el gigante llega a perder el equilibrio y cae de espaldas al río antes de alcanzar la orilla.
   Observemos, a título de curiosidades, una xilografía (Schrotblatt) señalada en el Manual de Schreiber, donde San Cristóbal pasa el vado a caballo, y una vidriera inglesa del siglo XV donde el Niño Jesús bautiza a su portador echando agua sobre su cabeza con un cántaro.
   En un fresco románico de la catedral de Bonn, Jesús, a quien San Cristóbal lleva sobre los hombros, tiene la estatura de un niño pero el rostro de un adulto barbudo.
   El tronco del árbol que sirve de apoyo al gigante está ya podado, ya con ramas y hojas. En el lecho del río nadan peces, cisnes, y hasta delfines y náyades. Sobre la orilla opuesta, junto a una capilla, siempre se ve a un ermitaño que tiene una antorcha o una linterna encendida para iluminar al pasador. Es el medio habitual que emplean los artistas primitivos para indicar que la escena ocurre durante la noche.
El martirio de San Cristóbal
   Esta serie de escenas triviales fueron tratadas con mucha menos frecuencia que el Paso del vado. El tema de las flechas que invierten su vuelo y revientan el ojo del juez o del verdugo, está copiada de las leyendas de los santos Cosme y Damián; la del cadáver arrastrado por las calles de la ciudad, de las leyendas de San Jorge y de san Marcos.
     El cadáver de San Cristóbal arrastrado por las calles (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).

lunes, 1 de julio de 2024

Bibliografía: Burguillos en el libro "Catálogo de los Papeles del Mayordomazgo del siglo XV. Tomo VI 1475-1488", de Deborah Kirschberg Schenck, y coordinado por Marcos Fernández Gómez, editado por el Archivo Municipal de Sevilla, en 2013

     Mostramos en Historia de Burguillos las reseñas que se hacen de nuestro pueblo en el libro "Catálogo de los Papeles del Mayordomazgo del siglo XV. Tomo VI 1475-1488", de Deborah Kirschberg Schenck, y coordinado por Marcos Fernández Gómez, editado por el Archivo Municipal de Sevilla, en 2013, uno de cuyos ejemplares podemos leer en el Archivo Municipal de Sevilla.


     Dicho libro es un recorrido por los fondos emanados de la actuación del mayordomo del cabildo hispalense, cuyas funciones definen y especifican las ordenanzas de Sevilla desde los tiempos de Alfonso XI. Los mayordomos eran dos, uno hijodalgo y otro ciudadano. El mayordomo hijodalgo, aunque ello  no pueda deducirse del contexto de las ordenanzas, parece un oficial puramente honorífico, ya que en ellas sólo se le atribuye como misión específica la de "requerir los castillos", es decir, cuidar de que se hallasen con la debida eficacia defensiva. La verdadera función administrativa correspondía, aunque no podemos afirmar que exclusivamente, al mayordomo ciudadano, designado conjuntamente con el hijodalgo anualmente por el Cabildo, aunque en ocasiones se prorrogase por dos o más años su gestión, entando en función el 1º de julio para terminar el 30 de junio del año siguiente. Por sus manos pasaba todo lo referente a la gestión de los bienes del Concejo en una doble vertiente: cobratoria y libratoria; es decir, la percepción de las rentas de sus propios y su inversión en las atenciones a que estaban afectos y a los gastos de todo orden que de la actuación municipal se originaban. Para la debida ejecución del primero de los aspectos de su función, la percepción de las rentas, el mayordomo debía tener a su disposición, aparte de documentales tales como su propia designación por el Cabildo y la confirmación de ésta por el Rey, en su caso, la fianza o fiadores exigidos por sus Ordenanzas para el desempeño del oficio, las condiciones con que el Cabildo acordaba anualmente el arrendamiento de las rentas de sus propios y la relación del remate de cada una de ellas por los arrendadores, las diligencias por el incumplimiento de aquellas condiciones por éstos con la sentencia recaída en cada caso y, en fin, la relación especificada de lo que rindieron las diferentes rentas. El estudio comparativo de estas relaciones anuales es de sumo interés, como es obvio, para trazar la curva de los ingresos del Concejo de Sevilla en casi los dos siglos que comprende la documentación conservada.


