Mostramos en Historia de Burguillos el capítulo XVI del libro "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia", de Francisco Rodríguez Hernández, editado por el Ayuntamiento de Burguillos y la colaboración de la Diputación de Sevilla en 1999, y que trata sobre La Hermandad de Nuestra Señora del Rosario, ocupando las páginas 73 a 80 de dicha monografía y que pasamos a transcribir íntegramente:
Página 73 del libro "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia". |
La Hermandad de Nuestra Señora del Rosario
A esta hermandad voy a referirme, comentando cinco épocas distintas de su historia, en las cuales, se han producido acontecimientos, que marcan hitos en el proceso evolutivo de su existencia, y su veracidad está avalada por una documentación irrebatible.
Como ya se ha comentado, en 1709, el señor provisor del arzobispado de Sevilla, requirió al mayordomo de esta hermandad, para que dentro de un plazo de cuatro meses, presentara las reglas de la misma. Todo ello indica una fundación reciente, y una presencia -al parecer- ya organizada. A no ser que se trate, como se ha indicado en un capítulo anterior. de elaborar las reglas de acuerdo con nuevas normas del arzobispado.
Regía la sede hispalense, desde 1702, el señor arzobispo don Manuel Arias y Porres, promovido al cardenalato el 18 de mayo de 1712, por el papa Clemente XI, (1700-1721).
Deducimos que la hermandad se sostuvo en precario y sin muchas ayudas durante siete años, pues en 1716, pasaba por horas tan bajas, que rondaba con la extinción.
Por una escritura de esta fecha, que firma don Alonso Josep de Aguilar, notario contador repartidor de fábricas y demás obras pías, del arzobispado de Sevilla, se llega al doloroso conocimiento, de que esta hermandad, no poseía en dicho año renta alguna, y ni tan siquiera tenía hermanos, por cuya razón no contaba con limosnas, ni disponía de cuotas comprometidas o fijas (Archivo Catedral).
Se sabe de la existencia de una mujer providencial y devota de la Virgen del Rosario, vecina de Burguillos, que se dedicaba a pedir, para mantener encendida la lámpara que alumbrara su imagen. Esta mujer merece sin duda un homenaje, y es una lástima no saber su nombre, pues a ella se debe en parte, que no se extinguiera esta devoción. Por otra parte es justo consignar, que la cera que se gastaba, para rezar el Santo Rosario, la daba el cura de limosna, según se comprueba en el documento cuya fotocopia adjunto. Es de justicia decir, para recordarle con simpatía, que este cura se llamaba don Alonso Joseph Ruiz, y era natural de Sanlúcar la Mayor (Sevilla).
Pero creo que será mejor que transcriba el texto del citado documento para evitar dificultades de lectura; dice así, modernizando la ortografía:
La Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, consta por su libro, no tiene renta alguna ni hermanos, por cuya razón no hay limosnas, y solo parece haberse aplicado una devota mujer a pedir para encender la lámpara de dicha Imagen. Y la cera que se gasta para rezar el Santo Rosario, la da el cura de limosna, por cuya razón no se considera razón alguna.
Como ya se ha comentado, en 1709, el señor provisor del arzobispado de Sevilla, requirió al mayordomo de esta hermandad, para que dentro de un plazo de cuatro meses, presentara las reglas de la misma. Todo ello indica una fundación reciente, y una presencia -al parecer- ya organizada. A no ser que se trate, como se ha indicado en un capítulo anterior. de elaborar las reglas de acuerdo con nuevas normas del arzobispado.
Regía la sede hispalense, desde 1702, el señor arzobispo don Manuel Arias y Porres, promovido al cardenalato el 18 de mayo de 1712, por el papa Clemente XI, (1700-1721).
Deducimos que la hermandad se sostuvo en precario y sin muchas ayudas durante siete años, pues en 1716, pasaba por horas tan bajas, que rondaba con la extinción.
Por una escritura de esta fecha, que firma don Alonso Josep de Aguilar, notario contador repartidor de fábricas y demás obras pías, del arzobispado de Sevilla, se llega al doloroso conocimiento, de que esta hermandad, no poseía en dicho año renta alguna, y ni tan siquiera tenía hermanos, por cuya razón no contaba con limosnas, ni disponía de cuotas comprometidas o fijas (Archivo Catedral).
