Cada lunes una nueva entrada con una noticia sobre Historia, Arte, Geografía, Bibliografía, Patrimonio, Fotografía, Hemeroteca, ... de nuestro pueblo: BURGUILLOS

Historia, Patrimonio, Arte, Bibliografía, Hemeroteca, ... sobre nuestro pueblo: BURGUILLOS

lunes, 30 de diciembre de 2024

Bibliografía: Burguillos en el libro "Catálogo de la Sección 16ª. Diversos. Tomo I (1280-1515)", de Antonio Collantes de Terán Sánchez, editado por la Universidad de Sevilla, y el Ayuntamiento de Sevilla, en 1977

     Mostramos en Historia de Burguillos las reseñas que se hacen de nuestro pueblo en el libro "Catálogo de la Sección 16ª. Diversos. Tomo I (1280-1515)", de Antonio Collantes de Terán Sánchez, editado por la Universidad de Sevilla, y el Ayuntamiento de Sevilla, en 1977, cuyo ejemplar podemos consultar en el Archivo Histórico Provincial, de Sevilla.


     Para entender la importancia de este libro, transcribimos literalmente la Introducción:




     Desde la ordenación de los fondos del Archivo Municipal sevillano a mediados del siglo XIX, que realizó Velázquez y Sánchez, se pretendió la desaparición de un gran número de legajos que no fueron vistos o no se consideraron útiles (aparecieron con tejuelos con las indicaciones de «Inútiles», «Para quemar»). Por fortuna, dicho destino no se cumplió y los legajos fueron registrados por archiveros y eruditos posteriores: Entre ellos se encontraban dos series importantes, las Actas Capitulares del siglo XV y comienzos del XVI, y los Papeles de Mayordomazgo. El resto de  los fondos se empezó a ordenar a comienzos de este siglo, siguiéndose en ello un doble criterio. Los documentos procedentes de la Cancillería regia o Audiencias fueron organizados según sus formas diplomáticas, de acuerdo con el sistema de ordenación de la Sección Primera o de Privilegios, formándose con ellos un Apéndice a esta sección. Con los restantes se inició una nueva que se denominó de «Varios Antiguos», la cual comprendía documentos de los siglos XV al XIX, organizados por materias, existiendo un índice manuscrito incompleto, por las lagunas con que ha llegado a la actualidad y por no especificar, dentro de cada materia, ni fechas ni contenidos concretos.
     Los criterios de catalogación no fueron de lo más acertado, respondiendo en ocasiones a las corrientes historiográficas en boga. Valga como ejemplo el que algunos padrones de cuantías de parroquias sevillanas estuviesen catalogados bajo la rúbrica de Autógrafos por estar firmados por diversos regidores del concejo. Asimismo, documentos pertenecientes a otras series se habían incluido en dicha colección, concretamente fragmentos de Actas Capitulares y de los Papeles del Mayordomazgo, por lo que fue necesario sacarlos para incorporarlos a sus lugares respectivos.
     Con todos estos cambios dicha sección de «Varios Antiguos» quedaba prácticamente inservible lo que, unido a la existencia de una importante colección de legajos sin catalogar, nos llevó a plantearnos la necesidad de proceder a una ordenación definitiva de todos los fondos dispersos y no incluidos en ninguna de las sec­ciones inventariadas de forma completa.
     Así nace esta Sección 16.ª del Archivo Municipal de Sevilla, que comprende unos 300 legajos y carpetas, que encierran una documentación miscelánea, de temática muy diversa y sin unidad interna, que, como indicamos, pretende incluir todos aquellos fondos que no se pueden insertar en las Secciones ya constituidas, tanto por razones de contenido, como por razones fácticas de estar catalogadas y con índices impresos. En resumen, en esta Sección 16.ª se incluyen tanto todos los fondos no inventariados hasta el momento, como aquellos que lo están de forma incompleta, es decir, el Apéndice de la Sección l.ª, Varios Antiguos, Antiguos y documentos de familias sevillanas. Sin embargo, para obviar las dificultades derivadas de este cambio, los catálogos incluirán una tabla de correspondencia entre las nuevas signaturas y aquellas que los insertos en dichas colecciones tuvieron.
     En cuanto al criterio de clasificación a adoptar en esta Sección 16.ª, pensamos inicialmente emplear el método analítico, pero ello hubiera supuesto congelar todo este fondo documental durante un largo período de tiempo hasta su total catalogación, con el consiguiente perjuicio para los investigadores. Por ello, optamos por el cronológico que nos permitiría ir poniéndolo a disposición de dichos investigadores a medida que se fuese avanzando en la catalogación, incluyendo en cada caso los respectivos índices de materias, personas y lugares, para facilitar su consulta.
     Este primer volumen de la Sección abarca la documentación comprendida entre los años 1280 y 1515, con una temática muy amplia en la que los estudiosos pueden encontrar fuentes para el estudio de los numerosos campos de la actuación concejil y el conocimiento de los distintos niveles del pasado sevillano y de su área de influencia. Así, desde una óptica demográfica una impor­tante colección de padrones fiscales y militares, tanto de la ciudad como de su Tierra, que ya han servido de base para varios estudios de dicha naturaleza. Dentro del campo económico cabe reseñar documentos relativos al abastecimiento de la ciudad, salarios y precios, organización de las actividades de producción (ordenanzas gremiales y pregones), rentas de la ciudad, etc. Para una historia social, aparte de los padrones, destacan las relaciones de francos de distintas instituciones, relaciones de bienes de veci­nos, testamentos, documentos sobre extranjeros, asistencia hospitalaria, etc. Las obligaciones militares que pesaban sobre el concejo sevillano quedan reflejadas en noticias sobre castillos, repartimientos de hombres y abastecimientos para el ejército, alardes, etc. También pleitos sobre jurisdicciones, usurpaciones de términos, etc.
     Este inventario se completa con los ya citados índices de materias, personas y lugares, y la tabla de equivalencias de signaturas antiguas y nuevas.