     En cuanto a la otra vertiente de la gestión del mayordomo, es decir, la libratoria, abarcaba una extraordinaria variedad de pagos para las múltiples atenciones que tenía a su cargo el Cabildo, unas de carácter fijo y anual, como la nómina de sus oficiales y otros cargos del mismo: alcaides de sus fortalezas, oficiales y obreros municipales con remuneración fija; pagos aleatorios o circunstanciales, como las obras públicas en la Ciudad o en su Tierra; gastos de carácter militar, como el reparo y abastecimiento de los castillos del sistema defensivo de su alfoz y la recluta y abastecimiento de las milicias del Concejo; gastos de carácter civil, como los referentes a las obras públicas, el sostenimiento de la traída de aguas para el abasto de la ciudad y el descarte de las residuales, previsión y reparación de daños catastróficos, especialmente los de las frecuentes avenidas, abastecimiento de pan de la Ciudad en épocas de carestía, reparos de los caminos y puentes y mantenimiento de un equipo de "troteros" para sostener un servicio eficaz de correos oficiales; el pago de profesionales de todo orden, escribanos, procuradores, médicos, cirujanos, maestros de primeras letras, artífices, ministriles, que cumplían las diferentes misiones que, regular y esporádicamente, les confiaba Sevilla. Esta enumeración, que está muy lejos de ser exhaustiva, pone bien de manifiesto el conjunto de datos que esta inapreciable colección de los Papeles del Mayordomazgo proporciona para penetrar en la historia interna de nuestra Ciudad en uno de los periodos más trascendentales y todavía más inexplorados de ella, porque el mayordomo acompaña siempre, como justificante de los pagos que realiza, la copia del libramiento del Cabildo en que le ordena realizarlo, en el que figura una razonada y detallada motivación del gasto, que con frecuencia se obtienen pormenores interesantes. Y como el mayordomo, normalmente, y con arreglo a las Ordenanzas, era elegido por un año y tenía que dar cuenta de su gestión al final de este plazo, esto lo hacía mediante la presentación a los contadores del Cabildo del "Libro del Mayordomazgo", en el que se relacionaban y justificaban documentalmente los ingresos y pagos del año, libros de los que se conservan los correspondientes a casi dos siglos, desde el último tercio del siglo XIV hasta mediados del XVI, a partir de cuya fecha se innova el sistema de la rendición de cuentas del mayordomo.
     Pues bien, en este caso, la primera referencia a Burguillos, la encontramos en el documento nº 6116, en las páginas 219 y 220, que pasamos a transcribir literalmente:


6116
[1483, septiembre. Sevilla]
     Cuenta del dinero que deben aportar los vecinos de los Concejos del Aljarafe que se indican al préstamo de un millón de mrs. que el Cabildo ordenó recaudar para pagar la contribución a la Hermandad, correspondiendo a Espartina del Campo, 22.000 mrs., a Huévar, 15.000 mrs., a Sanlúcar la Mayor, 30.000 mrs., a Hinojos, 22.000 mrs., a Aznalcázar, 25.000 mrs., a Escacena, 22.000 mrs., a Coria del Río, 8.000 mrs., a Castilleja del Campo, 7.000 mrs., a Pilas, 2.000 mrs., a Valencina del Alcor, 1.000 mrs., a Salteras 3.000 mrs., a La Puebla del Río, 6.000 mrs., a Manzanilla, 8.500 mrs., a Aznalcóllar, 1.000 mrs., a Gerena, 6.000 mrs., a Palomares, 1.500 mrs., a Alcalá del Río, 10.000 mrs., a Guillena, 3.000 mrs., a La Rinconada, 6.000 mrs., y a Burguillos, 1.000 mrs. Se señala lo que cada vecino escogido de estos lugares debe aportar.
     Ac.: Notificación de Alfonso García de Laredo, lugarteniente del escribano mayor del Cabildo, y de los lugartenientes de los contadores mayores, a los alcaldes de Coria informándoles que el mayordomo de Sevilla deberá librarles el dinero prestado de las imposiciones y que ellos deberán pagárselo a las personas contenidas en la cuenta adjunta (1483, octubre, 15).
     Obs.: La fecha se deduce de docs. similares. En el ángulo superior derecho se indica su pertenencia a 1483-1484. Entre los folios de este doc. se encuentra la cuenta de los Concejos de la Sierra de Constantina. La notificación aparece al final de la cuenta del Concejo de Coria.
     Sec. XV, Pap. May. 1483-1484, caja 73, nº 262, fols. 342r.-345v., 353r.-364v. (r. 506, fots. 473r.-477r., 485r.-497r.)

     La siguiente referencia a nuestro pueblo, la encontramos en el documentos nº 7211, en las páginas 463 y 464, que pasamos a transcribir literalmente:

7211
1479, abril, 7. [Sevilla]
     Mandamiento del Cabildo a los Concejos de Alcalá de Guadaíra, Villanueva del Camino y Burguillos ordenándoles repartir entre sus vecinos y moradores lo que a cada uno de ellos ha correspondido aportar a los 9.100 mrs. que se necesitan para hacer llevar el trigo y la cebada a Aroche y a Cumbres Mayores para el mantenimiento de los caballeros ahí estacionados durante tres meses.
     Obs.: El doc. está en mal estado de conservación, utilizándose el resumen para determinar su contenido.
     Sec. XV, Pap. May. 1479-1480, caja 68, nº 42, fol. 86r.-v. (r. 503, fots. 582r.-583r.) 

