Mostramos en Historia de Burguillos las reseñas que se hacen en los periódicos El Heraldo Militar, y en La Época, sobre la visita que hizo la reina de España, Victoria Eugenia a Burguillos, en las ediciones del día 15 de marzo de 1910, y del que ya publicamos en su día la edición del periódico ABC, titulado: Hemeroteca: La reina de España Victoria Eugenia, en Burguillos, en el ABC de Madrid de 15 de marzo de 1910..
Es en una crónica de la Visita de los Reyes de España a Sevilla, y en la que la reina de España de ese momento, Victoria Eugenia de Battenberg, visitó nuestro pueblo, y que publiqué en el boletín nº 16 de "Patrona de Burguillos" del año 2010, editado por la Hermandad de la Virgen del Rosario en un artículo que paso a transcribir íntegramente ya que en él se desmenuza perfectamente los artículos referenciados:
"Buscando en las hemerotecas de distintos periódicos encontré en la del Diario ABC una noticia sorprendente, y creo que desconocida hasta hoy para los burguilleros: y es que la Reina consorte de España, S.A.R. Victoria Eugenia de Battenberg hizo una visita a Burguillos el 14 de marzo de 1910, por lo que este año se cumple el Centenario de tan histórica fecha.
La noticia viene reflejada en la edición madrileña del Diario ABC del 15 de marzo de 1910, en su página 9 en una crónica titulada "La Corte en Sevilla" firmada por el periodista Telégrafo, a tres columnas, siendo en la central donde encontramos el párrafo referido y que nos interesa a los burguilleros, cerrándose con ello la crónica:
"Esta tarde visitó el Rey las ruinas de Itálica.
La Reina llegó hasta el próximo pueblo de Burguillos.
Un anciano, vecino de dicha localidad, ofreció a la Soberana una torta que llevaba una inscripción que decía "¡Viva el Rey!"".
Parece sorprendente que no haya quedado constancia de dicho acontecimiento en la memoria de los burguilleros, pues no todos los días se pasea por nuestro pueblo la Reina de España. Con este descubrimiento, que sin duda habrá que ampliar buscando en los periódicos sevillanos de la época para completar dicha crónica, pues no debemos de olvidar que esta noticia está recogida de la edición madrileña del Diario ABC (de la que por cierto os podéis hacer de una copia navegando por internet en la hemeroteca del Diario ABC).
Pero ¿quién fue la reina que se paseó por nuestro pueblo? La Reina Victoria Eugenia (1887-1969) se convirtió en Reina consorte de España el 31 de mayo de 1906 al casarse con Alfonso XIII de España (fecha de recuerdo agridulce para la pareja real, pues tras el enlace, en el recorrido de la Carroza por las calles madrileños sufrieron un atentado en el que murieron más de 30 personas). Ese 14 de marzo en el que visitaba Burguillos debía lucir orgullosa su cuarto embarazo, que lamentablemente no tuvo un final feliz ya que el niño nació muerto.
Del escaso texto de apenas siete líneas, podemos deducir que la visita estaría preparada con antelación, puesto que relata la anécdota del burguillero que le ofrece un pastel o tarta con una inscripción alusiva, por lo que hemos de suponer que la visita supondría todo un acontecimiento en el Burguillos de 1910, y en la que no sería muy descabellado el pensar que como todas las personalidades de tan alto rango que han visitado, visitan y visitarán nuestro pueblo, y más en esa época en la que la religión católica era la oficial del Estado español, Su Alteza Real girara una visita a la Parroquia y orase ante la Reina de los burguilleros, encontrándose ambas soberanas frente a frente.
Consultando a personas mayores y buscando el por qué la Reina de España visitó un pequeñísimo pueblo que apenas alcanzaría los mil habitantes, nos lleva a sugerir la hipótesis de que dicha visita estuviera auspiciada por los Marqueses de Sancha, que entre sus posesiones contaban con el que hasta hace unos años era el Cuartel de la Guardia Civil, teoría que aún está por confirmar.
Pues además de la constancia de dicha visita por el periódico ABC, hemos podido encontrar otras referencias en dos periódicos más de la época, "El Heraldo Militar", y "La Época", que pasamos a referenciar.
