Mostramos en Historia de Burguillos el capítulo VI del libro "El señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia", de Francisco Rodríguez Hernández, editado por el Ayuntamiento de Burguillos y la colaboración de la Diputación de Sevilla en 1999, y que trata sobre La Higiene, ocupando la página 33 de dicha monografía y que pasamos a transcribir íntegramente:
Pág. 33 de "El Señorío de Burguillos (Sevilla); una aproximación a su historia". |
La higiene
El estado de la sanidad en Burguillos, en siglos pasados, era, como en todas partes, desastroso. El nivel medio de vida, era asimismo, muy bajo, debido a que no existía remedios, realmente eficaces contra las enfermedades. Cuando se contraía una dolencia, solo dependíamos de nuestras propias defensas orgánicas. El doctor Marañón, al enjuiciar en una ocasión el contenido de la botica del palacio de Felipe II, proclamó tajante: puedo asegurar que nada de esto servía para nada.
Para comprender bien todo esto, es muy importante considerar, el sistema de higiene que era posible desarrollar, en un núcleo de población, más o menos grande, en el que se carecía de alcantarillado y de conducciones de agua potable a las viviendas. eso sin contar la poca inclinación que nuestros remotos antepasados tenían hacia el aseo. Incluso se han detectado casos en que la toma de un baño, era prescrito por el médico.
El tipo de vida que regía, acorde con los medios de que se disponía, establecía unas normas, a las que había que ajustarse necesariamente.
Todas las casas tenían corral y cuadra, en los que se amontonaba el estiércol que producía el ganado de labor, que había de utilizar, antes de la aparición de los medios mecanizados. Asimismo, las calles padecían permanentemente esta suciedad.
Para tener una idea de la situación en que se vivía, baste saber, que en la celebración del Corpus en Sevilla, el año 1510, previo a la procesión, cuadrilla de hombres, empleados en la limpieza de las calles del recorrido, amontonaron el estiércol, y se sacó de la ciudad en 957 cargas de asnos, según nos revela el profesor J. Sánchez Herrero, en Historia de la Iglesia de Sevilla, pág. 280.
Todo ello era causa de enfermedades de todo tipo, y caldo de cultivo ideal para favorecer la aparición periódica de las epidemias.
Los niños sobre todo, eran víctimas propicias de esta situación. No existía la vacunación preventiva, que tanto bien genera en nuestros días.
Antes, solo un porcentaje muy bajo de niños, lograba superar la edad de la lactancia. Es impresionante comprobar, el número de niños de pocos meses, que fallecían.
Como ejemplo anotaré, que en 1876, el libro de defunciones del Archivo Parroquial de Burguillos, registra 23 personas fallecidas, de las que 6 son adultos, y 17 niños.
Afortunadamente, la situación sanitaria en el pueblo en la actualidad, es excelente.
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