Cada lunes una nueva entrada con una noticia sobre Historia, Arte, Geografía, Bibliografía, Patrimonio, Fotografía, Hemeroteca, ... de nuestro pueblo: BURGUILLOS

Historia, Patrimonio, Arte, Bibliografía, Hemeroteca, ... sobre nuestro pueblo: BURGUILLOS

lunes, 18 de agosto de 2025

Hemeroteca: El torero Antonio Olmedo "Valentín", toreó en Burguillos, según la reseña biográfica aparecida en la revista "Blanco y Negro", editada en Madrid, el 4 de septiembre de 1910

     Mostramos en "Historia de Burguillos", la noticia recogida en la revista "Blanco y Negro", editada en Madrid, sobre la actuación del torero Antonio Olmedo "Valentín", en Burguillos, y publicada el 4 de septiembre de 1910, y que se conserva en el archivo de la Biblioteca Nacional de España.
    "Blanco y Negro"; El periodismo gráfico español inicia su etapa de modernidad y una extraordinaria transformación en la última década del siglo diecinueve, con la aparición de nuevas revistas inspiradas en los magazines franceses y alemanes (Gómez Aparicio: 1971 y Seoane y Sáinz: 1983 y 1998). La primera de ellas es este título, que lo hace el 10 de mayo de 1891, fundado por el escritor, periodista y político monárquico-conservador Torcuato Luca de Tena y Álvarez-Ossorio (1861-1929), perteneciente a una familia de ricos industriales sevillanos, quien en 1909 constituirá -fundamentalmente junto al que será diario ABC, que también funda en 1903- la Sociedad Prensa Española, propiedad de la principal familia editora de prensa del siglo veinte en España: los Luca de Tena. Para su confección, su fundador se inspirará en la revista alemana Fliegende Blätter (1845-1944) que había visitado un año antes.
     Con el subtítulo “revista ilustrada”, su aparición será semanal (los domingos, aunque en alguna ocasión variará el día de salida), en un formato menor a los diarios (20 x 27,5 centímetros, que también modificará), mayor número de páginas (12, que irá aumentando), con profusión de ilustraciones e incorporación de fotografías, que irán desplazando a los dibujos, y del reportaje fotográfico, en papel de calidad (será la primera que incorporará el couché para la impresión de sus fotograbados) y a un precio no excesivamente elevado (siete pesetas la suscripción anual). Su aparición produjo un “cambio cualitativo” en la hasta entonces prensa ilustrada, convirtiéndose en prototipo de la revista gráfica española (Sánchez Vigil: 2008).
     Su título hace mención al contraste de la vida (a lo duro y a lo blando) y en su presentación dirá que pretende ser una revista culta, con trabajos literarios y artísticos; festiva, pero sin ribetes pornográficos, y cuidadosamente confeccionada. Será una publicación ligera, excluyendo al principio la seriedad política y la profundidad en los asuntos, y combinará lo literario (cuentos, artículos festivos y de costumbres o poemas), con información de teatros, música, vida moderna, ecos de sociedad; y lo recreativo (charadas, chascarrillos o caricaturas) con lo informativo, ofreciendo el aspecto gráfico de la actualidad, además de organizar concursos literarios, y dirigiéndose a un público burgués y bienpensante (Seoane: 1983).
     Para ello contará con lo más granado del periodismo y la literatura y con una pléyade de dibujantes y pintores, que contribuyen en gran medida a formar una nueva generación de artistas plásticos (Gómez Aparicio: 1971). Su primer director fue el autor cómico Eduardo Sánchez Castilla, que será sustituido pronto -a principios de 1892- por el propio Torcuato Luca de Tena, quien la dirigirá hasta su fallecimiento, en 1929, siendo al mismo tiempo y repetidamente diputado y senador y a quien el Alfonso XIII le otorgará el título de marqués.
     Su primer director artístico y subdirector fue Luis Romea Avendaño, hasta su fallecimiento en 1921; y redactor-jefe, Luis Royo Villanova (1866-1900). Su primera redacción la formaron José del Campo Moreno (1866-1949) y Carlos Ossorio y Gallardo (1864-1921), y en sus primeras entregas escribirán, entre otros, Ramón de Campoamor, Mariano de Cavia, Francisco Flores García, Manuel del Palacio, Eduardo de Palacio, Antonio Sánchez Pérez, Eduardo Bustillo, José Fernández Bremón, Manuel Osorio y Bernard, Juan Pérez Zúñiga, Rafael García Santisteban, Ángel Muro, José Ramón Mélida, José Roure y Mesquiriz, Carlos Franquelo, Carlos Frontaura o Francisco Navarro Ledesma, que inician una nómina de decenas de redactores y colaboradores a lo largo de décadas de vida de la revista.
     Entre los primeros artistas plásticos que publicaron en sus páginas, aparecen los nombres de Ángel Díaz Huertas (1866-1937), autor del dibujo modernista de la portada que la revista mantuvo en sus primeros 52 números, y Narciso Méndez Bringas (que ilustró los relatos) y Juan Martínez Abades, a los que se suman Adolfo Lozano Sidro, Santiago Regidor, Eulogio Varela o Lorenzo Coullaut Valera; artistas procedentes de la escultura, como Mariano Benlliure, Agustín Querol o Aniceto Marinas; pintores, como Cecilio Pla, Joaquín Corolla, José López Mezquita, José Moreno Carbonero, Juan Gris, Marceliano Santamaría, Manuel Benedito, Fernando Álvarez de Sotomayor, Ricardo Verdugo Landi, Daniel Perea o Daniel Vázquez Díaz.
     Entre los dibujantes y humoristas gráficos, contó con Darío de Regollos, Salvador Bartolozzi, Rafael de Penagos, Federico Ribas, Emilio Ferrer, Inocencio Medina Vera, Ramón Cilla, Eduardo Sáenz Hermúa (Mecachis), Francisco Sancha, Pedro Antonio Villahermosa (Sileno), Teodoro Gascón, Ricardo Martín, Exoristo Salmerón, Manuel Tovar o Joaquín Xauradó, con sus excelentes viñetas de sociedad. Otros de sus viñetistas y dibujantes son José Arija, Fernando Alberti, Ángel Andrade, José Blanco Coris, Enrique Estevan o Ángel Pons. 
     La revista tuvo una primera etapa con más contenidos literarios y recreativos y un mayor número de dibujos, pero pronto publicará su primera fotografía (una vista de San Sebastián), el 11 de octubre de 1891, y la primera por el sistema fotográfico directo (un retrato de José Echegaray), el siete de enero de 1893, que inaugura su sección Fotografías íntimas, incorporando también una sección de Actualidades gráficas el 21 de octubre de ese mismo año. Al mismo tiempo, empezaron también a proliferar fotos en sus portadas, así como a incorporar el reportaje fotográfico, siendo el semanario que “abrió la puerta a la difusión de la fotografía” (Sánchez Vigil: 2008). En 1897 ya utiliza varias tintas de color en su tipografía y, el 29 de junio de ese año, aparecerá su primera portada en color (tricomía). El 11 de febrero de 1912, publica la primera foto en color en la historia de la prensa española (el retrato de estudio de una campesina), y el doce de mayo la titulada La primera lección (el de un violinista), ambas de Joaquín Fungairiño. A partir de 1921 distribuirá junto a sus entregas –que ya son de 24 páginas- láminas en color, y cuatro años después introduce el huecograbado, alcanzando sus entregas casi el centenar de páginas en 1929.
     Sus primeras fotografías estaban firmadas por Campañy, Lafora o Arpa. A estos le siguieron Parrondo, Alba, Zegrí y Duque, además de corresponsales en provincias, como Serrano (Sevilla), Blanco (La Coruña), Espiga (Bilbao) o Brangulí (Barcelona), a los que se sumaron Alfonso, Bixio, Masana, Vidal y Calvache, y los corresponsales Espiga (Bilbao), Serrano y Dubois (Sevilla) y Barberá (Valencia). Sánchez Vigil (2008) indica que su primer fotógrafo en plantilla fue Manuel Asenjo Pérez (1870-1960).