"El Heraldo Militar"; Forma parte de la prensa de carácter militar y espíritu corporativista que se publica en España durante la Restauración, en este caso como “defensor de las escalas de reserva y retirados y gratuitos, e intereses generales del Ejército y Armada”, que mantuvo una violenta campaña contra José López Domínguez (1829-1911) como ministro de la Guerra durante el gobierno sagastino (1892-1895). Aparece el dos de octubre de 1892 con formato de diario, en números de cuatro páginas y a cinco columnas, con una periodicidad que alcanza los diez números mensuales en días fijos.
Como periódico de opinión en defensa de los intereses de los oficiales no activos del Ejército, inserta principalmente artículos reivindicativos referidos a su situación administrativa, con secciones fijas como Estafeta de un reservista, firmada por Desengaño; Descargas, por Fígaro; Chismografía, Correspondencia de provincias, además de otras de carácter literario o teatral. Ofrece noticias sobre todo relacionadas con sucesos en los que intervienen militares o los conflictos del Ejército español, como son las guerras coloniales del norte de África y Cuba. La correspondencia o cartas de los lectores son también muy asiduas. Deja las últimas planas para la publicación del clásico folletín, espacio que suele ser ocupado también por textos legales, como el del Código de Justicia Militar, y anuncios comerciales, al final.
Desde finales de 1888 estaba prohibido que los militares españoles fundaran o dirigieran periódicos de carácter político, por lo que se desconoce quienes fundaran o dirigieran El reservista, apareciendo entre sus redactores o colaboradores los nombres, entre otros, de José Muñiz de Quevedo, Luis Gabaldón, José Castro Álvarez, José Sánchez Bregua o Alejandro Larrubiera y Crespo, junto a otros seudónimos como los ya indicados.
Debió desaparecer o ser suspendido al cabo del año. El número 117, correspondiente al once de octubre de 1893, es el último de su primera época en la colección de la Biblioteca Nacional de España (BNE), y cuando reaparece el 12 de julio de 1894, iniciando nueva secuencia, señala que su lugar en la prensa había sido ocupado, a partir del 14 de febrero de este año, por La unión militar (1894), dirigida por José González Martín, también defensora de las mismas escalas de retirados y reservistas del Ejército y con similar formato. Aunque hay dudas que en ese interin se hubiera editado primero con el título simple de La unión.
En su nueva época aparece como su administrador José Rodríguez de Alba, capitán de la Escala de Reserva, y lo hace bajo el subtítulo de “periódico independiente”, para desde abril de 1895 indicar que su director es Antonio Rodríguez Cruzado y siendo su subtítulo “periódico liberal conservador”, expresando también en su cabecera que sigue siendo “defensor de las escalas de reserva y retirados…”, y apareciendo dos veces a la semana.
El último número de este título en la colección de la BNE corresponde al cuatro de agosto de 1895, pero debió seguir publicándose hasta un año después, siendo sustituido por El heraldo militar, que ya sin el artículo en su cabecera vivió, al menos, hasta finales de 1918.
En la edición del 15 de marzo de 1910, a cinco columnas, aparece la noticia que nos interesa en la primera columna, en la zona media, bajo el titular Los Reyes en Sevilla, y que pasamos a transcribir literalmente:
Los Reyes en Sevilla
Sevilla 14.
El Rey ha anunciado al alcalde que mañana le recibirá en audiencia particular.
Ha marchado á Málaga el general Aldave, que luego seguirá á Ceuta.
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El miércoles, definitivamente, regresa la corte á Madrid, donde llegará el jueves por la mañana.
***
En su paseo de hoy ha llegado el Rey hasta las ruinas de Itálica, y la Reina hasta el pueblo de Burgulllos, en donde fué obsequiada por anciano con una torta, en la que se leía "¡viva el Rey!".
"La Época"; Diario vespertino fundado por Diego Coello y Quesada (182-1897) el uno de abril de 1849, a principios del siglo veinte será ya el decano de la prensa diaria política madrileña, extinguiéndose su vida a escasos días del golpe de Estado de julio de 1936. Será el diario por antonomasia de la monarquía, que se convertirá en prototipo de periódico aristocrático y conservador. Nace, desde una posición moderada, como reacción al semiabsolutismo del ministerio de Juan Bravo Murillo. Evoluciona a una oposición centrista y saluda alborozado el triunfo de 1854 del general Francisco Serrano, pero se mostrará contrario al bienio esparterista. Desde 1856 será el órgano de Unión Liberal, pero se separará de la misma a causa de los acontecimientos de la noche de San Gil, en abril de 1865, para apoyar a los gobiernos del general Ramón María Narváez y de Luis González Bravo, aunque después combatirá a este. Caracterizado por su fidelidad al trono isabelino, aceptará la Gloriosa en 1868 y tras algunas dudas y el fracaso de la candidatura de la nueva monarquía de Antonio María de Orleans, duque de Montpensier, Antonio Cánovas del Castillo lo ganará para la causa alfonsina, convirtiéndose en el estandarte periodístico de la Restauración durante el Sexenio Democrático.