Se sabe de la existencia de una mujer providencial y devota de la Virgen del Rosario, vecina de Burguillos, que se dedicaba a pedir, para mantener encendida la lámpara que alumbrara su imagen. Esta mujer merece sin duda un homenaje, y es una lástima no saber su nombre, pues a ella se debe en parte, que no se extinguiera esta devoción. Por otra parte es justo consignar, que la cera que se gastaba, para rezar el Santo Rosario, la daba el cura de limosna, según se comprueba en el documento cuya fotocopia adjunto. Es de justicia decir, para recordarle con simpatía, que este cura se llamaba don Alonso Joseph Ruiz, y era natural de Sanlúcar la Mayor (Sevilla).
Pero creo que será mejor que transcriba el texto del citado documento para evitar dificultades de lectura; dice así, modernizando la ortografía:
La Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, consta por su libro, no tiene renta alguna ni hermanos, por cuya razón no hay limosnas, y solo parece haberse aplicado una devota mujer a pedir para encender la lámpara de dicha Imagen. Y la cera que se gasta para rezar el Santo Rosario, la da el cura de limosna, por cuya razón no se considera razón alguna.
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Hemos de admitir que esta hermandad, atendería el requerimiento del señor Provisor de 1709, enviando las reglas para su aprobación y apoyada en ellas, y superadas las dificultades de 1716, realizó una larga singladura hasta 1799, la tercera fecha a la que voy a referirme seguidamente:
El día tres de enero de dicho año, se celebró Cabildo, en el que se dio a conocer a todos los hermanos, y como razón principal de la convocatoria, que las reglas de la hermandad, se habían perdido y no aparecían por parte alguna, lo que provocaría un gran disgusto a todos. Dichas reglas serían sin duda, las redactadas y aprobadas en 1709. Copio al continuación el contenido del acta, de la que incluyo fotocopia; dice así:
Cabildo Gral de Elecciones de 3 de Enº de 1799.
No pudiendo nuestra hermandad, sin gran desconcierto, guiarse, sin tener escritos los Estatutos, o regla de su dirección y Gobierno, y haviendose extraviado la que esta antiguamente tenía, de forma que no se halla; se dio entera comición al Sr. Cura propio presente, pª qe este Ynstruido de la Providencia conveniente. (Archivo Parroquial).
La cuarta fecha de la que me voy a ocupar, se encuentra ubicada a poco de comenzar su peregrinar el siglo XIX, y dispongo de documentos que facilita la información sobre las pertenencias de la hermandad, de acuerdo con un inventario realizado, y que voy a dar a conocer para curiosidad de los burguilleros, devotos sin duda, de Nuestra Señora del Rosario.
No tiene fecha exacta, pero su calendación aproximada, no resulta difícal de fijar, teniendo en cuenta que lo firma en primer lugar, Fray Andrés Espejo, Cura Interino.
El padre Espejo ejerció su ministerio en la iglesia de Burguillos, desde 1801 a 1803, en cuyo espacio de tiempo hay que situar la fecha que nos falta. Este sacerdote era cura teniente por decreto del Provisor, ministro de Terceros y morador del convento de Ntra. Sra. de Aguas Santas, del término de Villaverde del Río (Sevilla). Pero para precisar aún más en la fijación de una fecha, hemos de considerar que el acta lo firma como secretario Francisco de Paula Aguirre, escribano de su majestad y de cabildo, quién había sido admitido como hermano, el día 29 de noviembre de 1802, y es por lo tanto desde entonces, hasta el cese del padre Espejo, dentro de 1803, donde hay que situar, la fecha del acta del inventario.
La Villa de Burguillos, llevaba ya algún tiempo, cuya función sacerdotal, en su iglesia parroquial, la ejercía frailes conventuales, pues antecesor del padre Espejo, lo fue asímismo, como cura interino, Fray José de Lama, del convento de la Orden Tercera de San Francisco de Sancti Spíritus del Monte, del término de Burguillos. Pero voy a ocuparme ya del citado inventario, cuya fotocopia incluyo, y
No tiene fecha exacta, pero su calendación aproximada, no resulta difícal de fijar, teniendo en cuenta que lo firma en primer lugar, Fray Andrés Espejo, Cura Interino.
El padre Espejo ejerció su ministerio en la iglesia de Burguillos, desde 1801 a 1803, en cuyo espacio de tiempo hay que situar la fecha que nos falta. Este sacerdote era cura teniente por decreto del Provisor, ministro de Terceros y morador del convento de Ntra. Sra. de Aguas Santas, del término de Villaverde del Río (Sevilla). Pero para precisar aún más en la fijación de una fecha, hemos de considerar que el acta lo firma como secretario Francisco de Paula Aguirre, escribano de su majestad y de cabildo, quién había sido admitido como hermano, el día 29 de noviembre de 1802, y es por lo tanto desde entonces, hasta el cese del padre Espejo, dentro de 1803, donde hay que situar, la fecha del acta del inventario.