     En la década de los veinte tuvo secciones habituales como Actualidades gráficas o La semana gráfica, con artículos de José Pinedo y Ángel María Castell; Páginas de la mujer, de la condesa d’Armonville; Páginas taurinas, a cargo de Gregorio Corrochano, o Gente menuda, como sección dedicada al público infantil. En sus secciones de literatura y arte aparecieron las firmas de Juan Pujol, Juan José Cádenas, Carlos Luis de Cuenca, Luis Antón Olmet, Rafael Sánchez Mazas, Juan Felipe de Lara, José María Donosty, Pedro Mata, José de Laserna, Francisco Villaespesa, Gregorio Martínez Sierra o la de Luis Gabaldón. En la sección Ciencias, firmaron José Franco Rodríguez, Manuel de Góngora, Manuel Abril o Cristóbal Castro. Otros periodistas y colaboradores de la revista fueron Carlos Fortuny, Luis Tapia, José Martínez Ruiz (Azorín), Julio Camba, Rafael Sánchez Guerra, Manuel Linares Rivas, Wenceslao Fernández Flórez, Luis de Galisonga, Margarita Nelken, Andrés Corzuelo, Marciano Zurita, Emilia Pardo Bazán, Antonio Machado, Elena Fortún o los hermanos Álvarez Quintero (Serafín y Joaquín). 
     Frente a la revista ilustrada que había alcanzado las mayores cotas de éxito en las precedentes décadas del siglo diecinueve – la decenal y más cara La ilustración española y americana (1869-1921)- había irrumpido Blanco y negro con una tirada de 20.000 ejemplares semanales –“fabulosa” entonces, a juicio de Pérez Aparicio-, que al finalizar su primer año de vida había aumentado hasta los 24.000. Pero a la revista de Luca de Tuca le saldrá pronto una competidora más populista y menos rosa: Nuevo mundo (1894-1933), de José del Perojo (1852-1908), con el mismo tamaño y número de páginas, cuya tirada alcanzaría los 125.000 ejemplares frente a los 80.000 de Blanco y negro, según la estadística oficial de 1913. A esta le siguieron otras revistas, que se agruparon, junto a la anterior, en Prensa Gráfica, propiedad de La Papelera Española, en manos de Nicolás María de Urgoiti: Por esos mundos (1900-1926) y, especialmente la más popular de todas ellas, Mundo gráfico (1911-1938), que logrará una tirada de 130.000 ejemplares frente a los 100.000 de la revista de Luca de Tena, según la estadística de 1927; así como La esfera (1914-1931), la revista de lujo de Prensa Gráfica, con una tirada de 45.000 ejemplares, según esta última estadística. Asimismo, aparecerá con gran fuerza Estampa (1928-1938), que duplicó en el primer año su tirada, alcanzando los 200.000 ejemplares. En 1930 la de Blanco y negro descenderá hasta los 38.000 ejemplares, en un momento en el que al ABC de Prensa Española le va a salir también otro competidor: el diario gráfico Ahora (1930-1937). Si a finales de 1931 la tirada de la revista de Prensa Española había bajado hasta los 24.000 ejemplares, en 1935, alcanzará los 50.000.
En 1929, tras la muerte de su padre, el segundo marqués, Juan Ignacio Luca de Tena García de Torres (1897-1975), había tomado la dirección de la revista, que fue pronto sustituído, el 26 de noviembre de 1931, por su tío Fernando Luca de Tena Ita (1890-1982), quien dimitirá el 26 de abril de 1936, para ser reemplazado por Marcos Rafael Blanco Belmonte, que la dirigirá hasta el estallido de la guerra civil. En este periodo la politización antirrepublicana se había hecho evidente en sus páginas y en vísperas de las elecciones de febrero de 1936 publicará una serie bajo el epígrafe España y la antiespaña. El 10 de mayo de 1931, el gobierno había incautado el edificio de Prensa Española (Serrano, 61, de Madrid) y suspendida la publicación de Blanco y negro y de ABC, que reaparecen el 4 y el 5 de junio, respectivamente. Tras el golpe de estado del general Sanjurjo, el 10 de agosto de 1932, el gobierno cerró de nuevo ambas publicaciones, junto a otro centenar, reapareciendo la revista, el cuatro de septiembre, y el diario, el 30 de noviembre. Su salida también se verá afectada en marzo de 1934 por una huelga de sus trabajadores de talleres. La primera época de la revista se cierra con su número 2.348, de 19 de julio de 1936, una entrega de 150 páginas, al precio de una peseta. Vuelve a publicarse este título –indicando segunda época- entre el 14 de abril de 1938 y marzo de 1939 (números 2.349-2.369), con el subtítulo “revista quincenal ilustrada”.
     Tras la guerra civil y constituida de nuevo la empresa, Prensa Españolas solicita por vez primera, en 1940, a las autoridades del nuevo régimen la publicación de Blanco y negro, que no será autorizada por la Dirección General de Prensa hasta el seis de marzo de 1957. Publica un número cero, de 132 páginas, en la primavera de ese año, y el 11 de mayo, siguiendo la secuencia interrumpida en julio de 1936, el número 2.349, siendo una entrega de 148 páginas, al precio de 15 pesetas. Su dirección queda ahora en manos del tercer marqués y nieto del fundador, Torcuato Luca de Tena y Brunet (1923-1999), hasta el 23 de enero de 1963, que será sustituido por su hermano, Guillermo Luca de Tena y Brunet (1927-2010), que será su director hasta el ocho de marzo de 1975.
     El primer redactor-jefe de esta segunda etapa de Blanco y negro, es Santiago Arbós Ballesté, que después será director adjunto; y que estará acompañado por los jefes de sección Mercedes Fórmica, Adolfo Prego (después nombrado subdirector) y Manuel Menéndez-Chacón, que más tarde será sustituido por Manuel Adrio; José Francisco Aguirre será su jefe de confección, e Ignacio Carrión llegará a ser jefe de información, y entre sus principales redactores y colaboradores se encontrarán Miguel Fisac, Guillermo Bolín, Leopoldo Panero, Antonio Fernández-Cid y Gregorio Corrochano, entre otros.
     Luis María Ansón Oliart (1935-) será su director desde el 15 de marzo de 1975 hasta el 29 de marzo de 1976; Adolfo Prego, lo será en funciones, desde el 30 de marzo de 1976 al 12 de septiembre de 1978, actuando como subdirectora María Luis Luca de Tena y Brunet (1921-2010), nieta del fundador, quien asume la dirección entre el 13 y el 20 de septiembre de ese último año, siendo relevada a continuación por el sacerdote y periodista José Luis Martín Descalzo (1930-1991). Tras aparecer el número 3.583, el 31 de diciembre de 1980, bajo la dirección de Martín Descalzo, deja de publicarse, y reaparece el seis de marzo de 1988, dirigida por Ansón y como suplemento dominical del diario ABC. Su último número -4.244- se publicará el 29 de octubre de 2000, siendo una entrega de 76 páginas, con la indicación año CIX, bajo la dirección de José Antonio Zarzalejos (1954-). En septiembre de 2001, Prensa España se fusionó con el Grupo Correo (1875), creando la empresa editora Vocento.
     La revista, que ha publicado habitualmente números extraordinarios, como el del 11 de mayo de 1966, con motivo de sus 75 cumpleaños, ha contado también con sus propios suplementos. Es el caso de Gente menuda, que había aparecido como sección infantil de ABC en 1904, como suplemento del sábado del diario a partir del 15 de febrero de 1906, y que lo fue de Blanco y negro entre 1932 y 1936. También, entre 1935 y 1936 será publicado el título Suplemento de Blanco y negro, que también forma parte de esta Hemeroteca Digital. Otros títulos relacionados con esta revista de Prensa Española son: Blanco y negro ¡guay! (1999), Blanco y negro mujer (1999-2000) o Blanco y negro cultural (2002-2005).
     La revista publicó índices correspondientes a los años 1906, 1908, 1910-1914, 1918 y 1920-1934. Entre la abundante bibliografía de referencia sobre este título, resaltamos el trabajo realizado por Francisco Iglesias en 1980 y la tesis doctoral de Federico Ayala Sörenssen, dirigida por Juan Miguel Sánchez Vigil, en 2013.
     Pues bien, en la edición del 4 de septiembre de 1910, aparece a toda página y a tres columnas, una reseña biográfica del torero, el alcalareño Antonio Olmedo y Vázquez "Valentín", en un artículo firmado bajo el seudónimo de Dulzuras, que ocupa las páginas 48 y 49, bajo el epígrafe NOTAS TAURINAS, con el antetítulo ALBUM BIOGRÁFICO, siendo el titular ANTONIO OLMEDO (VALENTÍN), y en ella se menciona a nuestro pueblo, en el quinto de la primera columna, ya en la siguiente página, y que transcribimos literalmente, desde el inicio del artículo:


ALBUM BIOGRÁFICO
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ANTONIO OLMEDO
(VALENTÍN)