     Una siguiente referencia a Burguillos, se encuentra en el documento nº 7212, en la página 464, que pasamos a transcribir literalmente:
7212
1479, abril, 13. [Sevilla]
     Mandamiento del Cabildo a los Concejos de Alcalá de Guadaíra, Villanueva del Camino y Burguillos ordenándoles repartir el dinero que aquí se les indica y entregarlo en Sevilla a Tomás Sánchez de Jaén, mayordomo, al que le corresponde por haberlo adelantado a los hombres que llevaron pan a Aroche y Cumbres Mayores para los soldados que durante tres meses estarán estacionados en la frontera portuguesa.
     Obs.: El doc., en mal estado de conservación.
     Sec. XV, Pap. May. 1478-1479, caja 67, nº 56, fol. 112r.-v. (r. 503, fots. 162v.-163r.)

     Otra referencia a Burguillos, se encuentra en el documento nº 7350, en las páginas 494 y 495, que pasamos a transcribir literalmente:


7350
1484, mayo, 14. [Sevilla]
Mandamiento del Cabildo a los Concejos de Castilblanco, Almadén, Real, Cala y de Santa Olalla ordenándoles repartir los caballeros y peones que les ha tocado aportar entre los 400 caballeros y 4.000 peones que por orden real deberán estar en Castro del Río el 2 de junio, proporcionándoles mantenimientos para 20 días y las armas que los reyes demandan.
     Para que todo ello se haga lo más rápidamente posible les envía a Andrés de Medina, jurado, que se ocupará de hacer los repartimientos y de que los soldados salgan a tiempo.
     Ac.: Anotación indicando que este mandamiento se envió también a Utrera con Antón Bernal, jurado.
     Ac.: Anotación indicando que este mandamiento se envió también a Alcalá de Guadaíra y a Lebrija con Rodrigo de Porras, jurado.
     Ac.: Anotación indicando que este mandamiento se envió también a Cazalla de la Sierra, Alanís, El Pedroso y San Nicolás con Juan de Higuera, jurado.
     Ac.: Anotación indicando que este mandamiento se envió también a Aroche y Cortegana con Diego García, jurado.
     Ac.: Anotación indicando que este mandamiento se envió también a Villanueva del Camino, Constantina y a La Puebla de los Infantes con Alfonso Ruiz de Porras, jurado.
     Ac.: Anotación indicando que este mandamiento se envió también a La Rinconada, Alcalá del Río, Guillena, Burguillos, Gerena y Aznalcóllar con Cristóbal Segura, jurado.
     Ac.: Anotación indicando que este mandamiento se envió también a Manzanilla, Escacena del Campo y Paterna del Campo con Gonzalo Cerezo, jurado.
     Ac.: Anotación indicando que este mandamiento se envió también a Coria del Río, La Puebla del Río, Aznalcázar, Sanlúcar la Mayor, Salteras y a las Mitaciones con Pedro de Casas, jurado.
     Ac.: Anotación indicando que este mandamiento se envió también a Pilas, Huévar, Castilleja del Campo y a Hinojos, con Juan de [...], jurado.
     Ac.: Anotación indicando que este mandamiento se envió también a Castillo de las Guardas, Zufre y Aracena con Alfonso Fernández de Córdoba, jurado.
     Ac.: Anotación indicando que este mandamiento se envió también a Fregenal de la Sierra, El Bodonal y La Higuerra con Rodrigo Alfaro, jurado.
     Ac.: Anotación indicando que este mandamiento se envió también a Cumbres Mayores, con Cumbres de Enmedio, a Cumbres de San Bartolomé, Hinojales y a Encinasola con Francisco Ruiz del Alcázar, jurado.
     Sec. XV, Pap. May. 1482-1483, caja 72, nº 33, fols. 143r.-144v. (r. 505, fots. 696v.-698r.)

     Y la última referencia a Burguillos la encontramos en el documento nº 7367, en la página 499, que pasamos a transcribir literalmente:

7367
1484, agosto, 12. [Sevilla]
     Mandamiento del Cabildo a los Concejos de La Rinconada, Alcalá del Río y Burguillos ordenándoles repartir los caballeros, peones, animales de carga y mantenimientos que les ha tocado aportar al repartimiento ordenado por los reyes de 300 caballeros y 3.000 peones, animales de carga y abastecimientos para las talas del reino de Granada. Deberán llevar consigo talegas para 12 días y su sueldo les será pagado por los Reyes Católicos. Se les envía a Juan Bernal, jurado, para que todo se haga lo antes posible y para que estén listos a finales de agosto.
     Ac.: Anotaciones indicando a los Concejos a los que se envió este mandamiento y señalando a los jurados que los llevaron.
     Sec. XV, Pap. May. 1484-1485, caja 74, nº 256, fols. 372r.-373v. (r. 507, fots. 238r.-240r.)

     Una serie de documentos que aporta más datos interesantísimos para conocer la historia de nuestro pueblo.