     La primera referencia a Burguillos la encontramos en la página 34, en el documento nº 219, que pasamos a transcribir literalmente:


219. Idem de Burguillos. 1438. [Hace referencia a un Padrón de cuantías de los vecinos y moradores].

     La siguiente referencia a nuestro pueblo la encontramos en la páginas 64, en el documento nº 480, que pasamos a transcribir literalmente:


480. Idem de Burguillos. 1485. [Hace referencia a un Padrón de cuantías de los vecinos y moradores].

     Otra referencia a nuestro pueblo la encontramos en la páginas 70, en el documento nº 582, que pasamos a transcribir literalmente:


582. Idem de Burguillos. 1489. [Hace referencia a un Padrón de cuantías de los vecinos].

     La siguiente referencia a Burguillos la podemos encontrar en la página 74, en el documento nº 641, que pasamos literalmente:


641. Idem de Burguillos. 1493. [Hace referencia a un Padrón de cuantías de los vecinos y moradores].

     Una referencia más a Burguillos la podemos encontrar en la página 106, en el documento nº 914, que pasamos literalmente:


914. Escrito del conde de Plasencia, Pedro de Estúñiga, justicia mayor del rey, señor de Gibraleón, al concejo de Sevilla, en relación con los altercados habidos entre los vecinos de Fregenal de la Sierra y los de su villa de Burguillos
Valladolid, 5 de diciembre, s.a.- Siglo XV.

     Y finalmente, la última referencia a Burguillos la podemos encontrar en la página 128, en el documento nº 1.116, que pasamos literalmente:


1116. Carta de poder del concejo de Burguillos a Alonso Sánchez, aperador, para que tome, en su nombre, el encabezamiento de las alcabalas de dicho lugar.- 21 de marzo de 1514. 2 fols.

     Unos documentos que aportan más datos interesantísimos para conocer la historia de nuestro pueblo.

lunes, 23 de diciembre de 2024

Callejero de Burguillos: La calle Juan Ramón Jiménez

     Mostramos en Historia de Burguillos, imágenes y una reseña de la calle Juan Ramón Jiménez, en Burguillos, aprovechando que hoy, 23 de diciembre, es el aniversario de su nacimiento (23 de diciembre de 1881).


     La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo al Ayuntamiento de Burguillos, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de la localidad, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.