     Para hacer carrera en la profesión taurómaca, es necesario que concurran muchas circunstancias, y en cuanto uno de los factores se niega, da al traste con la eficacia de todos los demás.
     Decía Pepe Hillo que para ser tore­ro hacen falta tres condiciones, y son éstas; valor, valor y VALOR. Pero no podemos estar conformes con tal aseveración, aunque afirmemos que sin valor es absolutamente imposible pensar en ejercer la profesión decorosamente.
     Para prosperar en la profesión de torero hace falta valor, valor, suerte y suerte. Con ese equipaje se llega á todo y se consigue aquello que parece menos hacedero, pues en una profesión en la que está continuamente en peligro la vida, si no se tiene suerte, es imposible prosperar.
     No diré que es imposible, pero sí que es muy difícil que salgan con frecuencia diestros con la valentía que tuvo Antonio Olmedo siempre que le vimos junto á los toros. Aquello no era valor solamente; era el más absoluto desprecio al peligro, al que desafiaba constantemente, sin que en los trances más apurados se le viera hacer la más ligera mueca que denotara dolor ó disgusto. Frío é impasible, le veíamos una y otra tarde descolgarse de los cuernos de los toros volver á la cara de nuevo con inflexible voluntad y con una calma que causaba espanto y no gustaba de tan verdad como era.
     Bien administrada aquella temeridad, y dirigidos los pasos del torero por el camino que le llevara  á apren-...
 

...der lo mucho que ignoraba, habría producido sanos frutos y quizá una gloria del toreo que habría ganado tanto dinero como el que más. No se hizo así, y acabó por borrarse una figura que tenía condiciones para no haber caído en el montón en que no deben caer aquellos que tienen algo que se sale de lo vulgar.
     Nadie que viera empezar á Olmedo se figuraría que no iba á llegar arriba, contando siempre con que los toros le respetaran, pues aplicado su valor frío á aprender el difícil ajetreo de los toros, en lugar de derrocharlo insensatamente, pudo producir mejores resultados para él y para la afición, que se vió defraudada donde creyó encontrar un paladín de los que llenan una época del toreo.
     Nació en Alcalá del Río (Sevilla) el día 27 de Julio del año 1874, siendo sus padres Antonio Olmedo y Carmen Vázquez. Aprendió muy á la ligera las primeras letras, y se dedicó á la profesión de desbravador de caballos, en la que estuvo bastante tiem­po. Después se dedicó á las faenas agrícolas; pero no debió parecerle solución definitiva la de destripar terrones, puesto que el hombre pensó en el toreo, suponiendo que le sobraba el preciso valor para tan complicados menesteres.
     Su paisano Antonio Reverte estaba entonces en plena popularidad, pues transcurrían los años 1892 y 1893 cuando al mozo se le despertaron los entusiasmos toreriles. Como en todos los casos parecidos, la primera lucha fué con la oposición de su familia, que, como en todos los casos análogos, no quería que fuese torero el muchacho.
     Saltando por todo, se decidió, y la primera vez que toreó fué en Burguillos, provincia de Sevilla; después lo hizo en Castilblanco y Guillena, tam­bién en la misma provincia, y la primera vez que estoqueó fué el año 1894, en una capea que se celebró en Real de la Jara. Al año siguiente mató en Alcalá del Río un toro de Arribas y en 1896 vistió el traje de luces en Sevilla, en una corrida con toros de D. Felipe Salas, acompaña­do de Cayetano Leal y Guerrerito. Gustó su trabajo y en la misma plaza trabajó aquel año otras tres corridas.
     Ya en 1897 extendió más su vuelo y toreó en plazas tan importantes como las de Valencia, Barcelona y otras, preparando el debut en Madrid que se verificó el día 2 de Febrero de 1898.
     Se lidiaron en aquella corrida seis novillos de Veragua, y le acompañaron Jerezano y Ricardo Torres. En los dos toros ganó dos ovaciones y le sacaron en hombros varios entusiastas espectadores. Sufrió dos cogidas horribles de las que creímos que saldría hecho un guiñapo, pero de ambas se levantó sonriente y sin mirarse la ropa, que la sacó hecha jirones.
     Le repitió la empresa en los días 6 y 13 del mismo mes, con idéntico re­sultado en la primera, y en la segunda sufrió un puntazo en la ingle derecha que no le permitió matar su segundo toro, lo que tuvo que hacer Félix Velasco.
     Algunos calificaron á Antonio Olmedo de suicida, y no era del todo justo el calificativo, pues en algunas cosas se veía un aplomo y serenidad que no son la característica de los suicidas ante los toros.
     Es verdad que algunas veces ocupaba un terreno que no es el que se debe pisar para andar entre los toros, pero todo era perdonable, sobre todo, en esa época en que los toreros empiezan y en la que, sobre todo, se les debe pedir valor, ya que de los valientes se saca todo.
     En cuanto llegó á provincias el eco de sus hazañas en Madrid, le buscaron las empresas y muy pronto figuró justamente al lado de los novilleros mejores, sumando tantos contratos como el que más. . ,
     Las muchas y frecuentes cogidas que sufrió le restaron algo, por aquello de no poder cumplir todos los compromisos que contraía.
     Por una precipitación injustificada, tomó la alternativa en la plaza de Murcia, el 8 de Septiembre de 1900, y le pasó lo que á todos los que ad­quieren el doctorado en plazas que no son de las que dan ó quitan cartel al individuo: que pasó por de pronto desapercibido y apenas se acordó nadie que existía en el mundo tal matador de toros.
     Al año siguiente logró entrar en una combinación extraordinaria en Madrid y confirmó el doctorado de manos de Fuentes, el 20 de Junio de 1901, con ganado de Palha. No fué su trabajo sobresaliente, no se vieron en él los arranques de valor que mostró de novillero y más perdió que otra cosa con torear en la corte en corrida de fuste. Además, en aquellos tiempos estaban recientemente elevados á la categoría de espadas de alternativa los Rafaeles de Córdoba y Ricardo Torres, quienes mostraban en las plazas un deseo de aplausos que borraba todo lo que otros pudieran hacer si no se jugaban el todo por el todo.
     En lugar de avanzar, Valentín retrocedió y tuvo necesidad de buscar en América lo que aquí no le daban, con lo que perdió el contacto con los públicos españoles, hasta el extremo de haber algunos aficionados que ni le conocen siquiera. Por allá sigue, y, aunque vuelva, poco hará á los treinta y seis años de edad.
DULZURAS.

     Leyendo esta noticia que complementa a las entradas Hemeroteca: El torero Antonio Olmedo "Valentín", toreó en Burguillos, según la reseña biográfica aparecida en el semanario "El Enano", editado en mayo de 1906 y Hemeroteca: El torero Antonio Olmedo "Valentín", toreó en Burguillos, según la noticia aparecida en el semanario "El Enano", editado el 29 de mayo de 1898también hay que relacionarla con las fiestas de la Virgen del Rosario, puesto que menciona, que actuó en Burguillos, por lo que sin duda debió ser en las Fiestas de la Virgen del Rosario, como lo han sido todas los fastos taurinos de nuestro pueblo, al menos en tiempos pasados.
     Unas noticia, sin duda, de capital importancia para la Historia de Burguillos, de su Tauromaquia, y de la Hermandad de la Virgen del Rosario, puesto que todos se unen para realzar la historia de nuestro pueblo.

lunes, 11 de agosto de 2025

Documentación: Plano de demarcación de la mina de plomo titulada Forzosa (nº de registro 5.093), sita en el paraje nombrado de Burguillos, Arroyo de Levante, en Bailén (Jaén), de 1902

     Mostramos en Historia de Burguillos el plano de demarcación de la mina de plomo titulada Forzosa (nº de registro 5.093), sita en el paraje nombrado de Burguillos, Arroyo de Levante, de Bailén (Jaén) realizado en 1902 por Benito Cossío Montenegro, Ingeniero; Alberto Herrera y Torres, Alberto, Jefe de distrito; y Dagoberto García López, Auxiliar facultativo, para el Cuerpo Nacional de Ingenieros de Minas, y cuyo título está redactado a partir del contenido del documento.
     Está orientado con el norte verdadero y magnético hacia arriba, representa el relieve con curvas de nivel sin acotar, aparece tramo del arroyo de Levante, delimita el perímetro de la concesión con línea continua en negro, señala estacas y cuadricula su superficie dividiéndola en pertenencias, sitúa punto de partida P, con referencias visuales fijas al manchón O. de la noria de D. Antonio Romero N. 21º 30' E. y al mirador de la casa de D. Dimas Palacios O. 38º 45' N., no recoge concesiones mineras colindantes, está firmado por sus autores, en un manuscrito en papel impreso del Cuerpo Nacional de Ingenieros de Minas.
     Se conserva en buen estado, y cuyo original podemos contemplar en el Archivo Histórico Provincial de Jaén. Legajo 34115.