Ramón de Navarrete había sido el director de su primer número, pero a partir de entonces y hasta 1866 lo dirigirá el propio Coello. Fue entonces cuando su propiedad quedó al completo en manos de su inseparable amigo, Ignacio José Escobar y López Hermosa (1823-1887), que lo dirigirá hasta 1887, quedando definitivamente esta cabecera en manos de su familia. Navarrete, que utiliza los seudónimos Pedro Fernández y Asmodeo, fue quien incorporó en la prensa española a través de La época la “crónica de sociedad” como visitante de los más encopetados salones de la corte. Entre sus numerosos redactores y colaboradores estuvieron Fernando Cos-Gayón, Agustín Aguirre, Pedro Antonio de Alarcón, Ventura de la Vega, Francisco Martínez de la Rosa, Eusebio Blasco, José Bisso, Julio Nombela, Jacobo Rebollo, Manuel María de Santa Ana, Ildefonso Antonio Bermejo, Juan Pérez de Guzmán o Joaquín Madonado Macanaz, quien se encargará de la sección de política interior durante más de treinta años.
Será un diario de cuatro páginas de gran formato, a tres, cuatro y hasta seis columnas, estabilizándose en las cinco columnas durante la mayor parte de su existencia, y compuesto con tipos diminutos, al estilo de los ya consagrados diarios políticos de noticias, estructuradas en secciones. Ofrecerá las nacionales y extranjeras, las parlamentarias, las oficiales y las del gobierno, revistas de prensa, un boletín comercial y agrícola, con las cotizaciones de bolsa y precios de los productos, editorial y artículos de fondo, notas de espectáculos, especialmente los teatrales, así como anuncios comerciales al final, que a veces ocuparán la última plana. También ofrecerá el ya clásico y cotidiano folletín.
Su propietario y director conspirará, junto al propio Cánovas, en el golpe militar que el general Arsenio Martínez Campos da en Sagunto el 29 de diciembre de 1874, que abre la Restauración dinástica y, en 1879, el monarca agradecerá los méritos de Escobar distinguiéndole como marqués de Valdeiglesias. La época alcanzará su mayor esplendor y prestigio, precisamente, entre 1875 y 1885, al convertirse en el más cualificado órgano del turnante Partido Conservador y como portavoz de su jefe, Cánovas del Castillo. Aunque las tiradas de este diario nunca serán elevadas y los ejemplares difundidos por suscripción al doble de precio, llegarán a los innumerables casinos y sociedades en manos de los dirigentes locales del partido, destacando en sus páginas las noticias y las crónicas sociales de las clases altas, de sus fiestas y sus veraneos en Biarritz, Santander o San Sebastián, recibiendo el periódico el apelativo de “la vieja señora”.
Tras el magnicidio de Cánovas, en 1897, y ya en manos del segundo marqués, Alfredo Escobar Ramírez, el diario continuará siempre al lado del jefe del sector mayoritario del Partido Conservador, apoyando a Francisco Silvela y, posteriormente, a Antonio Maura, y tras su crisis de 1913 y un breve titubeo, y durante la primera guerra mundial y siempre con la pretensión de mantener unido al partido, apoyará a Eduardo Dato. Tras el magnicidio de este, en 1921, será el portavoz de José Sánchez Guerra, el hombre de confianza de Maura. Como defensor de una monarquía constitucional y parlamentaria y desde su posición liberal-conservadora, será diario opositor a la dictadura primoriverista, llegando a ser multado y suspendido en abril de 1926.