     Conozcamos mejor la Biografía de Juan Ramón Jiménez, a quien está dedicada esta vía del Callejero burguillero.
     Juan Ramón Jiménez Mantecón. (Moguer, Huelva, 23 de diciembre de 1881 – San Juan de Puerto Rico, Puerto Rico, 29 de mayo de 1958). Escritor y poeta.
     Nació en el seno de una familia acomodada, dedicada fundamentalmente a negocios agrícolas, formada por Víctor Jiménez y María Purificación Mantecón. Fue el último vástago del matrimonio, que ya contaba con dos hijos, más una hija procedente del primer enlace del esposo. El poeta se representaba en sus recuerdos moguereños como un niño sensible, curioso, enamoradizo, concentrado y soñador. Cursó elemental y primaria en el colegio de primera y segunda enseñanza de San José. En 1893 fue internado en el colegio jesuita San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María, donde la soledad y la disciplina acentuaron su carácter melancólico e introvertido. El Kempis o La imitación de Cristo se convirtió en su libro de cabecera. En los manuales de clase pronto empezó a escribir sus primeros versos y formó un álbum de poesías. En 1896, tras obtener el grado de bachiller, marchó a Sevilla a tomar clases de Pintura en el taller de Salvador Clemente y a estudiar el curso preparatorio de Derecho para entrar en la Universidad. Su afición a la literatura se incrementó, y desplazó su vocación de pintor, en el Ateneo, donde asistió a la tertulia decimonónica de Rodríguez Marín, Luis Montoto, José Velilla o Lamarque de Novoa, y leyó a los románticos y a autores como Rosalía de Castro, Curros Enríquez, Verdaguer, Vicente Medina o Manuel Paso. También acudió a “La Biblioteca”, centro literario más innovador en el que se congregaban escritores de Hojas Sueltas y La Quincena, en torno a Juan Centeno y el socialista Timoteo Orbe.
     Su primer poema publicado, “La guajira”, apareció en El Gato Negro de Barcelona el 6 de agosto de 1898. Otras composiciones vieron la luz en la prensa andaluza (El Progreso, el Correo de Andalucía, Hojas Sueltas, La Quincena, de Sevilla, o el Diario de Córdoba). Eran versos románticos, becquerianos, algunos cantares y otros con aire de denuncia social. Al ser abandonados sus objetivos originales, volvió a Moguer, donde descubrió arrobado, en una revista, los versos de Rubén Darío. Su primer manuscrito poético lo tituló Nubes.
     En 1899 dio a la luz varios poemas en la publicación madrileña Vida Nueva, para la que también puso en verso algunos poemas anarquistas de Ibsen. Francisco Villaespesa le invitó a ir a Madrid a “luchar por el modernismo”, en una postal que también iba firmada por Darío. Juan Ramón llegó a Madrid el 4 de abril de 1900. Allí conoció, entre otros escritores, a Villaespesa, Darío, Salvador Rueda o Valle-Inclán, vivió la bohemia modernista y enriqueció sus lecturas. El manuscrito de Nubes lo desdobló en dos poemarios: Almas de violeta y Ninfeas que, al cuidado de Villaespesa, se publicaron en 1900, cuando Juan Ramón ya había vuelto a Moguer y viajó con su madre al balneario de Alhama de Aragón. La noche del 3 de julio murió su padre de una embolia cerebral, lo que le desencadenó diversos síntomas de una grave neurosis y la obsesión de muerte súbita. El doctor Luis Simarro recomendó internarlo en un sanatorio. Juan Ramón residió entre mayo y septiembre de 1901 en la Maison de Santé du Castel d’Andorte, en Le Bouscat, Gironde, cerca de Burdeos, que dirigía el psiquiatra Gaston Lalanne. Allí leyó a los simbolistas franceses, comenzó a escribir Rimas (libro, publicado en 1902, que depuró sus excesos decadentistas) y mantuvo relaciones amorosas clandestinas con la institutriz Francine y con la esposa del doctor. A su vuelta a Madrid, ingresó en el sanatorio del Rosario, situado en la calle del Príncipe de Vergara, donde le visitaron diversos escritores modernistas, encabezados por Villaespesa, Gregorio Martínez Sierra (con el que fundó la revista Helios) y los Machado. En el verano de 1903, Juan Ramón pasó una temporada en la sierra del Guadarrama con el doctor Francisco Sandoval y, a su regreso, abandonó el sanatorio (en lo que pudo influir el escándalo de sus jugueteos amorosos con varias novicias) y