     Más datos para la historia de Burguillos, en este caso, del paraje del mismo nombre situado en el término municipal de Bailén, en la provincia de Jaén.

lunes, 4 de agosto de 2025

Geografía: El Paraje "Mudapelo"

     Mostramos en Historia de Burguillos una pequeña reseña del paraje Mudapelo, lugar que toma su nombre, sin duda, del Cortijo del mismo nombre, cuya etimología tiene sus orígenes en un lugar en el que los animales cambiarían su pelaje, por lo que debió estar muy relacionado con la ganadería.




     Al paraje Mudapelo se llega tras salir del casco urbano de Burguillos por la calle de las Espigas, tomar por la colada de San Francisco, y tras pasar el Arroyo de la Huerta Abajo, nos encontraremos con el paraje Mudapelo, delimitado al norte por el paraje de La Dehesa, al sur por la carretera A-460, al oeste por el paraje del Acebuchal, y al este por los parajes de San José, y El Junquillo, ambos en el término municipal  de Villaverde del Río,  a unos 3 km. de nuestro pueblo y a una media de 50 y 100 m. de altitud. Señalar que todas las imágenes provienen del Instituto Geográfico Nacional. 
     Finalmente habría que indicar que en el callejero de nuestro pueblo existe la calle Pasaje Mudapelo, que debe en parte su denominación a este paraje burguillero. 


lunes, 28 de julio de 2025

Hemeroteca: La reina de España Victoria Eugenia, en Burguillos, según los periódicos El Heraldo Militar, y La Época, de 15 de marzo de 1910.

     Mostramos en Historia de Burguillos las reseñas que se hacen en los periódicos El Heraldo Militar, y en La Época, sobre la visita que hizo la reina de España, Victoria Eugenia a Burguillos, en las ediciones del día 15 de marzo de 1910, y del que ya publicamos en su día la edición del periódico ABC, titulado: Hemeroteca: La reina de España Victoria Eugenia, en Burguillos, en el ABC de Madrid de 15 de marzo de 1910..


   Es en una crónica de la Visita de los Reyes de España a Sevilla, y en la que la reina de España de ese momento, Victoria Eugenia de Battenberg, visitó nuestro pueblo, y que publiqué en el boletín nº 16 de "Patrona de Burguillos" del año 2010, editado por la Hermandad de la Virgen del Rosario en un artículo que paso a transcribir íntegramente ya que en él se desmenuza perfectamente los artículos referenciados:
   "Buscando en las hemerotecas de distintos periódicos encontré en la del Diario ABC una noticia sorprendente, y creo que desconocida hasta hoy para los burguilleros: y es que la Reina consorte de España, S.A.R. Victoria Eugenia de Battenberg hizo una visita a Burguillos el 14 de marzo de 1910, por lo que este año se cumple el Centenario de tan histórica fecha.
   La noticia viene reflejada en la edición madrileña del Diario ABC del 15 de marzo de 1910, en su página 9 en una crónica titulada "La Corte en Sevilla" firmada por el periodista Telégrafo, a tres columnas, siendo en la central donde encontramos el párrafo referido y que nos interesa a los burguilleros, cerrándose con ello la crónica:
   "Esta tarde visitó el Rey las ruinas de Itálica.
   La Reina llegó hasta el próximo pueblo de Burguillos.
   Un anciano, vecino de dicha localidad, ofreció a la Soberana una torta que llevaba una inscripción que decía "¡Viva el Rey!"".

     Parece sorprendente que no haya quedado constancia de dicho acontecimiento en la memoria de los burguilleros, pues no todos los días se pasea por nuestro pueblo la Reina de España. Con este descubrimiento, que sin duda habrá que ampliar buscando en los periódicos sevillanos de la época para completar dicha crónica, pues no debemos de olvidar que esta noticia está recogida de la edición madrileña del Diario ABC (de la que por cierto os podéis hacer de una copia navegando por internet en la hemeroteca del Diario ABC).
   Pero ¿quién fue la reina que se paseó por nuestro pueblo? La Reina Victoria Eugenia (1887-1969) se convirtió en Reina consorte de España el 31 de mayo de 1906 al casarse con Alfonso XIII de España (fecha de recuerdo agridulce para la pareja real, pues tras el enlace, en el recorrido de la Carroza por las calles madrileños sufrieron un atentado en el que murieron más de 30 personas). Ese 14 de marzo en el que visitaba Burguillos debía lucir orgullosa su cuarto embarazo, que lamentablemente no tuvo un final feliz ya que el niño nació muerto.
   Del escaso texto de apenas siete líneas, podemos deducir que la visita estaría preparada con antelación, puesto que relata la anécdota del burguillero que le ofrece un pastel o tarta con una inscripción alusiva, por lo que hemos de suponer que la visita supondría todo un acontecimiento en el Burguillos de 1910, y en la que no sería muy descabellado el pensar que como todas las personalidades de tan alto rango que han visitado, visitan y visitarán nuestro pueblo, y más en esa época en la que la religión católica era la oficial del Estado español, Su Alteza Real girara una visita a la Parroquia y orase ante la Reina de los burguilleros, encontrándose ambas soberanas frente a frente.
   Consultando a personas mayores y buscando el por qué la Reina de España visitó un pequeñísimo pueblo que apenas alcanzaría los mil habitantes, nos lleva a sugerir la hipótesis de que dicha visita estuviera auspiciada por los Marqueses de Sancha, que entre sus posesiones contaban con el que hasta hace unos años era el Cuartel de la Guardia Civil, teoría que aún está por confirmar.

     Pues además de la constancia de dicha visita por el periódico ABC, hemos podido encontrar otras referencias en dos periódicos más de la época, "El Heraldo Militar", y "La Época", que pasamos a referenciar.

"El Heraldo Militar"; Forma parte de la prensa de carácter militar y espíritu corporativista que se publica en España durante la Restauración, en este caso como “defensor de las escalas de reserva y retirados y gratuitos, e intereses generales del Ejército y Armada”, que mantuvo una violenta campaña contra José López Domínguez (1829-1911) como ministro de la Guerra durante el gobierno sagastino (1892-1895). Aparece el dos de octubre de 1892 con formato de diario, en números de cuatro páginas y a cinco columnas, con una periodicidad que alcanza los diez números mensuales en días fijos.
     Como periódico de opinión en defensa de los intereses de los oficiales no activos del Ejército, inserta principalmente artículos reivindicativos referidos a su situación administrativa, con secciones fijas como Estafeta de un reservista, firmada por Desengaño; Descargas, por Fígaro; Chismografía, Correspondencia de provincias, además de otras de carácter literario o teatral. Ofrece noticias sobre todo relacionadas con sucesos en los que intervienen militares o los conflictos del Ejército español, como son las guerras coloniales del norte de África y Cuba. La correspondencia o cartas de los lectores son también muy asiduas. Deja las últimas planas para la publicación del clásico folletín, espacio que suele ser ocupado también por textos legales, como el del Código de Justicia Militar, y anuncios comerciales, al final.
     Desde finales de 1888 estaba prohibido que los militares españoles fundaran o dirigieran periódicos de carácter político, por lo que se desconoce quienes fundaran o dirigieran El reservista, apareciendo entre sus redactores o colaboradores los nombres, entre otros, de José Muñiz de Quevedo, Luis Gabaldón, José Castro Álvarez, José Sánchez Bregua o Alejandro Larrubiera y Crespo, junto a otros seudónimos como los ya indicados.
     Debió desaparecer o ser suspendido al cabo del año. El número 117, correspondiente al once de octubre de 1893, es el último de su primera época en la colección de la Biblioteca Nacional de España (BNE), y cuando reaparece el 12 de julio de 1894, iniciando nueva secuencia, señala que su lugar en la prensa había sido ocupado, a partir del 14 de febrero de este año, por La unión militar (1894), dirigida por José González Martín, también defensora de las mismas escalas de retirados y reservistas del Ejército y con similar formato. Aunque hay dudas que en ese interin se hubiera editado primero con el título simple de La unión. 
     En su nueva época aparece como su administrador José Rodríguez de Alba, capitán de la Escala de Reserva, y lo hace bajo el subtítulo de “periódico independiente”, para desde abril de 1895 indicar que su director es Antonio Rodríguez Cruzado y siendo su subtítulo “periódico liberal conservador”, expresando también en su cabecera que sigue siendo “defensor de las escalas de reserva y retirados…”, y apareciendo dos veces a la semana.
     El último número de este título en la colección de la BNE corresponde al cuatro de agosto de 1895, pero debió seguir publicándose hasta un año después, siendo sustituido por El heraldo militar, que ya sin el artículo en su cabecera vivió, al menos, hasta finales de 1918.

