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lunes, 27 de enero de 2020

Bibliografía: Capítulo XXXVIII "El Trienio Liberal" del libro "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia" de Francisco Rodríguez Hernández, de 1999.

   Mostramos en Historia de Burguillos el capítulo XXXVII del libro "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia", de Francisco Rodríguez Hernández, editado por el Ayuntamiento de Burguillos y la colaboración de la Diputación de Sevilla en 1999, y que trata sobre El Trienio Liberal, ocupando las páginas 169 a 172 de dicha monografía y que pasamos a transcribir íntegramente:
Pág. 169 del libro "El Señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia".
El Trienio Liberal
   Cuando Fernando VII, se sacudió en 1823, el yugo constitucional que le había sido impuesto por los políticos del Trienio, puso en práctica con saña, todo un rosario de venganzas y persecuciones, contra quienes de cerca o de lejos, se habían rozado mínimamente, con el liberalismo que había tenido la osadía, de usurpar -anulando- las funciones absolutistas, que a él solo correspondían; eso sí, por derecho divino, nada menos.
   España entera padeció este rey, y los desafueros que se cometieron fueron innúmeros, que la historia los agrupa en un soporte de tiempo, que ha pasado a la posteriodad con el nombre de la Década Ominosa, por ser esta la duración que tuvo, contando desde 1823, año en que los cien mil hijos de San Luis, le devolvieron el látigo que había perdido, hasta 1833, año en que este monarca dejó de existir.
   La Revolución española, que se inició en 1820, tuvo en el exterior una resonancia grande, y la Santa Alianza, que tenía como misión principal, el deber de evitar que se rompiese el equilibrio político y económico de Europa, dando pie con ello, a la posibilidad de una mayor extensión del liberalismo, que se habría [abría] paso arrolladoramente, en detrimento del poder absolutista de las monarquías imperantes, encomendaron al ejercito francés, la misión de cortar de raíz, lo que consideraban un peligro y una usurpación, que rompería con las tradiciones, que había que conservar a toda costa.
   No voy a extenderme a enumerar, la serie de hechos acaecidos en dicho período de tiempo, que coincidió con el llamado Terror Blanco en Francia, y con la presencia desde 1821 en dicho país, del movimiento de la sociedad secreta de los Carbonarios, procedente de Italia. Tampoco voy a detenerme en examinar el destino que cupo, a un grupo de destacados intelectuales, que sufrieron prisión o exilio.
   Sí voy a fijar mi atención en referir de qué manera participó Burguillos, en la celebración de unos actos que tuvieron lugar, en acción de gracia por el feliz regreso al mundo absolutista del Deseado.
   Hay que hacer una aclaración previa a la citación del documento que vamos a comentar. Y es que sin negar los errores que cometieron los políticos del régimen liberal del Trienio, hay que aclarar que las persecuciones de frailes y secuestros de sus bienes -por ejemplo- venía de antes, como vamos a comprobar con la siguiente cita:
          De la noche a la mañana, una de las ciudades más levíticas de España, superpoblada de frailes, (en 1800 había en Sevilla 1.625 religiosos, 912 religiosas, 906 clérigos seculares y 157 beatas), y  que  había  sido  el  centro  neurálgico de la resistencia a los franceses, se vio totalmente, 
Pág. 170 del libro "El Señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia".
desalojada de estos, antes incluso de que se aplicaran las medidas de supresión de regulares, conforme a lo dispuesto por la administración josefina el año antes. En efecto, fue el prefecto Aranza, quien a finales de febrero de 1810, hizo público el "plan o método" con que debía procederse a la extinción de los frailes y secuestro de sus bienes [...]. Manuel Moreno Alonso, Historia de la Iglesia de Sevilla, Varios, pág. 639, Ed. Castillejo.
   Conviene aclarar, que Burguillos, en los siglos XV al XVII, pertenecía a la vicaría de Sevilla, pero en un ulterior ajuste organizativo, pasó a depender del viariato de El Pedroso, y es a su través, cómo se recibió el escrito que tengo anunciado, dice así:
          Por disposición del Sr. Provisor y Vicario General de este Arzobispado, se me ha comunicado la orden que copiada a la letra, dice así:
          En cumplimiento de los Reales Decretos de 6, 9 y 20 del corriente, comunicados por los respectivos Ministerios de estado a esta superioridad, dispondrá Vd. que en las Iglesias de esa vicaría se celebre una solemne función de desagravios al Santísimo Sacramento, a que deberán asistir los Tribunales, Ayuntamientos y demás cuerpos del estado, como previene S.M., y por los piadosos fines que en el primero de dichos Reales Decretos se expresa. Por el segundo se manda también la celebración de un solemne funeral, en sufragio de las almas de los que desde el 7 de marzo de 1820, han fallecido por sostener la causa de Dios y del Rey nuestro Señor. Y en el tercero quiere S.M. que en acción de gracia por la plausible noticia de haber sido elevado al Solio Pontificio, el Cardenal Aníbal de la Genga, que ha tomado el nombre de León XII, se cante el Te Deum en todas las iglesias de su dominios y se pongan luminarias públicas por tres días, vistiéndose la Corte de gala, en demostración de la alegría y regocijo que debe sentir todo buen católico [...].
   El escrito es extenso y debo resumir: Se pide la aplicación de castigos a los que promovieren escándalos de la más variada índole, que no voy a anumerar, pues son los de siempre, y termina:
          [...] y poniéndose de acuerdo con las autoridades a quienes completa concurrir al efecto, tenga el que desea S.M. dándome aviso del recibo y su ejecución. Dios guarde a Vd. muchos años. Sevilla 31 de octubre de 1823. Licenciado don Diego Hidalgo Barquero, Canónigo Secretario. Señor Vicario Eclesiástico de El Pedroso.
          Lo que traslado a Vd. Para su inteligencia y cumplimiento. Dios guarde a Vd. muchos años. El Pedroso y noviembre 16 de 1823. Juan Vicente Gutiérrez. Al pie: Sr. Cura de Burguillos.
   Es de observar, como queda demostrado, que los actos tuvieron lugar en dicha Villa, no se hicieron por decisión de instituciones eclesiásticas, sino en cumplimiento de órdenes contenidas en unos Reales Decretos, si bien la Iglesia se sumó gozosa a los mismos y resulta lógico y natural proclamarlo así, teniendo en cuenta que la política desarrollada por el régimen liberal del Trienio, había sido claramente perjudicial para sus intereses.
Pág. 171 del libro "El Señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia".
Pág. 172 del libro "El Señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia".
   Veamos otras opiniones:
          La vuelta al viejo régimen tuvo en el clero sus más fieles partidarios. Consciente de que con el régimen de libertades estaban amenazados sus intereses, la Iglesia, en la euforia del triunfo, se mostró perpleja ante lo que se avecinaba. Por ello no dudó en respaldar la vuelta a la tradición, en 1823, tras el fracaso de la experiencia liberal. La preponderancia del clero sevillano durante los años de la llamada década ominosa (1823-1833) es notoria en todas sus manifestaciones. La catedral volvió a convertirse en el espacio usual para conmemorar el día de la recuperación de sus fueros por el rey. Y el compromiso del altar con el trono se hizo patente. En el nuevo clima hubo quién proclamó la necesidad de reponer el Santo Oficio y condenar a la hoguera a los disidentes. Manuel Moreno Alono, Historia de la Iglesia de Sevilla, pág. 648.
   El Cardenal Aníbal de la Genga, al que se alude, había nacido en 1760, y fue papa con el nombre de León XII (1823-1829). Fue el pontífice que estableció los Concordatos con las antiguas colonias españolas de América del Sur.

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