se fue a vivir con Nicolás Achúcarro a la casa del doctor Simarro. Éste lo puso en contacto con Francisco Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío en la Institución Libre de Enseñanza, cuyo ambiente intelectual, de base krausista, marcó intensamente la formación ética y estética del poeta: “Un cultivo profundo del ser interior y un convencimiento de la sencillez natural del vivir”. Juan Ramón también frecuentó los talleres de los pintores Emilio Sala y Joaquín Sorolla, y conoció a Alejandro Sawa, Santiago Rusiñol y Francisco de Icaza, entre otros escritores. Todas las inquietudes vitales y creativas de estos años cristalizaron en Arias tristes (1903) y en Jardines lejanos (1904), donde lo biográfico se convirtió en sensual y nostálgica materia lírica a través de delicados procedimientos de evocación y sugerencia simbolista. Durante 1904, colaboró en Alma española y mantuvo una relación epistolar sentimental con la limeña Georgina Hübner; cuando decidió embarcarse para conocerla, recibió la noticia de su muerte. En realidad, todo había sido una farsa de un grupo de escritores peruanos para conseguir los libros del poeta, de lo que se enterará años después. Su reencuentro con Moguer en el verano nutrió buena parte de Pastorales, colección de romances bucólicos escrita por estas fechas, pero que no se publicó hasta 1911. El libro se cerrará con un apéndice de nueve poemas escritos para Teatro de ensueño (1905) de Martínez Sierra. En 1905, coincidiendo con la ruina económica de su familia y la acentuación de su neurosis, Juan Ramón volvió a Moguer, donde permaneció hasta finales de 1912. Allí, en plena soledad campestre, leyó a fondo a los clásicos españoles y la poesía finisecular, colaboró con Martínez Sierra en la creación de la revista Renacimiento, escribió las prosas líricas que conformarán Platero y yo y publicó una extensa serie de poemarios. Los tres más antiguos, Las hojas verdes (1909), Baladas de primavera (1910) y Pastorales (1911), transitan por un ámbito de lírica bucólica y popularista. Esta tentativa de renacimiento vital se quebró en los siguientes libros, a través de un predominante verso alejandrino de doloroso y erotanático simbolismo, el cual, aunque fracasó en la aprehensión del ideal trascendente que vislumbraba, dio lugar a un ciclo de gran riqueza, profundidad y cohesión estética, una de las cumbres de su escritura: Elegías puras (1908), Elegías intermedias (1909), Elegías lamentables (1910), La soledad sonora (1911), Pastorales (1911), Poemas mágicos y dolientes (1911), Melancolía (1912) y Laberinto (1913). Junto a estos poemarios, Juan Ramón escribió otros tantos, en verso y en prosa, que permanecieron inéditos. Desde Moguer se carteó con Unamuno, Darío, los Machado o Ramón Gómez de la Serna, además de con Louise Grimm, su amor platónico en este tiempo. En diciembre de 1912 regresó a Madrid, visitó a sus amigos y entró en contacto con Juan Guerrero Ruiz, su más fiel admirador y amigo. A partir del año siguiente se alojó en la Residencia de Estudiantes, donde se ocupó de sus publicaciones y de su nueva construcción en los altos del Hipódromo. A ella dedicó el libro inédito La colina de los chopos. En la institución se relacionó con toda la cultura de su tiempo —destacadamente, con Ortega y Gasset—, y conoció a Zenobia Camprubí, de formación estadounidense y de carácter alegre y práctico, que será su futura esposa tras un largo noviazgo, del que se conservan numerosas cartas. Con ella inició la traducción de la obra de Tagore en varios volúmenes. Platero y yo se publicó, en una edición reducida, en 1914; la edición completa verá la luz en 1917. La transformación de su vida y de su escritura conformó un ciclo de tres poemarios: Sonetos espirituales, Estío y Diario de un poeta recién casado (además del proyectado Monumento de amor. Epistolario y Lira). Su nueva escritura se caracteriza por una concisión o desnudez expresiva, que reduce el poema a lo esencial, haciendo abstracción de todo contexto, de forma que lo que resta es la pura efusión lírica. Además, el amor por Zenobia depuró al máximo la vena de instrospección erótica que hasta entonces dominaba su poesía.