La Villa de Burguillos, llevaba ya algún tiempo, cuya función sacerdotal, en su iglesia parroquial, la ejercía frailes conventuales, pues antecesor del padre Espejo, lo fue asímismo, como cura interino, Fray José de Lama, del convento de la Orden Tercera de San Francisco de Sancti Spíritus del Monte, del término de Burguillos. Pero voy a ocuparme ya del citado inventario, cuya fotocopia incluyo, y
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del que -en este caso- para evitar dificultades de lectura, hago la transcripción descifrando abreviaturas y modernizando la ortografía; dice así:
Inventario que se forma de los vestidos que tiene Nuestra Madre y Señora del Rosario, y los efectos de su hermandad, que se hace en cumplimiento de lo acordado por ella con presencia del Muy Reverendo Padre Cura Interino, presidente de nuestro: Mayordomo, Alcalde y Fiscal de ella por ante mi, el Secretario y nuestro hermano Manuel González, como uno de los Albaceas y herederos de Victorio Palomo, Mayordomo que era y es en la forma siguiente:
- Primeramente un arca grande de castaño, con una llave, y dentro de ella:
- Un pañuelo de holan con encajes.
- Una toca de muselina bordada.
- Dos camisas para el niño.
- Tres camisas, una puesta.
- Dos enaguas blancas, una puesta.
- Dos manteles para el Altar.
- Dos enaguas blancas para el niño.
- Una mantilla larga de lama de plata, con galón de oro fino.
- Cobija de raso, con galón de lo mismo.
- Otra de estopilla blanca con encaje de pluma.
- Una faja de raso y dos lazos encarnados.
- Dos mantelitos pequeños con encajes.
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- Cáliz y escudo de Soledad.
- Saya de terciopelo negro.
- Manto de laberinto ídem.
- Vestido completo encarnado de Nuestra Madre.
- Otro de tafetán pajizo listado.
- Otra de tela celeste.
- Tres vestidos de ídem, para el niño.
- Zapatos, corona, cascabelera y bolsa de plata, y rosario de oro al cuello.
- Corona, cetro y media luna, de Nuestra Madre.
- Dos rosarios engarzados en plata; el uno de piedra con medalla, y el otro de Jesús María, con tres medallas y una cruz de ídem.
- Ocho caídos para andas; cuatro de raso de seda.
- Y los otro cuatro de holandilla negro.
- Sol, luna y tres docenas de estrellas de plata para el manto negro.
- Cuatro candeleros de peltre.
- Un velo de seda con vara de hierro.
- Dos campanillas de mano, cruz, dos atriles, y creencia y tablillas.
- Un estandarte de tafetán, palo y cruz de madera.
- Un simpecado de terciopelo carmesí, con cruz, sol, luna y galón de plata, y lámina guarnecida de galón de oro.
- Dos faroles para el paso y ocho de mano con varas para el Rosario.
- Una cruz de madera pintada.
- Un paso con cuatro varas plateadas, y cielo y caídas negaras con Est. Mat.
- Lona de manda de metal con la efigie de Nuestra Madre.
Los cuales son los únicos efectos que tiene esta nuestra Hermandad, que ha entregado nuestro dicho hermano Manuel González, en dicha representación, a nuestro hermano Mayordomo, de que se dio por entregado, y firmaron todos los concurrentes, de que certifico. Fray Andrés Espejo, Cura Interino, señal del Mayordomo, Pedro Solís, Bartolomé Delgado, Manuel González, y Francisco de Paula Aguirre, Secretario.
Hay que subrayar, que dentro de la pobreza que afectaba a la hermandad en 1716, como queda demostrado documentalmente, unos meses después recibió un legado, que algo representaría en su maltrecha economía, pues mi sexto abuelo materno, el notario de Burguillos y escribano de Cabildo, don Francisco de Urdapilleta y Elola, en un poder para testar a favor de su mujer, de fecha 19 de enero de 1717, (murió dos o tres días después), que encontré en el archivo de protocolos de Sevilla, lega a Nuestra Señora del Rosario, de la que era devoto, "una novilla de tres años y también a cincuenta y cinco reales de vellón para que se le compre un velo".
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