Seguirá ofreciendo noticias del partido, crónicas parlamentarias, revistas de prensa extranjera, en concreto de los periódicos franceses, y sus principales editoriales y artículos de fondo serán obra de uno de sus más destacados redactores, Salvador Canals. El segundo marqués, con el seudónimo Mascarilla, se dedicará a las crónicas de sociedad de un diario que sigue destinado a una minoría selecta de aristócratas, financieros, gentes de mundo, políticos y damas de la alta o “buena” sociedad. La crítica literaria y teatral será obra de Andrenio (Eduardo Gómez Baquero) hasta 1921. Durante la primera guerra mundial, Mariano Marfil, que actuará seguidamente, y hasta 1933, como jefe de su redacción y director en efectivo, será el autor de unas impresiones de campaña en un conflicto bélico en el que La época será uno de los periódicos españoles que recibirán subvenciones de las potencias aliadas (Francia e Inglaterra).
Sucesivamente, sus jefes de redacción habían sido Manuel Tello (1866-1884), el ya citado Andrenio (1884-1893), Jerónimo Bécker (1893-1923) y Francisco Pérez Mateos, conocido como León Roch (1923-1927), y a su redacción pertenecerán una larga nómina de periodistas, como Francisco Fernández Villegas (Zeda), Luis Alfonso Casanova, Rodrigo Soriano, Melchor Fernández Almagro, como crítico teatral; así como Francisco de Ayala, que inicia en sus páginas su carrera periodística y literaria, lo mismo que César González Ruano, y publicará colaboraciones de Emilia Pardo Bazán, entre otras figuras literarias y periodísticas.
Tras ser proclamada la II República, el diario sigue manteniendo el buen tono entre la “vieja sociedad”, con su severo diseño de páginas inmensas alejadas de estridencias y sensacionalismo, y romo en los alardes fotográficos que había adoptado su más directo competidor desde 1903, el diario ABC de los Luca de Tena.
A pesar de su monarquismo llegará a librarse de la gran suspensión de periódicos antirrepublicanos con motivo de la sanjurjada de agosto de 1932. Marfil lo llevó a posiciones cercanas de Acción Española y, renegando de su pasado moderantismo y defensa del conservadurismo liberal, a partir de noviembre de 1933 el tercer marqués de Valdeiglesias y marqués de las Marismas del Guadalquivir, José Ignacio Escobar Kirkpatrick, toma las riendas del periódico familiar, asistido por Eugenio Vegas Letapie, hasta 1935, y a continuación por Jorge Vigón. A su redacción siguen perteneciendo entonces, entre otros, Gabriel Briones, Luis Ardila, Xavier de Echarri o Luis Araujo Costa, quien en 1946 publicará la biografía de La época.
El vetusto diario se reconvierte al viejo tradicionalismo de la monarquía católica, siguiendo las ideas difundidas por el francés Charles Maurras, y como órgano de Renovación Española de José Calvo Sotelo, encuadrada en el Bloque Nacional, acusará como farsa el sufragio universal y de inútil y dañino el parlamentarismo, defenderá el autoritarismo y justificará la insurrección militar. Con motivo del asesinato de Calvo Sotelo, La época publica su último número el 11 de julio de 1936, dos días después quedará suspendida, y tras estallar la guerra civil será incautada. En sus talleres se imprimirá El sindicalista, el periódico del partido socialista de Ángel Pestaña.
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En algunas épocas se publicó una edición matutina y una edición vespertina, con diferente numeración, por lo que se pueden encontrar algunos saltos en la colección de Hemeroteca Digital. En estos casos se han incluido ambos ejemplares en el mismo archivo.
Pues bien, en su edición del martes 15 de marzo de 1910, aparece en una de sus páginas (a cinco columnas) ocupando la parte inferior de la cuarta columna, y superior de la quinta, bajo el título LA CORTE EN SEVILLA, interesándonos el segundo párrafo, bajo el subtítulo El general Aldave.- El paseo de los Reyes, el cual transcribimos literalmente:
La Corte en Sevilla
(DE NUESTRO SERVICIO PARTICULAR)
El general Aldave. - El paseo de los Reyes.
Ha marchado á Málaga, donde embarcará para Ceuta, el general Aldave.
- En su paseo de esta tarde, el Rey llegó hasta las ruinas de Itálica, y la Reina, hasta el pueblo de Burguillos. . .
Un anciano, vecino de aquella localidad, ofreció á la Soberana una torta que llevaba una inscripción que decía: "¡Viva el Rey!".