     Zenobia, junto a su madre, viajó a Nueva York en diciembre de 1915. Juan Ramón, decidido a convertirla en su esposa, se embarcó tras ella. La boda tuvo lugar el 2 de marzo de 1916, e hicieron su viaje de novios a Boston. Para reconstruir su vida en este tiempo se cuenta no sólo con la escritura del poeta, sino también con los diarios de Zenobia. Antes de regresar a España, adonde llegaron el 19 de junio, visitaron Long Island y Nueva Jersey, así como varias ciudades del este: Filadelfia, Baltimore y Washington. El viaje de ida y vuelta y su estancia americana conforman el Diario de un poeta recién casado (1917), poemario en prosa y verso lleno de innovaciones estéticas y vitales, que inició una segunda etapa en su obra, de gran influencia en los poetas jóvenes, que por entonces comenzaban a visitarle en calidad de maestro. La Hispanic Society of America publicó sus Poesías escojidas (1899-1917), lujosa antología donde el poeta inauguró su peculiar ortografía fonética. Fueron años de intensa fecundidad lírica para Juan Ramón, en los que desarrolló una concepción de la poesía como creadora de la verdadera realidad de las cosas, a través de la conciencia que sobre ellas proyectaba el poeta. En 1918 vio la luz Eternidades y, al año siguiente, Piedra y cielo, que dio lugar a un grupo poético en Bogotá que tomó el nombre de este libro. La versión de Zenobia y Juan Ramón de Jinetes hacia el mar de John M. Synge fue escenificada por el teatro de la Escuela Nueva, dirigido por Rivas Cherif, en 1921, año en el que creó Índice. Revista de Definición y Concordia, aglutinadora de la “joven literatura”, que también dio lugar a una biblioteca. 1922 fue el año de la Segunda Antolojía Poética (1898- 1918), dedicada “A la minoría siempre” (posteriormente escribió: “la minoría se encuentra en todas partes, en el pueblo ‘cultivado’ por sí mismo, tanto o más que en el hombre ‘culturado’ en los libros de las ciudades”; “creo que en mi escritura poética, verso y prosa, está mi emoción dirijida instintivamente, es claro, a todos”), donde defiende los caracteres de su obra: “la perfección, en arte, es la espontaneidad, la sencillez del espíritu cultivado”. En este tiempo también comenzó a escribir los retratos o “caricaturas líricas” que dieron lugar a Españoles de tres mundos. En 1923 editó dos libros antológicos, Poesía y Belleza, selecciones de varios libros inéditos (La realidad invisible, Unidad, Hijo de la alegría, Fuego y sentimiento, Luz de la atención, La mujer desnuda, Ellos, La muerte, Forma de huir, El vencedor oculto, La obra, 1920, 1921, 1922 y 1923). En 1924, los Jiménez visitaron Granada, invitados por la familia García Lorca; Juan Ramón dedicó a la ciudad un libro inédito, Olvidos de Granada. A partir de este momento, el poeta se aisló y decidió dedicarse a la revisión, depuración y ordenación de su obra, concebida como un todo unitario, y no publicó más poemarios independientes. Sí ofrecía adelantos de su obra en varios cuadernos: Unidad (1925), Obra en marcha (Diario poético de J. R. J.) (1928), Sucesión (1932), Presente (1933) y Hojas sueltas (1935), así como en las revistas Sí (Boletín Bello Español) de El Andaluz Universal (1925) y Ley (Entregas de Capricho) (1927), y en el Heraldo de Madrid, La Gaceta Literaria y El Sol. A partir de 1927, se distanció de los jóvenes poetas, en principio por el homenaje a Góngora, en el que no participó. Los actos más desagradables de este desencuentro fueron los ataques iconoclastas de Dalí y Buñuel, y de Alberti; los de Neruda, los repetidos de Bergamín, y su rechazo de Jorge Guillén por su falta de palabra en la revista Los Cuatro Vientos, episodios que le produjeron diversas depresiones nerviosas y molestias psicosomáticas. En 1931, le detectaron a Zenobia un tumor en la matriz, origen del cáncer que acabó con su vida y posible razón de la ausencia de hijos en el matrimonio, pese al cariño del poeta hacia los niños. Juan Ramón recibió con simpatía la Segunda República y compuso un poema dedicado a la nueva “Bandera española” tricolor, que envió al Heraldo de Madrid con la firma “Un español”. En pocos años apareció en la Antología de Gerardo Diego y en la de Federico de Onís, en reconocimiento de su magisterio lírico. En 1932 la joven escultora Marga Gil Roësset, amiga de los Jiménez, se suicidó por el amor imposible que sentía hacia el poeta. A finales de año Zenobia editó un volumen de Poesía en prosa y verso (1902-1932) de Juan Ramón Jiménez escojida para los niños. Durante este tiempo, Juan Ramón proyectó una ordenación de toda su obra en siete grandes volúmenes de verso (Romance, Canción, Estancia, Arte menor, Silva, Miscelánea y Verso desnudo) y otros siete de prosa (Verso en prosa, Leyenda, Viaje y sueño, Trasunto, Caricatura, Miscelánea y Crítica), más un Complemento general. De todos ellos sólo vio la luz Canción, en 1936. En estos años le propusieron varias veces ser designado como miembro de la Real Academia Española, pero el poeta se negó siempre, como hizo también en 1946 cuando se lo propuso Pemán. Poco antes del levantamiento militar, escribió la conferencia “Política poética”, que fue leída en la Residencia de Estudiantes. Tras el 18 de julio, firmó el manifiesto a favor de la República, y se puso a su servicio, trabajando para la Junta de Protección de Menores y acogiendo a doce niños. Tras varias detenciones en la calle por milicianos, los Jiménez decidieron abandonar España. Azaña les concedió pasaporte diplomático, y el poeta aceptó el cargo de agregado cultural honorario —sin sueldo— en Washington. En septiembre desembarcaron en Nueva York, y en Washington trataron de promover el apoyo a la República. Al cabo de dos semanas, llegaron a San Juan de Puerto Rico, donde Juan Ramón desarrolló una constante actividad pública como conferenciante y ayudó a preparar sendas antologías de Poesía puertorriqueña y de su obra, Verso y prosa para niños. En La Habana (Cuba) residieron a lo largo de dos años, en los que el poeta siguió haciendo declaraciones a favor de la República Española e intervino en diversos actos culturales, preparando la antología La poesía cubana en 1936. La noticia de la muerte de García Lorca, de Antonio Machado —al que había querido traer a Cuba— y de su sobrino Jiménez Bayo le causaron una gran conmoción. En 1939 los Jiménez se instalaron en Coral Gables (Miami), desde donde realizaron varios viajes a Nueva York. El poeta leyó conferencias en distintas universidades e instituciones, y colaboró en revistas de toda América. A los pocos días de la entrada de las tropas franquistas en Madrid, su piso fue saqueado y desaparecieron numerosos libros, manuscritos y obras de arte; sólo una parte del expolio sería recuperado. Todo ello iba a quedar reflejado en el libro inédito Guerra en España.