     En la edición del 15 de marzo de 1910, a cinco columnas, aparece la noticia que nos interesa en la primera columna, en la zona media, bajo el titular Los Reyes en Sevilla, y que pasamos a transcribir literalmente:


Los Reyes en Sevilla
Sevilla 14.
     El Rey ha anunciado al alcalde que mañana le recibirá en audiencia particular.
     Ha marchado á Málaga el general Aldave, que luego seguirá á Ceuta.
***
     El miércoles, definitivamente, regresa la corte á Madrid, donde llegará el jueves por la mañana.
***
     En su paseo de hoy ha llegado el Rey hasta las ruinas de Itálica, y la Reina hasta el pueblo de Burgulllos, en donde fué obsequiada por anciano con una torta, en la que se leía "¡viva el Rey!".

"La Época"; Diario vespertino fundado por Diego Coello y Quesada (182-1897) el uno de abril de 1849, a principios del siglo veinte será ya el decano de la prensa diaria política madrileña, extinguiéndose su vida a escasos días del golpe de Estado de julio de 1936. Será el diario por antonomasia de la monarquía, que se convertirá en prototipo de periódico aristocrático y conservador. Nace, desde una posición moderada, como reacción al semiabsolutismo del ministerio de Juan Bravo Murillo. Evoluciona a una oposición centrista y saluda alborozado el triunfo de 1854 del general Francisco Serrano, pero se mostrará contrario al bienio esparterista. Desde 1856 será el órgano de Unión Liberal, pero se separará de la misma a causa de los acontecimientos de la noche de San Gil, en abril de 1865, para apoyar a los gobiernos del general Ramón María Narváez y de Luis González Bravo, aunque después combatirá a este. Caracterizado por su fidelidad al trono isabelino, aceptará la Gloriosa en 1868 y tras algunas dudas y el fracaso de la candidatura de la nueva monarquía de Antonio María de Orleans, duque de Montpensier, Antonio Cánovas del Castillo lo ganará para la causa alfonsina, convirtiéndose en el estandarte periodístico de la Restauración durante el Sexenio Democrático.
   Ramón de Navarrete había sido el director de su primer número, pero a partir de entonces y hasta 1866 lo dirigirá el propio Coello. Fue entonces cuando su propiedad quedó al completo en manos de su inseparable amigo, Ignacio José Escobar y López Hermosa (1823-1887), que lo dirigirá hasta 1887, quedando definitivamente esta cabecera en manos de su familia. Navarrete, que utiliza los seudónimos Pedro Fernández y Asmodeo, fue quien incorporó en la prensa española a través de La época la “crónica de sociedad” como visitante de los más encopetados salones de la corte. Entre sus numerosos redactores y colaboradores estuvieron Fernando Cos-Gayón, Agustín Aguirre, Pedro Antonio de Alarcón, Ventura de la Vega, Francisco Martínez de la Rosa, Eusebio Blasco, José Bisso, Julio Nombela, Jacobo Rebollo, Manuel María de Santa Ana, Ildefonso Antonio Bermejo, Juan Pérez de Guzmán o Joaquín Madonado Macanaz, quien se encargará de la sección de política interior durante más de treinta años.
   Será un diario de cuatro páginas de gran formato, a tres, cuatro y hasta seis columnas, estabilizándose en las cinco columnas durante la mayor parte de su existencia, y compuesto con tipos diminutos, al estilo de los ya consagrados diarios políticos de noticias, estructuradas en secciones. Ofrecerá las nacionales y extranjeras, las parlamentarias, las oficiales y las del gobierno, revistas de prensa, un boletín comercial y agrícola, con las cotizaciones de bolsa y precios de los productos, editorial y artículos de fondo, notas de espectáculos, especialmente los teatrales, así como anuncios comerciales al final, que a veces ocuparán la última plana. También ofrecerá el ya clásico y cotidiano folletín.
   Su propietario y director conspirará, junto al propio Cánovas, en el golpe militar que el general Arsenio Martínez Campos da en Sagunto el 29 de diciembre de 1874, que abre la Restauración dinástica y, en 1879, el monarca agradecerá los méritos de Escobar distinguiéndole como marqués de Valdeiglesias. La época alcanzará su mayor esplendor y prestigio, precisamente, entre 1875 y 1885, al convertirse en el más cualificado órgano del turnante Partido Conservador y como portavoz de su jefe, Cánovas del Castillo. Aunque las tiradas de este diario nunca serán elevadas y los ejemplares difundidos por suscripción al doble de precio, llegarán a los innumerables casinos y sociedades en manos de los dirigentes locales del partido, destacando en sus páginas las noticias y las crónicas sociales de las clases altas, de sus fiestas y sus veraneos en Biarritz, Santander o San Sebastián, recibiendo el periódico el apelativo de “la vieja señora”.
   Tras el magnicidio de Cánovas, en 1897, y ya en manos del segundo marqués, Alfredo Escobar Ramírez, el diario continuará siempre al lado del jefe del sector mayoritario del Partido Conservador, apoyando a Francisco Silvela y, posteriormente, a Antonio Maura, y tras su crisis de 1913 y un breve titubeo, y durante la primera guerra mundial y siempre con la pretensión de mantener unido al partido, apoyará a Eduardo Dato. Tras el magnicidio de este, en 1921, será el portavoz de José Sánchez Guerra, el hombre de confianza de Maura. Como defensor de una monarquía constitucional y parlamentaria y desde su posición liberal-conservadora, será diario opositor a la dictadura primoriverista, llegando a ser multado y suspendido en abril de 1926.
   Seguirá ofreciendo noticias del partido, crónicas parlamentarias, revistas de prensa extranjera, en concreto de los periódicos franceses, y sus principales editoriales y artículos de fondo serán obra de uno de sus más destacados redactores, Salvador Canals. El segundo marqués, con el seudónimo Mascarilla, se dedicará a las crónicas de sociedad de un diario que sigue destinado a una minoría selecta de aristócratas, financieros, gentes de mundo, políticos y damas de la alta o “buena” sociedad. La crítica literaria y teatral será obra de Andrenio (Eduardo Gómez Baquero) hasta 1921. Durante la primera guerra mundial, Mariano Marfil, que actuará seguidamente, y hasta 1933, como jefe de su redacción y director en efectivo, será el autor de unas impresiones de campaña en un conflicto bélico en el que La época será uno de los periódicos españoles que recibirán subvenciones de las potencias aliadas (Francia e Inglaterra).
   Sucesivamente, sus jefes de redacción habían sido Manuel Tello (1866-1884), el ya citado Andrenio (1884-1893), Jerónimo Bécker (1893-1923) y Francisco Pérez Mateos, conocido como León Roch (1923-1927), y a su redacción pertenecerán una larga nómina de periodistas, como Francisco Fernández Villegas (Zeda), Luis Alfonso Casanova, Rodrigo Soriano, Melchor Fernández Almagro, como crítico teatral; así como Francisco de Ayala, que inicia en sus páginas su carrera periodística y literaria, lo mismo que César González Ruano, y publicará colaboraciones de Emilia Pardo Bazán, entre otras figuras literarias y periodísticas.
   Tras ser proclamada la II República, el diario sigue manteniendo el buen tono entre la “vieja sociedad”, con su severo diseño de páginas inmensas alejadas de estridencias y sensacionalismo, y romo en los alardes fotográficos que había adoptado su más directo competidor desde 1903, el diario ABC de los Luca de Tena.
   A pesar de su monarquismo llegará a librarse de la gran suspensión de periódicos antirrepublicanos con motivo de la sanjurjada de agosto de 1932. Marfil lo llevó a posiciones cercanas de Acción Española y, renegando de su pasado moderantismo y defensa del conservadurismo liberal, a partir de noviembre de 1933 el tercer marqués de Valdeiglesias y marqués de las Marismas del Guadalquivir, José Ignacio Escobar Kirkpatrick, toma las riendas del periódico familiar, asistido por Eugenio Vegas Letapie, hasta 1935, y a continuación por Jorge Vigón. A su redacción siguen perteneciendo entonces, entre otros, Gabriel Briones, Luis Ardila, Xavier de Echarri o Luis Araujo Costa, quien en 1946 publicará la biografía de La época.
   El vetusto diario se reconvierte al viejo tradicionalismo de la monarquía católica, siguiendo las ideas difundidas por el francés Charles Maurras, y como órgano de Renovación Española de José Calvo Sotelo, encuadrada en el Bloque Nacional, acusará como farsa el sufragio universal y de inútil y dañino el parlamentarismo, defenderá el autoritarismo y justificará la insurrección militar. Con motivo del asesinato de Calvo Sotelo, La época publica su último número el 11 de julio de 1936, dos días después quedará suspendida, y tras estallar la guerra civil será incautada. En sus talleres se imprimirá El sindicalista, el periódico del partido socialista de Ángel Pestaña.
- - - 
   En algunas épocas se publicó una edición matutina y una edición vespertina, con diferente numeración, por lo que se pueden encontrar algunos saltos en la colección de Hemeroteca Digital. En estos casos se han incluido ambos ejemplares en el mismo archivo.

