Mostramos en Historia de Burguillos el artículo publicado por Miguel Velázquez Prieto en el número 7 de "Patrona de Burguillos", editado por la Hermandad de la Virgen del Rosario en 2001, y dedicado a repasar la historia de la Fiesta de los Toros en las Fiestas de la Virgen del Rosario, bajo el título "Los Toros en la Fiesta de la Virgen", y que paso a transcribir íntegramente:
Pág. 42 del nº 7 de "Patrona de Burguillos". |
"El toro bravo, hijo del bos taurus y descendiente de uro salvaje, siempre estuvo presente en la península. En las primitivas culturas ibéricas el significado del mítico animal se diluía entre ritos y magias e inspiraba una adoración religiosa. Termina siendo medida de valor y destreza del hombre que se le enfrenta. Lo cierto es que ha existido en Iberia un antiquísimo culto al toro, ejemplificado en una extensa colección de pinturas y esculturas, que van desde el Paleolítico hasta la época romana. Baste citar aquí los enigmáticos y pétreos Toros de Guisando, situados en El Tiemblo (Ávila). Desconocemos el significado de los antiguos juegos humanos con el toro, aunque por muchos se mantiene que podrían estar entroncados con creencias relativas a la fecundidad y a la conservación de la especie. Lo cierto es que, con el correr de los siglos, las relaciones de los españoles con el toro derivaron en las vivas y pujantes corridas como expresión máxima de un espectáculo único y cabal en el que se funden el arte, la tradición, la suerte y la muerte. Pero, si algo distingue a esta manifestación cultural es su indisoluble unión con la fiesta; cuando los pueblos españoles se aprestan a vivir sus días grandes siempre aparece el festejo taurino, ya sea en plazas de obra o en portátiles, en talanqueras o en la misma calle, en humildes capeas o en ferias de relumbrón. Burguillos y sus Fiestas Patronales en honor de la Santísima Virgen del Rosario no iban a ser una excepción a esta regla como vamos a demostrar en el presente artículo, basándonos primero en los recuerdos de mi padre y después en los testimonios gráficos que aparecen junto a estas líneas.
Que sepamos el primer festejo taurino que se dio en nuestro pueblo tuvo lugar en 1935, nueve meses antes del estallido de la guerra civil. Se celebró en el llamado "Cercadillo del Marqués" (lugar en el que hoy se levanta la sucursal de la Caja San Fernando y viviendas aledañas y que era también conocido popularmente por el nombre de "Plaza de Toros") e intervinieron, al menos, los novilleros Niño Teresita (familiar de Reverte y vecino de Alcalá del Río) y un tal Juanito Ariza.
En un momento que no he podido precisar de la década de los 50 y en la misma ubicación del Cercadillo tiene lugar otro evento del tipo que nos ocupa. Actuó aquel día de la Virgen un torero que compatilizaba lo serio con lo cómico, apodado "El Indio", y que, entre otras habilidades, destacaba por su interpretación de la suerte de Don Tancredo (permanecer inmóvil, subido a un pequeño pedestal, ante el animal que no embiste por creerse ante una estatua) y por practicar diversos saltos con garrocha y sin ella ante la cara de la res.
En 1966 se viven una muy lucidas Fiestas de Ntra. Sra. del Rosario y se verifica la correspondiente novillada en una plaza portátil, instalada en el solar que hoy ocupa la Cafetería La Laguna. Se producen en esta ocasión problemas con una supuesta estafa en la venta de las entradas, aunque finalmente el festejo se da con la presencia de un sobrino de Manuel Benítez El Cordobés, que iniciaba su andadura por esos años en la profesión, y la de un rejoneador apodado Bombita que hasta no hace mucho ha venido frecuentando los festejos populares de la provincia de Sevilla.
Pág. 43 del nº 7 de "Patrona de Burguillos". |
Y de esta forma llegamos al que podemos considerar el espectáculo taurino de mayor fuste celebrado en Burguillos hasta la fecha. Acaeció el domingo 6 de octubre de 1974 y tras la procesión matutina de la Patrona, en la que acompañó musicalmente la Banda militar de Soria 9, se desarrolló una novillada con picadores en la Fernando Heredia, Antonio Sánchez El Malagueño y Pedrito Mariscal dieron cuenta de un encierro de D. Manuel Navarro Savido. Los utreros salieron extraordinariamente grandes y gordos, quizá en exceso, para una Plaza portátil, y en la lidia destacó el más nuevo de la terna, un jovencísimo chico de Santiponce que llegaría a ser un novillero de cierto relieve con numerosos paseillos con los del castoreño en las Ventas y en la Maestranza. Después, se pasó al escalafón de plata en el que ha destacado como buen rehiletero, llegando incluso a conseguir el premio al mejor par de banderillas de la Feria de Sevilla. Muchos burguilleros, entonces niños, aún conservamos el recuerdo de esta Plaza que permaneció montada en el Lejío (enfrente del Colegio) muchos meses, pues utilizábamos su ruedo como improvisado campo de fútbol.
Nuevamente en 1977 se celebra un festejo menor en nuestro pueblo. Se trata ahora de una novillada sin picadores y la Plaza se instala en el mismo paraje que la vez anterior. Las Fiestas ya habían cambiado de días y tenían lugar a partir del primer viernes de octubre, por lo que la becerrada se da en la festividad de la Virgen del Pilar. Con erales de los Hermanos Cabrera Puche (obsérvese el error de imprenta que ubica esta ganadería en Carmona cuando pasta en el término de Burguillos) se las ven los rejoneadores Sainz Morejón y Nino Fernández Cabrera (quien hace ese día su debut y también su despedida) y los aspirantes a pie Miguel Rodrigo El Alemán, Riverito (en el cartel se anuncia Riverita por fallo tipográfico), Butraquito y El Niño de La Lapa. De todos estos alcanza fama Manuel García, como novillero pinturero y de buen aire, aunque no llega a tomar la alternativa. Con posterioridad, Riverito se ha convertido en un tercero muy eficaz y torero, actuando en un sinfín de plazas enrolado en la cuadrilla del matador murciano Pepín Liria, a cuyas órdenes sigue después de un buen número de años.
Muy a nuestro pesar hay que reconocer que desde entonces la actividad taurina en Burguillos va desapareciendo, apenas sostenida por la suelta de vaquillas en la Calle Real que acontece en los años 190 y 1981. En este paulatino decrecimiento de los festejos populares influyen diversas causas que van desde la ausencia de subvenciones municipales hasta los complicados entresijos del negocio taurino, dominado por la deplorable figura del 33 por ciento, artimaña consistente en obligar a los chavales que quieren torear a costear las posibles pérdidas de la novillada a un tercio cada uno. Hora sería que las Instituciones Públicas (el Ayuntamiento en este caso) se preocupase por dotar a nuestras Fiestas de su apartado taurino -seña inequívoca de identidad de la cultura española- y, también, por pedir que no quede, podría plantearse la construcción de un coso multiusos en Burguillos, lo que redundaría en provechosos beneficios turísticos a la par que podría ser utilizado para diferentes actos lúdicos (conciertos, festivales, cine, etc.).
Hasta aquí llegan estos apretados párrafos que han intentado resumir la historia de la tauromaquia en el transcurso de nuestras tres veces centenarias Fiestas de la Virgen del Rosario.
MIGUEL VELÁZQUEZ PRIETO"
Un artículo sin duda interesante para conocer la historia de los festejos taurinos y que en próximas entradas publicaremos novedades que retrotraen bastantes años los festejos celebrados en Burguillos.
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