     Entre 1939 y 1942 escribió los Romances de Coral Gables (publicados en 1948), un romance metafísico y abstracto donde constató la dolorosa soledad e incomunicación del hombre frente a las cosas y el tiempo, pese a las ansias del poeta de vencer ambas fronteras mediante su anhelo de totalidad. En La Florida, además, comenzó a escribir dos poemas complementarios, Espacio y Tiempo, confesiones líricas de rememoración y afirmación vital donde el fluir de conciencia se sometía a la inteligencia, y que supusieron una cima de la escritura poética española, aunque el segundo permanece sin terminar e inédito. En 1942 apareció finalmente Españoles de tres mundos, “caricaturas líricas” que había seguido escribiendo en el nuevo continente. Fue también entonces cuando, con la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, Juan Ramón se puso a disposición del Departamento de Estado, participando en la emisión de conferencias sobre literatura española y americana, bajo el título de “Alerta”. Con tal motivo, los Jiménez se trasladaron a Washington, frente al parque Meridian Hill, que daría título al libro inédito, escrito entre 1942 y 1950, Una colina meridiana. Sin embargo, el poeta abandonó el proyecto al no estar de acuerdo con las condiciones de la censura. En 1943, Cuadernos Americanos publicó la primera parte de Espacio, composición que no aparecerá completa, y no ya en verso libre, sino prosificada, hasta 1954 en la revista Poesía Española, integrando en ella otros poemas publicados previamente.
     En 1944 Zenobia fue contratada como profesora en la Universidad de Maryland, y poco después lo fue su esposo. La editorial Losada de Buenos Aires realizó nuevas ediciones de algunos de sus poemarios, y Juan Ramón emprendió una nueva ordenación de toda su obra inédita. Al año siguiente, se publicó en México Voces de mi copla, pequeño volumen formado por casi cien poemas breves ya publicados anteriormente, y en 1946 Losada editó La estación total con las canciones de la nueva luz, anunciada como una sección que formaría parte del libro En el otro costado. El poemario (compuesto por poemas escritos entre 1923 y 1935) canta, a través de la sucesión simbólica de las estaciones, la perduración de la conciencia del yo lírico tras su muerte; el poeta interpreta que desaparecerá su forma física, pero no su conciencia, que de vivir en un contexto histórico pasará a hacerlo en otro eterno, fundida con la conciencia total del universo, en una definitiva “estación total”. De este modo, la muerte dejaba de tener connotaciones negativas, lo que se reflejó en un tono de celebración exaltada. A finales de año sufrió una fuerte depresión nerviosa (no era la primera que había tenido en el exilio) y fue ingresado en el Washington Sanitarium and Hospital de Takoma Park. En 1947 los Jiménez se trasladaron a la pequeña ciudad de Riverdale, próxima a la Universidad de Maryland. Al año siguiente viajaron a Canadá, y entre agosto y noviembre emprendieron una gira por Argentina y Uruguay, donde el poeta había sido invitado a pronunciar un ciclo de conferencias, que tuvo gran éxito de público. Allí concibió Animal de fondo, publicado en Buenos Aires en 1949 junto a su versión francesa, adelanto del volumen Dios deseante y deseado (título al que después su autor invertiría los adjetivos). El nuevo libro cantaba gozosamente la fusión del dios deseante, la conciencia del poeta en su vida histórica, con el dios deseado, la conciencia del universo en su eternidad, cuya imagen descubrió el poeta en el mar. Su optimismo celebrativo enlazaba con La estación total, pero lo que allí era sólo hallazgo y vislumbre es aquí identificación plena.
     El intenso trabajo que Juan Ramón realizó desde su último viaje, preparando a la vez varios libros y proyectos, le produjo un recrudecimiento de su neurastenia y una fuerte crisis depresiva, por lo que fue hospitalizado en Washington, Baltimore y Puerto Rico, donde se instalaron definitivamente en 1951. Cuando el poeta comenzaba a recuperarse, Zenobia tuvo que ser operada de su antiguo tumor (ahora cancerígeno), en Boston, pero se le volvió a reproducir. En su ausencia, Juan Ramón comenzó a escribir el inédito Ríos que se van, y poco después retomó su proyecto de edición para su obra completa, titulada Destino y, más adelante, Metamórfosis. Los Jiménez fueron contratados como profesores en la Universidad de Puerto Rico, donde Juan Ramón impartió un curso sobre El modernismo durante 1953, año en que renació su polémica con Jorge Guillén en la revista madrileña Índice de Artes y Letras. A finales de 1954, entró en una nueva fase depresiva y fue hospitalizado en diversos centros. Todos sus libros, y luego su archivo, fueron depositados en una sala de la Biblioteca General Universitaria de Puerto Rico. En 1956 Zenobia volvió a Boston, pero ya era tarde para operarla de nuevo. Trabajó intensamente en la ordenación de la Tercera Antología Poética (que apareció en 1957, gracias a la colaboración de Eugenio Florit). El 25 de octubre de 1956 Juan Ramón recibió el Premio Nobel de Literatura (lo recogió en su nombre Jaime Benítez, rector de la Universidad de Puerto Rico), y Zenobia falleció tres días después en la Clínica Mimiya de Santurce. Juan Ramón se encerró en su casa. En agosto fue ingresado en el Hospital Psiquiátrico de Hato Tejas. En febrero de 1958 sufrió una caída y se fracturó la cadera. El 26 de mayo enfermó de bronconeumonía y murió tres días después. Su sobrino Francisco Hernández-Pinzón repatrió los cuerpos de Zenobia y Juan Ramón a España, que recibieron sepultura en Moguer.
     Juan Ramón Jiménez tuvo una vocación, la poesía, y un destino grandioso, sólo alcanzado en parte, dada su altísima exigencia: la creación de su obra. Su vida fue la de un hombre en perpetua lucha consigo mismo: con su carácter y personalidad, con su enfermedad, con sus circunstancias vitales, sociales e históricas (que le llevaron a sufrir un largo exilio), y con la exigencia desmesurada de su propia escritura, su verdadera pasión, una lucha por dar forma acabada, unitaria, definitiva, a toda su obra. La constante revitalización de su lírica a lo largo del medio siglo más intenso de la poesía española muestra la genialidad del gran creador que fue “El Andaluz Universal” (Rafael Alarcón Sierra, en Biografías de la Real Academia de la Historia).