   Pues bien, en su edición del martes 15 de marzo de 1910, aparece en una de sus páginas (a cinco columnas) ocupando la parte inferior de la cuarta columna, y superior de la quinta, bajo el título LA CORTE EN SEVILLA, interesándonos el segundo párrafo, bajo el subtítulo El general Aldave.- El paseo de los Reyes, el cual transcribimos literalmente:


La Corte en Sevilla
(DE NUESTRO SERVICIO PARTICULAR)

     El general Aldave. - El paseo de los Reyes.
     Ha marchado á Málaga, donde embarcará para Ceuta, el general Aldave.
     - En su paseo de esta tarde, el Rey llegó hasta las ruinas de Itálica, y la Reina, hasta el pueblo de Burguillos. . .
     Un anciano, vecino de aquella localidad, ofreció á la Soberana una torta que llevaba una inscripción que decía: "¡Viva el Rey!".

lunes, 21 de julio de 2025

Documentación: El Callejero de Burguillos, plano de población, en 1895

     Mostramos en Historia de Burguillos el mapa del Callejero de Burguillos, de la provincia de Sevilla, de 1895, del Instituto Geográfico y Estadístico.
     Firmado en Sevilla por el Topógrafo 1º, comprobado por el Jefe de la 16ª Brigada, y revisado por el Jefe de la Región topográfica. Se encuentra depositado en el Instituto Geográfico Nacional.


     Este documento es, a día de hoy, el plano con más detalle más antiguo de los conservados sobre el callejero de nuestro pueblo, así que es un documento de primera magnitud, para la historia de nuestro pueblo, puesto que podemos comprobar el casco urbano en esas fechas de finales del siglo XIX, en el que apenas había unas pocas calles (Real, Borbollón (actual Portugal), callejón del Pilar (actual Virgen del Valle), La Fuente, cuesta de la Iglesia (actual La Fuente), ...) los caminos de entonces, y la ubicación del Ayuntamiento, y del Cementerio... un auténtico descubrimiento...

lunes, 7 de julio de 2025

Geografía: El Majar de San Cristóbal

     Mostramos en Historia de Burguillos una pequeña reseña del paraje El Majar de San Cristóbal, lugar que toma su nombre, sin duda, de las Majadas, lugar donde se recoge de noche el ganado y se albergan los pastores, y que casi con total seguridad, en tiempos pretéritos perteneció a la Hermandad extinta de San Cristóbal existente en nuestro pueblo a mediados del siglo XVIII, y que se reorganizó en 1972, aprovechando que ayer, 6 de julio (primer domingo del mes de julio), se celebró la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, promovida por la Conferencia Episcopal Española, conmemorando a San Cristóbal, celebrado hasta febrero de 1969 como patrón de los conductores, cuando fue retirado del Martirologio Romano por Pablo VI.
     Al paraje El Majar de San Cristóbal se llega tras salir del casco urbano de Burguillos por la avenida Cruz de la Ermita, en la rotonda de salida hacia Alcalá del Río, tomar el camino que salva el Canal del Viar, y que discurre casi en paralelo con el Arroyo Paso de la Villa, y a unos 500 metros ya llegamos al paraje "El Majar de San Cristóbal", que se encuentra a la izquierda, delimitado al norte por el Canal del Viar y su camino de servicio; al este por el camino que lleva a Esquivel; al sur, el paraje "Pasada de la Villa; y al oeste, por el camino que lleva al propio paraje, en paralelo al Arroyo Paso de la Villa; estando a menos de 1 km. de nuestro pueblo y a una media de 30 y 40 m. de altitud. Señalar que todas las imágenes provienen del Instituto Geográfico Nacional.


Conozcamos mejor la Leyenda, Culto e Iconografía de San Cristóbal, imagen reseñada en esta entrada; 
LEYENDA
   Santo fabuloso cuya leyenda no se remonta más allá del siglo XI y es sólo el desarrollo de su nombre Cristóforo, que en griego significa «Porta Cristo". Originalmente, esa expresión se comprendía de manera espiritual: aquel que lleva a Cristo en su corazón. Luego se lo tomó en sentido material.
   Su nombre verdadero habría sido Auferus (bandolero), o Reprobus (maldito, réprobo). Fue en ocasión de su conversión que habría sido bautizado Cristóforo.
   Los Hechos gnósticos de San Bartolomé, compuestos en el siglo VI, hablan de un cierto Christianus cynocephalus et anthropophagus que habría sido convertido por el apóstol. Por ello, a veces le ponen una cabeza de perro.
   Según la tradición popularizada en el siglo XIII por la Leyenda Dorada, el hombre que había llevado a Cristo sobre los hombros sólo podía ser un gigante. Orgulloso de su fuerza, sólo accedió a servir al rey más poderoso del universo. Se puso al servicio de un monarca, pero al advertir que éste tenía miedo al diablo, lo abandonó para servir a Satán. Decepcionado una vez más, puesto que la vista de una cruz en un cruce de caminos bastó para derrotar al diablo; y aconsejado por un ermitaño, se comprometió a servir a Cristo, y para complacer a éste, se dedicó a ayudar a viajeros y peregrinos en el paso de un río peligroso.
   Una tarde se oyó llamar por un niño, quien le pidió que lo cargase sobre lo hombros; pero su carga se volvía cada vez más pesada, tanto, que el gigante debió apoyarse sobre el tronco de un árbol que estuvo a punto de romperse. Llegó con dificultad a la orilla opuesta, donde un ermitaño lo guió con una linterna. Entonces el niño misterioso se dio a conocer como Cristo, soberano del cielo y de la tierra. Para probárselo, le dijo a Cristóbal que plantara su cayado en la tierra, que enseguida se convirtió en una palmera datilera cargada de frutos.
   En el Niño Jesús el gigante reconoció a su amo.
   La leyenda del vado no bastó a los hagiógrafos quienes, además, copiaron del repertorio de anécdotas usuales: el gigante fue encerrado con dos bellas cortesanas, Nicea y Aquilina, encargadas de hacerlo volver al culto de los ídolos. Pero ocurrió lo contrario, las seductoras se dejaron seducir y derribaron la estatua de Júpiter, y ambas fueron conducidas al martirio. Después de haber encajado un casco calentado al rojo, Cristóbal fue atado a un árbol ante cuatrocientos arqueros cuyas flechas se debilitaron al llegar al blanco (sine ictu), o invirtieron milagrosamente su trayectoria, contra los verdugos que las dispararan. Una de ellas dio en el ojo del emperador que presidía el suplicio.
   En estas pueriles invenciones se reconoce fácilmente una copia del martirio de San Sebastián y de los santos médicos Cosme y Damián.



CULTO
   Probado desde 450 por una inscripción griega de Asia Menor, en el siglo V el culto de San Cristóbal se difundió en Constantinopla y en Sicilia.
   La popularidad de este Hércules cristiano tiene los mismos fundamentos que el [de] santa Bárbara: se lo creía protector contra una de las desgracias más temidas de la Edad Media, la muerte súbita sin confesión, que se llamaba mala muerte. Según la creencia popular, bastaba con mirar la imagen de San Cristóbal para estar durante todo el día a salvo de ese peligro.
   Esta superstición está probada por muchos refranes en latín y en francés:
          Christophorum videas 
          Postea tutus eas.
   Y, además:
          Christophori sancti speciem quicumque tuetur 
          Ista nempe die non morte mala morietur.
          Cristofori faciem die quacumque tueris.
          Ila nempe die morte mala non morieris. 
          Vigilate quia nescitis diem neque horam.
   Y para aquellos que no comprendían el latín: Regarde Saint Christophe, puis va-t-en rassuré. (Observa  a San Cristóbal, luego vete seguro.)
   Esta recomendación tenía forma de dístico mnemotécnico:
          Quand du grand Saint Christophe on a vu le portrait, 
          De la mort, ce jour là, on ne craint plus le trait.
          (Si del gran San Cristobal hemos visto el retrato 
          Ese día  la muerte no ha de darnos mal rato.)
   O bien:
          Glorieux Saint Christohpe, au matin te voyant, 
          Sans crainte d 'aucun mal, on se couche en riant. 
          (Glorioso San Cristóbal viéndote a la mañana
          Sin mal, riendo, a la noche nos vamos a la cama.)
   Ello explica el prodigioso número de imágenes gigantescas de San Cristóbal, pintadas o esculpidas, puestas en las fachadas y entradas de las iglesias, o, como en Berna, sobre las puertas de las ciudades. Era necesario que estuviesen a la vista tanto como fuese posible, y que en consecuencia, fueran de grandes dimensiones para que los fieles no perdieran tiempo buscándola en una capilla oscura. Esas imágenes preventivas o apotropaicas, resultarían innumerables si no hubiesen sido sistemáticamente destruidas después de la Reforma y del concilio de Trento.
   En Saint Junien, Limousin, hay un fresco románico que representa al santo en el brazo norte del transepto, a la entrada de la escalera que conduce a la Linterna de los muertos.
   Como San Cristóbal protegía de la muerte súbita, se lo invocaba también contra la peste. Se contaba entre los santos antipestosos, junto a San Sebastián, San Antonio y San Roque.
   Por eso en Alemania cuenta en la cohorte de los Catorce Intercesores.
   Se recurría a él contra el mal de ojo, porque una de las flechas disparadas en su contra se volvió contra el ojo del rey que lo condenara a muerte.
   También curaba las enfermedades más benignas: dolor de muelas y el panadizo.
   Hacía encontrar tesoros ocultos a quienes lo invocaban.
   Numerosas corporaciones o profesiones vindicaban su patronazgo por diversos motivos.
   1. Todos los oficios que exponían a quienes los practicaban al riesgo de la muerte súbita: en la Edad Media, los arcabuceros, en la actualidad los montañeros, automovilistas y aviadores.
   2. A causa de su gigantesca talla y de su fuerza hercúlea, Cristóbal es el patrón de los atletas, de los mozos de cuerda (facchini), de los cargadores de mercado, de los cargadores de trigo.
   3. Y por su oficio, es patrón de los pasadores, y también de los viajeros y de los peregrinos que en la Edad Media, a falta de puentes, solían vadear los ríos.
   4. En conmemoración del tronco de árbol vivo sobre el que se apoyó, es patrón de los jardineros y de los encargados de viveros y se lo invoca para la protección de los árboles frutales.
   Pese a tan numerosos patronazgos. hay pocas iglesias puestas bajo su advocación.
   Su popularidad decayó rápidamente a partir del siglo XV. Erasmo tomó partido en su contra en Enchiridon militis christiani y en su Encomium Moriae (Erasmo se burla de la ingenuidad de los tontos que se creen a cubierto de todo accidente durante la jornada, cuando se han persignado devotamente ante una imagen pintada o tallada de ese Polifemo cristiano. Para los humanistas, la devoción a San Cristóbal pertenece a la categoría de superstitiosus imaginum cultus). Ha sido víctima de la Reforma y de la Contrarreforma al mismo tiempo. El gran San Cristóbal de la puerta de Berna fue disfrazado de Goliat por los protestantes. El clero católico de los siglos XVII y XVIII, que encontraba al buen gigante comprometedor y un poco ridículo, lo hizo desaparecer de las iglesias. El muy reciente patronazgo de los automovilistas, de quienes se ha convertido en la mascota, le ha procurado un renuevo de popularidad. Uno de los principales centros de su culto es Saint Christophe le Jajolais (Sarthe). En el barrio parisino de Javel, donde se encuentra la fábrica de automóviles Citroën, hay una iglesia puesta bajo su advocación.



ICONOGRAFÍA
   A pesar de todo, la iconografía de San Cristóbal sigue siendo muy rica. Es mucho más tardía que su culto, y comienza en el siglo X.
   Su tipo iconográfico no es fijo y uniforme como el de la mayoría de los santos, y comporta tres variantes:
1. El tipo barbudo
   Igual que Cristo, Cristóbal está representado ya barbudo, ya imberbe. El tipo barbudo es el más frecuente.
2. El tipo imberbe
   No obstante a veces el santo está rejuvenecido y aparece con los rasgos de un joven imberbe. Pueden citarse ejemplos tanto en el arte italiano (Cesare da Sesto, Bueno da Ferrara) como en el germánico (retablo de Käfermakt).
3. El tipo cinocéfalo
   Un tipo más infrecuente en Occidente es San Cristóbal con cabeza de perro, cuya nariz se alarga en hocico, y tiene orejas puntiagudas y lengua colgante. Se han propuesto numerosas explicaciones para esta singularidad. Los comparatistas sostuvieron que esa cabeza de perro se había copiado de las representaciones del dios egipcio Anubis. San Cristóbal sería Anubis cristianizado.
   Según otra hipótesis, el origen de ese tema debe buscarse en las leyendas asiáticas popularizadas por el Fisiólogo y los Bestiarios, acerca de una raza fabulosa de cinocéfalos que se situaba en los confines del mundo habitado. En las Pentecostés armenias, un personaje con cabeza de perro simboliza a los pueblos que acuden desde los confines del mundo para oír la palabra del Evangelio. En el tímpano de Vézelay se encuentra un eco de esta tradición. La tercera explicación es que en los martirologios antiguos, san Cristóbal se consideraba salido de una familia cananea (genere cananeo), que los copistas transformaron por el cambio de «a» en «i», en canineo (genere canineo). No hacía falta más para difundir la creencia en un gigante con cabeza de perro. No obstante, esta hipótesis sostenida por Künstle choca contra una objeción que al menos debió discutir, y es que casi todas las representaciones de San Cristóbal cinocéfalo pertenecen al arte cristiano de Oriente, es decir, al mundo griego, y que la confusión entre cananeo y canineo sólo pudo producirse en Occidente, donde la lengua litúrgica era el latín. 
   Debe observarse que la cananea que ruega a Cristo la curación de su hija, también tiene un perro como atributo o armas parlantes.
   Por último, los evangelistas, quienes suelen ser representados en los manuscritos con las cabezas de los animales que son sus símbolos -águila, león, buey- han podido servir de modelos.
   En el arte oriental, el cinocéfalo suele estar representado con coraza y lanza empuñada. En Occidente, lo que ante todo lo caracteriza, además de su estatura de gigante, es la actitud de Cristóforo: lleva al Niño Jesús sentado o a horcajadas de sus hombros robustos. Aquí se ha sospechado la adaptación cristiana de un tema pagano: Atlas sosteniendo el mundo, o más posiblemente, Heracles llevando al niño Eros. Para los antiguos, la famosa estatua de Lisipo, popularizada por las gemas talladas y camafeos, evocaba la idea de la sumisión al Amor de los hombres más fuertes: Omnia vincit Amor. Los cristianos se habrían apropiado el tema limitándose a cambiar su significado, reemplazando al niño Eros por el Niño Jesús, y la maza de Hércules por un árbol que verdece.
   Ese bastón foliado es el atributo usual de san Cristóbal.
4. Evolución del tipo
   El tipo de San Cristóbal no ha permanecido inmutable.
   En las realizaciones más antiguas, el Porta Cristo está representado inmóvil, en posición frontal. El Cristo a quien sirve de soporte no es un niño sino un adulto, barbudo, en Majestad.
   A partir del siglo XIV, por el contrario, el hieratismo primitivo cedió cada vez más al gusto por lo pictórico. El santo está representado en marcha, avanzando penosamente en el agua del río que le llega a la mitad de las piernas, y curvado bajo la carga. Está vestido como un simple pasador, con las piernas desnudas y un turbante o cinta en la cabeza. En cuanto a Cristo, ya no es más un hombre, sino un niño pequeño vestido con una camiseta o completamente desnudo, ya sentado sobre el hombro del gigante, ya a horcajadas sobre su nuca.
   El bastón donde se apoya  el gigantesco mozo de cuerda se convierte en el tronco de un árbol sin ramas, la mayoría de las veces, una palmera, tal vez en alusión a la palma del martirio.
   El lecho del torrente está poblado de peces o sirenas, aunque esas encantadoras, antes marítimas que fluviales, no suelan remontar los cursos de los ríos en compañía de los salmones, sábalos y lampreas.
Escenas
Los tres vasallajes de San Cristóbal
San Cristóbal con el Niño Jesús en los hombros