     La calle Juan Ramón Jiménez está situada en el denominado en nuestro pueblo el "Barrio Lejos". Es una calle sin salida, que parte de la calle Félix Rodríguez de la Fuente, teniendo una longitud que no llega a los 100 metros aproximadamente, siendo bidireccional desde el punto de vista del tráfico rodado y alumbrada por farolas funcionales. Está conformada por viviendas unifamiliares de autoconstrucción de una o dos plantas en altura, así como por garajes y almacenes privados, formando parte de una zona residencial.
   La calle Juan Ramón Jiménez es, históricamente, una vía moderna, creada en el último tercio del siglo XX, cuando se urbaniza parte del camino que salía para el exterior del casco urbano, de ahí su sencillo comentario.
   No podemos dejar de mencionar que esta calle es de las más bellas de nuestro pueblo por la preocupación de sus vecinos en ornamentales a base de las macetas con flores que su empeño ha hecho que hoy por hoy, hay que visitar para entender su idiosincrasia especial.

lunes, 16 de diciembre de 2024

Geografía: El paraje Los Retamares, en Burguillos

    Mostramos en Historia de Burguillos una pequeña reseña del paraje Los Retamares.




     El paraje "Los Retamares", lugar que debe tomar su nombre por haber sido en otros tiempos un lugar donde abundaba la Retama, un género de arbustos con siete especies perteneciente a la subfamilia Faboideae de la familia Fabaceae. Está estrechamente relacionada con los géneros Chamaecytisus, Cytisus y Genista con los que comparte características similares de alta densidad, delgados tallos verdes y muy pequeñas hojas.



     Al paraje de Los Retamares se llega tras salir del casco urbano de Burguillos, por la calle Rodríguez de la Fuente, tomar la Colada de la Cuesta del Señor (la que lleva a, entre otros lugares, al Cerro Moro) y que llega al paraje de Los Retamares, delimitada al Norte, por una línea de alta tensión; al Este, por el paraje de La Casa de las Escribanas; al Sur, por el paraje "Zarzagorda", y "Las Carrajolas"; y, al Oeste, por el arroyo del Chorrito, encontrándose a unos 3 km. de nuestro pueblo y a una media de 110-120 m. de altitud. Señalar que todas las imágenes provienen del Instituto Geográfico Nacional.

lunes, 9 de diciembre de 2024

Callejero de Burguillos: la calle La Encina

     Mostramos una pequeña reseña e imágenes de la calle La Encina, en Burguillos.


     La calle (desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos) está dedicada a los árboles, como otras tantas de la zona, en este caso a la Encina.




     La Encina es uno de los árboles más representativos de la península ibérica. Exclusivamente con su fruto, las bellotas se alimentan los cerdos con los que después se hará el famoso jamón de bellota.
     El nombre científico de la encina es Quercus ilex. Esta especie está subdividida en Q. ilex subsp. ilex y Q. ilex subsp. ballota, esta segunda es conocida por el sabor más dulce de sus bellotas respecto a Q. ilex ilex. Quercus ilex es la especie tipo del género Quercus. 
     Este árbol puede presentar un porte arbustivo, en climas más fríos y hasta 20 metros de altura en zonas cálidas. Su copa es amplia, densa y redondeada. Los bosques de encinas apenas dejan pasar la luz. El tronco es de color oscuro que va aclarándose con la edad del árbol. La encina tiene hojas todo el año, éstas son verde oscuro brillante en el haz y con el envés claro y velloso. Las hojas son duras, coriáceas para evitar la pérdida de agua, esto es un mecanismo para sobrevivir a zonas secas, como el mediterráneo.
     Las hojas aparecen alternas en las ramas y presentan el borde con espinas en las encinas jóvenes y ovalado en las mayores. La hoja de unos 4 cm tiene un nervio central muy pronunciado. Las flores masculinas son amarillas y se reúnen en inflorescencias (o amentos) en los brotes tiernos. Las flores femeninas tienen un color rojizo que vira al amarillo cuando maduran. Crecen aisladas o en parejas. La fecundación es principalmente cruzada, aunque pueden autofecundarse, la polinización es por anemócoria y ocurre durante los meses cálidos de la primavera. El fruto es la bellota, característico del género Quercus.


     El Quercus ilex es un árbol característico de la zona mediterránea, presente en todos los países bañados por este mar. En zonas donde la pluviosidad o el carácter atlántico son mayores es reemplazada por otras especies del género, como el roble o el alcornoque. En España es la especie con mayor superficie boscosa, alrededor de 3 millones de hectáreas. La encina es capaz de creer en todo tipo de suelos y desde nivel del mar hasta casi los 2000 metros de altura. El bosque mediterráneo primigenio estaba formado por este tipo de árboles.
     La encina resulta ser el mejor hábitat para la fauna mediterránea así que para conservarla es imprescindible mantener los encinares. La encina está catalogada por el UICN como preocupación menor de extinción. Además del fruto comestible, su madera es muy dura, por lo que tradicionalmente se emplea para piezas de madera que necesiten mucha resistencia, herramientas principalmente. La encina es el principal árbol de la dehesa, un ecosistema creado por el ser humano, pero que mantiene el equilibrio natural del mediterráneo aunque se utilicen sus recursos.





     La calle La Encina está situada en la barriada Altos de Burguillos, y va de la calle El Castaño, a la calle Los Naranjos, con una longitud de 200 m. aproximadamente. Es una calle recta, siendo unidireccional desde el punto de vista del tráfico rodado, asfaltada y alumbrada por farolas funcionales. Está conformada por viviendas unifamiliares realizadas por promociones inmobiliarias creada a finales del siglo XX y comienzos del XXI.
   La calle La Encina es, históricamente, una vía moderna en nuestro pueblo, creada a finales del siglo XX, en la barriada Altos de Burguillos, y que tiene en común con el resto de las calles de la barriada que reciben el nombre de árboles y enclaves geográficos del término municipal de Burguillos.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Hemeroteca: El Burguillos de 1908 en el "Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración..." editado en Madrid por Carlos Bailly-Baillière.