   A diferencia de otros santos pasadores, por ejemplo San Julián, Cristóbal lleva los viajeros de una orilla a otra, sin emplear barcaza ni barca .
   El tema del Christusträger, creado a mediados del siglo XII, comporta numerosas variantes.
   En la xilografía en camafeo de Lucas Cranach (1506), el gigante cruza el río, reducido al ancho de un hilo de agua, de un paso. Esta imagen ingenua es frecuente en el arte popular.
   Una xilografía de Albrecht Altdorfer (1521), representa a san Cristóbal sentado al pie de un árbol, a orillas del río, interpelado por un niño que le pide que lo haga pasar y se dispone a trepar a su espalda.
   Pero casi siempre el gigante se yergue de pie en medio del río, con el Niño Jesús pesándole sobre los hombros. Pero se mantiene erguido a pesar de la carga sobrehumana.
   Más tarde, los artistas se esforzaron para volver visible el peso sobrenatural del Niño Jesús, representando a Cristóbal agobiado, con la espalda inclinada, como el Atlas antiguo, apoyándose con todas sus fuerzas sobre el tronco de un árbol que se dobla o quiebra. Tiene las venas hinchadas por el esfuerzo que lo agota. A veces se apoya con las dos manos sobre el árbol vivo que le sirve de bastón.
   En un dibujo de Altdorfer, el gigante llega a perder el equilibrio y cae de espaldas al río antes de alcanzar la orilla.
   Observemos, a título de curiosidades, una xilografía (Schrotblatt) señalada en el Manual de Schreiber, donde San Cristóbal pasa el vado a caballo, y una vidriera inglesa del siglo XV donde el Niño Jesús bautiza a su portador echando agua sobre su cabeza con un cántaro.
   En un fresco románico de la catedral de Bonn, Jesús, a quien San Cristóbal lleva sobre los hombros, tiene la estatura de un niño pero el rostro de un adulto barbudo.
   El tronco del árbol que sirve de apoyo al gigante está ya podado, ya con ramas y hojas. En el lecho del río nadan peces, cisnes, y hasta delfines y náyades. Sobre la orilla opuesta, junto a una capilla, siempre se ve a un ermitaño que tiene una antorcha o una linterna encendida para iluminar al pasador. Es el medio habitual que emplean los artistas primitivos para indicar que la escena ocurre durante la noche.
El martirio de San Cristóbal
   Esta serie de escenas triviales fueron tratadas con mucha menos frecuencia que el Paso del vado. El tema de las flechas que invierten su vuelo y revientan el ojo del juez o del verdugo, está copiada de las leyendas de los santos Cosme y Damián; la del cadáver arrastrado por las calles de la ciudad, de las leyendas de San Jorge y de san Marcos.
     El cadáver de San Cristóbal arrastrado por las calles (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).


lunes, 23 de junio de 2025

Hemeroteca: El Burguillos de 1910 en el "Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración..." editado en Madrid por Carlos Bailly-Baillière.

     Mostramos en "Historia de Burguillos" los datos recogidos en el "Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración, ó Directorio de más de un millón de señas de España, sus Colonias, Cuba, Puerto-Rico y Filipinas, Estados Hispano-Americanos y Portugal", editado en 1910 por Carlos Bailly-Bailliere, y que se encuentra en la Biblioteca Nacional de España. Es una publicación anual que comienza a editar en 1879 Carlos Bailly-Baillière, entonces librero de la Universidad Central, de Madrid, del Congreso de los Diputados y de la Academia de Jurisprudencia y Legislación, en el que se ofrece en torno -según señala- a 1.000.000 de señas de las personas que integran la instituciones de las Administraciones Públicas (Casa Real y sus empleados, Cortes, ministerios, cuerpo diplomático, etc.) y de cualesquiera que tuviera un oficio o profesión (abogados, arquitectos, notarios, médicos, marmolistas, boteros, libreros, impresores, fotógrafos, carpinteros, etc.) o fuera propietario de un comercio, industria o fábrica, o ejerciera un servicio público, tanto de Madrid y resto de provincias, como de las posesiones españolas de Ultramar y de los Estados hispano-americanos.
     Estructurado por provincias, partidos judiciales y localidades (en el caso de España, comienza por Madrid, y ofrece el listado por calles), colonias o estados, al comienzo de cada epígrafe ofrece una breve información general (número de habitantes, listado de sus parlamentarios, etc.). También da cuenta de centros culturales, casinos, periódicos o colegios.
     Es una publicación al estilo de otras que se publican en Europa y, según su editor, sigue el mismo plan del francés Annuaire-almanach, de Diderot-Bottin. Llega a superar las dos mil páginas, incluye al principio un calendario y ofrece diversos índices alfabéticos por nombre de personas y de lugares (nomenclátor) y por profesiones, además del de los numerosos anunciantes (profesionales, industrias, comercios), cuya publicidad va inserta al final de cada volumen y está acompañada, en muchas ocasiones, de grabados de productos, maquinaria, objetos de consumo o de edificios de las empresas y fábricas. También da información de las tarifas arancelarias aduaneras o las de los transportes.
     Para su confección cuenta con corresponsales en las capitales de provincia y en los diferentes países, y el editor compila también los extensísimos datos que le llegan por otras fuentes, como son las consulares, las de las autoridades de las propias Administraciones (secretarios de ayuntamientos) y los que les remiten los propios profesionales, comerciantes e industriales. A partir de 1881, la publicación pierde la palabra "almanaque" y sigue publicándose hasta 1911, bajo la cabecera Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración.
     Pues bien, en su página 3498, encontramos a cuatro columnas la referencia dedicada a nuestro pueblo, dentro del capítulo dedicado a Sevilla y su provincia, entre los pueblos, ayuntamientos y agregados del partido judicial de Sevilla, concretamente en la segunda columna (parte superior), que pasamos a transcribir literalmente, completando entre corchetes la explicación de las abreviaturas:


    BURGUILLOS. - V. [Villa] con Ay. [Ayuntamiento] de 678 h. [habitantes], á 20 k. [kilómetros] de Sevilla. - Produce cereales, aceite y naranjas, y se crían ganados de todas clases. - Ct. á la capital.- La est. más próxima Brenes, á 7 k.- F. m. el primer domingo de octubre. - L.- (40).
Alcalde. - Cruz (Manuel).
Secretario. - García de Osorio (Joaquín).
Juez municipal. - Rodríguez (Jesús).
Fiscal. - Pérez (Francisco).
Secretario. - García de Osorio (Joaquín).
Párroco. - Tinoco (Antonio).
Instrucción pública. - Profesor, FRANCO Barrera (José). - Profesora, Navarro y Grande (Rosario).
Aceite de oliva (Cosecheros de).- Blanca (José).- Medina (José).- Pérez (Francisco).- Ternero (Enrique).- Vázquez (Manuel).
Aceite de oliva (Molinos de). - Blanca (José).- Medina (José).- Ternero (Enrique).
Carros de transporte.- Delgado (Juan). 
Casinos.- García (José). - Guerra (Manuel)
Cereales (Tratantes en). - Fernández (Manuel).- Giráldez (Ventura).- Olmedo (Aurelio).- Pérez (M.).
Crin vegetal (Fábrica de). - López (Manuel).
Ganaderos.- Abad (Antonio). - Brenes (Antonio).- Vázquez (Ignacio). - Vázquez (Joaquín).- Vázquez Armero (Manuel).- Vázquez Rodríguez (Manuel).
Ganados (tratantes en). - Gadea (Antonio).- Martín (Manuel).- Rodríguez (Antonio).- Rosa (Joaquín).- Rosa (José).
Huéspedes (Casa de). - Fernández (Manuel).
Médico. - Morales (Cándido).
Naranjos (Cosecheros y exportadores de). - Abad (Antonio).- Cuesta (José).- Fernández (Manuel).- Gómez (Manuel).- Olmedo (Aurelio).- Pérez (Francisco).- Pérez (Manuel).- Sánchez (Jerónimo).
Parador y mesón. - Pinto (F.).
Principales contribuyentes. - Vázquez (Joaquín).- Vázquez (Manuel).
Tejidos. - Olmedo (Clemente).
Vinos (Cosechero de). - Benjumea (Miguel).

     En este año de 1910, El Anuario es prácticamente igual con respecto a los anteriores conservados, desde 1906, y además un rato revelador... sigue apareciendo el primer domingo de octubre como la fiesta mayor de Burguillos (por supuesto en honor a la Virgen del Rosario).