     Mostramos en "Historia de Burguillos" los datos recogidos en el "Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración, ó Directorio de más de un millón de señas de España, sus Colonias, Cuba, Puerto-Rico y Filipinas, Estados Hispano-Americanos y Portugal", editado en 1908 por Carlos Bailly-Bailliere, y que se encuentra en la Biblioteca Nacional de España. Es una publicación anual que comienza a editar en 1879 Carlos Bailly-Baillière, entonces librero de la Universidad Central, de Madrid, del Congreso de los Diputados y de la Academia de Jurisprudencia y Legislación, en el que se ofrece en torno -según señala- a 1.000.000 de señas de las personas que integran la instituciones de las Administraciones Públicas (Casa Real y sus empleados, Cortes, ministerios, cuerpo diplomático, etc.) y de cualesquiera que tuviera un oficio o profesión (abogados, arquitectos, notarios, médicos, marmolistas, boteros, libreros, impresores, fotógrafos, carpinteros, etc.) o fuera propietario de un comercio, industria o fábrica, o ejerciera un servicio público, tanto de Madrid y resto de provincias, como de las posesiones españolas de Ultramar y de los Estados hispano-americanos.
     Estructurado por provincias, partidos judiciales y localidades (en el caso de España, comienza por Madrid, y ofrece el listado por calles), colonias o estados, al comienzo de cada epígrafe ofrece una breve información general (número de habitantes, listado de sus parlamentarios, etc.). También da cuenta de centros culturales, casinos, periódicos o colegios.


     Es una publicación al estilo de otras que se publican en Europa y, según su editor, sigue el mismo plan del francés Annuaire-almanach, de Diderot-Bottin. Llega a superar las dos mil páginas, incluye al principio un calendario y ofrece diversos índices alfabéticos por nombre de personas y de lugares (nomenclátor) y por profesiones, además del de los numerosos anunciantes (profesionales, industrias, comercios), cuya publicidad va inserta al final de cada volumen y está acompañada, en muchas ocasiones, de grabados de productos, maquinaria, objetos de consumo o de edificios de las empresas y fábricas. También da información de las tarifas arancelarias aduaneras o las de los transportes.
     Para su confección cuenta con corresponsales en las capitales de provincia y en los diferentes países, y el editor compila también los extensísimos datos que le llegan por otras fuentes, como son las consulares, las de las autoridades de las propias Administraciones (secretarios de ayuntamientos) y los que les remiten los propios profesionales, comerciantes e industriales. A partir de 1881, la publicación pierde la palabra "almanaque" y sigue publicándose hasta 1911, bajo la cabecera Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración.


     Pues bien, en su página 3402, encontramos a cuatro columnas la referencia dedicada a nuestro pueblo, dentro del capítulo dedicado a Sevilla y su provincia, entre los pueblos, ayuntamientos y agregados del partido judicial de Sevilla, concretamente en la primera columna (parte inferior) y segunda columna (superior y media), que pasamos a transcribir literalmente, completando entre corchetes la explicación de las abreviaturas:


    BURGUILLOS. - V. [Villa] con Ay. [Ayuntamiento] de 678 h. [habitantes], sit. [situada] á 20 k. [kilómetros] de Sevilla. - Produce cereales, aceite y naranjas, y se crían ganados de todas clases. - Ct. á la capital.- La est. más próxima Brenes, á 7 k.- L. (40). F. m. el primer domingo de octubre. - L.- (40).
Alcalde. - Pérez (Francisco).
Secretario. - Clausell (Rudesindo).
Juez municipal. - Fernández (José).
Fiscal. - Pérez (Francisco).
Secretario. - Abato (Francisco).
Párroco. - Tinoco (Antonio).
Instrucción pública. - Profesor, Franco Barrera (José). - Profesora, Ramírez (Josefa).
Aceite de oliva (Cosecheros de).- Blanca (José).- Medina (José).- Pérez (Francisco).- Ternero (Enrique).- Vázquez (Manuel).
Aceite de oliva (Molinos de). - Blanca (José).- Medina (José).- Ternero (Enrique).
Carros de transporte.- Delgado (Juan). 
Casinos.- García (José). - Macedo (Manuel)
Cereales (Tratantes en). - Benjumea (Miguel).- Fernández (Manuel).- Giráldez (Ventura).- Olmedo (Aurelio).- Pérez (Manuel).
Ganaderos.- Abad (Antonio). - Brenes (Antonio).- González (Manuel).- Martín (María).- Olmedo (Aurelio).- Vázquez (Ignacio). - Vázquez (Joaquín).- Vázquez Armero (Manuel).- Vázquez Rodríguez (Manuel).
Ganados (tratantes en). - Gadea (Antonio).- Martín (Manuel).- Rodríguez (Antonio).- Rosa (Joaquín).- Rosa (José).
Huéspedes (Casa de). - Fernández (Manuel).
Médico. - Rodríguez (José).
Naranjos (Cosecheros y exportadores de). - Abad (Antonio).- Cuesta (José).- Fernández (Manuel).- Gómez (Manuel).- Olmedo (Aurelio).- Pérez (Francisco).- Pérez (Manuel).- Sánchez (Jerónimo).
Parador y mesón. - Pinto (F.).
Principales contribuyentes. - Vázquez (Joaquín).- Vázquez (Manuel).
Tejidos. - Olmedo (Aurelio).
Vinos (Cosecheros de). - Benjumea (Miguel).- Isidro (Vicente).

   En este año de 1908, El Anuario es prácticamente igual con respecto al anterior conservado, de 1906, y además un rato revelador... sigue apareciendo el primer domingo de octubre como la fiesta mayor de Burguillos (por supuesto en honor a la Virgen del Rosario).